
Número 108 de diciembre de 2012
Notas del mes
Por Pilar Aguilar
La red global de control corporativo
Por José A. Estévez Araújo
Por Albert Recio Andreu
Por Carme Borrell, Èlia Díez, Joana Morrisson y Lluís Camprubí
Por Juan-Ramón Capella
Por Joan Busca
Por El Lobo Feroz
La inmersión lingüística en Cataluña y los derechos de los ciudadanos
Por Anna Camps
Por Antoni Montserrat
El futuro del ‘file sharing’ a corto plazo
Por Joan Ramos Toledano
Ensayo
El estancamiento global y China
John Bellamy Foster y Robert W. McChesney
La minería y la lógica de producción destructiva en la Amazonia brasileña
Raimundo Gomes da Cruz y María Orlanda Pinassi
El extremista discreto
Guillem Martínez
...Y la lírica
Bertolt Brecht
La Biblioteca de Babel
Joseph E. Stiglitz
Cambiar de economía / Qué hacemos frente a la crisis ecológica
Los Economistas aterrados / J. Riechmann, L. González Reyes, Y. Herrero y C. Madorrán
Inventario de la casa de campo
Piero Calamandrei
José Antonio Fortuny
En la pantalla
Manos arriba, esto es un contrato
Alfredo y Alfonso Infantes Delgado
De otras fuentes
Jesús Gómez Gutiérrez
Antonio Turiel
Enric González
Spinoza y la necesidad de lo colectivo
Manuel Fernández-Cuesta
El ataque alemán desahucia a España
Manuel Ballbé y Yaiza Cabedo
Documentos
Discurso en defensa de la federación republicana (1869)
Francisco Pi y Margall
Foro de webs
Meridiano de género: 1
La ficción audiovisual y la violencia contra las mujeres
Pilar Aguilar
La redacción de mientras tanto tiene el placer de inaugurar “Meridiano de género”, un espacio de reflexión coordinado por Alicia H. Puleo, profesora de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Valladolid y teórica ecofeminista que forma parte del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid. Desde este “meridiano”, miraremos el mundo a partir de la hermenéutica de la sospecha feminista que se pregunta por los condicionamientos de género que nos troquelan a todos y todas y, por ello, justamente, es tan importante descubrir.
***
Ni en las escuelas, ni en las leyes, ni en las familias se afirma ya de manera palmaria que los hombres sean más que las mujeres (más importantes, más esenciales y más valiosos). Ahora bien, en vista del gran número de mujeres que son violentadas y maltratadas de diversos modos hasta llegar al asesinato y en vista de que, como demuestran numerosos estudios [1], el machismo está en la base del maltrato y de la violencia contra las mujeres, forzoso es reconocer que la ideología patriarcal es un constructo que permanece anidado en el imaginario social, en los mapas afectivos y sentimentales de mucha gente. Cabe, entonces, preguntarse cómo se trasmite y se interioriza. Los caminos son variados pero he de reconocer —y tal constatación apena a una amante del cine como yo— que la ficción audiovisual constituye una poderosa vía de educación emocional en el machismo.
La anulación simbólica de las mujeres
Pese a los avances que hemos conseguido, el relato de ficción audiovisual sigue centrando, de forma obstinada, el protagonismo en los varones. Tal opción no es inocua. En efecto: el protagonista es el que encarna el significado que el relato propone. Es el eje en torno al cual giran los demás personajes y los acontecimientos. Es el ser que articula el sentido de la historia.
El acaparamiento del protagonismo por parte de los varones nos predica que ellos son la parte importante de la humanidad, los seres dignos de encarnar las propuestas significativas, los valores, las normas, la coherencia, las expectativas, las aventuras físicas y simbólicas que socialmente todos y todas compartimos. ¿Qué papel construye el relato audiovisual para los personajes femeninos? Ser las compañeras, o las ayudantes, o el descanso erótico-sexual, o la perdición, o un obstáculo que se interpone entre los personajes masculinos y su destino.
Ese mundo ficcional tan tendenciosamente viril conforma, sin embargo, nuestro ocio, nuestros modelos vitales, nuestro imaginario, nuestra interpretación de la realidad. Es una educación emocional altamente peligrosa pues nos dice que el significado y la trascendencia de los personajes femeninos dependen de la relación que tengan con los varones. Construye a las mujeres como seres-para-otro, seres subalternos, de segunda clase, fundados en exigencias narrativas ajenas. Seres que, por lo tanto, carecen de sentido por sí mismos y solo significan y existen en relación con otro. Tal mensaje está en la base de una primera y brutal violencia simbólica que es sustento de todas las demás pues, como bien señala Françoise Collin, “Cuando el relato de una vida sólo puede narrarse desde la perspectiva de las otras, el yo es una víctima sufriente que ha perdido el control sobre su propia existencia” [2].
Entre el silencio y la contemplación morbosa
Otros muchos aspectos coadyuvan al maltrato hacia las mujeres que la ficción audiovisual ejerce y promueve. Analizarlos, siquiera someramente, es del todo imposible en estas pocas páginas. Traté el tema con mayor detenimiento en trabajos anteriores [3]. A ellos remito para quienes deseen profundizar algo más. Me limitaré aquí a apuntar algunas observaciones.
En primer lugar, cabe destacar que, a pesar del grave y extendido problema social que constituye la violencia contra las mujeres, muy pocas películas tratan este asunto. Un film como Te doy mis ojos (Icíar Bollaín, 2003) sigue siendo una rara avis. Ahora bien, no representar un tema es ya, de por sí, una forma de invisibilizarlo y menospreciarlo.
En segundo lugar (y lo que es casi peor): cuando se muestran acciones, palabras, hechos que objetivamente pueden calificarse como violencia machista, rara vez la instancia narradora construye una mirada de reprobación o de rechazo. La representación, por el contrario, muestra e ilustra los hechos como divertidos, justificados, intrascendentes, inexistentes, patrañas que las mujeres cuentan para vengarse de los pobres varones o para apoderarse cual parásitos de los bienes que ellos han ganado con esfuerzo.
Así, en el último análisis de contenido que realicé sobre cine español, comprobé que, en un 75% de las películas dirigidas por varones, ese era el modo en el que se filmaba y se mostraba la violencia contra las mujeres: como asunto ameno, o trivial, o provocado por la mujer y/o, en el fondo, querido por ésta. Es un dato que debería llamar nuestra atención.
Aclaremos que analicé las 42 películas españolas que tuvieron más público de las producidas entre los años 2000 y 2006. Concretamente, las 27 más vistas de las dirigidas por varones y las 13 más vistas de las dirigidas por mujeres. Cabe destacar que, por el contrario, las realizadoras, siempre que mostraban violencia contra las mujeres, la representan con rechazo.
Esta modalidad de minimizar y/o “amenizar” el asunto se encuentra, ante todo, en comedias y melodramas. Los géneros de acción, policíaco, de terror (grosso modo y por resumir gráficamente: cine estadunidense de “buenos y malos”) lo representan de otro modo: no quitándole hierro, sino recreándose en él. El que maltrata, viola, tortura, etc. a una mujer es un “malo”, eso queda claro. Pero, una vez que se han cubierto las espaldas (las espaldas morales, se entiende) con una aparente condena, muestran las agresiones a las mujeres con gran vistosidad y regodeo. Instalan al espectador y a la espectadora en el voyeurismo contemplativo de la violencia, del sufrimiento y la impotencia de la víctima. Y digo víctima porque rara vez un personaje femenino alcanza el estatus de oponente activo. Su salvación, si ha lugar, no dependerá de su propia iniciativa, valentía, heroicidad, etc., sino de las de otro personaje. Un caso emblemático que ilustra lo que digo es Copycat, (Jon Amiel en 1995) aunque otras muchas películas de psicópatas o episodios de series televisivas como, por ejemplo CSI: El acosador siguen ese esquema representativo.
Aclaremos que los personajes masculinos también pueden sufrir y ser torturados, pero no se construyen como simples mártires, sino como seres ser activos y heroicos. Sabemos que, antes o después, lograrán triunfar gracias a la astucia, la fuerza, la habilidad, el valor. Su sufrimiento es trascendente y merece nuestra gratitud pues es el precio que pagan por “salvarnos de los malos”.
Otras modalidades de maltrato
1. El relato como maquinaria de castigo
Frecuentemente, y apelando a los más diversos pretextos y subterfugios, el relato castiga a las mujeres. Así, en Los pájaros (Hitchcock 1963), se destroza con gran saña a la protagonista. Ésta, en la primera escena de la película, aparece alegre, segura de sí misma, independiente, autónoma, moviéndose con libertad y sabiendo a dónde va, dueña de sus actos, luciendo un perfecto moño del que no escapa ni un solo pelo, con un traje-coraza de alta costura, controlando tanto más sus movimientos cuanto que camina firme sobre tacones de aguja. Pero, como comenté en otro lugar [4], “Si pasamos a la última escena, el contraste impresiona: ella surge de la oscuridad, llevada casi en volandas porque sola ni se sostiene, hecha un guiñapo, sin coraza, sin corona, sin capacidad de decisión ni tan siquiera de movimientos, idiotizada, infantilizada, destruida. Luego, es encajonada en un espacio agobiante que, no por ser reducido, controla. Esa mujer ha sido totalmente sometida e integrada en la ley patriarcal. Ya ha llegado donde iba. Ya está debidamente enmarcada en la estructura androcéntrica del esposo, madre del esposo —en quien él puede delegar las llaves simbólicas [5]— y niña, como elemento de doble uso: que sirve, por una parte, para activar y actualizar la función maternal —que tanto juego da y tanto ata— y, por otra, la niña es la posible trasmisora del mal, la que lo transporta en germen consigo, la que pregunta con aparente ingenuidad: ‘¿Puedo llevarme los periquitos?’. No en vano todas somos hijas de Eva y herederas de Pandora”.
2. Subterfugios
A menudo, los films muestran mujeres vejadas, maltratadas, humilladas e incluso asesinadas que, lejos de defenderse o quejarse, parecen encantadas con lo que les ocurre. El masoquismo femenino es, por supuesto, “un clásico”. Pero pensemos estas frases de Jutta Brückner: “En el seno del imaginario se realizan experiencias que no quieren o no pueden hacerse realidad porque conducen a zonas que son el límite mismo de toda experiencia. La imaginación calma los deseos fantásticos, no los deseos reales. Cuando las mujeres soñaban (y sueñan) con sujeción sexual no es por deseo, por ejemplo, de ser violada en el sucio pasillo de una casa sino por deseo de verse totalmente sumergida y perdida en sus propios deseos” (Brückner 1982b: 122) [6].
Y veamos lo que ocurre en Belle de jour (Buñuel, 1967). La protagonista tiene fantasías masoquistas. Podría representarlas y escenificarlas pidiendo a su marido la incorporación de rituales sádicos en su relación sexual, o buscando a un joven atractivo y complaciente para que “la maltrate” en un guión controlado por ella misma. Pero no, lo que hace es poner su cuerpo a disposición de los “clientes” de un prostíbulo para que ellos la humillen, la desprecien, la usen como les apetezca.
En este film, sin embargo, como señalé en otro lugar [7], el “cliente” masoquista —eminente profesor de universidad— que también gusta de ser humillado y castigado “sí distingue perfectamente entre deseos imaginarios y plasmación de esos deseos. No deja, pues, su cátedra y se pone a servir a una marquesa tiránica que lo humille y maltrate realmente. En la realización de su fantasía sadomasoquista, él no dimite de su poder. Al contrario: elige pareja, vestuario, guión, tiempo y modos. Es decir, el cliente no quiere la realidad, quiere la fantasía, quiere una puesta en escena masoquista en la que él lleve las riendas. Quiere una representación de la que él sea el director”.
El placer masoquista que se les atribuye a las mujeres también se muestra, a menudo, cuando se representan violaciones y, sobre todo, la prostitución. La mayoría de las películas dirigidas por varones [8] que muestran mujeres prostituidas, no construyen una representación de rechazo. Ocultan, por supuesto, la miseria y la trata (que es lo que sustenta el 99% de los casos de mujeres prostituidas en Occidente), o el pasado traumático (que es lo que hay detrás de un 0,99% restante). Muy al contrario, las prostitutas suelen ser vocacionales y sentirse felices [9].
3. El amor como pretexto de sumisión
Un excelente y muy utilizado subterfugio para que las mujeres sufran y se muestren dispuestas —cuando no encantadas— con ello es el amor. Bajo todas sus formas pero preferentemente amor romántico y amor de madre.
Tomemos, por ejemplo, el caso de Rompiendo las olas (Lars von Trier, 1995). So pretexto de que la protagonista ama a su esposo, la película hace una apología del maltrato y la violencia de género. Así, al sufrir el accidente, él le pide a ella que haga el amor con otros hombres, pues sostiene que tal cosa le ayudará a sanar (¿?). “Hacer el amor” no significa que ella tenga que sentir amor, ni deseo, ni, por supuesto, placer. Significa que ha de poner su cuerpo al servicio de cualquier varón y soportar que éste le haga lo que le plazca, incluso que la torture. De hecho, cuanto más sufrimiento, más amor. Suprema lección de “generosidad” que terminará con la muerte de ella y, a cambio, con la sanación del ser amado. ¡Oh, maravillosa recompensa!
Otro ejemplo memorable es Crepúsculo (C. Hardwiche, 2008). Analizado fríamente, el planteamiento de la película eriza la piel. Cuando él le confiesa que es un asesino depredador que ya ha matado, ella dice: “No me importa”. Cuando él insiste en que también la quiere matar a ella y que nunca ha deseado tanto la sangre de un humano, ella responde: “Confío en ti”. Por amor, la protagonista está dispuesta a hacer cualquier cosa. No en vano la primera frase del film es: “Nunca me había planteado la forma de morir, pero morir por amor me parece una buena manera de hacerlo”. Pasma la naturalidad con la que se liga amor y muerte. El colofón es la escena final, en el baile. La chica, tiene una pierna rota (¿nueva versión “mujer con la pata quebrada y en casa”?). Así, cuando él le propone que bailen, lo que hace es subirla encima de sus propios zapatos. Es, pues, él quien baila por los dos. Ella es llevada, pues ya no tiene movilidad propia. La escena representa simbólicamente la aceptación de las mujeres para que un hombre las “haga suyas” y las lleve por donde han de ir.
En el apartado “madres” también muchas y diversas películas proponen el sufrimiento de las mujeres e incluso a la muerte como muestra de amor. Así lo hace Bailar en la oscuridad (Lars Von Triers, 2000). Lo hace también —aunque en tono menos dramático— Cándida (Guillermo Fesser, 2006). Ambos films son una loa a las mujeres que aceptan sacrificarse por amor (materno en este caso).
Para darse cuenta de ello, basta con pensar en una película que retratara la vida de un protagonista masculino tan salvajemente explotado como lo es Cándida. Casi con toda certeza nos presentaría la rebelión (o, al menos, el intento de rebelión) del sujeto sometido. Sería extremadamente inusual que la víctima no se liberara o tratara de liberarse. Cándida, por el contrario, no sólo no se rebela sino que, pudiendo escapar, elige volver a su martirio. Vuelve para cuidar a “sus polluelos” —palabra que, aplicada a personas totalmente adultas y explotadoras, resulta una incongruencia total—.
4. Un ejemplo indignante
Quiero terminar comentando siquiera brevemente Carmen (V. Aranda, 2003) que es un canto apoteósico al asesinato de mujeres. Invito a l@s lectores y lectoras a que la vean y observen la puesta en escena, el decorado, la actuación de los actores, el vestuario, etc., de la secuencia en la que Don Jose mata a Carmen. Fíjense en los planos que contraponen “la Virgen y la puta”. Vean los contraplanos de él, víctima suplicante ante esa mala mujer, a la que, sin embargo, le ofrece todo lo que tiene y, por supuesto, su perdón. Frente a un sufrimiento tan sobrecogedor, ella, con gestualidad convulsiva, incongruente e histérica, se pasea —y se ofrece ante los espectadores— desnuda (el mantón solo es el toque “racial español”).
Tampoco se asusta cuando él saca la navaja. Al contrario. Se le acerca, se coloca la faca en su propio pecho, le pide que la mate y se lanza a besarlo con pasión. Es más, al hincarle él la hoja (con sonido incorporado para añadir un punto de regusto sádico), Carmen muestra una expresión de placer orgásmico. La escena acaba con un movimiento envolvente de cámara mientras ella cae “estéticamente” a los pies de don José. La orquesta sinfónica acompaña sin retención alguna tan bello suceso en un apoteósico plano cenital…
Nótese que, en comparación con la novela de Merimée (escrita hace 160 años), esta versión es mucho más reaccionaria. Con ello no quiero decir que la novela sea feminista, ni mucho menos. Describe una sociedad patriarcal donde las mujeres, a lo sumo, llegan a reconocer su deseo, aunque aún no se atreven a considerarlo legítimo.
La ópera Carmen (1876) hace una propuesta mucho más avanzada. En ella, Carmen no sólo reconoce su deseo sino que lo reivindica. Afirma explícitamente: “Carmen, libre nació y libre morirá”. Tanto el personaje de la novela como el de la ópera saben, sin embargo, que los varones siguen teniendo todo el poder, incluido el de matarlas. Saben, pues, que serán asesinadas, pero no disfrutan con ello. No piden morir, ni se lanzan a besar apasionadamente a su asesino.
Ser individuo no es un asunto individual
Hemos luchado mucho para hacer que lo personal se considere político. Gracias a esas luchas, al revés de lo que ocurría hace siglo y medio, la violencia contra las mujeres está explícitamente condenada por las leyes en el mundo occidental. Las propuestas narrativas que se nos hacen continúan, sin embargo, y de forma masiva, justificando por los más diversos caminos estos maltratos, atropellos y asesinatos: nos niegan el papel de sujetos, insisten en que a las mujeres “les va la marcha” y predican que el amor todo lo bendice, incluido el asesinato.
Como acertadamente señala Amelia Valcárcel, “Ser individuo no es asunto individual”. Necesitamos, por lo tanto, representaciones audiovisuales que concedan protagonismo a las mujeres, que valoren sus experiencias, que no resuman sus vidas en la historia de amor, que no consideren que su destino es ser-para-otro. Desde luego ya hay films —aunque sean minoría— que lo hacen. Así ocurre casi siempre en los dirigidos por mujeres y, por ello, es necesario promover y apoyar desde todos los ángulos el trabajo de las directoras. Necesitamos miradas nuevas que nos ayuden a construir un mundo más equilibrado, más justo, más sano para todos los seres humanos y, por supuesto, para las mujeres.
Notas
—, “La violencia de género: de cuestión privada a problema social”, en Revista de Intervención Psicosocial, vol. 9, 2000, n.º 1.
[2] Collin, F. "Por una ética de los limites" en Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política, n.º 6, monográfico, noviembre, CSIC, 1992.
[3] Aguilar, Pilar: “El cine, una mirada cómplice en la violencia contra las mujeres” en Ángeles de la Concha (coord.), El sustrato cultural de la violencia de género, Madrid, Síntesis, 2010, pp. 241-276; “La violencia contra las mujeres en el relato mediático”, en Claves de la Razón Práctica, n.º 126, 2002, pp. 75-78; “La violencia sexual contra las mujeres en el relato audiovisual”, en Pedro Sangro y Juan F. Plaza (eds.), La representación de las mujeres en el cine y la televisión contemporáneos, Barcelona, Laertes, 2010, pp. 141-158
[4] “El cine, una mirada cómplice en la violencia contra las mujeres”, op. cit.
[5] Numerosas películas muestran (con mayor o menor distanciamiento crítico y con diversas focalizaciones) este temible tipo de mujeres depositarias reales y/o simbólicas de las llaves patriarcales: Rebeca (Hitchcock, 1940), Encadenados (Hitchcock, 1946), Al rojo vivo (Raoul Walsk, 1949), Inch'allah dimanche (Yasmina Benguigui, 2002), etc.
[6] La traducción es mía.
[7] “El cine, una mirada cómplice en la violencia contra las mujeres”, op. cit.
[8] Algo muy distinto ocurre con los films dirigidos por mujeres. Así, los cortos Miente (Isabel de Ocampo, 2009) y Escúchame (Mabel Lozano, 2011) o el largo Evelyn (I. de Ocampo, 2012).
[9] Traté el tema con mayor detenimiento en Prostitución. Ataque directo a los derechos humanos, Comisión de Violencia del CELEM, Madrid, pp. 9-30.
[Pilar Aguilar es ensayista y crítica de cine. Licenciada en Ciencias Cinematográficas y Audiovisuales por la Universidad Denis Diderot de París, entre sus últimos trabajos cabe destacar “La representación de las mujeres en las películas españolas: un análisis de contenido”, en Fátima Arranz (coord.), Cine y género en España, Cátedra, 2010, y “La prostitución en el cine: una historia de agitación y propaganda”, en VV.AA., Prostitución: ataque directo a los derechos humanos, Comisión de Violencia de CELEM, 2010]
24/11/2012
La red global de control corporativo
José A. Estévez Araújo
En el mundo actual, las empresas transnacionales detentan un enorme poder. No es fácil calibrar las dimensiones del mismo. Pero, al menos, han de tenerse en cuenta los siguientes componentes:
Por un lado, con la globalización se ha producido un aumento del tamaño de las empresas. En la lista de las 200 mayores economías del mundo encontramos alternándose, tanto empresas como estados. Por tanto, hay empresas que tienen un volumen de negocios superior al PIB de muchos estados. No estamos hablando de estados pequeños o de países del Sur. Wal-Mart tiene un volumen de negocios superior al producto interior bruto de Austria o Suecia y Exxon Mobil es más poderosa económicamente que Turquía.
Las empresas transnacionales han tenido que aumentar de tamaño para competir en un mercado global. El incremento de sus dimensiones se ha llevado a cabo mediante la adquisición de otras empresas o mediante las fusiones entre dos o más firmas. La compra de empresas privatizadas ha sido otro de los mecanismos por medio de los cuales las empresas han incrementado su tamaño.
Con la mundialización de la producción se han generalizado, además, las llamadas "cadenas globales de valor". Se trata de redes transnacionales de factorías y empresas dirigidas a la fabricación de un único producto o gama de productos. Las cadenas globales de valor suelen estar integradas por multiplicidad de empresas, muchas de ellas subcontratistas de una gran transnacional. Para calibrar el poder económico actual de las grandes transnacionales no es suficiente con analizar su volumen particular de negocios, sino que es necesario tener en cuenta también la dimensión de las cadenas globales de valor que controlan.
Aparte de su poder económico, las empresas transnacionales tienen un ingente poder político en el mundo de la globalización. Este poder lo ejercen mediante los acuerdos estratégicos que adoptan en el seno de sus asociaciones y también por medio de los mecanismos de presión e influencia sobre los poderes políticos. Los lobbies empresariales juegan un papel determinante tanto en la política estadounidense como en las decisiones de la Unión Europea. El fenómeno de las llamadas "puertas giratorias" permite el trasvase de directivos entre las empresas privadas y las administraciones estatales. Este fenómeno es especialmente intenso en el sector financiero. Las empresas también ejercen una poderosa influencia por medio de la financiación de las campañas de los partidos políticos.
Todo ese inmenso poder está relativamente poco estudiado y nada controlado. El Centro de Empresas Transnacionales de Naciones Unidas, que hubiera podido hacer un seguimiento sistemático de la actividad de las corporaciones fue cerrado a mediados de los años noventa por presión de éstas. Sin embargo, tres miembros del Instituto Federal Suizo de Investigacion Tecnológica han publicado un estudio sobre la “Red del control corporativo global” que analiza un aspecto esencial del poder de las transnacionales que no había sido estudiado rigurosamente hasta ahora. Dicho trabajo puede verse en: http://www.plosone.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.0025995
El estudio pretende determinar cómo está distribuido el poder de control sobre las corporaciones a partir del análisis de las participaciones accionariales que unas corporaciones tienen sobre otras. Se trata del primer estudio que se publica sobre las redes empresariales a nivel global. En total, se analizan 43.060 transnacionales y 1.006.987 participaciones accionariales de unas corporaciones en otras. Mediante la metodología de la arquitectura de redes y un impresionante aparato matemático, el estudio hace un análisis topológico que nos muestra la estructura de la red corporativa mundial.
El artículo está basado en la investigación realizada para la elaboración de una tesis doctoral titulada “Ownership Networks and Corporate Control: Mapping Economic Power in a Globalized World”, presentada por James B. Glattfelder. De acuerdo con las conclusiones de dicha tesis, el núcleo central de la red de control corporativo mundial tiene una estructura de "corbata de pajarita". En la tesis se incluye un gráfico que constituye una representación de esta estructura.
En el gráfico puede verse que el conjunto de empresas situadas en la corbata de pajarita acumulan casi el 80% del control del poder corporativo mundial. Estamos hablando de 737 compañías. Más aún, en el nudo de la corbata podemos encontrar una "súper entidad" de 147 empresas que controlan el 38,4% del poder corporativo. El 75% de la propiedad de estas corporaciones está en manos de otras corporaciones de la súper entidad, por lo que sus intereses se encuentran fuertemente entrelazados. Y tres cuartas partes de las empresas de la súper entidad son intermediarios financieros. Las corporaciones europeas y las estadounidenses están vinculadas precisamente a través de estos intermediarios financieros. Unas pocas entidades financieras ejercen, pues, un poder decisivo sobre el conjunto de la red corporativa mundial.
En el trabajo se incluye también una lista de las 50 empresas con un grado mayor de control corporativo. De ellas, 48 están en la pajarita y 35 en el nudo de la pajarita. 45 de las 50 son empresas financieras. Estas 50 empresas concentran en sus manos el 39,78% del control de la red corporativa global. La lista la encabeza Barclays, un banco que fue sancionado este año por manipular el Euribor. También encontramos en ella a Goldman Sachs, una empresa implicada en la estafa de las hipotecas basura.
Tras esta superentidad encontramos a un auténtico club internacional de superricos con intereses comunes y que probablemente se conocen personalmente todos entre sí. Muchos de los problemas que afectan hoy al mundo pueden ser el resultado de decisiones adoptadas por ellos durante sus partidas de golf. La cuantificación que calibra con precisión el poder concentrado en manos de esta clase capitalista transnacional permite entender por qué siguen existiendo los paraísos fiscales, por qué no se ha logrado regular los mercados financieros, por qué las agencias de rating siguen campando a sus anchas o por qué no se ha logrado establecer la tasa Tobin. El poder de esta súper entidad es tan grande y está tan concentrado que ningún poder político parece capaz de hacerle frente.
26/11/2012
Cuaderno de depresión: 15
Albert Recio Andreu
¿El fin de las clases medias?
I
Uno de los temas que más preocupa en muchos medios y sectores sociales es el que la crisis está provocando la desaparición de las clases medias. Analizar cómo afecta el desarrollo económico a la configuración de las clases sociales ha sido siempre una preocupación del pensamiento transformador. Un elemento esencial para elaborar un proyecto político realista. Lo que sigue son unos apuntes apresurados sobre los cambios en curso.
El concepto de clase media es bastante confuso y cada cual lo interpreta como quiere. En los viejos análisis de clase, la media se asociaba a los sectores de pequeños propietarios, pequeños capitalistas, autónomos —básicamente una clase media no asalariada, como mucho inlcuyendo un pequeño segmento de asalariados con un particular estatus social: funcionarios públicos, cuadros medios de las empresas etc.—.
El capitalismo keynesiano y el posterior neoliberal han provocado una sustancial transformación de la estructura social que ha dejado bastante descolocados los viejos esquemas del marxismo clásico. Las capas medias no asalariadas han tendido a desaparecer a medida que la concentración de capital, la industrialización de la agricultura y la transformación del comercio han reducido el peso de los no asalariados en la estructura social. La inmensa mayoría de la población es hoy asalariada, pero dentro de ésta se ha desarrollado una enorme segmentación y diferenciación social, asociada a los cambios en la organización empresarial, al sector público y al desarrollo tecnológico. Un desarrollo que ha generado un amplio segmento de empleos en los que se requiere un nivel elevado de educación formal y que suelen estar asociados a niveles salariales relativamente altos, cierto prestigio social, una idea de carrera profesional y mayor estabilidad en el empleo, en relación a los empleos comunes, “manuales” (todos los empleos suelen requerir implicación mental y física), de la industria y los servicios. El primer grupo es el que forma lo que podríamos llamar el bloque de las capas medias asalariadas, diferenciado en muchos aspectos de la clase obrera tradicional. Aunque en muchos casos se confunde clase media no sólo con este segmento de asalariados sino con el conjunto de los que han podido alcanzar ciertas cotas de consumismo gracias a un cierto nivel de ingresos y de estabilidad. En los años buenos, esto también estaba al alcance de una parte de la clase obrera tradicional, especialmente la de las grandes industrias o la élite de la construcción.
Como los niveles de gasto dependen más de la estructura familiar que de los ingresos individuales, esta extensión del consumismo y la seguridad económica se extendía incluso a asalariados, especialmente mujeres, con bajos salarios y empleos cortos, a condición de que formaran parte de familias con algún miembro en el sector estable. Al final, más que una sociedad con sectores muy definidos, lo que ha caracterizado nuestra estructura social es una enorme diversificación de condiciones laborales y de ingresos, una estratificación cuyo elemento dominante es la posición laboral de cada cual mitigada o reforzada por su posición familiar, lo que de forma simplista podríamos resumir en una clase media asalariada básicamente formada por personas con altos niveles educativos y/o formando parte de los niveles superiores de las estructuras empresariales, y una clase obrera (mayoritariamente masculina) con un segmento de empleo estable y otro segmento ligado a empleos precarios.
El aspecto del nivel educativo siempre me ha parecido crucial no sólo porque presenta una evidente correlación con la posición laboral, sino sobre todo porque tiene una influencia importante en la configuración de actitudes, valores, percepciones sociales. Al fin y al cabo, la educación es un proceso que ocurre en las etapas iniciales de la vida. Los que superan las distintas barreras educativas tienden a autoconvencerse de su mérito y capacidad. Su formación les orienta hacia una visión de la vida en la que predominan ideas como la vocación —a menudo se confunde trabajo asalariado con realización personal—, la carrera competitiva, o el predominio de la acción individual. Los demás llegan a la vida laboral con un fracaso inicial y, excepto en aquellos países y contextos en los que se ha desarrollado un sistema de formación y reconocimiento profesional, se ven de por vida condenados a un trabajo poco reconocido que sólo quieren hacer quienes no tienen otra opción. Por ello el comportamiento de las clases medias asalariadas ha tendido a ser bastante diferente en términos de acción social. Basta con ver su comportamiento en los conflictos laborales o la distribución del voto por barrios o pueblos para captar la existencia de un comportamiento claramente diferenciado (y no estoy sugiriendo que la clase media sea esencialmente reaccionaria y la clase obrera esencialmente de izquierdas, sino que pueden verse diferencias en su forma de ser de izquierdas o de derechas: por ejemplo en Francia los reductos de clase obrera tradicional votan más al PCF y al Frente Nacional que allí donde predominan las clases medias asalariadas).
II
Las dos crisis anteriores del período neoliberal (las de 1980-1985 y la de 1991-1994) habían golpeado especialmente al segmento superior de la clase obrera por la vía del cierre de fábricas y las deslocalizaciones. Las clases medias asalariadas vivieron estas crisis como una cuestión ajena. En nuestro país una cuestión esencial para ello fue el desarrollo de un amplio volumen de empleo público y semipúblico (educación, sanidad, administración pública...) que ha sido el principal generador de oportunidades para estos sectores, especialmente para la consolidación de un amplio espacio de empleo femenino educado. También la expansión de las estructuras burocráticas de las empresas, el crecimiento de actividades intermediarias —finanzas, seguros, asesorías diversas...— e incluso el hecho de que, allí donde se producían ajustes, éstos solían tomar la forma de prejubilaciones relativamente generosas que retiraban de la vida laboral asalariada a gente que en otras condiciones hubiera pasado a integrar las filas de la pobreza. La emigración del empleo industrial y la precarización de las condiciones laborales en los servicios podía incluso mejorar la situación vital de los asalariados del nivel superior al permitirles acceder a bienes y servicios abaratados por el inicio del hundimiento de los derechos de los segmentos tradicionales de clase obrera. Al fin y al cabo, el neoliberalismo se ha mantenido con un consenso social suficientemente amplio, manteniendo formas políticas democráticas que exigen un cierto consenso social.
Lo que cambia en la crisis actual es que por primera vez en la historia también llega a los segmentos de clase media asalariada. En ello tienen mucho que ver las politicas de ajuste del sector público. O los últimos coletazos de la reestructuración del sector financiero (y de otros sectores empresariales) en condiciones completamente diferentes de las anteriores. Especialmente la gente jóven percibe que el cambio en las reglas del juego está rompiendo sus posibilidades de carrera, su proyecto individual. En cierto modo están experimentando que su condición de asalariados se parece mucho más de lo que pensaban a la del resto de asalariados. Y que en conjunto padecen un tipo de problemas parecidos. Por primera vez en la historia los distintos segmentos de asalariados están confrontados a un mismo tipo de ofensiva global y se enfrentan a una misma versión descarnada de la estructura profunda de la lógica capitalista.
III
El que los problemas de inseguridad económica extrema, depreciación laboral, empobrecimiento, etc., afecten a todos por igual abre la oportunidad de desarrollar una nueva perspectiva social igualitaria. Pero ésta no está garantizada de antemano. No es seguro que la reacción dominante de los devaluados asalariados “cultos” vaya a consistir en implicarse en un proyecto social colectivo. En su formación personal muchos y muchas arrastran demasiado individualismo, autoestima, sentido de superioridad moral e ilusión en sus propias posibilidades como para pensar que está garantizada una respuesta progresista. En bastantes jóvenes la respuesta más fácil parece la de “salida” (emigrar a países donde confian que su valía tendrá posibilidades) que la de “voz”. Y no es descartable que en otros se produzca un cierre nihilista que les incapacite para la acción colectiva y les convierta en resentidos de por vida. La historia, por desgracia, muchas veces se desarrolla por el lado oscuro.
Pero existe al menos una posibilidad de transformar la “igualación a la baja” que están generando las políticas de ajuste neoliberal en la ampliación de una base social amplia que reclame un verdadero modelo social igualitario. Un modelo que genere una vida y un trabajo dignos a todo el mundo. Que clarifique qué actividades sociales son verdaderamente relevantes para el bienestar social y cuáles son accesorias. Que promueva un modelo social que garantice a todo el mundo seguridad económica básica y posibilidad de desarrollo personal. Muchas de las propuestas de ecologistas, feministas y reformadores sociales dan pistas para construir estas propuestas. Pero exigen una intensa labor cultural y social para construir un bloque capaz de generar una alternativa real a la dictadura neoliberal.
Dependencia endémica (Notas sobre los problemas estructurales de la economía española, 1)
De las grandes crisis se sale con cambios estructurales en el funcionamiento de la economía, en su regulación, en sus instituciones. El impacto desigual de las crisis en distintos territorios es en parte resultado de su distinta estructura, de su posición en la economía global. Un buen diagnóstico de la situación es básico para promover respuestas adecuadas. Lo que no siempre supone que éstas sean fáciles de aplicar ni que tengan resultados inmediatos, de igual modo que una enfermedad puede estar bien diagnosticada y en cambio desconocerse la forma de combatirla.
La economía española padece unos problemas que explican su diferencial de destrucción de empleo, la mayor gravedad de la situación. Al principio de la crisis se hicieron algunos diagnósticos acertados, quizas porque eran tan fáciles de reconocer que no se requería un gran nivel de experiencia profesional para llevarlos a cabo. Uno era el papel del sistema financiero a escala global. El otro, más local, era culpar de los males del problema al hiperdesarrollo constructivo. Los poderes financieros han conseguido aguar la insistencia en reformas profundas de su actividad, en gran medida porque han logrado endosar el problema del endeudamiento a los estados y transformar así una crisis de endeudamiento privado en políticas de ajuste público. En los últimos meses en España los problemas de la deuda exterior, la prima de riesgo y los recortes públicos han vuelto a dejar fuera de foco la cuestión primordial de la deficiente estructura productiva del país.
Peor aún, viendo las cosas que promueven las élites políticas más bien parece que confían en un nuevo boom inmobiliario para reflotar la economía. Y de ello tenemos buenos indicios. Primero fue la vergonzosa competición entre Madrid y Barcelona por atraer Eurovegas, ahora ha sido la oferta de permisos de residencia a los compradores de viviendas, y de forma contínua están las referencias de De Guindos a que el banco “malo” servirá para revigorizar el mercado inmobiliario (quizás esperando con ello que olvidemos lo que es evidente: que se trata de una nueva transferencia de fondos al sector bancario). Y es que lo inmobiliario tiene un largo recorrido en la economía española y su impulso parece mucho más fácil que el promover otras salidas.
Se olvida con ello una de las cuestiones que a mi entender es básica para explicar nuestra situación diferencial: la economía española genera sistemáticamente un deficit comercial resultado de nuestra particular estructura productiva y nuestro particular modelo de consumo. En el gráfico podemos observar que las exportaciones siempre han sido sustancialmente inferiores a las importaciones, y el diferencial sólo se ha reducido cuando el consumo interno se ha hundido (más o menos como si una persona sólo perdiera exceso de peso cuando padeciera una enfermedad grave):
Fuente: INE, Estadísticas de Comercio Exterior
Puede objetarse que en este desequilibrio no se tienen en cuenta los ingresos por servicios, especialmente los turísticos, pero aún considerando estos ingresos el resultado neto sigue siendo negativo (en 2010, un año de crisis, la contribución neta negativa del sector exterior continuaba siendo de 2,1 puntos del PIB). Ello supone que en su funcionamiento normal la economía española requiere un continuo endeudamiento frente al exterior, lo que sin duda explica una parte importante de los problemas macroeconómicos del país. Sin moderar o equilibrar esta situación la única forma de mantener el actual modelo es consiguiendo atraer un flujo de entrada de capitales permanente, algo que parece ser a medio y largo plazo poco realista, pues no contamos con un sector financiero hegemónico como el que permite hacer esto a Estados Unidos y Reino Unido.
Las razones de este desequilibrio son diversas. Una es la enorme dependencia energética y de materiales. Otra es la especialización productiva: fabricamos bienes distintos a los que consumimos (por ejemplo producimos coches pequeños y compramos coches grandes, consumimos electrónica de importación...). A esta especialización negativa se ha llegado por una serie de factores diversos: decisiones de las élites locales (priorizar la construcción y despreciar la inversión en bienes sofisticados, que comportan más esfuerzo en investigación y formación profesional), control de muchos sectores productivos por grandes multinacionales y promoción de un modelo de consumo impulsor de las importaciones. Y una tercera, y no menos importante: un euro sobrevalorado ha reducido las posibilidades de desarrollo de parte de la industria local, situación agravada por la política alemana de austeridad (básicamente caída del salario real, sobre todo en el sector servicios), que ha provocado una caída de las exportaciones del sur de Europa.
Alterar está situación exige tomar muchas medidas y hacer frente a las resistencias de los beneficiarios de la situación actual. Pero precisamente por tratarse de una cuestión de largo recorrido exige tener claras algunas de las líneas de actuación. Una, obvia es una política energética que no sólo promueva el desarrollo de energias renovables sino que reorganice la vida social (transporte, urbanismo etc.) en términos de reducción del consumo. Otra, la reorganización de actividades que promuevan circuitos más cortos de producción-consumo, por ejemplo en el sector alimentario, Otra obvia, de desarrollo tecnológico y profesional También una política de austeridad de otro tipo, orientada a reducir las importanciones de bienes de lujo y los consumos suntuarios que tienen efectos dañinos en términos sociales, ecológicos y macroeconómicos, algo que debe ir necesariamente acompañado de políticas “culturales” que lo hagan entendible y aceptable. Y cómo no, una política exterior orientada a cambiar el modelo actual de integración europea. Estos deberían ser los elementos prioritarios de las políticas anticrisis. Su no consideración, la dependencia endémica respecto a un modelo de desarrollo palpablemente insostenible, muestra que nuestros lideres políticos están en la inopia, o simplemente que nos engañan para mantener el statu quo.
* * *
¿Vuelve la estanflación? Contradicciones de la economía neoliberal
La crisis de la década de los setenta condujo a la liquidación de las políticas keynesianas y del capitalismo de pacto social. A ello dedicaron muchos esfuerzos los grandes grupos de poder económico. Uno de los frentes de batalla fue el de la economía académica y su influencia sobre el diseño de lla política económica. Un trabajo de largo alcance en el que tuvo un papel fundamental la elaboración de una nueva teoría de la inflación y el desempleo (en realidad, una reformulación de la muy vieja teoría neoclásica prekeynesiana). Los economistas keynesianos basaban parte de las recetas de intervención en un esquema de "curva de Philips" según el cual existía un cierto trade-off entre paro e inflación, Cuando el desempleo era grande, se podía reducir mediante medidas expansivas que podían generar algo de inflación. Cuando ésta se consideraba excesiva, se podía moderar mediante medidas que frenaran el empleo. Economistas neoliberales como Friedman o Phelps argumentaron que este intercambio era en realidad ficticio, puesto que existía un nivel desempleo imposible de reducir por medidas de expansión del gasto público. En ese contexto, las medidas expansivas sólo generarían inflación sin crear empleo, o sea, “estanflación”. A este nivel de paro irreductible por medidas expansivas le llamaron “tasa natural de desempleo”, posteriormente reformulada como “tasa de desempleo no aceleradora de la inflación” (habitualmente citada por su acrónimo inglés NAIRU). El nivel de esta tasa dependería, fundamentalmente, de las instituciones que impedían que el mercado laboral fuera flexible y que los salarios bajasen cuando había desempleo, desincentivando así a las empresas a contratar a más gente.
Lógicamente, para estos economistas el nivel de la NAIRU depende de factores como los mecanismos de protección al empleo, el modelo de subsidios de desempleo, el poder sindical, la existencia y cuantía del salario mínimo etc. De ahí que su receta ante el crecimiento del paro sea siempre la de promover reformas estructurales del mercado laboral, del tipo que vienen aplicándose desde hace casi treinta años en nuestro país. Lo que acabó por convencer a muchos escépticos en la bondad de esta teroría es que a mitad de los años setenta, tras el alza del precio del petróleo, se produjo una fase de estanflación. Aunque posiblemente la flauta sonó por casualidad, eso fue suficiente para ganar la voluntad de muchos economistas adiestrados en considerar que los mercados son la mejor forma de organizar la actividad económica.
Han pasado cuatro décadas. El debate teórico sobre la NAIRU ha pasado diversas vicisitudes en las que no es el momento de entrar. Pero, salvando las distancias, en el caso español estamos afrontando una cierta situación de estanflación en un contexto totalmente diferente del sugerido por los teóricos neoliberales. Es cierto que el nivel de inflación actual (del 3,5%) es realmente moderado respecto a épocas pretéritas (llegó a alcanzar el 27% en 1977) y nada comparable con el que han experimentado muchos países en desarrollo. Pero es realmente insoportable según los parámetros oficiales de la Unión Europea. De hecho, ya en plena crisis, en 2008, el Banco Central Europeo aumentó el tipo de interés (acelerando el derrumbe) alegando el peligro de inflación cuando ésta estaba por debajo de aquella cota. O sea, que de mantener esta lógica la situación actual podría provocar una nueva contracción monetaria por parte del BCE. Y lo realmente relevante es que esta “aceleración” de la inflación se produce en medio de una situación de desempleo masivo, caída de los salarios reales y aplicación de unas reformas estructurales del mercado laboral de gran calibre. No parece pues que, en este caso, el “rebrote” inflacionario pueda explicarse en absoluto por una rigidez del mercado laboral, sólo concebible en la imaginación de algún dogmático economista neoliberal.
Al analizar los factores que promueven la inflación actual se percibe alguna de sus causas básicas. Una se encuentra en las propias políticas de ajuste, en la aplicación de fuertes aumentos en el IVA y otros impuestos indirectos (así como en las tasas públicas, en la introducción del copago sanitario etc.). Quizás podemos esperar que este impulso inflacionario se moderará una vez pasado el proceso de implantación de las nuevas tasas, pero en tanto se mantengan las políticas de mercantilización de los servicios públicos cabe esperar nuevos shocks futuros de indudable contenido inflacionario. El otro gran componente es el aumento de los precios de la energía y de alguna otra materia prima industrial. Puede que en este caso se combinen dos efectos diferentes. Uno de índole local: el carácter oligopolístico de las empresas energéticas locales, reforzado por las políticas privatizadoras y liberalizadoras de los últimos años. El otro más estructural: el impacto a escala planetaria de unos recursos limitados (o en declive según algunos estudiosos del pico del petróleo) frente a una demanda que sigue en crecimiento o que es muy inflexible a la baja. Se trata en este caso de un problema de largo recorrido y para el que la economía dominante no tiene otras respuestas que la confianza ciega en que el mercado promoverá la aparición de soluciones tecnológicas, o la esperanza de que los precios acabarán por reducir la demanda excesiva (lo que supone despreciar el coste social que genera el desempleo masivo y la asignación de un recurso escaso por el simple criterio de la ley del poder económico de cada cual).
No es casual que el precio del petróleo, que ya provocara la estanflación de los setenta, provoque ahora parte de estas menores pero renacidas tensiones de precios. Alguno de los críticos de la NAIRU ya explicó en su día que fue una justificación oportunista por parte de los economistas neoclásicos lo que les permitió utilizar aquel alza de los precios como demostración de la bondad de sus tesis. Lo que ahora resulta evidente es que la modesta inflación que padecemos (y que ayuda a deteriorar aún más los salarios reales devaluados por los recortes y los ajustes empresariales) muestra claramente la incapacidad del esquema neoliberal para explicar un fenómeno que puede ser paradójico.
Hay dos corolarios de todo esto, El primero es que estamos ante una oportunidad de cuestionar con evidencias sólidas la calidad de los esquemas analíticos que se aplican para desarrollar políticas económicas. Es una modesta tarea académico-política, pero pese a ello totalmente necesaria para erosionar el prestigio de los mismos. El segundo y más importante, que es plausible que la tensión inflacionista que refleje en buena parte la tensión entre nuestra base tecnológico-productiva y las limitaciones palpables de algunos recursos naturales. La única forma de evitar que estas tensiones se traduzcan en más locura de ajustes neoliberales es promover cambios en las políticas energéticas y de recursos naturales orientadas a promover la reproducibilidad y la sostenibilidad mediante cambios en la organización de la producción, el consumo y la distibución.
30/11/2012
Observatorio de Salud: 8
Las desigualdades en salud en las ciudades europeas
Carme Borrell, Èlia Díez, Joana Morrisson y Lluís Camprubí
En esta nueva entrega del “Observatorio de Salud” que coordina el Grupo de Investigación sobre Desigualdades en Salud de la Universidad Pompeu Fabra (www.upf.edu/greds-emconet/), mientrastanto.e presenta un trabajo de Carme Borrell, Èlia Díez, Joana Morrisson y Lluís Camprubí, investigadoras del proyecto INEQ-CITIES. El artículo trata de las desigualdades en salud en las ciudades europeas y de las posibles iniciativas que pueden llevar a cabo las administraciones públicas para poder reducirlas.
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1. Introducción
Las desigualdades sociales en salud son las diferencias en salud entre grupos de población definidos social, económica, demográfica o geográficamente que se consideran injustas y evitables. Son el resultado de las distintas oportunidades y recursos a los que las personas pueden acceder en función de su clase social, género, país de nacimiento o etnia [1]. La Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud de la Organización Mundial de la Salud ha declarado que la injusticia social está acabando con la vida de muchísimas personas [2]. El informe final de la Comisión señalaba que las desigualdades en salud son el resultado de la situación en que la población crece, vive, trabaja y envejece, y del tipo de sistemas que se utilizan para combatir la enfermedad. A su vez, indicaba que las condiciones en que la gente vive y muere están determinadas por fuerzas políticas, sociales y económicas. Por lo tanto, el gobierno de un país y los actores económicos existentes, que son los responsables de la puesta en marcha de políticas económicas, de estado de bienestar y de mercado de trabajo, tienen un gran impacto en las estructura social y las condiciones de vida de las personas, y todo ello acaba repercutiendo en la existencia de desigualdades en salud. Existe un consenso acerca de que las desigualdades en salud han aumentado desde el inicio de la hegemonía neoliberal [3], a pesar de los intentos de legitimar las mismas por parte de los poderes dominantes.
La mayor parte de la población mundial vive en ciudades, proporción que en Europa alcanza un 75% de los habitantes [4]. Aunque el ámbito urbano ofrece más servicios que el rural, en las ciudades hay más desigualdad en salud, debido a que en ellas existen zonas en las que se concentran poblaciones desfavorecidas. Numerosos estudios muestran que las desigualdades en salud causan un exceso de muerte y enfermedad afectando a toda la población en forma de gradiente, lo que significa que la salud de la población empeora a medida que disminuye su clase social. En las ciudades, las desigualdades en salud también son evidentes y también afectan a toda la población, aunque se ponen de manifiesto de una forma más acusada en los barrios con mayor privación socioeconómica [5]. Veamos dos ejemplos. Primero, a principios del siglo XXI las diferencias entre los barrios de Londres que tenían mayor y menor esperanza de vida al nacer eran de 17,7 años en los hombres y de 14,1 años en las mujeres [6]. Segundo, la salud percibida por parte de la población cambia por clase social y género: en Madrid en 2005, un 41% de los hombres y un 40% de las mujeres de la clase más favorecida percibían su salud como excelente o muy buena, porcentajes que eran del 23% y el 17% en las personas de la clase más desfavorecida [7].
Los gobiernos municipales pueden influir considerablemente en las desigualdades en salud, en la medida en que deciden políticas de planificación urbana, transporte, vivienda, servicios dirigidos a la infancia y a las personas mayores, servicios sociales, servicios medioambientales, servicios relacionados con la cultura, el deporte, el trabajo, el desempleo y la economía local. Los ayuntamientos, además de gestionar servicios y desarrollar normativas, actúan como empleadores y pueden promover el empoderamiento y la participación de la ciudadanía.
En los siguientes apartados vamos a describir los factores relacionados con las desigualdades en salud en las ciudades y un ejemplo de buena práctica, esto es, la estrategia de Londres para reducir las desigualdades en salud.
2. Factores relacionados con las desigualdades en salud en las ciudades
En el ámbito de las competencias municipales los principales factores relacionados con las desigualdades en la salud son los que se mencionan en este apartado [8]. Es importante señalar que estos factores también van ligados a las conductas relacionadas con la salud (consumo de tabaco, ejercicio físico, etc.), lo que hace que éstas no sean actos individuales, sino determinados por los factores sociales.
Gobernanza
La gobernanza urbana incluye la acción política del gobierno local y también de actores como el sector privado y la sociedad civil a través de las organizaciones y agentes sociales. El concepto de gobernanza destaca que el poder existe dentro y fuera de las instituciones gubernamentales. Para incidir sobre las desigualdades, el gobierno de la ciudad debe promover la acción intersectorial y facilitar la participación social.
Contexto físico
El contexto físico incluye el entorno natural, como por ejemplo el clima y la geografía, y el entorno construido, que comprende el urbanismo y la vivienda. Estos dos últimos aspectos dependen en gran medida de la administración local. La planificación urbana establece la reglamentación general de uso del espacio público, las infraestructuras públicas (comunicaciones, sistema de alcantarillado) y los equipamientos locales (instalaciones deportivas, de salud y educación, mercados, bibliotecas, etc.). Asimismo, las políticas de vivienda (impuestos, vivienda social en alquiler o en venta, etc.) también juegan un papel central. Por ejemplo, la política de vivienda puede hacer que la vivienda sea asequible para las personas de distintos niveles de ingresos, o bien convertirla en un bien de especulación regido por las leyes del libre mercado y de difícil acceso para las familias con pocos recursos. Así por ejemplo, en la actual crisis económica estamos viendo como el boom inmobiliario ha convertido el coste de la vivienda en una carga importante para buena parte de la población (hasta el punto de que muchos ciudadanos han perdido su hogar). Debemos señalar que los ayuntamientos también pueden regular la calidad de la vivienda, el hacinamiento o los asentamientos informales que ocasionan graves problemas de salud.
Otro elemento clave del contexto físico es la movilidad, que se refiere a la posibilidad de desplazarse por una ciudad, ya sea como peatón o en un medio de transporte público o privado. Una red eficaz de transporte y un entorno seguro en los desplazamientos facilita el acceso al trabajo, al hogar, a los servicios y a los equipamientos. Por otro lado, aspectos ambientales como la calidad del agua y del aire o la contaminación acústica determinan considerablemente la salud de la ciudadanía. La accesibilidad a alimentos saludables en cuanto a disponibilidad, proximidad y precio es también un factor a considerar en las políticas locales.
Contexto socioeconómico
El contexto socioeconómico incluye factores como el empleo y las condiciones de trabajo, el entorno doméstico y familiar, los servicios públicos de educación y de salud o las ayudas a las familias. También comprende las transferencias sociales de fondos públicos como, por ejemplo, las pensiones o las prestaciones por desempleo. Aunque la mayoría de estos factores son responsabilidad estatal, los gobiernos municipales tienen posibilidades de modificarlos; por ejemplo, pueden mejorar las condiciones de vida de la población con menos recursos mediante la redistribución de los ingresos recaudados por medio de impuestos municipales o a través de ayudas a las personas en condiciones de pobreza. Un ejemplo son los programas interdepartamentales de rentas mínimas de inserción (denominados PIRMI en Cataluña). Otros aspectos que forman parte del contexto socioeconómico son la seguridad ciudadana, las redes sociales y la participación de la comunidad.
Entornos
Los entornos son lugares en los que las personas interactúan y modifican el medio. Algunos ejemplos de entornos son los barrios, las escuelas o los lugares de trabajo. Los contextos físico y socioeconómico se materializan en los entornos, y determinadas acciones pueden hacer de los entornos lugares más o menos saludables. Por ejemplo, la mejora de la accesibilidad a espacios públicos como áreas verdes, zonas habilitadas o instalaciones deportivas promueve la actividad física. Por otra parte, la seguridad ciudadana puede fomentar la interacción social.
El entorno construido y el contexto socioeconómico pueden dar lugar a la segregación residencial, de manera que las personas de clases sociales desfavorecidas y las procedentes de países de renta baja suelen concentrarse en los barrios con viviendas de peor calidad y menor valor. Muchas ciudades presentan barreras históricas, socioculturales, logísticas y de transporte entre barrios que impiden de hecho la relación entre los diversos grupos sociales. La segregación residencial facilita las desigualdades sociales en salud.
Ejes de desigualdad
Los factores comentados varían en función de la clase social, el género, la edad, el origen étnico o la migración, variables que se han denominado ejes de la estructura social. Existen otros ejes de poder que cada sociedad determina, como, por ejemplo, la discapacidad, el aspecto físico o la orientación sexual. Estos ejes de desigualdad tienen en común: a) son contextuales y dinámicos, ya que cambian a lo largo de la historia y en distintos contextos; b) son construcciones sociales y no biológicas, lo que implica que no tienen nada que ver con nuestra biología (sexo, condiciones hereditarias, etc.), sino que son debidos a como la sociedad se estructura; c) son sistemas que implican relaciones de poder y dominación: un grupo ejerce el poder sobre otro, lo que hace que los distintos grupos tengan intereses no solo opuestos sino antagónicos, ya que los privilegios de las personas que tienen el poder están directamente relacionados con la falta de privilegios por parte de los grupos que no lo ostentan; d) tienen sentido tanto a nivel estructural o macro (de la sociedad) como a nivel psicosocial o micro (referido a las personas en su vida diaria) [9].
Es importante tener claro que si los factores mencionados anteriormente son los relacionados con las desigualdades en salud, habrá que tenerlos en cuenta a la hora de poner en marcha intervenciones o políticas para disminuir estas desigualdades, tal como se muestra en el apartado siguiente.
3. Un ejemplo de buena práctica: la estrategia para disminuir las desigualdades en salud de Londres
En 2007 la Greater London Authority (GLA) puso en marcha el desarrollo de una estrategia para disminuir las desigualdades en salud en Londres. Sus objetivos eran identificar las desigualdades en salud en la ciudad, establecer prioridades para reducirlas y definir el papel de un conjunto de actores clave para su aplicación. Los profesionales de la GLA, junto con un amplio grupo de actores, elaboraron un borrador que incluyó [10]: a) la compilación de datos publicados sobre salud y desigualdades sociales en salud; b) una convocatoria dirigida a 600 organizaciones comunitarias y del sector del voluntariado para conocer los factores relacionados con la salud y el bienestar de las comunidades más excluidas de Londres; y c) el análisis de las políticas nacionales, regionales y locales relacionadas con las desigualdades en salud.
El proceso se gestó durante el gobierno de Ken Livingstone, exalcalde de Londres del partido Laborista. En 2007 se publicó el documento de discusión inicial “Reducing health inequalities - issues for London and priorities for action” (Reduciendo las desigualdades en salud, aspectos de Londres y prioridades de acción), al que siguió en 2008 un borrador de la estrategia titulado “Living Well in London” ("Vivir bien en Londres") [11]. El documento final, llevado a consulta pública en 2009, fue responsabilidad del nuevo alcalde del partido Conservador, elegido en 2008. En 2010 se publicó la “London Health Inequalities Strategy” ("Estrategia de desigualdades en salud de Londres") [12]. La estrategia establece que las desigualdades en salud son debidas a: a) la vivienda, el transporte y la seguridad pública; b) las perspectivas de empleo, la capacidad de ingresos y los asuntos que afecten a los niveles de prosperidad; c) el grado de facilidad con que las personas tienen acceso a los servicios públicos; d) el consumo de tabaco, alcohol u otras sustancias, y cualquier otro asunto de comportamiento personal que pueda ser nocivo para la salud; y e) otros factores determinantes de la esperanza de vida o del estado de salud de las personas distintos a los factores genéticos o biológicos.
Los objetivos desarrollados en la estrategia se centran en: 1) el empoderamiento de las personas y de las comunidades; 2) el acceso equitativo a la atención sanitaria de alta calidad y a la atención social; 3) la desigualdad de ingresos; 4) la salud, el trabajo y el bienestar ; y 5) los entornos saludables. Cada objetivo se asocia a un conjunto de compromisos, que alcanzan un total de 25. Además, la estrategia contempla los siguientes compromisos transversales: a) proporcionar una visión regional, liderazgo y apoyo a alianzas estratégicas para reducir las desigualdades en salud; b) apoyar el desarrollo de competencias de liderazgo local, de capacidad de influir y de intervención eficaz; c) asegurar que las desigualdades en salud estén sistemáticamente integradas en las estrategias, los programas y las decisiones de inversión; d) especificar los resultados previstos sobre las desigualdades en salud y desarrollar objetivos en las estrategias y programas que impacten sobre los determinantes sociales y económicos de la salud; y e) obtener evidencias sólidas sobre las intervenciones efectivas para reducir las desigualdades en salud.
4. A modo de reflexión
Los niveles de desigualdad económica están aumentando y empiezan a ser muy difíciles de invisibilizar, y sigue existiendo la batalla política e ideológica para hegemonizar la narrativa y el relato de las desigualdades, es decir, por situar el marco referencial y conceptual explicativo de sus causas, sus impactos y por lo tanto sus abordajes. Es tarea de la izquierda social y política disputar el marco conceptual de las desigualdades socioeconómicas. Es importante situar entre las causas de éstas al poder de la oligarquía y a las actuales políticas macroeconómicas y de redistribución inequitativa de los recursos y la riqueza. Y apuntar entre los impactos a la polarización del conjunto de la sociedad, a la alteración de la democracia por la asimetría en el acceso al poder, a la inestabilidad e ineficiencia económica y al impacto sobre la salud.
Dentro de esta narrativa la magnitud de las desigualdades en salud debe convertirse en visible. La enfermedad y la muerte causadas por las desigualdades sociales son posiblemente las mayores de las injustícias. Y sabemos que no tienen que ver con la genética o la adopción libre de estilos de vida. En todo caso, la mayoría de hábitos y conductas están socialmente mediadas, tal como se ha comentado anteriormente.
La manera de abordar las desigualdades en salud también es motivo de conflicto político e ideológico. En las ciudades, tal como se ha mencionado anteriormente, la forma más efectiva de intervenir para reducirlas (aunque evidentemente genere más reticencias y resistencias) es sobre los contextos físico y socioeconómico, sobre los entornos y sobre la gobernanza urbana. Y la estrategia debe ser universal y a la vez proporcional según las necesidades. Este abordaje se ha denominado “universalismo proporcional” [13].
El plan de desigualdades en salud de Londres, iniciado por un partido de izquierdas, es un plan dirigido a los determinantes sociales, a los contextos social y físico, que no culpabiliza a las personas, que va más allá de las conductas y los estilos de vida, que movilizó a la sociedad civil y que fue iniciado por un alcalde y concluido por su oponente político. En su desarrollo se contempló la acción intersectorial, la participación ciudadana y se visibilizaron las desigualdades como un problema de origen social que puede paliarse. Este plan es un ejemplo de buena práctica que se aleja de los planes de salud de nuestro país que suelen centrarse en los problemas de salud o en los servicios sanitarios y, como mucho, abordan las desigualdades a través de políticas selectivas dirigidas a poblaciones o barrios vulnerables.
5. Agradecimientos
Este trabajo forma parte del proyecto INEQ-CITIES, “Socioeconomic inequalities in mortality: evidence and policies of cities of Europe”, financiado por la Executive Agency for Health and Consumers, Comisión de la Unión Europea (proyecto número 2008 12 13). Página web del proyecto INEQ-CITIES: http://www.ucl.ac.uk/ineqcities.
Notas bibliográficas
[1] Solar O., Irwin A. A conceptual framework for action on the social determinants of health. Discussion paper for the Commission on Social Determinants of Health, April 2007.
[2] CSDH. Closing the gap in a generation: health equity through action on the social determinants of health. Final Report of the Commission on Social Determinants of Health. Geneva, World Health Organization; 2008.
[3] Mooney G. Neoliberalism is bad for our health. Int J Health Serv 2012;42(3):383-401.
[4] State of the world’s cities 2010/2011-cities for all: bridging the urban divide. United Nations Human Settlements Programme /UN-HABITAT), 2010.
[5] WHO/UN-HABITAT. Hidden cities: unmasking and overcoming health inequities in urban settings. Geneva, World Health Organization, 2010; Diez Roux A. V., Mair C. Neighborhoods and health. Ann N Y Acad Sci 2010 Feb; 1186:125-45.
[6] Greater London Authority. Review of evidence for the Mayor’s Health Inequalities Strategy, August 2009.
[7] Instituto de Salud Pública de Madrid. Encuesta de salud de la ciudad de Madrid 2004-2005 (escm’05). http://www.madridsalud.es/publicaciones/OtrasPublicaciones/encuesta-salud2005.pdf [consultado el 24 de noviembre de 2012].
[8] Borrell C., Díez E., Morrisson J., Camprubí LL. Las desigualdades en salud a nivel urbano y las medidas efectivas para reducirlas. Barcelona: Proyecto INEQ-CITIES, 2012; Borrell C., Pons-Vigues M., Morrisson J., Díez E. Factors and processes influencing health inequalities in urban areas.
[9] Weber L., “Reconstructing landscape of health disparities research. Promoting dialogue and collaboration between feminist intersectional and biomedical paradigms”, en Schulz A. J., Mullings L. (eds.), Gender, Race, Class, and Health. Intersectional approaches. San Francisco: Jossey-Bass, 2006, pp. 21-59.
[10] London. Health Inequalitites Strategy.
http://legacy.london.gov.uk/mayor/priorities/health/health-strategy.jsp [consultado el 24 de noviembre de 2012].
[11] Greater London Authority. Living Well in London. The Mayor’s Draft Health Inequalities Strategy for London. Draft for consultation with the London Assembly and functional bodies January 2008 http://legacy.london.gov.uk/mayor/health/strategy/docs/health-inequalities-text.pdf [consultado el 24 de noviembre de 2012].
[12] Greater London Health Authority. The London Health Inequalities Strategy http://www.london.gov.uk/sites/default/files/LondonHealthInequalitiesStrategy.pdf [consultado el 24 de noviembre de 2012]; Greater London Health Authority. The London Health Inequalities Strategy. First Steps to Delivery to 2012, 2010. http://www.london.gov.uk/sites/default/files/HISdeliveryplan.pdf) [consultado el 24 de noviembre de 2012].
[13] Fair Society, Healthy Lives – The Marmot Review. London: The Marmot Review; 2010; National strategy to reduce social inequalities in health. Oslo: Norwegian Ministry of Health and Care Services; 2007.
[Carme Borrell, Èlia Díez, Joana Morrisson y Lluís Camprubí son investigadores del proyecto INEQ-CITIES]
30/11/2012
Federalismo republicano
Política de principios y principios de perspectiva
Juan-Ramón Capella
Política de principios
Se suele decir que la política es una técnica pragmática. Que en política no hay principios que valgan. Pero viendo cómo nos ha ido con la política sin principios, vale la pena señalar algunos elementos para una política con principios.
Viene esto a cuento de la cuestión catalana. Creo que fue Claus Offe quien formuló claramente un principio democrático básico: una comunidad humana, en cuestiones que la afectan a ella misma y solamente a ella misma, tiene pleno derecho a decidir por sí misma. Inobjetable. Parece que este principio es aplicable a la cuestión catalana, pero no. Una decisión de los votantes de Cataluña favorable a la independencia, por ejemplo, no les afectaría solamente a ellos mismos: afectaría también al conjunto de los ciudadanos de España. Por eso, en buena política de principios democrática, la cuestión catalana resulta más compleja.
Pretendo argumentar en pro de las condiciones de principio democráticas cuya satisfacción puede hacer posible el ejercicio del derecho de autodeterminación a la ciudadanía de Cataluña. El derecho de autodeterminación es autodecisión, autonormación. Y adelantaré que el autor de estas líneas es favorable al derecho de autodeterminación para Cataluña, para Galicia y para lo que hoy llamamos Euskadi.
Pero como queda dicho el ejercicio de este derecho puede tener consecuencias para los ciudadanos del conjunto de España. Consecuencias innegables. Algunas positivas, como señalaré más adelante, y otras eventualmente negativas, obvias por tratarse en dos de los casos de algunas de las escasas zonas opulentas de la Península Ibérica. Por consiguiente, para que pueda quedar establecido el derecho de autodeterminación es necesario que así lo decida el conjunto de la ciudadanía española. Es a esta ciudadanía a la que corresponde el establecimiento de este derecho, lo que conlleva el deber de respetarlo.
La primera consecuencia del planteamiento del problema debe ser, pues —y ésta es una consecuencia positiva— la necesidad de que la ciudadanía española se politice a propósito del derecho de autodeterminación. Que pueda reflexionar sobre el tema tanto en línea de principio como contemplando las consecuencias materiales previsibles, y que emprenda prácticas políticas que materialicen el resultado de su reflexión. Eso conduce, obviamente, a lo que se viene llamando una segunda transición, que como cuestión de principio debe ser producto de una auténtica voluntad popular —y no como la primera, la transición pasteleada en unas cortes no elegidas formalmente como constituyentes, aunque lo fueron de hecho, por un grupo de políticos que configuraron un sistema político hermético, partitocrático, desmemoriado y excluyente, y además condicionado a aceptar la herencia envenenada del régimen anterior—. Pues la condición primera del ejercicio del derecho de autodeterminación es que la ciudadanía española lo reconozca y asuma los deberes que le den contenido.
Volver hegemónica la consciencia colectiva de la necesidad de una segunda transición está muy lejos de las precipitadas tomas de posición de las partitocracias española y la específicamente catalana. Lejos de la retórica política vacía y cortoplacista a que nos tienen acostumbrados. Esa hegemonía sólo se logrará desde las plazas, y no es cosa de palacio. La inteligencia política necesaria para construir esa hegemonía sólo puede resultar de las coincidencias entre los movimientos sociales españoles —y en el caso catalanes— para que esa segunda transición sea verdaderamente democrática. Entre sus ideas-fuerza están los principios republicano y federal. Desde estos principios el derecho de autodeterminación cobra plenamente sentido.
Corresponde ahora abordar, también en línea de principios, las condiciones de ejercicio de un derecho de autodeterminación por hipótesis ya reconocido. Y en esta hipótesis lo que se plantea es la existencia de una auténtica voluntad popular mayoritaria para un cambio del estatuto institucional básico, esto, es, para un cambio en la determinación de lo que es una nación de ciudadanos.
(Hablo de nación de ciudadanos, pues no se pueden tomar en consideración democrática "naciones" románticas basadas en elementos del pasado histórico y cultural tomados de aquí y de allá, como es lamentablemente frecuente. Aquí una nación es un conjunto determinado de ciudadanos y no otra cosa, por vociferante que esto último sea.)
Pues el ejercicio del derecho de autodeterminación debe garantizar en cualquier caso que dará de sí una comunidad de ciudadanos iguales. Dicho con otras palabras: se trata de evitar que una parte de la población se sobreponga a otra y la convierta en minoría; o, aún de otro modo: se trata de que una decisión que afecta a la condición misma de la ciudadanía sea materialmente mayoritaria entre la población (y no sólo lo sea formalmente).
Esta condición garantista es el único paraguas jurídico contra el enfrentamiento social, contra el cisma poblacional que en otras fronteras ha conducido a catástrofes sociales que es preciso evitar a toda costa.
Hay condiciones jurídicas para garantizar que eso no ocurra, esto es, para evitar que una decisión de cambio de estatuto ciudadano sea sostenida sólo por una minoría social que se construya formal o retóricamente como mayoría. Estas condiciones son principalmente el quórum censal de participación exigible para que una toma de decisiones pueda ser tenida como válida, y la exigencia de mayoría absoluta dentro de ese quórum. El quórum censal exige una participación elevada en la toma de decisiones para que éstas, sean cuales sean, puedan considerarse válidas; la exigencia de mayoría absoluta para la toma de decisiones que alteren el statu quo ante es una condición que garantiza la madurez de la decisión misma [1].
En política son bastantes las cuestiones que no se pueden resolver mediante la formación de mayorías exiguas sobre minorías consistentes. Esas situaciones revelan comúnmente la falta de maduración de la propuesta sometida a decisión, que sensatamente debe ser aplazada. La posibilidad de aplazamiento de una decisión por maduración insuficiente exige que el ejercicio del derecho de autodeterminación pueda volver a ser planteado y no decidido de una vez para siempre. Ello forma parte del contenido jurídico del derecho tanto como las condiciones de su ejercicio.
Es una cuestión de análisis concreto y previsión política sobre la base del censo establecer qué quórums pueden garantizar que la decisión que se adopte sea poblacional y efectivamente mayoritaria. En cualquier caso, está claro que una decisión como la que se examina aquí no puede ser adoptada con una baja participación en la consulta ciudadana: eso sólo revelaría mala práctica política, justamente como la que se pretende dejar atrás mediante un proceso que sea materialmente democrático y no lo sea sólo en las formas. Ahora ya sabemos que las aparentemente buenas formas pueden llevar a la iniquidad.
Principios de perspectiva
En el caso español, la resolución de la unificación política de la ciudadanía de un país plural remite a la institucionalización de un estado federal. A la federación relativamente asimétrica de estados y comunidades autónomas.
El principio federal es coherente con los principios y los valores republicanos. Permite la articulación de lo que es público pero específico con lo que es común a todos. Las entidades federadas pueden hacerse cargo de la normación y la gestión de lo que tienen de específico o especial sus sociedades, mientras que el estado federal toma a su cargo la igualdad política de los ciudadanos y la gestión de lo que es común. Se trata pues de una articulación institucional que, como solía repetir Pi i Margall, permite avanzar en la construcción de una sociedad más consciente de sus derechos y deberes.
El principio federal no es ninguna novedad. Lo han adoptado algunas de las sociedades que han llegado más tardíamente a su constitución como nación de ciudadanos: los Estados Unidos, o Alemania. En otros países, como Italia, de unificación reciente, el propio impulso unificador redundó en un solo estado unificado que sólo muy posteriormente llevó a cabo una redistribución regional de competencias. En Francia, el país de la revolución ciudadana, fue el concepto mismo de nación de ciudadanos el que legitimó un estado centralizado y centralista, partiendo de la gran unificación moderna que culminó Luis XIV.
El caso español es mucho más complejo. El estado español moderno no llegó a existir como tal sino en la fórmula de la "unión de reinos" en la época en que éstos eran considerados por definición patrimonio personal del monarca. Eso tuvo consecuencias acentuadas: de una parte permitió la pervivencia intocada de las instituciones feudales en los antiguos reinos o regiones, siempre que acataran la superioridad de la monarquía (no fue así en la Castilla de los comuneros); de otra, sin embargo, permitió que los monarcas utilizaran las rentas fiscales españolas en guerras para la defensa de los intereses patrimoniales de la dinastía Habsburgo que, desde una concepción más moderna a la de la "unión de reinos", habrían resultado indefendibles. Las guerras exteriores de los Austrias, que casi nunca fueron objetivamente de interés para los españoles, pesaban sobre las espaldas del indio americano, del campesino castellano y, más levemente —pues su contribución fiscal era inferior—, sobre el campesinado catalano-aragonés. Si la fórmula imperial de la unión de reinos era aceptable para las instituciones locales, preciso es recordar que esa unión perpetró algunas crueldades genocidas con las poblaciones gobernadas: nació con la expulsión del país de los judíos españoles, prosiguió con la expulsión de los españoles moriscos —siempre de ambos reinos— y además estableció la unidad nacional interior sobre la base de la unificación religiosa y el siniestro tribunal de la Inquisición española.
La "unión de reinos" dejó de existir con Felipe V, nieto de Luis XIV, con una concepción más moderna del estado —que abolió las diferencias entre los súbditos de los antiguos reinos—, al crear para el estado español una arquitectura institucional modernizada y unificada (aunque con privilegios fiscales, que generaron los de hoy, para las regiones que no tuvieron el desacierto político de oponerse plenamente al rey en la Guerra de Sucesión; tampoco no se puede ignorar que Cataluña, que lo hizo, ya había iniciado la modernización de sus instituciones, con una Hacienda propia).
Hay pues dos grietas históricas ya viejas en el Estado español: la grieta comunero-inquisitorial, de falta de libertades básicas para las personas, y la grieta regional. Pero no han sido éstas las peores de la España moderna. Hay una gran grieta que se abre con la invasión napoleónica. Ésta divide internamente, para empezar, a los ilustrados españoles, a quienes desean la modernización que representa la revolución francesa y que sin embargo no pueden aceptar la represión napoleónica del levantamiento popular. Francisco de Goya da el mejor testimonio (El tres de mayo de 1812) de esta escisión interior. Pronto se convertirá en una escisión social que no ha hecho más que agrandarse hasta dar lugar a las dos Españas, y en particular a la España negra, prolongación de las tinieblas inquisitoriales. Pues la constitución realmente moderna de la nación, de la nación de ciudadanos —y ya no de súbditos—, fue sofocada una y otra vez, sobre todo durante el reinado de Fernando VII y luego por las guerras carlistas, con episodios durísimos de represión poblacional parecidos a los del franquismo. No sólo no pudo imponerse en España la revolución burguesa, o algo semejante a las evoluciones de todo el entorno europeo occidental, sino que la predominante España Negra trató siempre de cerrar el paso a la novedad del mundo contemporáneo representado por las clases trabajadoras.
Esta fractura insalvada de la sociedad española es la que hace posible el ensanchamiento de la grieta regional, en el siglo XIX, al no existir verdaderas instituciones democráticas que permitieran solventar conflictos de intereses siquiera entre las distintas fracciones de la burguesía (p.ej., intereses textiles catalanes e intereses cerealícolas castellanos). La debilidad del Estado reacciona con ferocidad frente a los movimientos obrero y popular, sobre todo ya en el siglo XX. Algunos gobiernos de la II República intentaron dar pasos decisivos para afianzar una verdadera nación de ciudadanos. El levantamiento y el régimen franquistas fueron el penúltimo intento de la España Negra, con costes inmensos para las gentes corrientes, por impedir el florecimiento de instituciones democráticas.
El último intento es de nuestros días: consiste en el vaciamiento del ya escaso contenido de las instituciones postfranquistas, su utilización para la corrupción y el lucro privados, su despilfarro, su indiferencia para con los intereses públicos, sus privatizaciones, su entreguismo educativo al poder de la Iglesia, su deliberada aceptación y promoción de un país neoliberal de ganadores y perdedores en vez de una ciudadanía responsable. Llega al paroxismo con la crisis económica del presente
Por todo eso el federalismo con autodeterminación es un elemento indispensable para una segunda transición, para construir unas instituciones políticas en que la población determine realmente, no ficticiamente, la voluntad de las instituciones. El principio republicano y federal —y sus valores— puede unificar el impulso disperso —y a veces desorientado en forma de secesionismo— de la población de este país por salir de la situación actual. Un soberano federal es probablemente el único capaz de recuperar la soberanía alegremente cedida en algunos tratados de la Unión Europea, como el de Maastricht, y emprender políticas económicas y sociales que nos saquen del pozo —sin olvidar ni minimizar al difuso soberano imperial que está más allá de la Unión Europea, al que hay que despojarle de las las instituciones locales que le son propicias—.
[1] Por ejemplo, en Cataluña, sobre un hipotético censo de 5.260.000 personas, un quórum del 50% del censo lo satisfarían 2.630.000 votos, y la diferencia entre una mayoría absoluta del 51% y una minoría del 49% sería sólo de 52.600 personas, indicio claro de que tal resultado oficializaría una fractura social. Para evitarla sería necesario bien elevar el quórum del censo al 70 o al 75%, o bien situar un listón decisorio de alteración del statu quo ante por encima del 50% de los votos. Eso es cuestión de decisión política: se tiene que establecer dónde puede situarse razonablemente la paz social (en cualquier caso ha de excluirse que una decisión de gran calado pueda ser aprobada por una exigua minoría de personas, como ocurrió con el actual Estatuto catalán).
18/11/2012
Comentarios prepolíticos: 12
Catalunya: resaca electoral
Joan Busca
Uno no puede resistirse a completar sus reflexiones sobre la crisis con un comentario marginal sobre el resultado electoral. Empezando por lo obvio el batacazo de CiU, y de Artur Mas en especial. Puede convertirse en un caso de estudio de cómo un mal análisis de la realidad conduce a resultados desastrosos. Cuenta gente enterada que Mas no hace nada que no le propongan sus asesores (y posiblemente sin el permiso de la familia Pujol, a quien debe su ascenso político). Ello indicaría fallos de evaluación importantes, empezando por el Centre d’Estudis d’Opinió (el equivalente catalán del CIS), cuyas encuestas eran las únicas que vaticinaban mayoría absoluta para Mas.
El batacazo no puede sin embargo entenderse, como en cambio lo hace el gobierno Rajoy, en el sentido de que el fracaso de Mas sea el fin del “problema catalán”, pues gran parte de dicho fracaso se debe fundamentalmente a que el electorado nacionalista se ha movido hacia Esquerra Republicana de Catalunya (un partido que crece como la espuma cuando en España gobierna el PP). El número de votos perdidos por CiU es bastante menor que los ganados por ERC. Algo que no explica simplemente la desaparición de Solidaritat (con todo merecimiento, visto el discurso de su lider máximo), ya que en el haber independentista debe sumarse la llegada de la CUP, una formación asambleario-independista que ya había obtenido buenos resultados en las elecciones municipales. En términos de escaños a favor o no de una consulta, los partidarios siguen siendo claramente mayoritarios y reflejan un sentimiento bastante extendido en la sociedad catalana. En el plano político, la dependencia de CiU del apoyo que pueda darle ERC más bien podría forzar a un cierto radicalismo nacional, o bien colocar a CiU en un doloroso, y peligroso, proceso de vuelta atrás en sus planteamientos. La cuestión nacional seguirá ahí, complicando sin duda el escenario político (siempre es más fácil hacer política cuando hay una sola dimensión de debate que cuando hay más), y el panorama difícilmente cambiará a menos que en el resto de España se produzca un giro radical en el tratamiento de la cuestión.
Es cierto que el ascenso de Ciutadans, el modesto avance del Partido Popular y hasta el descalabro menor del PSC-PSOE (perder sólo 50.000 votos estuvo a punto de provocar que fluyera el cava) indican que parte de la población se movilizó por temor a la independencia. Pero a la vista de los resultados ni es mayoritaria ni dio el voto a las posiciones más radicales del PP. El ascenso de Ciutadans muestra que esta población le teme aún más al PP y a las políticas neoliberales, en la medida que el discurso de Ciutadans (su actuación está por ver, pues hasta ahora ha sido una fuerza marginal) aparece más centrado en cuestiones sociales. Hay también pistas de que algunos de sus votantes, especialmente entre las clases medias urbanas, respondían más al temor de una aventura independentista que a una adscripción españolista como la que realmente representa Ciutadans.
Es posible que donde haya habido un cambio mayor de posiciones sea en la izquierda. El PSC ha seguido con su descalabro (el affaire del Ayuntamiento de Sabadell añade otra vuelta de tuerca), también responsable del crecimiento de ERC y especialmente de Iniciativa Verds-Esquerra Unida y Alternativa. Por primera vez en muchos años esta última formación ha experimentado un crecimiento importante en los barrios y poblaciones de clase obrera. Las que hace años había perdido el viejo PSUC. En Barcelona ciudad, ICV-EUiA ha aventajado en la mitad de distritos al PSC, algo impensable hace dos o tres años. Su actitud en los conflictos sociales y su mayor capacidad de renovación de cuadros explica este crecimiento. Tiene que ver que en todo el largo recorrido de movilizaciones de los últimos meses siempre se haya visto a los dirigentes de la movilización. E incluso su defensa del derecho de autodeterminación, que les ha permitido penetrar en sectores nacionalistas. En la crisis, el PSC muestra todas sus carencias (de discurso, de política, de cuadros). Es una oportunidad para desarrollar una izquierda diferente. No sólo desde ICV-EUiA sino también en diálogo con la CUP. Una formación en la que coexisten diferentes almas, algunas muy fundamentalista en lo nacional, otras practicantes de un cierto asamblearismo simplista, pero también otras de personas que han trabajado para democratizar la vida local y cambiar las formas adulteradas de la política. Es incluoso paradójico que la CUP haya obtenido el voto de bastante gente joven procedente del 15-M, a pesar de que la propia organización vió con desagrado un movimiento que no ponía la cuestión nacional en primer plano. Es una muestra más de la complejidad y contradicciones que caracterizan esta difusa izquierda social.
Lo que sí es indudable es que la lucha contra los recortes, la Huelga General y un cierto ascenso del activismo político-social han creado un nuevo clima en la izquierda y han tenido un cierto peso electoral. Se abre un espacio nuevo, una oportunidad que requiere un trabajo complejo de enlazar propuestas, prácticas, de generar díalogo. El peor peligro es que los buenos resultados de ICV-EUiA y de la CUP les lleven a la tradicional política de tenderos, de propiciar el negocio propio en detrimento de la competencia. El voto contra Mas y el modesto, pero sustancial, avance del voto a la izquierda muestran que al menos una parte respetable de la ciudadanía demanda una acción alternativa a la altura de los tiempos.
El día 15 de Noviembre vivimos una jornada de huelga de mayor alcance del esperado, vista la reducida campaña de preparación. El dia 25 tuvimos un resultado electoral que significó un batacazo para la derecha neoliberal catalana y un reforzamiento de la izquierda. Pero queda mucho camino por recorrer para que esto cuaje en propuestas políticas y sociales fuertes, en un salto en la organización social, en un encaje de las diferentes cuestiones que condicionan la actividad política en Catalunya. De ahí que ahora toque arremangarse, trabajar, abrir canales entre los distintos sectores, desarrollar en suma un proceso que tiene, en suma, una oportunidad.
30/11/2012
Apostillas postelectorales
El Lobo Feroz
* El batacazo electoral de Artur Mas no debe hacer olvidar que ha forzado la politización ciudadana; el resultado es un electorado dividido: los secesionistas, de un lado, y los no secesionistas, de otro.
* Otra división se da entre quienes aceptan o se entusiasman con los recortes sociales y los que se contraponen a esta política.
* Una ciudadanía cuarteada, esa es la verdad.
* La mayoría relativa de CiU, con su gobierno antisocial y represor, muestra que sigue en pie una derecha catalana conservadora y neoliberal, que ha jugado al populismo con sus propuestas "soberanistas" —por llamarlas de algún modo, porque son muy confusas—.
* Es cierto que Esquerra Republicana es la gran ganadora de estas elecciones. Como si no hubiera estado en el Tripartito. O, mejor, como si hubiera estado en el Tripartito para dar alas al lobby cultural nacionalista, sin responsabilizarse de la economía ni de esa policía catalana que ahora casi hace buena a la Guardia Civil.
* Convergència lo tiene crudo con Esquerra Republicana
* La debilidad de Iniciativa per Catalunya, a la que impulsa demasiado poco el descontento social, evidencia lo mal que se relaciona con ese descontento y con las clases trabajadoras reales. Su inanidad cultural, incluso de cultura política, hace pensar que, tal como va, ha tocado techo. Ha de cambiar mucho para que aguante en circunstancias menos crispadas. Tiene pendiente definirse sobre la separación de Cataluña del resto de España. De momento, las únicas señales esperanzadoras vienen de su coalición con EUiA; esta última ha sabido jubilar a dirigentes inútiles y oportunistas y en ella están trabajando activistas valiosos y muy presentes en los movimientos sociales. Señalan el camino para una izquierda política verdadera.
* Las CUP muestran lo bueno que es hacer política por abajo: estar en los deshaucios, en los centros de salud que se cierran, en los barrios, en las plazas. Se sitúan en la emergencia de una nueva cultura política.
* Los resultados de las CUP son infinitamente mejores que los que trató de conseguir la en su día recién fundada EUiA, cargada de política tradicional aunque fuera de los de abajo. Recordar la lección: las escisiones no suelen llevar a ninguna parte.
* La CUP sí es de verdad de los de abajo. Su lado malo, heredado de la cultura política extendida en Cataluña, es su imperialismo —hablan de "els Països Catalans"— y su secesionismo. El éxito obtenido les dificultará reorientarse menos incorrectamente en cuestiones básicas.
* A Ciutadans se le podría agradecer su existencia para frenar al PP. Les votan quienes no quieren votar a los populares, lo cual ya es algo. La insuficiencia de contenido social del proyecto de esta formación política y su práctica política por arriba la acercan a su techo y confirman su papel secundario de partido bisagra de momento inútil
* El PSC es un buque seriamente tocado pero no hundido. Podrá lograr alianzas puntuales anticonvergentes. Sin embargo, dividido internamente, no se podrá renovar si no abandona su neoliberalismo y no regresa al ideario reformista, más o menos keynesiano, que Felipe González arrojó por la borda para todo el PSOE. De momento queda en el congelador. Pero su apuesta federal acabará devolviéndole centralidad política.
* Aparentemente el conjunto de los resultados dan una mayoria "soberanista". Eso no es aún "independentista", pero debería obligar a reflexionar fuera de Cataluña acerca de la conveniencia de una arquitectura institucional federal.
* Con todo, mucho hablar de soberanismo, pero ahí está la Unión Europea neoliberal. Sólo se podrá recuperar soberanía para las gentes de este pais mediante grandes acuerdos peninsulares para una nueva transición.
29/11/2012
La inmersión lingüística en Cataluña y los derechos de los ciudadanos
Anna Camps
Es común, al hablar de los derechos ciudadanos, afirmar que todos los individuos tienen derecho a usar su lengua. Tras esta afirmación subyace la idea de que la lengua es algo individual, propio de un ciudadano, sin tener en cuenta las lenguas de su entorno. Sin embargo, ¿existirían las lenguas sin comunidades que las hablen? Las preguntas naïf que se podrían formular a partir de la afirmación del derecho individual a usar una lengua son múltiples: ¿puedo hablar suajili para pedir un billete de metro en Barcelona?; ¿pueden unos padres en Madrid pedir que se imparta a sus hijos la enseñanza en afrikáner si esta es su lengua materna?… No continuaremos por este camino del absurdo.
El punto de partida de nuestra reflexión es que las lenguas sirven para comunicarse con otras personas que también las conocen y las hablan, de modo que no tienen sentido fuera de una comunidad de habla; así pues, son ante todo resultado de la interacción social y son instrumento para construirla. Aprendemos las lenguas inmersos en entornos en que se hablan, y en esta interacción se constituyen también en instrumento del pensamiento. Las reflexiones que siguen toman estas dos afirmaciones como punto de partida para hablar de la situación lingüística en Cataluña y de los “problemas” que de ella se derivan.
Las lenguas, hemos dicho, se construyen en la comunidad y la construyen. Son por lo tanto factores de cohesión entre sus miembros. A través de ellas se expresan tanto las confluencias como las discordancias y discrepancias entre los participantes. Por poner un ejemplo más allá de la territorialidad: las comunidades científicas en el momento actual se construyen a través del habla y la escritura en inglés. Los estudiosos que no conocen en alguna medida esta lengua quedan en la práctica excluidos de la relación científica global. Las lenguas pueden ser también factores de separación. Algunas comunidades amerindias procuran que los foráneos no aprendan su lengua para mantener la identidad del grupo y excluirlos de él.
La situación de Cataluña es peculiar. En este territorio se hablan dos lenguas, catalán y castellano, ambas oficiales y presentes —en proporciones variables— en la enseñanza, la administración pública y en otros muchos ámbitos, aunque el castellano sigue dominando en muchos otros como el cine, la radio, la televisión [1], la prensa, la edición, la justicia, etc. El catalán, aunque lógicamente recuperado tras la acción de muchos gobiernos a lo largo de la historia reciente, sigue siendo, sin embargo, una lengua minorizada. Así pues, una parte de la población catalana tiene como lengua familiar el catalán y otra parte, el castellano, si bien hay hoy bastantes familias en cuyo seno coexisten ambas.
La situación en el momento en que se redactó la primera ley de normalización lingüística, en los primeros años después de la dictadura, era —y es todavía— que, así como todas las personas de habla familiar catalana aprendían el castellano por inmersión en un entorno en que esta lengua era —y es en nuestros días— omnipresente, las de lengua familiar castellana no llegaban —y no llegan— de forma espontánea al conocimiento activo del catalán.
La Ley de Normalización Lingüística [2] puso las bases para superar estas diferencias. Los modelos de enseñanza posibles, derivados de ella, eran diversos. Uno de ellos, la enseñanza en lengua materna en los primeros años de escuela y la introducción progresiva de la segunda lengua hasta finalizar la escolaridad. Otro, el que finalmente se adoptó, el de la inmersión en catalán para todos los niños y la enseñanza del castellano también para todos. Analicemos ambas opciones.
El primer modelo separaba en la escuela a los niños de habla catalana de los de habla castellana. Esta separación, que parece neutra, no lo era. Los niños de habla castellana eran hijos y nietos de la emigración de ciudadanos de otras regiones de España, que se instalaron en las ciudades dormitorio que durante el franquismo se construyeron en los alrededores de Barcelona. Los hablantes del catalán vivían preferentemente en los barrios más céntricos de pueblos y ciudades. En algunos de los barrios convivían hablantes de ambas lenguas, pero en ocasiones la diferencia era de clase social. En los primerísimos tiempos del posfranquismo, basándose en algunas experiencias muy minoritarias durante la dictadura, se llevaron a cabo algunos intentos de aplicar el modelo de separación por lenguas e introducción progresiva de la segunda lengua. Los resultados no fueron los deseados. Los niños de habla catalana aprendían a leer y a escribir en catalán y, sin que nadie les enseñara, ya sabían hablar y escribir en castellano. Por el contrario, la línea de enseñanza en castellano no conseguía que los alumnos aprendieran a hablar en catalán, aunque lo entendieran. Algunos resultados colaterales eran todavía más graves: el enfrentamiento entre “los catalanes” y “los castellanos” incluso en el patio de alguna escuela.
Las experiencias tanto españolas (enseñanza del euskera) como internacionales (el francés en el Québec) de enseñanza progresiva de la segunda lengua en entornos en que esta se habla poco, es decir, en que no es la lengua dominante, han demostrado que el objetivo que la ley prevé de conocimiento oral y escrito de ambas lenguas al final de la escolarización obligatoria solo se cumple con los niños que hablan la lengua minorizada. En Cataluña, pues, llegarían a dominar ambas lenguas los escolares de habla catalana, pero no los de habla castellana.
En el momento de formulación de la Ley de Normalización Lingüística el PSUC tuvo un papel crucial frente a las propuestas de otros partidos que abogaban por el otro modelo. ¿Cuál era la finalidad que la ley, finalmente, se propuso? En primer lugar, la misma que se expone explícitamente en el texto: que todos los ciudadanos conozcan ambas lenguas y que sean capaces de usarlas en todos los ámbitos de la comunicación: familiar, laboral, académica, etc. Derivada de ella, pero tan importante o más: evitar que en Cataluña se constituyeran dos comunidades lingüísticas, una privilegiada porque conocería las dos lenguas y otra que solo podría hablar una de ellas, aunque pasivamente comprendiera la otra. La existencia de dos comunidades separadas por la lengua era, además, un foco potencial de enfrentamientos y de fractura social.
Y esta es la realidad actual: los escolares que han asistido a la escuela pública en Cataluña acaban con un conocimiento aceptable de ambas lenguas y, en general, es imposible por su forma de hablar en catalán identificar cuál es su lengua familiar.
Podríamos preguntarnos qué otros efectos habría tenido el modelo de separación por lenguas e introducción progresiva de la segunda aparte del efecto ya mencionado de no asegurar el dominio del catalán por una parte de la población castellanohablante. ¿Sería aventurado pensar que las clases medias catalanohablantes se hubieran sentido más confortables, y la lengua que hablaban sus hijos menos interferida, por construcciones de la lengua castellana? ¿No parece plausible considerar que este modelo habría propiciado un sentimiento elitista en esos sectores? ¿En qué grupos se hubieran integrado los alumnos provenientes de la inmigración más reciente, especialmente los originarios de países hispanohablantes?
Una política lingüística de izquierdas debe proponerse que todos los ciudadanos tengan posibilidad y derecho de expresarse en ambas lenguas y, por lo tanto, impedir que cristalicen las separaciones por cuestiones de lengua, y ello exige adoptar medidas que demuestren su eficacia para alcanzar esta finalidad. Si se acepta —y esta premisa es básica— que la diversidad de lenguas es una riqueza y no un problema, tendremos que acordar que no sería justo condenar a una parte de la población en Cataluña a la marginación en el uso de una lengua que la ciudadanía catalana ha decidido preservar. Por este motivo las políticas lingüísticas deben garantizar y facilitar el acceso de todos al dominio y disfrute de las lenguas del país.
Notas
[1] Basta con hacer zapping en la televisión para constatar la cantidad de canales en lengua castellana frente a los canales que emiten en catalán en Cataluña: TV3 y los que de ella dependen, una privada (8Tv) y algunas municipales. En la radio la situación no es mucho mejor: en un recuento hecho por la mañana de cualquier día laborable, se puede establecer una relación de una emisora (o programa) en catalán frente a tres en castellano.
[2] Llei 7/1983, de 18 de abril (DOGC 322, de 22 de abril, y BOE 112, de 11 de maig), de Normalització Lingüística.
[Anna Camps es catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona en el área de Didáctica de la Lengua]
20/11/2012
CiU defensa un Estat impropi
Antoni Montserrat
L’Estat propi de CiU
Entre les moltes ambigüitats utilitzades per CiU, o només per CDC, o només per Artur Mas, hi ha les que envolten el terme Estat Propi. El primer que se m’acut és que el seu significat subliminal és el d’Estat en propietat de CiU. La idea forta de propietat en el sentit patrimonial del terme sembla traspuar-hi. També es pot interpretar com Estat dels propietaris (dels mitjans de producció) o d’alguns dels propietaris dels mitjans de producció excloent-hi els de fora de la finca, de la propietat.
Per bé que sigui lícit anar a l’arrel del terme, crec que és millor partir d’una interpretació més plana. Doncs bé. Crec poder sostenir que CiU no defensa pròpiament un Estat propi ni simplement un Estat sinó un Estat impropi.
CiU defensa un Estat impropi
En realitat CiU no defensa l’Estat propi perquè té una concepció de l’Estat que en nega la major part, en resta un Estat impropi. En efecte, de les tres funcions de l’Estat definides en el seu moment per James O’Connor (The Fiscal Crisis of the State, 1973), govern de les persones, administració de les coses i producció i reproducció de la força de treball només en defensa la primera. Baixar el cost de reproducció ho fa ara amb els atacs a la sanitat, l’escola, els sous dels funcionaris, l’assistència social (PIRMI i dependència), i en general anant contra l’Estat de benestar, mostrant-lo com una concessió temporal, que ara no està assegurada car el poder polític no està en mans populars. I això que ni a Catalunya ni a Espanya les despeses de benestar no han estat mai a l’altura de la mitjana europea., ni en termes abosluts ni en proporció a la renda.
L’administració de les coses, la funció assignativa de correcció de falles de mercat a través de l’existència d’un sector públic ( Musgrave), la volen liquidar i ara s’estan per ex. venent ATLL, no només perquè els calgui recursos sinó per convicció.
El govern de les persones, en canvi, el volen reforçar, amb controls reals i simbòlics: paper musculós dels mossos, atacs al dret de vaga i de manifestació, control dels mitjans, posant a la TV3 en mans d’una persona de La Vanguardia. Això va en realitat en paral·lel a la reforma dura del codi penal, pretensió d’uniformització cultural via l’escola (65% dels programes, i sobretot examens controlats des de Madrid) i als atacs a l’avortament, en vies d’aplicació pel govern del PP. Unes i altres, mesures que en aparença no tenen res a veure amb la reducció del deficit, però que prefiguren un Estat autoritari, ben allunyat del principi democràtic radical de participació en la cosa pública, que inclou el dret d’autodeterminació, però que sobretot demana participació i decisió permanents dels ciutadans. Stiglitz explica que en aquest context de desigulatats creixents és difícil torbar el consens democràtic.
La paradoxa de l’Estat neoliberal
En general, els neoliberals volen limitar el pes del govern, però en part l’han acabat reforçant en relació amb els ciutadans. La desregulació del sistema financer ha portat a una expansió de les xarxes bancàries i sobretot a una especulació desenfrenada, amb la consegüent creació de productes anomenats tòxics. Els governs es veuen forçats a absorbir-los, no solament per les pressions internacionals sinó perquè els instruments reguladors han estat capturats pels propis regulats (George Stigler) precisament com menys regulats estaven, en esdevenir sistèmics pel seu propi tamany. Joseph Stiglitz s’hi ha referit respecte del Banc Central Europeu.
Ara s’estan imposant algunes restriccions als bancs privilegiats pel seu tamany, però són restriccions marginals. En el cas espanyol el principal efecte ha estat l’expansió del deute públic, tranformant deute privat en obligacions per al conjunt de la societat, amb la clàusula agreujant que ens ho han venut via Europa, però que només pagarem nosaltres, menys preant la responsabilitat dels creditors internacionals principalment alemanys munyidors de l’especulació immobiliària espanyola. En les relacions fiscals entre l’Estat i Catalunya això suposa un desequilibri addicional, car per a un bon càlcul del deficit s’ha de neutralitzar el pes del deficit públic central. En lloc de denunciar l’absurditat de la situació, el govern de Mas i Mas-Colell s’ha presentat com el més fidel i apressat servidor dels seus propis botxins, causants directes de la crisi.
Estat de mercat
De fet els neoliberals pretenen crear un Estat de mercat, un Estat modelat pels criteris i normes imperants en el mercat ( Raymond Plant.) En tenim la prova en les privatitzacions, però sobretot en l’impuls de models privats per a la direcció del que és públic per la seva funció, com ho mostra la política de portes giratòries dels grans directius( de Guindos, del Ministeri a Lehman Brothers i de Lehman Brothers a Ministre).
Posem per cas les Universitats -terme que significa universitat dels alumnes i professors des de la fundació de la Sorbona. El concepte d’autonomia hi és per tant essencial, radical. Doncs ara se’ns ven el control pel sector privat com a panacea dels mals de la Universitat, lligats de fet en gran part a la insuficient financiació pública que es desprén del propi model neoliberal.
El sector privat espanyol i català, acostumat a un model econòmic de salaris baixos i poca inversió de capital per treballador no considera important la recerca, la qual per sort es desenrotllava fins ara en gran part amb els nivells standard internacionals., com a resultat els investigadors marxen, molts per no tornar.
El mateix podem dir de la sanitat, cas encara més escandalós ( dirigida per l’antic president de la patronal d’hospitals, retalls d’horaris, tancament total o parcial de centres i serveis, privatització del Clínic..), com ho és el control de la TV, el menyspreu per la creació cultural, etc.
Podem concloure amb Plant que aquest Estat neoliberal és força inestable perquè socialment no és gens satisfactori, car accepta en darrera instància només una cobertura mínima de la pobresa. Estem veient aquí com, mentre creix l’atur s’ho han arreglat per reduir el volum total de prestacions, i els exemples grec i portugués són encara més brutals. Estem veient com han deixat créixer els desnonaments sense moure ni un dit fins que s’ha transformat en un crit unànime. Després de més de cent suicidis a Espanya.
A més aquesta desregulació i aquest modelatge de les institucions segons els criteris de mercat ha conduit a una concentració brutal (estudid CapGemini per a MerrillLynch). A una desigualtat creixent (corbes de Lorenz, índex de Gini) tan ben descrita per Stiglitz pels Estats Units ( informe anual FUHEM per a Espanya).
El perill és que ens deixin un Estat sense benestar, invasiu respecte de les llibertats, modelat segons un mercat que precisament no funciona.
Per una Catalunya nova, per una Catalunya de tots els treballadors
Ens plantegen una tasca no purament de reconstrucció del minso Estat de benestar que havíem aconseguit, sinó de construcció d’un nou model d’economia i d’Estat.
Aquesta Catalunya nova ha de sorgir de la participació, no purament d’un acte referendari puntual. Caldrà preparar-la, caldrà consolidar-la dia a dia.
19/11/2012
El futuro del ‘file sharing’ a corto plazo
Joan Ramos Toledano
Megaupload era, antes de su cierre por parte del FBI, uno de los sistemas de compartición de archivos (música, películas, videojuegos, documentos, imágenes, libros, programas) más populares de la Red. Se había hecho con una parte importante del mercado de los sistemas de alojamiento masivo de contenido, y contaba con servidores de enorme capacidad. Hoy Megaupload no existe, y en su dirección web sigue apareciendo un intimidatorio aviso del FBI que informa del cierre y de los cargos de los que se acusa a su fundador y principal responsable, Kim Schmitz, más conocido como Kim Dotcom.
Sin embargo, el propio Kim Dotcom anunció que el próximo 19 de enero de 2013 iba a entrar en funcionamiento su nuevo servicio, denominado Mega. Se trata de una propuesta que, a juzgar por el funcionamiento de Megaupload, tendrá como objetivo compartir una cantidad ingente de archivos y material diverso.
La mayoría de los sistemas que antes del cierre de Megaupload competían con éste, perdieron gran parte de su actividad o cerraron definitivamente sus puertas a raíz de la intervención del FBI, parece ser que por miedo a ser los siguientes. Tanto la detención de Kim Dotcom como el cierre de la web supusieron un fuerte golpe sobre la mesa que frenó en seco lo que parecía un avance imparable de un sistema que en pocos años había alcanzado una popularidad impresionante.
El anuncio de la apertura del nuevo sistema, Mega, ofrece la posibilidad de reflexionar sobre las posibles diferencias o similitudes que podrá tener con el otro gran sistema de compartir archivos, los torrent. La principal similitud que tenían entre sí los sistemas de almacenamiento en servidores como Megaupload o Rapidshare y los denominados torrent es que ambos proporcionaban acceso a multitud de archivos y documentos, estuvieran o no protegidos por Copyright. Pero hay una diferencia fundamental. Mientras que los torrent eran y son totalmente gratuitos para el usuario final, los sistemas de almacenamiento en servidores acostumbraban a ser de pago si se quería tener un acceso digno al contenido, con ventajas que permitían disfrutar del servicio de forma rápida y sin limitaciones (las llamadas cuentas Premium, con precios de entre 8 y 15 euros mensuales). Sin duda, el coste era bajo en comparación con la cantidad de material a la que se podía acceder, pero el hecho es que Kim Dotcom amasó una generosa fortuna (más de 120 millones de euros) en parte gracias a este servicio.
Este punto diferencial entre ambos sistemas no es baladí. Si bien las plataformas como Megaupload eran utilizadas para numerosas actividades (guardar fotos de un viaje, documentos del trabajo o escritos propios), también es cierto que se utilizaban con asiduidad para compartir archivos sujetos a Copyright. Y la diferencia es importante porque la gratuidad de los torrent implica que nos encontramos ante un sistema popular y efectivo sin ningún ánimo de lucro.
No obstante, el propio Kim Dotcom afirmó el lunes 29 de octubre que el nuevo servicio —Mega— sería gratuito y legal. De ser cierto, esto marcaría una diferencia importante, ya que estaríamos ante un sistema de compartición de archivos más sencillo y al alcance de más gente que los torrent, legal y con acceso, en principio, a archivos similares.
Conviene aclarar que ni los sistemas de almacenamiento y compartición de archivos como Megaupload ni el sistema de torrents son, per se, ilegales. Se trata sencillamente de formas de transmitir información o almacenarla. La “ilegalidad” depende por tanto de lo que se almacene o transmita. Y tanto gobiernos como órganos de justicia de diferentes países se encuentran ante el problema de no tener claro a quién atribuir la responsabilidad (usuario final, proveedor de conexión a Internet, dueños de los servidores).
Pero si, como afirma Kim Dotcom, el nuevo Mega es gratuito, es posible abrir una reflexión más profunda entre este tipo de sistemas de compartición y los ya conocidos torrent. ¿Cuál sería la diferencia entre ambas formas de compartir información? En primer lugar, el sistema torrent se construye en gran parte gracias a la comunidad que existe alrededor del mismo. Al no haber ánimo de lucro, el afán es compartir por el mero hecho de compartir, poner al alcance del público el contenido al que uno mismo, por la razón que sea, ha tenido acceso. La transferencia de los archivos se produce desde los PC de los particulares, de forma que ni el FBI ni los gobiernos pueden “secuestrar” los discos duros con el contenido que infringe las normas en materia de propiedad intelectual, porque implicaría requisar millones de ordenadores de países distintos con diferente legislación. Los torrent suponen un sistema que necesita la colaboración e implicación de los usuarios, y cierto grado de buena fe. Cuando un usuario ha descargado completamente un archivo, es siempre recomendable que esté un tiempo compartiéndolo (es decir, no descargando pero dejando que otros descarguen) para que otro/s a su vez puedan acceder a él. Así, a los usuarios que comparten la totalidad del contenido (porque ya lo tienen descargado), se les llama seeds (‘semillas’) y a los que han descargado una parte solamente y siguen intentando conseguir el archivo completo, leechers (‘sanguijuelas’). A mayor número de seeds, mayor velocidad de descarga, y garantía de que se podrá acceder al archivo completo. Más leechers también suponen una mayor velocidad, pero sin la garantía de poder acceder al archivo completo, ya que normalmente sólo podremos conseguir partes del mismo que los otros usuarios tienen. El espíritu de compartir con el resto de usuarios es vital para la continuidad del torrent, que depende de ello para ser un servicio de calidad.
En segundo lugar, si el nuevo Mega resulta ser similar al anterior Megaupload, seguramente se extenderá lo suficiente para alcanzar una cuota de usuarios importante, como ocurría antes de su cierre en febrero de 2012. Incluso puede extenderse más que los torrent, que si bien son extremadamente útiles, resultan algo más complejos para un público con conocimientos bajos-medios de informática. Megaupload era una forma sencilla e incluso gratuita (según si se utilizaba puntualmente o con asiduidad) de acceder a cierto contenido, permitiendo ver series o películas sin necesidad de descargarlas (mediante el sistema Megavideo, parecido a Youtube).
Nos encontramos en una época de cambios en lo que a modos de compartir archivos se refiere. De Napster a Kazaa, pasando por Emule o Ares (por citar algunos de los más populares), cada nuevo sistema que ha permitido a los usuarios transmitir canciones, películas o libros ha tenido dificultades técnicas y legales para asentarse. Uno de los sistemas que mejor ha aguantado ha sido el torrent, aunque se vio algo relegado cuando los servicios de descarga directa (Megaupload, Rapidshare, Hotfile, Uploaded) se volvieron más y más populares. La exagerada detención de Kim Dotcom y el secuestro de todos los servidores de Megaupload cogieron a la comunidad de internautas a medio camino en la transición de los torrent a estos nuevos sistemas. Ahora, ante la situación de incertidumbre legal y la aprobación de una restrictiva normativa legal en distintos países como EE.UU., Francia, Alemania o España, los usuarios se han refugiado en el valor seguro que suponen los torrent. Aunque al parecer el informático alemán parece decidido a dar el salto y revolucionar los sistemas de compartición de archivos o arriesgar su libertad en ello (a parte del proceso judicial abierto, EE.UU. está intentando extraditarle, y durante meses el juez de Nueva Zelanda le prohibió acceso a Internet por cualquier medio).
Pero si una característica de Mega parece clara es que será, al menos a priori, legal. Su gratuidad dependerá de cómo funcione, porque Megaupload no tenía coste obligatorio, pero para disfrutar de un servicio decente era más que recomendable pagar la cuota mensual. La legalidad del nuevo servicio se intuye no sólo porque lo haya dicho Kim Dotcom, sino porque justo antes de su detención, el informático estaba a punto de lanzar su servicio estrella, Megabox, cuya intención era ser algo parecido a Megaupload pero con remuneración hacia los artistas. Es decir, la propuesta era, una vez Megaupload tenía millones de usuarios, conseguir que artistas, escritores o productores alojaran en los servidores de Megabox sus contenidos. Kim Dotcom cobraría entonces una cantidad mensual a los usuarios y éstos podrían acceder al contenido alojado en los servidores. A cambio, Megabox pagaría una cantidad a los propietarios de ese material en función de las descargas que obtuvieran.
Esta idea, de haberse llevado a cabo, hubiera supuesto un cambio importante en los sistemas de compartición de archivos y podría haber supuesto una solución satisfactoria tanto para los usuarios como para los autores intelectuales del material, que cobrarían en función de la popularidad de sus productos. En el caso de la música, este sistema podría suponer una nueva forma de los artistas de acceder al público sin depender de la promoción de grandes empresas discográficas que en ocasiones imponen contratos con condiciones económicas muy poco ventajosas para los propios músicos, pero que destinan grandes cantidades de dinero a la publicidad de grupos o cantantes que pueden llegar a ser rentables. De hecho, a partir de la detención de Kim Dotcom, en la Red se rumoreaba sin cesar que el sector audiovisual estadounidense había presionado fuertemente para que el gobierno de EE.UU. tomara cartas en el asunto. Sin duda, sorprende que se empleara una dureza hasta el momento sin igual en localizar y detener a los propietarios de una empresa concreta existiendo tantas otras que funcionaban de igual manera (y alojaban una cantidad de archivos prácticamente similar). Verdad o no, lo cierto es que la propuesta del informático alemán suponía un cambio que podía llegar a restructurar la difusión de contenidos culturales como se conocía hasta el momento. Gracias a Internet, la distancia entre el artista o intelectual y el usuario o consumidor hubiera sido más corta y más económica para ambas partes, aunque gravemente perjudicial para las grandes empresas del sector.
Pero ¿qué hace de los sistemas de descarga directa como Megaupload una herramienta tan potente para los internautas y un peligro para los lobbys del sector como para forzar un cierre tan virulento como sospechoso de irregular? Su alcance. Dejando de lado la idea de Megabox, muchas empresas similares a Megaupload —incluso páginas web de torrent— llevaban años recibiendo amenazas y pleitos por parte de distintos organismos del sector audiovisual. La facilidad de acceso y uso de sistemas de compartición de archivos mediante descarga directa permitían a usuarios de todo el mundo acceder a contenidos a los que, de otra forma, no hubieran podido acceder. Megaupload era utilizado por ciudadanos y gobiernos de todo el mundo (incluido el de EE.UU.) para almacenar sus propios archivos de forma completamente legal, lo que demuestra su popularidad y la utilidad técnica que aportaba. En lugar de regular la situación que se daba con la compartición de contenidos sujetos a derechos de autor intentando a la vez garantizar un mayor acceso por parte de la población a bienes culturales, los gobiernos europeos y estadounidense se posicionaron del lado de las grandes empresas del sector, propietarias legales de la producción intelectual de cantantes, escritores, directores o músicos.
El problema con el que se han encontrado es que la comunidad internauta es combativa y propensa a la desobediencia civil. El porqué de ello merece sin duda un estudio aparte, pero sin duda uno de los motivos es la facilidad para convocar acciones conjuntas y globales. Los boicots o medidas de presión a través de Internet son en gran parte efectivos porque desde la comodidad de un hogar puede perjudicarse la imagen y/o economía de grandes empresas transnacionales, que en algunos casos se han vuelto enormemente dependientes de su presencia en la Red. En este sentido, Internet se ha convertido en un arma de doble filo, toda vez que ha abierto un mercado inmenso para muchas empresas, pero ha dejado en manos de los usuarios un poder del que antes no disponían.
Queda por ver si efectivamente el 19 de enero de 2013 el servicio Mega entrará en funcionamiento, y sobre todo queda ver cómo será. En cualquier caso, parece que va a ser difícil terminar con los torrent, que han demostrado ser un buen refugio técnico y legal ante las acometidas de distintos sectores contrarios a estos mecanismos de compartición de archivos. En cualquier caso, la nueva plataforma de Kim Dotcom puede suponer un momento importante para la reflexión sobre el modo en que actualmente se organiza la industria audiovisual y sobre el concepto mismo de propiedad intelectual. Una reflexión que sin duda debe involucrar a la industria, aunque sobre todo a los propios artistas e intelectuales, por un lado, y a la comunidad internauta por otro. En este campo, deben maximizarse los rasgos de Internet que suponen una solución, y no los que suponen un problema. Porque las medidas adoptadas hasta el momento van en una sola dirección, la de restringir un “derecho” difícil de catalogar (que aúna rasgos de los clásicos derechos de libertad o libre expresión), que bien podría definirse como un derecho a compartir.
30/11/2012
Ensayo
John Bellamy Foster y Robert W. McChesney
El estancamiento global y China
Mientrastanto.e recomienda encarecidamente la lectura de este ensayo de John Bellamy Foster, editor general de la Monthly Review, y de su colaborador Robert W. McChesney, acerca de la crisis económica a la que se enfrenta China en un contexto internacional caracterizado por un fuerte estancamiento del capitalismo a nivel mundial. Retomando el análisis presentado en su reciente e importante libro The Endless Crisis: How Monopoly-Finance Capital Produces Stagnation and Upheaval from the USA to China (Monthly Review Press, 2012), los dos autores nos muestran las crecientes dificultades de China para cumplir el papel de motor de recuperación económica del mundo y la necesidad de activar un cambio político con vistas a ir más allá de un capitalismo en fase de declive.
El estancamiento global y China
30/11/2012
Raimundo Gomes da Cruz y María Orlanda Pinassi
La minería y la lógica de producción destructiva en la Amazonia brasileña
La tercera fase, y potencialmente la más letal, del imperialismo hegemónico global, que está hoy en pleno funcionamiento, y corresponde a la profunda crisis estructural del sistema capitalista, como un todo en el plano político y en el militar, no nos deja espacio para la tranquilidad o la certeza. Por eso, el siglo que iniciamos será necesariamente el de "socialismo o barbarie".
István Mészáros
Desde la fase de acumulación primitiva y, principalmente, a partir la revolución industrial, la minería ha constituido un factor esencial en la producción de riqueza capitalista. En este contexto, la primera colonización (portuguesa, española, francesa y holandesa) tuvo la función de abastecer el creciente mercado europeo con los bienes naturales saqueados en la región, entre los cuales los minerales ya figuraban como una prioridad. El desarrollo desigual y combinado del sistema socio-metabólico del capital definía así la condición de subalternidad de los países coloniales, países condenados a suministrar bienes primarios para la industrialización inglesa, principalmente. Durante los siglos XIX y XX, la rapiña se intensificó bajo el control de los países neocolonizadores e imperialistas de Estados Unidos, Europa y Asía.
Hoy, más que en cualquier otra época, esto viene confirmándose con el nivel estratosférico e interrelacionado que los capitales involucrados en la minería desempeñan en todo el mundo. El frenesí que distingue la dinámica de esas operaciones constituye la base sobre la que se asienta la lógica esencialmente destructiva del capital en la actualidad. Esto quiere decir que cada una de las fases de la actividad minera refuerza el carácter autofágico del capital, exponiendo de modo inédito sus más agudas contradicciones socio-ambientales, sus límites más absolutos. En Brasil, como en otros países del mundo, el proceso tiene nombre propio: Vale. Esta es la compañía más lucrativa en actividad en el país, la segunda empresa minera más grande del mundo y la que más agresivamente aplica el recetario neoliberal de acumulación, sinónimo de éxito empresarial total.
Sin embargo, ni los millones de reales gastados por la multinacional en propaganda para vender la imagen de empresa sustentable y responsable, consiguieron evitar que en enero de este año fuese escogida como la peor empresa del mundo por la Public Eye Awards. También conocido como el “Nobel” de la vergüenza corporativa mundial, el “premio”, creado en el 2000 por Greenpeace de Suiza y por la declaración de Berna, es concedido por voto popular a la compañía más destructiva en términos sociales, labores y ambientales. Compitiendo con Syngenta, Samsung, Freeport y Tepco —la responsable por el gravísimo accidente nuclear de Fukushima, Japón, en 2011—, Vale fue la gran vencedora de 2012 por los daños irreparables que ha causado directa e indirectamente a varias regiones de Brasil y del mundo. Estamos hablando de la expropiación violenta de tierras de indígenas, campesinos y comunidades tradicionales, que estaban dedicadas a la agricultura, a la extracción y a la pesca; pero también de una devastación socioambiental irreversible, de la utilización recurrente del trabajo esclavo e infantil, y de la explotación sexual de menores.
Toda la cadena productiva de la minería ejecutada por Vale tiene impactos extremadamente nocivos. Estos se presentan desde la exploración hasta la extracción, desde la tala del bosque nativo hasta la formación de “bosques” de eucalipto destinados a la producción de carbón vegetal, desde la utilización de hornos artesanales hasta la fundición realizada por las siderúrgicas (que tienen en el carbón vegetal una fuente esencial de energía), desde la construcción de hidroeléctricas hasta la contaminación de aguas por químicos, desde el transporte del producto en ferrocarriles hasta la construcción de los puertos destinados a los navíos que llevarán el mineral al exterior.
Durante todo el proceso, que reúne a los intereses de los capitales involucrados en la minería, la energía hidroeléctrica, la agroindustria, la construcción, el transporte férreo, terrestre y marítimo, y el sector financiero, estamos asistiendo a un interminable camino de destrucción y miseria, a una tragedia que tiene su culmen en el tratamiento industrial de productos que históricamente han estado sirviendo al cada vez más poderoso complejo industrial-militar. Para hacerse una idea, basta mencionar que la minería del Complejo de Carajás proporciona la materia prima del arrabio, producto destinado a gran escala a la producción de armamento principalmente en la industria estadounidense, que en 2007 consumió alrededor 5,95 millones de toneladas, equivalente al 60% de las exportaciones brasileñas.
Entre los días 12 y 15 de abril de 2010, cerca de 40 organizaciones sociales y sindicales de Brasil convocaron e invitaron a organizaciones sociales y sindicales de Canadá, Chile, Argentina, Guatemala, Perú y Mozambique al I Encuentro Internacional de Poblaciones, Comunidades, Trabajadoras y Trabajadores afectados por la política agresiva y predadora de Vale, empresa minera originariamente brasileña, realizado en Río de Janeiro. Desde entonces, el proceso se acrecentó, y originó la Articulación Internacional de los Afectados por Vale (http://atingidospelavale.wordpress.com/).
La intención de este artículo es, además de divulgar el problema, hacer una contribución al debate y al avance de las luchas en torno a la cuestión, que, entre otras movilizaciones, promovió, en la región que abordamos, el 2° Encuentro de la Juventud Afectada por la Minería, que tuvo lugar en Açailândia (MA) en los días 27, 28 y 29 de julho de 2012. El encuentro, que contó con la participación de más de 100 jóvenes de diversas organizaciones, como el MST, el Movimiento Debate y Acción, Levante Popular de la Juventud, Federación de Estudiantes de Agronomía de Brasil, Juventud por la Paz (JUPAZ), Comisión Pastoral de la Tierra, Red Justicia en los Trillos... Fueron tres días de debates sobre los problemas generados por Vale S.A., a lo largo de la Estrade de Ferro Carajás (EFC), que corta 27 municipios y más de 120 comunidades campesinas, quilombolas, indígenas. En esa ocasión fue lanzada la Campaña Nacional Contra la Violencia y el Exterminio de Jóvenes en el contexto de la minería.
Sobre Vale
La historia de la minería en Brasil en el siglo XX está intrínsecamente ligada a la propia historia de Vale que, desde sus orígenes, ya revelaba su vocación belicista. La empresa fue creada en 1942 durante el gobierno de Getulio Vargas, con el nombre de Companhia Vale do Rio Doce (CVRD), bajo el estímulo de la ideología nacional-desarrollista. Apadrinada por los Estados Unidos e Inglaterra en torno a los acuerdos de Washington, la empresa surgió en el Estado de Minas Gerais con el objetivo de extraer mineral de hierro para abastecer, principalmente, a la Companhia Siderurgica Nacional (CSN), otra creación de Getulio Vargas, localizada en Volta Redonda, Estado de Rio de Janeiro. El sector se definió a partir de las políticas formuladas por la Comisión Nacional de Siderurgia, creada en 1931 y ligada al Ministerio de Guerra, agrupando a empresarios, militares y técnicos.
Durante la Segunda Guerra Mundial Europa dependía del suministro de hierro, materia prima esencial para la industria bélica. Para asegurar dicho suministro, el Export Import Bank-Eximbank financió la implantación del complejo minero-siderúrgico de producción de hierro y acero en Brasil. Por su parte, la United States Steel asumió la responsabilidad de construir una planta procesadora en Vale do Rio Doce y la construcción del ferrocarril Vitoria-Minas con apoyo total del gobierno brasileño.
La compañía, que en la década de 1950 producía entre 3 y 4 millones de toneladas de hierro al año. En 1962 La empresa ya producía cerca de 8 millones de toneladas. Con la creación en ese mismo año de Docenave —Companhia de Navegação Vale do Rio Doce— y la inauguración en 1966 del puerto de Tubarao (Estado de Espíritu Santo), la producción de hierro alcanzó los 56 millones de toneladas al año en 1974, cuando la empresa asumió el liderazgo mundial del sector minero. Al mismo tiempo, la Docenave llegó a ser la tercera mayor empresa de navegación granelera del mundo.
La Compañía funcionó como una empresa de capital mixto, con un 51% de las acciones en manos del gobierno brasileño, hasta 1997, cuando fue privatizada por el gobierno neoliberal de Fernando Henrique Cardoso, quien transfirió a grupos extranjeros el 43,71% de las acciones pertenecientes al Estado en uno de los procesos de privatización más fraudulentos de la historia del país, pues su patrimonio fue subvalorado en un 74%. Contra esa privatización se abrieron 69 procesos judiciales.
En ese periodo Vale producía 114 millones de toneladas al año y en el 2000, después de la privatización, alcanzó 250 millones de toneladas, de los cuales 50 millones estaban destinados a las siderúrgicas brasileñas y 197 a la exportación. En 2008, la compañía abandonó la sigla CVRD y adoptó el nombre de Vale, ubicándose en el puesto 33 entre las mayores empresas del mundo, de acuerdo con el Financial Times de aquel año. Así, se convirtió en la mayor empresa del Brasil, superando a Petrobras y a Embraer. En esa condición Vale registró en 2010 un ingreso operacional de 46.5 billones y una ganancia liquida de 21.7 billones. En 2011, fueron US$ 62,21 millones de en ingresos y US$ 22,23 millones de beneficio neto.
Vale, que en el ranking de la minería mundial hoy es apenas superada por la Aglo- australiana BHP Billiton, tiene una concesión para explorar y explotar mineral en un área de 23 millones de hectáreas en diversos estados de Brasil. En el exterior esa área es de 19,8 millones de hectáreas, distribuidas en 38 países de los 5 continentes. Y desde que asumió en el 2007 el control accionario de la canadiense INCO, la mayor empresa de níquel del mundo, emplea a 52 mil trabajadores en Brasil y en el extranjero.
El grupo Vale S.A. está conformada por 64 empresas, que comprenden las áreas de exploración, producción de carbón y acero, prospección de minerales, ferrocarriles, servicios portuarios, navegación, geotecnología, generación de energía y agroindustria. El control accionario de la empresa parece ser un secreto imposible de descifrar y por lo tanto no se tiene información precisa al respecto. A pesar de esta limitación se pudo establecer lo siguiente: 53,3% pertenecen al consorcio Valepar, comprador y controlador actual de Vale; 29,2% a capital extranjero, 10,7% a capital brasileño, 6,8% a los accionistas del Fondo de Garantía, una inversión que en teoría estimula al trabajador a invertir en la empresa. El control accionario pertenece a la Previ (mayor fondo de previsión social del mundo, perteneciente a los funcionarios del Banco de Brasil, una condición que no necesariamente les garantiza el control), a Bradesco (banco privado) y al Banco Nacional de Desenvolvimiento BNDES (banco estatal destinado a proyectos sociales), que abrió una línea de inversiones —el BNDESPar— exclusivamente para comprar el consorcio [1].
En Brasil, Vale tiene numerosas facilidades que le permiten intensificar la acumulación de capital: paga salarios irrisorios, está exenta del impuesto ICMS, las regalías son muy bajas y la mayoría de las veces no las paga, consume energía muy por debajo del costo de producción y cuenta con amplios incentivos tributarios para la explotación de los minerales. Las regalías de la prospección de minerales, que se obtienen de la Compensación financiera de los Recursos Minerales (CFEM), se distribuyen de la siguiente manera: 12% para el Estado central, 23% para los estados de la Federación y 65% para la ciudad productora. Sin embargo, este porcentaje no garantiza la prosperidad de las regiones. Por ejemplo, Pará es el cuarto estado más pobre del país con el 18,9% de la población —1,5 millones de personas— viviendo en condiciones de extrema pobreza. El caso de Maranhão es aún más grave, porque de las 21 estaciones del ferrocarril de Carajás, 18 se encuentran en el Estado y sufren los impactos negativos causados por la vía férrea, pero no recibe regalías porque no es una región productora. Allí, 1,7 millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza, es decir 25,7 % de los habitantes del Estado, una cifra que triplica la media nacional de 8,5%.
Al mismo tiempo, la participación de los trabajadores en los beneficios (PLR) ha disminuido drásticamente en los últimos años: en 1998 representaban el 14,21% de los dividendos, mientras que en 2005 apenas fue de 8,74%.
Vale y el complejo minero de Serra dos Carajás
En el período anterior a 1964, año del golpe militar en Brasil, los países capitalistas centrales, en particular Estados Unidos, ya habían recogido gran cantidad de información sobre las riquezas naturales de la región amazónica. Para un saqueo más efectivo de esa riquezas era necesario asegurar un mayor dominio sobre el poder político, lo que consiguió efectivamente en Brasil y en varios países de América Latina durante las décadas de 1960, 70 y 80.
La ofensiva militar en territorio brasileño fue impuesta y realizada mediante la deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. El golpe de Estado de 1964 se constituyó en el hito de esta intervención y el Estado autoritario que de allí surgió creó las estructuras necesarias para un control efectivo de la Amazonía. Nos referimos a la Superintendencia de Desarrollo de la Amazonía (SUDAM) y al Banco del Amazonas (BASA), órganos catalizadores de los grandes proyectos que han contribuido a enriquecer a las elites locales y de otras regiones del país, que han traslado con rapidez sus capitales a la región.
La Amazonía es codiciada por una infinidad de factores: tiene un enorme potencial en biodiversidad, riquezas minerales, recursos hídricos y la cultura y saberes ancestrales de los pueblos originarios sobrevivientes. Por eso la región moviliza y potencializa intereses económicos y políticos crecientemente agresivos, a escala local, nacional e internacional.
Cada día los habitantes o titulares de tierras ya demarcadas como reservas para los más variados grupos —descendientes de cimarrones, indígenas y trabajadores rurales, algunos de ellos del MST— se ven más presionados o amenazados por el gran capital, conformado por intereses extranjeros junto con representantes del capital local y nacional. Gracias al apoyo estatal, empresas como Alcoa, Cargill, Suez Tractebel, MPX, Camargo Correa, Odebrecht, Andrade Gutierrez y Vale, controlan porciones significativas del suelo amazónico, espacio estratégico y vital para la reproducción social, económica y cultural de las poblaciones tradicionales.
En este escenario de expoliación y saqueo de las riquezas locales, el sur y el sudeste del Pará aparecen como pioneros históricos de este proceso, siempre justificado por el discurso del desarrollo, el progreso y la generación de empleo. La apertura de carreteras, particularmente la Carretera Transamazónica, a partir de la década de 1960, fue el principal vehículo de una triste historia marcada por la violencia contra los trabajadores rurales, indígenas y luchadores sociales. Todo ello agravado por destrucción irracional de la naturaleza.
En este contexto, en 1979, en plena dictadura militar, el presidente de la República, general João Batista Figueiredo, nombró como presidente de la compañía a Eliezer Batista [2], la persona responsable de hacer a Vale do Rio Doce el principal accionista de complejo Carajás, una inmensa mina de hierro controlada desde 1960 por US Steel. Para asegurar el éxito del proyecto fue necesario crear una gran infraestructura que incluía la construcción de la Central Hidroeléctrica de Tucuruí, una de los más grandes del mundo, el ferrocarril Carajás-Itaqui, el puerto de Ponta da Madeira —ubicado en itaqui, Sao Luis (MA)— y numerosas siderúrgicas. El complejo está situado en el corazón del Parque Nacional de Carajás (Estado de Pará) y entró en funcionamiento en 1985. Cuenta con la mayor reserva de hierro de alto contenido del mundo y grandes reservas de manganeso, cobre, oro y otros minerales raros.
El complejo de Carajás, también conocido como Provincia Mineral de Carajás, se extiende sobre un área de 900 mil km², lo que equivale a la décima parte del territorio nacional. Está atravesado por los ríos Xingu, Tocantins y Araguaia, y abarca las tierras de los estados de Pará, Tocantins y Maranhão. Tiene reservas estimadas en 2.000 millones de toneladas de mineral de hierro ubicadas en el sur del estado de Pará. Vale tiene el usufructo de las reservas de la zona que, según el Departamento Nacional de Producción Mineral (DNPM), alcanza los 17 mil millones de toneladas. El mineral extraído de cuatro minas que componen el complejo de Carajás contiene un 67% más de hierro y hematita en comparación con el que se encuentra en el sur del país y en las minas en otros países. Además, allí se explota manganeso, cobre y níquel. Las minas se encuentran en medio de la selva, donde una inmenso claro sirve de palco para una incesante actividad que se extiende las 24 horas del día.
Las obras comenzaron en 1978, 11 años después de los primeros estudios geológicos en la región. En 1981 ya se había abierto una inmensa mina y en 1985 entró en funcionamiento el primer tren de carga de Vale. Al año siguiente se iniciaron las ventas del Sistema Norte con un primer embarque de mineral por el puerto de Itaqui en Maranhão, totalizando 13,5 millones de toneladas de hierro.
El tren de Vale, considerado el mayor tren de carga del mundo, ópera con 336 vagones que transportan más de 230 mil toneladas de hierro por día, lo que equivale a 30 millones de dólares diarios. Esto significa 24 viajes cada día (12 en cada dirección) por la Estación de Ferro Carajás (EFC) hasta el terminal marítimo de Ponta da Madeira en Sao Luis (MA).
En el año 2008 la empresa registró un record histórico desde la entrada en operación del complejo de Carajás en 1984: 1 billón de toneladas de hierro. Esto es equivalente a extraer 300 mil toneladas de mineral todos los días de las cuatro minas a cielo abierto. A partir de allí, según información suministrada por la propia empresa, la inversión en el complejo creció de manera vertiginosa. Por lo menos US.1165 billones directamente en las minas ya existentes en Carajás; US 581 millones en la minas de niquel de Onca Puma; US. 387 millones en proyecto de extracción de cobre con oro asociado Salobo I; y más de US. 145 millones para explotación de hierro, manganeso, níquel, aluminio y oro en Serra Sul de Carajás.
Perspectivas de crecimiento
Desde el año 2005 la extracción industrializada de minerales ha ido en aumento, además de hierro, se explota también manganeso, cobre, oro y níquel. Ese proceso, impulsado por la demanda y por el alto precio en el mercado mundial, tiende a intensificarse. Esto es tan cierto que desde el momento en que el mineral se convierte en mercancía de vital interés para el país, el gobierno ha definido su situación como de máxima prioridad.
En función del crecimiento acelerado del sector, Vale obtuvo licencia para la construcción de un cuarto muelle en el terminal marítimo de Ponta da Madeira y se tiene previsto que entre en operación en 2012. Esta obra hace parte del actual plan de expansión de Vale en infraestructura en la región norte, que requerirá una inversión total de US. 2 billones.
Después de recibir la autorización de IBAMA en diciembre de 2010, Vale viene trabajando en la ampliación del ferrocarril de Carajás en los trechos que atraviesan las ciudades de Santa Rita, Itapecurú Mirim, Bom Jesus das Selvas, Açailândia y Cidelândia —en el estado de Maranhão— y de Marabá —en Pará—, y realizando estudios complementarios para los demás trechos. La minera no informa sobre los plazos de las obras que están siendo ejecutadas por Odebrecht. La vía férrea tiene 842 kms. y la expansión implica 625 kms. adicionales en los estados de Maranhao y Pará. La nueva línea está siendo construida en la misma faja de la línea principal.
Los proyectos
Las tragedias de la minería en el sur y sureste de Pará
El gigantismo operacional y lucrativo de Vale tiene su equivalente potencializado en los impactos negativos que genera en cada uno de los municipios y comunidades donde realiza actividades mineras. En el sur y el sureste de Pará, las ciudades de Marabá, Curionópolis, Parauapebas, Canaã de Carajás, Rio Maria, Floresta do Araguaia, Santa Maria das Barreiras, Conceição do Araguaia, Agua Azul, Ourilândia, Tucumã y São Felix do Xingu, son las más afectadas por la extracción de minerales, la construcción de plantas procesadoras, carreteras, diques de contención y líneas de transmisión eléctrica. Además, para satisfacer las necesidades de una inmensa siderúrgica ubicada en Marabá se construyó un oleoducto que afecta la reserva de los indigenas Gavião, ubicada en Bom Jesús.
Estos impactos comenzaron desde la década de 1970, cuando el sudeste del Pará recibió un gran flujo migratorio provocado por la construcción de la Carretera Transamazónica y los proyectos de colonización impulsados por esta obra. Pero, en la década de 1980 ocurrió una explosión demográfica en la región a causa del descubrimiento de oro, en tierras que rápidamente se transformaría en un inmenso yacimiento informal conocido como Serra Pelada. Una multitud de hombres, casi todos oriundos del noreste del país, llegaron en busca de trabajo y muchos de ellos terminaron quedándose en la ciudad de Marabá y fundando otras, como El Dorado dos Carajás, donde ocurrió la masacre de 19 trabajadores rurales Sin Tierra en abril de 1997 por las fuerzas represivas del Estado de Pará.
En este mismo período, la CVRD realizó estudios de la viabilidad económica de yacimientos de cobre, oro, manganeso y níquel en la región. Con la ayuda del Estado y de los terratenientes locales, la empresa cerró la mina y aceleró el proceso de expulsión de los trabajadores de sus tierras, proceso iniciado por los ganaderos en la década de 1970, potencializando los conflictos de tierra, los asesinatos y la violencia en el campo.
Después de cuatro décadas de explotación minera en la región de Carajás, el resultado del “progreso” no podría ser peor: más de un millón de hectáreas de bosques nativos destruidos, toda la madera comercializable talada, quema de bosques para la siembra de pastos, ríos y arroyos contaminados. Además, cientos de campesinos, indígenas, activistas de movimientos sociales y de la iglesia han sido amenazados y asesinados. La población se elevó de 75.000 a más de un millón de habitantes, la mayoría de ello son inmigrantes desempleados y en situación de miseria que se hacinan en los suburbios. También han aumentado los índices de violencia urbana, que comprenden criminalidad, hurto, tráfico de drogas y prostitución. Como es imposible analizar todos esos problemas en este artículo, solamente examinamos algunos de ellos.
Impactos ambientales
Deforestación. Considerando la lógica esencialmente destructiva del capital, la deforestación es inevitable y se está arrasando el bosque lluvioso primario en la zona de la mina. También han sido deforestadas áreas para la producción de carbón y para construir alojamientos, carreteras, redes eléctricas, depósitos de minerales, ferrocarriles y hornos artesanales.
Contaminación: La contaminación es de todo orden: del aire, del agua, del suelo y acústica. Esta última, por ejemplo, se produce por las constantes detonaciones de dinamita y por el ruido provocado por vehículos, máquinas y equipos; sin mencionar la contaminación sonora que los trenes de Vale producen en las poblaciones aledañas a la vía férrea. La contaminación del aire es resultado del uso excesivo de productos tóxicos a lo largo de toda cadena minera, incluyendo el monocultivo de eucalipto en lugares donde antes había selva, para alimentar hornos de carbón que devuelven al ambiente una humareda densa y sofocante. La contaminación del agua y del suelo se produce por las sustancias altamente tóxicas utilizadas en el proceso de extracción y transformación del mineral. Por ejemplo, para la transformación del mineral de cobre se utiliza una gran cantidad de soda caústica y durante el proceso de separación del oro el daño ambiental es mucho mayor porque se utiliza el cianuro, una sustancia más perjudicial que el mercurio utilizado en la minería no industrial.
Las minas están situadas en las montañas, cuyas aguas alimentan los arroyos que desembocan en las quebradas y estos, a su vez, en los principales ríos de la región: Itacaiúnas, Xingu, Araguaia y Tocantins, y La población toma el agua de estos cursos de agua. Esto significa que los desechos de Vale, en el sur y sudeste del Pará, están incidiendo directamente en los principales afluentes del río Itacaiúnas, amenazando esta importante micro-cuenta y poniendo en riesgo toda el agua superficial y subterránea de la región.
Proyecto Cristalino
Apertura de cráteres y la destrucción de las montañas. Para la extracción del mineral, que siempre se encuentra en el subsuelo, se requiere la remoción del suelo de las sierras, como sucede en el Complejo de Carajás (Parauapebas) que tiene minas a cielo abierto. Además de la apertura de enormes cráteres, que provocan daños ambientales irreparables, este proceso ha venido causando la destrucción de cavernas y la extinción de especies animales que nunca serán conocidas por la ciencia. Para tener una dimensión de los daños se puede mencionar que el proyecto Salobo, por ejemplo, dejará un cráter de 2.000 metros de largo por 850 metros de ancho y 520 metros de profundidad. Podemos imaginar la cantidad de cráteres que existirán en un lapso de veinte años en la región, pero no tenemos la más mínima idea de para qué servirán.
Proyecto Ferro
Impactos Sociales
Ante la expectativa de empleo y mejores ingresos se presentó un fuerte flujo migratorio a la región, provocando el vaciamiento del campo y un gran crecimiento de las ciudades. Como el número de empleos es bastante reducido, mucho de los migrantes se han sumado a los que ya estaban desempleados, formando un gran ejército de trabajadores precarizados y baratos que sobreviven casi como esclavos. Debido a la miseria se someten a todas las formas de explotación de las empresas, la mayoría de ellas dependientes de Vale, y eso cuando logran ser contratados. Los casos más graves ocurren en los hornos artesanales donde es común el trabajo infantil y esclavo, y las actividades se realizan sin las más mínimas condiciones de dignidad y seguridad. El Estado de Pará registró en 2008 cerca de 150 mil niños trabajadores, muchos de los cuales laboraban en actividades de alto riesgo, como en los hornos de carbón: “Los trabajadores, como ejemplo de lo que sucede en las demás carboneras visitadas, cuando procesan el carbón vierten agua en las brasas incandescentes y van retirándolo gradualmente; sus trajes están formados por bermudas, camisetas, sandalias de goma y como herramienta usan apenas una especie de pala. La temperatura en la boca del horno o caldera es de aproximadamente 70° y, como los trabajadores entran y salen, cambian constantemente de temperatura. Algunos se mojan para soportar el calor. Varios llevan cicatrices de quemaduras” [3].
Es importante señalar que muchos de los trabajadores que tienen la “suerte” de obtener trabajo en Vale con contrato, vivienda, escuela y educación, acaban por contraer graves enfermedades como cáncer, depresión y lesiones serias e irreparables, sobre todo en la columna— causadas por el esfuerzo y el contacto con sustancias químicas, tóxicas y radioactivas. Dada la cantidad de trabajadores que se enferman —son más de cien los lesionados y abandonados a su propia suerte en Carajás— se presenta una gran rotación de personal. Según información del grupo Lesionados de la Valey de la Asociación de Trabajadores Enfermos del Sudeste del Pará, la compañía viene expulsando sumariamente a los trabajadores lesionados y suprimiendo todos los beneficios ofrecidos al momento de la contratación. No se trata solamente de trabajadores manuales, sino que el proceso también afecta a técnicos de laboratorio.
Otro asunto muy importante en relación al crecimiento del capital involucrado en los proyectos mineros, está referido al avance de la expropiación de comunidades campesinas e indígenas. Los pobladores tradicionales son expulsados de manera brutal de tierras que habían conquistado a través de la luchas y de la pérdida de muchos(as) luchadores (as). Como estrategia de cercamiento de las áreas de interés para sus proyectos, Vale se ha apropiado de una gran cantidad de tierras baldías.
Una situación social alarmante se ha producido por la implantación de infraestructura en el yacimiento de cobre de Salobo, Parque Nacional Tapirape-Aquri, municipio de Marabá. Las empresas contratadas por Vale para la construcción del proyecto —Norberto Odebrecht, OAS, CAENCO, TRATERRA y ALUSA— levantaron un campamento para 7 mil hombres, a 7 km de Villa Sanção. Este municipio tiene una población estimada de 1.200 habitantes, principalmente agricultores de la región e inmigrantes llegados en los últimos tres años en busca de trabajo. La consecuencia más evidente del proyecto Salobo para estas personas fue, en primer lugar, el aumento de la prostitución infantil y del número de casos de violación de menores.
Los proyectos mineros benefician a un pequeño grupo de población local, generalmente a aquellos que prestan servicios a las empresas y a quienes facilitan la instalación de proyectos, cómo los empleados públicos. En contraposición, esos mismos proyectos producen una abrumadora mayoría de pobres y miserables.
Palabras finales
Durante más de 300 mil años la humanidad ha retirado de la naturaleza los minerales que ha necesitado para satisfacer necesidades crecientes. La minería, por lo tanto, es una actividad históricamente vital para el desarrollo humano y social. Sin embargo, desde el siglo XVI, el imperativo de producir excedente, bajo el control del capital y sus necesidades mercantiles, ha alterado sustancialmente la relación del hombre con la naturaleza y, en consecuencia, la actividad minera se ha visto particularmente afectada en todo el mundo.
Aun así, podemos decir que durante la fase ascendente —período comprendido entre las revoluciones burguesas del siglo XIX hasta la década de 1960— el carácter destructivo inmanente al sistema sociometabólico del capital no se había revelado plenamente. Es decir, en esta fase la lógica del mercado no deprimía en forma absoluta la satisfacción de algunas necesidades humanas.
Marx, por ejemplo vio aspectos positivos en el desarrollo del sistema, que, además de ampliar “la órbita de los consumidores”, derriba “todos los límites que obstruyen el desarrollo de las fuerzas productivas y se oponen a la expansión de las necesidades, a la diversificación de la producción y a la explotación y el intercambio [libre] de las fuerzas naturales y espirituales” (Marx, 1985: 277s.). Esta era la base sobre la cual se sustentaba la tesis de que el completo desarrollo del sistema capitalista sería el presupuesto de un nuevo modo de producción.
No obstante, esta tesis es totalmente impensable para el socialismo al termino de la fase ascendente histórico-civilizatoria del capital, cuando no se puede seguir asociando “aumento del consumo” con la satisfacción del “individuo social pleno”. El momento actual surge de una crisis estructural incorregible del sistema, cuya reproducción ampliada sólo se logra mediante múltiples formas de destrucción que no cesan de multiplicarse. Para Mészáros “desde el perverso punto de vista del ‘proceso de realización’ del capital, consumo y destrucción son equivalentes funcionales […] y nada ilustra mejor este hecho que el ‘complejo militar industrial’ y su continua expansión” (Mészáros, 2003: 17s.). A lo que agregamos que pocas situaciones ilustran mejor esta afirmación que las prácticas actuales de la minería, punto de partida de un proceso consistente, de principio a fin, en la lógica de la producción destructiva.
Toda la producción industrial utiliza componentes extraídos de la minería y, por eso mismo, es tan grave el desperdicio y la obsolescencia que caracterizan al sector, con el propósito de generar una circulación cada vez más acelerada de capitales. Piénsese en las nefastas consecuencias previas y subsiguientes de los millones de automóviles que entran en circulación todos los días en las ciudades del planeta y en las montañas de desechos irrecuperables creadas por la industria electrónica. Tanto o más grave es el avance inescrupuloso de la lógica prevaleciente en la minería destinada a la producción de armas. Allí, consumo y destrucción coinciden en cada etapa de la larga cadena productiva de un “bien” cuyo valor de uso se realiza, desde el principio, en la muerte.
En conclusión, producir mercancías —y derivados de minerales, caña, soja, eucalipto, naranja— es una vocación histórica insuperable de Brasil y demás países de extracción colonial en el desarrollo desigual y combinado del capital. En ninguna época anterior a la nuestra los capitales estuvieron tan entrelazados, hasta el punto de ser difícil identificar su origen en una empresa trasnacional como la Vale.
Por esta razón, son muchas y son justas las acciones judiciales que impugnan su proceso de privatización. Sin embargo, es muy cuestionable la defensa de la nacionalización hecha por no pocos sectores de la izquierda brasileña, como forma de fortalecer el desarrollo de la industria nacional con los mismos patrones vigentes de expansión y acumulación. Consideramos que en la actual fase histórica esa estrategia significa prolongar la irracionalidad del capitalismo contra la clase trabajadora y contra la humanidad.
Ante las consecuencias de una tragedia ya instalada, la única salida verdaderamente honrosa para ser propuesta por los socialistas es la expropiación nacional y popular del expropiador, en este caso de Vale, que bajo el control efectivo de los productores libremente asociados deberá negarse de manera definitiva a seguir alimentado los costos sociales y ambientales de un circulo de destrucción y de miseria que, bajo los intereses del capital, sólo puede ser profundizado.
Notas
[1] Véase “A Vale, empresa sem rosto e sem país”, en http://www.brasildefato.com.br/node/678.
[2] No es simple coincidencia el hecho de que este caballero sea el padre de Eike Batista, el más exitoso empresario brasileño, que gracias a la expansión del sector minero en Brasil y en otros países, especialmente en América Latina, fue reconocido como la séptima mayor fortuna del mundo según la revista Forbes.
[3] Véase http://www.dhnet.org.br/4legis/br/cdhcf/carvoarias.html.
Bibliografía
Karl Marx, Grundrisse, en: Karl Marx y Friedrich Engels, Obras fundamentales, FCE, México, 1985, vol. 6/1.
István Mészáros, El siglo XXI: ¿Socialismo o barbarie?, Ediciones Herramienta, Buenos Aires, 2003.
[Raimundo Gomes da Cruz Neto es ingeniero agrónomo y educador popular. Orlanda Pinassi es socióloga e integrante del consejo de redacción de Margem Esquerda. Este artículo ha sido publicado en la revista argentina Herramientas]
29/11/2012
El extremista discreto
Guillem Martínez
El botón
La única vez que en mi vida he visto un cambio político imprevisto, no fue en la política. Fue en el Barça, algo que se parece tanto a la política que, por ejemplo, el último Barça-Madrid me abstuve.
La cosa fue en una Asamblea de compromisarios. Era President Joan Gaspart. Un genio. Cuando tomaba la palabra, aquel hombre le hacía a la palabra lo que la primavera a los almendros. De hecho, en aquella Asamblea celebrada en un momento en el que el Barça no se comía un rosco y su directiva estaba bajo la sospecha de esa cosa que en otra cultura sería corrupción y, por aquí abajo, economía creativa y singular gracejo, los compromisarios formulaban preguntas crispadas y desordenadas, y Gaspart les respondía con grandes y bellas construcciones lingüísticas. El local chachi en el que se celebraba el acto, se iba poblando ante nuestros ojos de almendros, que florecían. En las flores entraban abejas simpáticas, que las polinizaban. Leñadores japoneses cortaban los almendros y realizaban preciosas marqueterías ante nuestros ojos. La cosa duró varias horas, hasta que un socio levantó la manita y formuló una pregunta ordenada. Explicó que el mundo es una red de información, y que hoy en día se podía acceder a los mejores jugadores del mundo apretando un botón. Posteriormente, preguntó si la directiva conocía el botón en cuestión.
Sorpresívamente, se provocó un silencio monumental. Segundos después, Gaspart bajó la cabeza y dijo lo que un Presidente de lo que sea no debe decir nunca jamás. Dijo que no lo sabía. No sabía dónde estaba ese XXXXX botón. Se desautorizó. La Asamblea transcurrió, a partir de entonces, sin almendros y con un Presidente desautorizado pisando flores. A las pocas horas, Gaspart, un hombre que sabía construir jardines colgantes con almendros, dimitía y si iniciaba la Edad de Oro del Barça. Y todo por un botón. Es decir, por una buena pregunta. Que un sistema se vaya al garete ante una pregunta, ante un niño que se ríe y señala que el rey está desnudo tiene su grandeza. Curiosamente, el mundo está repleto de reyes desnudos. Pero las cosas grandes —no sé, un melón de 76 kilos—, no son frecuentes.
El sistema creado en los últimos 35 años está haciendo aguas. Es un sistema que ha creado almendros lingüísticos tan bellos que te los tirarías. No obstante, últimamente va por el mundo a pelo, sin jardinería. La monarquía, sin almendros que la embellezca, últimamente está abandonada a su propia velocidad. El caso Undargarín, que hace cinco años se hubiera solucionado creando un Yerno Malo, y que ahora se solucionará, al parecer, aduciendo prescripción de los cargos, se está alargando en el tiempo, al no haber almendros a los que agarrarse. El último viaje internacional del rey a la India, protagonizado por un rey que no podía caminar y que se dormía en todos los actos, provocó el nacimiento de la disciplina del chiste hindi, que se veía venir desde el Mahabharata, pero que nunca había cuajado. La ulterior operación del rey, un abuelito al que no le va a visitar ningún familiar próximo, está dibujando la ausencia de almendros con una crueldad de familia media española que tira de espaldas.
En el Congreso, desde hace más de una legislatura, los grupos parlamentarios no existen. Así, con todas las letras. El grupo del PSOE, en ese sentido, es incapaz de gestionar nada —afortunadamente, no hay nada que gestionar—. El grupo PP, profundamente dividido, funciona porque ya no es necesario un grupo parlamentario que funcione, sino que vote. Por ahora lo está haciendo. Sucedía lo mismo en el Parlament catalán saliente. De los grandes grupos, sólo iba tirando como tal CiU, un grupo disciplinado que ahora, después del ERE del 25N, no lo será tanto. Tal vez desaparezca también como grupo funcional y reaparezca como almendro, algo posible en un Parlamento que carece de funciones llamativas.
En cinco años, todo ha cambiado. Todo: han desaparecido los almendros. Los gobiernos gestionan el pago de deuda. Realizan una función tan especializada que, en fin, es irrelevante escogerlos. La democracia —el bienestar era la forma europea de democracia— ha desaparecido. Después de las elecciones catalanas, CiU se ha descolgado con que le han dicho que se debe de realizar, pero rapidito, un recorte de 4.000 millones. Un chico de la Brunete Catalana —los chicos de la Brunete Catalana no sólo nos cuestan un huevo, sino que construyen almendros canijos o, incluso, los talan—, sostiene que el recorte será de 7.000. Una cifra u otra superan, en todo caso, el mayor recorte griego producido cuando a Grecia le dio por recortarse a sí misma, empezando por las piernas. No obstante, nadie parece comportarse como si ese recorte catalán no fuera la piedra angular sobre la que se edificará el futuro. El futuro: una España sin autonomías que no pueden pagarse ni el tabaco —ni el enfisema—, o una España sin Catalunya, y una Catalunya con una deuda y un conflicto social de rancia tradición española.
Pertenezco a una tradición que cree en la espontaneidad de los marrones. En que un niño se levanta y dice que el rey está desnudo, en que un socio se levanta y pregunta por un botón y el mundo, zas, cambia. Parece una tradición cercana a la de los hermanos Grimm. Pero es la tradición que más ha talado bosques de almendros. Sí, hay otras que han talado bosques mayores, pero en contrapartida han construido plantaciones aún más gigantescas. Para que esa tradición se vuelva operativa, sólo es necesario accionar un botón. Desde hace unos años, todo el mundo pregunta por botones. Son preguntas buenas. A su vez, el mundo ya ha perdido el interés por esconder esos botones entre almendros. Es, además, frecuente que cada vez más personas salgan a la calle y hablen de botones y de almendros. No obstante, no hemos conseguido nada. Es posible que no hayamos formulado la pregunta. Es posible que no sepamos donde está el botón que acciona el botón de la pregunta.
[Guillem Martínez es periodista y escritor. Publica actualmente en el diario El País y es coordinador y coautor del libro CT o la Cultura de la Transición (Debolsillo, 2012)]
30/11/2012
...Y la lírica
Bertolt Brecht
Las muletas (1938)
Durante siete años no pude dar un paso.
Cuando fui al gran médico,
me preguntó: «¿Por qué llevas muletas?».
Y yo le dije: «Porque estoy tullido».
«No es extráño», me dijo.
«Prueba a caminar. Son esos trastos
los que te impiden andar.
¡Anda, atrévete, arrástrate a cuatro patas!».
Riendo como un monstruo,
me quitó mis hermosas muletas,
las rompió en mis espaldas y, sin dejar de reír,
las arrojó al fuego.
Ahora estoy curado. Ando.
Me curó una carcajada.
Tan sólo a veces, cuando veo palos,
camino algo peor por unas horas.
30/11/2012
La Biblioteca de Babel
Joseph E. Stiglitz
El precio de la desigualdad
Taurus, 2012, 498págs.2012
Desigualdad, definición de libre mercado
El precio de la desigualdad es una buena fotografía de los efectos del neoliberalismo imperante en las últimas tres décadas, acentuados por la crisis y su fase previa. Escrito por Josep E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, el libro traza la evolución de la economía estadounidense y el aumento de las diferencias sociales, concluyendo que una minoría con grandes recursos económicos controla la actuación del Estado y de los agentes económicos, generando un aumento de la desigualdad.
Para entender el enfoque del libro es preciso conocer al autor. Antiguo asesor económico de la Administración de Clinton y ex miembro de la dirección del Banco Mundial, Joseph E. Stiglitz es un economista neokeynesiano crítico con el libre mercado y que pretende “domesticar y moderar a los mercados” a través de la actuación del Estado. El poder público debe controlar la economía para que sea estable y eficiente, para que no genere desigualdades excesivas.
El autor centra su libro en el concepto de desigualdad, pero no en la desigualdad de clase tradicional —concepto muy poco arraigada en la cultura política de Estados Unidos—, sino que utiliza el concepto indignado del 1% contra el 99% de la población. La que es la contradicción primera de la fase actual del sistema capitalista, la inmensa mayoría frente a esa parte tan pequeña de la población que controla la economía y, por consiguiente, la política. Este 1% que ha aumentado exponencialmente su riqueza en los últimos decenios al tiempo que el 99% ha visto como sus sueldos se estancaban.
Según Stiglitz, la desigualdad generada como recompensa por los diferentes esfuerzos y aportaciones para el interés de la sociedad se encuentra dentro de lo normal porque se mantienen alineados con los intereses social y privado. Pero cuando los dos intereses no están alineados, sino que prevalece el interés privado, la desigualdad aumenta fuera de lo permisible y, además de perjudicar a la vida de la mayoría, es ineficiente económicamente. Esto es lo que está pasando en Estados Unidos y Europa a causa de la influencia de una élite económica que busca aumentar sus rentas y por la dejadez del sistema político, que acaba siguiendo los dictados del 1%. Por todo ello, tenemos unas economías que funcionan mal.
En contra de la lógica neoliberal, para Stiglitz la desigualdad es ineficiente porque la economía funciona a partir del consumo y de las inversiones productivas. La mayoría de los de en medio y los de abajo gastan todos sus ingresos en la vida cotidiana o en sus negocios, mientras que las élites acumulan riqueza y tienen gran parte de su capital en forma de ahorros o inversiones en el extranjero, por lo que no generan riqueza en el país y no aumenta el nivel de vida de los de abajo. Trasladar la renta de abajo a arriba reduce considerablemente el consumo, porque los de arriba destinan mucho menos a gastos y ahorran entre un 15 y un 25%. Al trasladar la renta hacia arriba y al disminuir el consumo baja la demanda de bienes y servicios y aumenta el paro, lo que a su vez hace que aumente la desigualdad y se reduzca aun más el consumo.
Según el autor, hay tres fuentes de desigualdad: la desigualdad en ingresos (el salario), la riqueza y el incremento de rentas e ingresos de capital. Las dos últimas nos indican con mayor fiabilidad cómo evoluciona la desigualdad en una sociedad, ya que la riqueza es la acumulación de distintos años y el grueso de los ingresos de capital no se encuentra entre el 99%. En lo que se refiere a los ingresos en EE.UU., Stiglitz resalta que en treinta años el 90% ha aumentado sólo un 15% su salario y que en 2007 el 0,1% superior ingresaba 220 veces más que el 90% de abajo. En cuanto a la riqueza, cabe destacar que antes de la crisis todo el mundo se enriquecía (aunque los ricos lo hacían mucho más rápido), mientras que, a partir de 2007, los de abajo han perdido patrimonio porque su único bien era la vivienda. Resultado: el 1% superior posee un tercio de la riqueza de Estados Unidos.
La desigualdad se multiplica por la permisividad del gobierno, por un sistema tributario cada vez menos redistributivo y por lo que Stiglitz llama la “búsqueda de rentas”. Ésta es, para el autor, la gran explicación del aumento desproporcionado de la desigualdad y que se podría resumir en aquellas acciones del uno por ciento para conseguir aumentar sus beneficios más allá de lo que aporta a la sociedad: comportamientos monopolísticos (poniendo barreras de entrada en sectores económicos), lógica cortoplacista y egoísta de los directivos de las grandes empresas, búsqueda de subvenciones, subvenciones ocultas, vacíos en el código tributario para no pagar impuestos y otros regalos del gobierno (dejar explotar recursos naturales por precios muy bajos o, por ejemplo, comprar medicinas sin negociar el precio). La búsqueda de rentas tiene unas pésimas consecuencias para el conjunto de la sociedad y ha generado un juego de suma negativa. Ya no es que todo lo que han dejado de ganar los de abajo lo haya ganado el uno por ciento, con lo que el resultado para el conjunto de la sociedad sería un juego de suma cero, sino que las ganancias ilegítimas del 1% han generado muchas más pérdidas al 99% en el terreno económico, pero también en lo social y en lo político.
La búsqueda del aumento de la riqueza de manera ilegítima ha llevado a que el 1% presione al poder político para que actúe a su favor, de ahí la gran cantidad de recursos económicos que los lobbies han invertido en la financiación de los partidos y de las campañas electorales americanas. Esto es algo ineficiente para el buen funcionamiento de la economía, y ha conllevado el fracaso del Estado en su función de control de los fallos del mercado y el descrédito del sistema político. Stiglitz muestra su preocupación por el fracaso de este último. El poder público ha sucumbido a los intereses de una minoría fruto de la desigual capacidad de influir en el gobierno por parte de la mayoría y de la minoría poderosa. El 1% dispone de lobbies, puede financiar a los partidos y beneficiarse del fenómeno conocido como “puertas giratorias”: los directivos de las grandes empresas y bancos pasan a ser altos cargos de la administración pública y, una vez terminado su mandato, vuelven a la dirección de las grandes empresas.
El autor dedica varias páginas a analizar cómo la mayoría se ve desincentivada a defender sus intereses. Las tácticas para conseguirlo son varias, como, por ejemplo, las trabas para participar en las elecciones o la falta de pluralidad de ideas en los medios de comunicación. Estas tácticas se proponen como objetivo que los de abajo asuman como propios los intereses, valores e ideas de la minoría de arriba, a saber: la desigualdad como algo positivo y normal, bajos salarios y flexibilidad laboral como factor de competitividad, escasa inversión pública y bajos impuestos para incentivar a la actividad económica y, por supuesto, la mínima intervención pública.
Para Stiglitz, el Estado tiene un jugar un papel importante a la hora de definir el modelo económico, los niveles de desigualdad y la relación de fuerzas entre los distintos agentes sociales y económicos. El Estado fija las reglas en todos los sentidos: puede regular o desregularizar los distintos sectores económicos (y ya sabemos las consecuencias de la desregularización del sector financiero), puede poner coto a la acción de las grandes empresas y de sus directivos (Stiglitz otorga una gran importancia a la gobernanza de las grandes empresas), puede garantizar la competencia o hacer la vista gorda con las prácticas monopolísticas, puede incentivar o desincentivar la sindicación de los trabajadores, etc. A día de hoy, el resultado que tenemos es que la acción o la inacción del gobierno ha fijado unas reglas a beneficio del 1%.
Todo ello ha cimentado la desigualdad en la desregularización y falta de control de la economía. Pero hay que sumarle dos factores más: un sistema tributario cada vez menos redistributivo y la reducción de la inversión pública. Merece la pena fijarse en cómo los distintos gobiernos han ido bajando la carga impositiva sobre la minoría poderosa, según Stiglitz ilógicamente pese que es lo que defiende el 1% al pensar solo en sus intereses y no en el avance económico del conjunto de la sociedad. Además, la libre circulación de capitales y la globalización comercial han facilitado la competencia fiscal a la baja.
Según Stiglitz, prescindir de los recursos procedentes de las grandes fortunas y las grandes empresas reduce la inversión pública, lo que no es eficiente económicamente porque reduce la demanda agregada, aumenta la desigualdad y disminuye la productividad (infraestructuras, educación, etc.). Trasladar esa carga impositiva a los de en medio y los de abajo supone reducir mucho la demanda afectando directamente a la economía. La mayoría dedica todos sus ingresos al consumo, por lo que si pagan más impuestos consumirán menos. Por el contrario, si aplicamos aumentos impositivos a las grandes fortunas, cuya mayor parte de capital no está dedicado al consumo ni a la inversión productiva en el país, aumentará la recaudación y no disminuirá el consumo.
Joseph E. Stiglitz hace un buen análisis de cómo ha avanzado la desigualdad principalmente en los cuatro primeros capítulos del libro. Además de contarnos los efectos negativos de la desigualdad en la sociedad y en la economía, este libro nos permitirá comprender el papel del gobierno en la economía, las consecuencias de las políticas de austeridad y la importancia de la distribución de los impuestos. Habla de todo ello centrándose en Estados Unidos, pero sin duda su análisis nos recordará la realidad económica y política del otro lado del Atlántico.
Cabe comentar que la ideología y pensamiento económico del autor no nos permite ir más allá de lo que es un sistema político y económico capitalista gestionado con rostro humano. Pese a ello, la lectura de su obra nos ayuda a tomar conciencia de la primera contradicción del sistema en su fase actual, a la que —aunque no sea la contradicción fundamental o básica del modelo capitalista— debemos enfrentarnos.
Ricard Ribera Llorens es politólogo; Twitter: @RicardRibera
Ricard Ribera Llorens
29/11/2012
Los Economistas aterrados / J. Riechmann, L. González Reyes, Y. Herrero y C. Madorrán
Cambiar de economía / Qué hacemos frente a la crisis ecológica
Para pensar alternativas
Dos buenos libros de divulgación para comprender y hacer frente a la situación actual. El primero recoge una serie de intervenciones de los aterrados economistas franceses como aportación al debate de la campaña electoral de las presidenciales francesas. No parece que Hollande les haya hecho mucho caso, pero las ideas quedan ahí. El segundo es un trabajo de conocidos activistas ecolologistas donde se analiza la crisis ecológica y se proponen medidas para combatirla a diferentes niveles. Ambos libros comparten la claridad explicativa, el conocimiento profundo de los problemas y la búsqueda de propuestas. Buena lectura para pensar y discutir en serio qué hacer ante las dos crisis entrelazadas que padecemos.
Albert Recio Andreu
30/11/2012
Piero Calamandrei
Inventario de la casa de campo
Prólogo y trad. de Perfecto Andrés Ibáñez; xilografías de Pietro Parigi
Trotta, 2012, 180págs.2012
Doy noticia de esta sencilla y atractiva obra del gran jurista Piero Calamandrei (1889-1956), que despliega narrativamente recuerdos de la infancia y la adolescencia del autor y de sus estancias en una casa de campo en la Toscana. Se trata de un libro que merece ser leído lentamente, al compás de unas páginas diarias, para disfrutar de su lírica siempre en tono menor, de su ironía. Como señala Perfecto Andrés en su excelente Prólogo —que da cumplida cuenta de la interesantísima personalidad del autor— la redacción de estas páginas en 1939 seguramente le sirvió de consuelo a Calamandrei en momentos muy trágicos para su patria y para el mundo. No está nada mal como lectura para este tiempo nuestro.
J.-R. Capella
19/11/2012
José Antonio Fortuny
Alehop
Funambulista, 2012, 352págs.2012
Un matrimonio de ancianos llevan una vida tranquila en un pueblo remoto. La mujer, debido a los achaques de la edad, depende del marido, que la ayuda a levantarse de la cama. Un buen día, el marido sufre un dolor de espalda que le impide hacer esfuerzos, por lo que acude al ayuntamiento a pedir ayuda, convencido de que su pequeño problema tiene que tener una rápida solución. Mientras tanto, un misterioso circo llega al pueblo, desatando una gran euforia y fascinación en sus habitantes. El alcalde del pueblo se encuentra en la tesitura de mantener ese circo, y para ello irá recortando cada vez más la escasa ayuda que había concedido a los ancianos... A partir de aquí, la pareja de ancianos se verá involucrada en una aventura surrealista, hilarante, para tratar de sobrevivir.
Alehop es una magnífica sátira social llena de humor negro, una denuncia sobre el desamparo de los más vulnerables. En ella vemos desfilar a políticos corruptos, programas de televisión basura, charlatanes, timadores sin escrúpulos... Una novela original, fresca y divertida que ha recibido muy buenas críticas. Te hace reír y reflexionar al mismo tiempo.
Para más información: http://www.alehopnovela.com
Alicia Villamir
28/11/2012
En la pantalla
Manos arriba, esto es un contrato
Los abusos de la banca en España y la connivenca política
Versión reducida del largometraje documental Manos arriba. Documental que recoge los abusos que ha cometido la banca española en esta última década. Desahucios, swaps, preferentes, todo ellos con el consentimiento de los organismos reguladores y la connivencia o incompetencia política.
Recoge entrevistas de economistas, Arcadi Oliveres, Juan Torres López y Miguel Córdoba. Miembros de asociaciones y plaraformas sociales, Rafael Mayoral (Plataforma Afectados por la Hipoteca, PAH), Aida Quintanoa (Conadee), Lauda de los Santos (Estafa Banca) Patricia Suárez (ASUAPEDEFIN), Fernando Herrero (ADICAE), José Cosin (Attac Málaga) y porfesionales como Juan Manuel Moreno-Luque y Javier Sotos (ACTIVA PREFERENES), Juan Manuel Sánchez Gordillo (Diputado IU Andalucía), Gregorio Gordo (IU Madrid), Tatyana Roeva (psicologa PAH), Marifé Bravo (psicologa y psiquiatra del Hospital La Paz), Aurora Labio Bernal (vicedecana de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Sevilla) y Pascual Serrano (escritor y periodista).
30/11/2012
Alfredo y Alfonso Infantes Delgado
Vivir entre piedras
Recordando a Antonio Gramsci
El pasado día 27 de abril de 2012, y coincidiendo con el aniversario de la muerte del pensador y dirigente comunista italiano, en el salón de la Sede Local de IULV-CA de Jaén (avenida de Granada, 24, bajos) iniciamos una nueva serie de encuentros, dinamizados por Ana Alcántar y Javier Aguilera, que denominamos "Citas secretas". Diálogos de carácter político-cultural, hilos sueltos con los que trenzar una historia de historias de la vida de las clases y grupos de abajo, de los explotados, los desposeídos y humillados. En el acto fue proyectado un audiovisual realizado por Alfredo y Alfonso Infantes Delgado, sobre el texto de la carta dirigida por John Berger al Subcomandante Marcos "Vivir entre piedras", y con imágenes de la vida de Gramsci y paisajes de Cerdeña.
20/11/2012
De otras fuentes
Jesús Gómez Gutiérrez
Monólogo de un hombre sentado
(Habla sin moverse. Tiene los ojos cerrados y las manos apoyadas en los muslos.)
—Soy del 8% por hipotermia. Lo sé porque estaba en uno de los periódicos que me tapaban. «Una muerte cada cinco días», 473 personas desde el año 2006, todas sin hogar. No recuerdo las cifras exactas; sé que había más de un 25% por agresiones y como un 14% por el fuego, increíble, por intentar calentarse. Y luego el 8%. De eso me acuerdo. Me quité los periódicos y me apoyé en el respaldo del banco.
Sucede así.
Primera fase: la temperatura desciende de uno a dos grados, las manos se entumecen, la respiración se acelera, el vello corporal se eriza.
Segunda fase: la temperatura desciende de dos a cuatro grados, falta de coordinación, escalofríos, bradicardia, palidez, movimientos lentos.
Tercera fase: la temperatura desciende por debajo de los 32 grados. Dificultad para hablar, para pensar. Piel azul. Fallo de los órganos principales.
(Abre los ojos.)
Madrid está preciosa de noche.
(Cierra los ojos.)
Cuando era niño, mi padre acumulaba los periódicos viejos en una caseta del patio. Leía mucho, así que formaban pilas altas antes de que se acordara y los tirara a la basura. Una vez, empezó a desmontar una pila y salió un ratón. Mi padre se empezó a reír y me dijo que era normal; comían y comían papel, haciendo un túnel y después, al final del túnel, comían más papel que antes y hacían una madriguera.
Así estaban calientes en invierno.
Y su propia casa era su comida.
La tercera fase termina con la muerte clínica, pero la hipotermia disminuye tanto la actividad celular que el cerebro sigue activo más de lo corriente. Quizás estoy en ese punto, pensando en ratones.
(Oscuro.)
[Fuente: http://jesusgomez.lainsignia.org/]
28/11/2012
Antonio Turiel
El ocaso del petróleo
Queridos lectores,
Empiezo este post como acababa el anterior: con la gráfica de la previsión que hace la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su último informe anual para la producción de petróleo de acuerdo con su escenario central, el de Nuevas Políticas. Ese gráfico, como ya se comentó, muestra que a escala global la producción de petróleo crudo comenzará ya su declive. Las previsiones de la AIE tienen ciertos elementos un tanto optimistas, por no calificarlos de fantasiosos, en lo que se refiere a la producción futura de los yacimientos de petróleo aún por descubrir y aún por poner en explotación, amén de que infla considerablemente las perspectivas de los petróleos no convencionales, con los que consigue que en 2035 se llegue a la marca de 100 millones de barriles diarios (Mb/d) desde los casi 87 Mb/d de 2011. Todo lo cual comentamos en el último post.
Y en ese mismo post Carlos de Castro hizo un interesante comentario sobre la interpretación correcta de las cifras de ese escenario. Eso me hizo pensar en hacer un sencillo ejercicio, con números simples, para mostrar que incluso con el maravilloso escenario de la AIE para el futuro las cifras en realidad no cuadran. Que incluso con la mejor de las hipótesis para el futuro estamos ya entrando en la fase de declinación del petróleo. Veámoslo.
He tomado el gráfico de arriba, lo he renderizado en alta resolución (600 dpi) y he medido la altura relativa de las barras. Después, mediante una sencilla regla de tres, he convertido las barras en un valor equivalente de producción para cada año representado, expresado en Mb/d. He aquí mis resultados:
2000 65.9 65.9 65.9 73.8 74.9 74.9 76.7
2005 70.0 70.0 70.0 79.7 82.0 82.0 83.9
2011 68.2 68.2 68.2 80.2 83.2 84.4 86.2
2015 64.1 68.2 68.2 82.6 86.8 89.3 91.7
2020 56.3 65.3 66.5 82.1 88.0 91.1 94.0
2025 48.0 61.1 65.9 82.1 89.2 93.3 95.8
2030 36.7 56.4 65.3 82.1 90.9 94.6 97.6
2035 25.9 52.2 65.3 83.2 93.3 97.0 100.0
Lógicamente, y dado el método, estos valores tienen un cierto margen de error, pero seguramente es bastante pequeño (por ejemplo, para 2035 la producción total de petróleo me resulta de 100 Mb/d pero el informe dice que es de 99,7 Mb/d, así que probablemente el error de las cifras que doy respecto a las reales de la AIE debe ser inferior al 0,5%).
A partir de aquí he elaborado un gráfico continuo (simple extrapolación lineal para los años de los que no tenemos datos); los colores se corresponden aproximadamente a los del gráfico de la AIE:
Recordemos las diferentes categorías. La franja negra de más abajo representa la producción de los campos de petróleo crudo actualmente (2011) en producción. La franja de color azul celeste representa la producción de los campos de petróleo crudo que ya se conocen pero que no se están explotando por falta de demanda o exceso de coste productivo. La franja de color azul oscuro representa la producción de petróleo crudo que tendrá que venir de los campos aún por descubrir. Todas las otras franjas representan petróleos no convencionales, sucedáneos imperfectos del petróleo. La franja de color morado representa la producción de los líquidos del gas natural; la de color amarillo viene de la producción de todos los demás petróleos no convencionales excepto el ligero de roca compacta; la franja roja es la del ligero de roca compacta y la verde (en contraste con el color usado en el informe de la AIE) representa las ganancias de refinado.
Representada en forma contínua, aunque sea con una extrapolación lineal entre puntos consecutivos, se hace uno una idea más cabal de cuál es el escenario que la AIE considera como más cercano al curso futuro de los acontecimientos. En particular, el suave declive de la producción de petróleo crudo se hace más palpable.
Pero, volviendo al comentario de Carlos de Castro, esta gráfica oculta un hecho fundamental. Estamos sumando volúmenes diversas categorías de hidrocarburos asumiendo que son equivalentes... pero no lo son. Los petróleos no convencionales, todos ellos, tienen densidades energéticas por volumen de alrededor del 70% de la del petróleo crudo. Por otro lado, las ganancias de refinado se refieren al aumento de volumen de los productos procedentes del refino de petróleo, aumento de volumen que obviamente no supone un aumento de la energía que se extrae del petróleo. Eso no quiere decir que los productos refinados a partir de un barril de petróleo tengan exactamente la misma energía que un barril de petróleo, o incluso menos debido a las pérdidas en el proceso de transformación (el Segundo Principio de la Termodinámica siempre está al acecho). En realidad estos productos tienen más energía que la del barril originario, porque en su elaboración se utiliza gas natural, para la hidrogenación de los hidrocarburos más insaturados. Lo que obviamente sí pasa es que la energía de los refinados de un barril de petróleo tienen menos energía que el barril original más la del gas natural empleado. En todo caso, toda ganancia de energía no viene del petróleo sino del gas, así que si lo que nos interesa saber es cuánta energía proviene de la producción de petróleo en sí misma hemos de suprimir simplemente la franja correspondiente a las ganancias de refinado. Haciendo esos ajustes (los petróleos no convencionales tienen un 70% de la energía en volumen del petróleo crudo, las ganancias de refinado no aumentan la energía del petróleo) obtenemos la siguiente gráfica, que vendría expresada ya como unidades de energía aunque éstas sean poco convencionales: millones de barriles equivalentes a petróleo crudo por día:
Ésta es la gráfica que la AIE debería presentar si hiciese la contabilidad como es debido, es decir, dando flujos de energía y no de volumen. Como se ve, las perspectivas de crecimiento de producción, cuando se expresan en términos de la energía asociada, son mucho más magras y menos alentadoras: pasaríamos de 79,5 Mb/d (entendidos ahora como equivalentes energéticos) en 2011 a 87,5 Mb/d en 2035.
Con todo, esa gráfica aún no cuenta toda la historia, puesto que es una gráfica de energía bruta o total, pero no nos dice cuánta energía le queda disponible a la sociedad, una vez se ha descontado la energía requerida para la mera producción energética, para el mismo mantenimiento de estos flujos. Para hacer una estimación de la energía neta necesitamos conocer la Tasa de Retorno Energético (TRE) de las diferentes fuentes de hidrocarburos asimilados a petróleo. Recordemos que la TRE viene dada por la siguiente fórmula:
TRE = Et/Ep
donde Et es la energía total producida por una fuente y Ep es la energía necesaria para su producción, ambas tomadas durante toda la vida útil de la fuente en cuestión. Asumiré que dado el gran número de yacimientos y sistemas de producción el sistema está en equilibrio dinámico, es decir, que tanto Et como Ep se pueden tomar como valores instantáneos (simplificación que en realidad suaviza el declive). Con esta formulación, la energía neta En que nos devuelve una fuente durante su vida útil (y, si tenemos muchas fuentes en momentos diversos de su vida útil, también vale de manera instantánea para todo el conjunto) es:
En = Et-Ep = Et·(1-1/TRE)
Sólo nos falta conocer los valores de TRE para todas las diversas categorías del gráfico de la AIE. Conocer esos valores es harto difícil y no exento de controversia, según la metodología empleada. Yo no voy a hacer una discusión pormenorizada de todos estos valores; simplemente, voy a proponer unos que me parecen razonables. Como los números están sobre la mesa, cualquiera puede jugar con ellos y proponer los cambios que le parezcan más oportunos y obtener así su propia versión. También cabe decir que este ejercicio debería hacerlo la propia AIE, de cara a dar una idea más clara de cuál es el futuro de disponibilidad de energía para la sociedad (porque dar el dato bruto, que incluye el gasto para el despliegue y mantenimiento de los sistemas de producción de petróleo, es bastante engañoso). He aquí mis valores; todos son constantes en el tiempo, lo cual en realidad suaviza el declive:
- Para el petróleo crudo actualmente en producción asumo un valor de TRE de 20, en sintonía con las estimaciones más habituales. Un valor tan alto tiene poco impacto, ya que sólo resta un 5% a la energía neta.
- Para el petróleo crudo sin explotar, más caro, asumo una TRE de 5. Algunos autores lo cifran en 3 o incluso en 2; otros, en 10. El valor 5 me parece un compromiso razonable: suficientemente pequeño como para explicar que algunos de estos yacimientos no se hayan podido explotar económicamente hasta ahora, pero suficientemente grande como para permitir que ahora, con precios altos, se puedan explotar. Eso implica un retorno de energía neta del 80% de la energía bruta.
- Para el petróleo aún por descubrir, asumo una TRE de 3. Los yacimientos por descubrir son mayoritariamente de aguas profundas, donde típicamente se tienen que perforar 4 o más pozos secos antes de dar con uno que produce petróleo; además, tiene ritmos de declive más rápidos que el petróleo en la plataforma o en tierra firme, lo que implica tener que perforar más o hacer perforación horizontal; tienen más problemas de mantenimiento y muchos están en zonas tropicales, donde el paso de huracanes obliga a cerrarlos periódicamente y causan daños, incrementando el coste productivo en términos de Ep. También forman parte de esta categoría los petróleos árticos, con similares dificultades. El retorno de energía neta aquí sería del 66% de la energía bruta.
- Para los líquidos del gas natural, asumo una TRE de 5. Si el gas natural del que provienen fuera sólo convencional, una TRE de 20 sería lo más razonable, pero una parte muy grande de estos líquidos tendrá que venir del gas no convencional, que tiene una TRE muy baja. De nuevo, un 80% de energía neta sobre la bruta.
- Para los petróleos no convencionales, incluyendo el petróleo ligero de roca compacta, asumo una TRE de 2. Esta categoría incluye mayoritariamente los biocombustibles, con TRE de 1 o inferior, y los petróleos de esquisto, que tienen TRE de 3 o inferior. Eso implica que sólo el 50% de la energía bruta llega a aprovecharse en energía neta.
Tomando todos esos valores en cuenta se obtiene el siguiente gráfico:
Este gráfico también lo tendría que haber producido la AIE si se tomase en serio su trabajo, y, como ven, explica una historia bien diferente a la oficial. De acuerdo con él, la energía neta de todos los líquidos del petróleo, incluso con la infladísima previsión de futuro de la AIE, llegaría a su cenit hacia 2015, con un valor máximo de 79,7 Mb/d de energía equivalente al petróleo, y decayendo suavemente hasta los 77,1 Mb/d en 2035. En suma, que estaríamos muy próximos al cenit de la energía neta del petróleo, mensaje en extremo alarmante.
¿Y qué pasaría si en vez de proponer unas estimaciones tan infladas como las de la AIE les damos un pequeño baño de realismo? Es difícil hacer una estimación precisa de cómo irá en realidad la producción de las diversas categorías de líquidos asimilados a petróleo (por lo menos a mi que no soy geólogo; los miembros de ASPO, sin embargo, sí que tienen buenas estimaciones de todas ellas). Sin embargo, resulta fácil hacer una aproximación un poco más realista acerca del futuro real de la producción de petróleo. Aproximación discutible, si quieren; aquí dejo las hipótesis y los números, para que quien quiera repita los cálculos a su gusto:
- De acuerdo con la edición de 2010 el informe anual de la propia AIE, y con el consejero delegado de Shell Peter Voser, la declinación de los pozos de petróleo crudo actualmente en explotación es del 5% anual, y no del 3,3% anual que se deduce del presente informe. Corrijo esta tendencia.
- De los pozos que actualmente no se explotan, seguramente no todos podrán ponerse en explotación, en parte porque el precio del barril para que salieran a cuenta es excesivo como para que la sociedad lo pueda pagar (ya hemos discutido que, contrariamente a lo que dice la ortodoxia económica, la energía no es una mercancía más y no todo precio es pagable en nuestro actual sistema), y en parte porque no hay métodos eficaces para procesar esa producción potencial (el caso más obvio es el que ya tantas veces hemos comentado del campo de Manifa, en Arabia Saudita, cuyo petróleo tiene un contenido tan alto en vanadio que no hay refinería en el mundo que lo pueda tratar). También creo que la AIE peca de optimismo en cuanto al potencial de estas fuentes. Teniendo todo eso en cuenta, reduzco esta cantidad a la mitad.
- En cuanto a los pozos aún por descubrir, es sabido que las estimaciones de la AIE presuponen un ritmo de hallazgos que es 4 veces superior al de los últimos 20 años. Añádase a eso que en un contexto de inestabilidad económica la tendencia de las grandes compañías no es a invertir más en exploración y desarrollo, sino menos (de 2008 a 2009 la inversión cayó en un 19%, recuperándose sólo mediocremente en los años posteriores cuando tendría que haber crecido enormemente para compensar las dificultades crecientes de la explotación). De hecho, muchas compañías petrolíferas han arrojado la toalla y han renunciado a continuar buscando más petróleo. Por tanto, reduzco esta cantidad a la cuarta parte de lo estimado por la AIE.
- Respecto a los líquidos del gas natural, sólo un tercio de su contenido en masa contiene cadenas de hidrocarburos suficientemente largas para poder ser aprovechables como combustible para las máquinas actuales, refinado a gasolina (pero no a diésel, combustible que plantea muchos retos específicos). Se tendría que hacer una gran reforma de los actuales motores de gasolina para que pudieran aprovechar directamente los gases más ligeros (el nombre de "líquidos del gas natural" es bastante engañoso), esto es, el propano y el metano (también se puede sintetizar etanol a partir del etano y aprovecharlo directamente). Los costes de adaptación no son muy elevados, pero requieren igualmente de cierta inversión a la cual la sociedad es poco proclive en tiempos de crisis, y además sólo vale para motores de gasolina (cuando en Europa la mayoría de la automoción privada es de diésel, y toda la maquinaria pesada va con diésel en todo el mundo). Siendo muy generosos acepto que un tercio de esos líquidos del gas natural fueran aprovechables como sustitutos del petróleo.
- Respecto al petróleo ligero de roca compacta, ya comentamos que las estimaciones están muy hinchadas. Lo reduzco a la mitad.
- El resto de petróleos convencionales los dejo tal cual.
Con estas premisas, la gráfica para la energía neta que obtenemos es la siguiente:
El resultado está a la vista: el año de inicio de la declinación terminal de la energía neta es ya. En realidad, podría ser en cualquier momento de aquí a 2015 ya que los datos de los que he partido están discretizados cada 5 años y por tanto la datación no puede ser más precisa que esa rúbrica. Por otro lado, cabe decir que el cenit de la energía neta del petróleo no significa el cenit de toda la energía, puesto que las demás fuentes tienen todavía un poco de margen hasta su declinación y en parte compensarán esta caída; sin embargo, a medida que la declinación del petróleo sea más fuerte la caída será más difícil de compensar, y en algún momento no lejano, combinada con el agotamiento del crecimiento de las demás fuentes, la caída será ya inexorable. Por último, destacar que la caída de la energía neta del petróleo no será reconocida hasta que no sea evidente la del volumen (como se mostraba en la primera gráfica), puesto que el concepto de energía neta es más elusivo. Ya sabemos que la educación económica clásica no puede reconocer ni entiende el concepto de TRE, con lo que todas las explicaciones que se darán cuando la producción de petróleo decline es que no se está invirtiendo lo suficiente en exploración y desarrollo (como pasa ahora mismo en Argentina) sin entender que las cuentas económicas no pueden salir si no salen las energéticas. Esto dará lugar a enconados debates que llevarán a políticas erráticas que harán más mal que bien, a posiciones más radicalizadas y a la adopción final, en muchos casos, de medidas draconianas de corte populista que nada solucionarán y todo agravarán.
El hecho final es que la era del petróleo toca a su fin. Continuará habiendo petróleo disponible durante muchas décadas, pero cada vez en menor cantidad y finalmente como un artículo de lujo. Nuestra era de acelerado desarrollo económico, basado en el petróleo barato, se ha acabado ya. Es el ocaso del petróleo. Y si no sabemos reconocerlo, también puede ser el nuestro.
[Fuente: The Oil Crash]
25/11/2012
Enric González
Qué ocurre en Cataluña
Conversación entre Josep Fontana y Enric González
Josep Fontana (Barcelona, 1931) es uno de los más prestigiosos historiadores españoles. Fue discípulo de Jaume Vicens Vives y se especializó en historia económica contemporánea. Militó en el PSUC de la clandestinidad, pero se distanció de él durante la Transición. Ahora se declara favorable a la independencia de Cataluña bajo ciertas condiciones. Esta conversación se desarrolla en su domicilio, un piso muy cercano al Paralelo barcelonés.
* * *
Usted fue discípulo de Jaume Vicens Vives.
Sí, entre otros.
En las próximas elecciones catalanas, ¿qué cree usted que votaría Vicens Vives?
Es difícil saberlo. Por extracción social y por manera de pensar, la lógica dice que habría votado por CiU. Pero si hubiera vivido todos estos años habría pasado por tal cantidad de desengaños y cabreos que dudo mucho que lo tuviera claro.
Hablando de desengaños, ¿tiene alguna cosa que ver el colapso de las alternativas revolucionarias con lo que está ocurriendo en Cataluña?
El colapso de las alternativas tiene que ver con todo. Es un factor determinante. El sistema establecido se siente seguro y tranquilo porque por primera vez desde 1789 puede dormir bien, no hay ninguna amenaza global que parezca que pueda desmontar el sistema. Sin este fracaso de quienes pensaban que era posible una alternativa es evidente que todo habría ido de manera muy diferente, especialmente la forma en que se hace el reparto de los beneficios entre unos y otros. Entre 1945 y 1975 se vive una etapa feliz en los países desarrollados, porque el reparto equitativo de los beneficios de la productividad permite mejorar los salarios, el nivel de vida y el consumo. Pero llega un momento, en 1968, que demuestra que ni en Occidente (el Mayo de París) ni en Oriente (la Primavera de Praga) existe la posibilidad de cambiar las cosas desde abajo. El mundo empresarial y financiero decide que no hace falta hacer más concesiones. Y con Ronald Reagan y Margaret Thatcher comienza la lucha contra los sindicatos; lo que Paul Krugman llama “la gran divergencia”, que sigue vigente actualmente, entre los ingresos de los de abajo y las clases medias y los ingresos del 1%, los más ricos. Esto lo determina todo.
En el caso de Cataluña se plantea un proceso…
Lo que quiero decir es que esto determina en buena medida el proceso de lo que llamamos crisis. La crisis es un momento en un proceso más largo, que es este que llamaba de la divergencia, que comporta la destrucción de los servicios sociales y el Estado del Bienestar. Es evidente que nadie es inmune a este proceso, que, por otro lado, explica el retroceso de las izquierdas. La socialdemocracia ya se había adaptado previamente. Puede decirse que la actuación del grupo formado por Bill Clinton, Tony Blair y Felipe González tiende a favorecer el proceso. Las medidas que más propician la especulación que desemboca en la crisis de 2008 se dan durante la etapa de Clinton, cuando se anulan las leyes que impedían usar los depósitos bancarios para especular. Y a la izquierda de la socialdemocracia… quizá lo más serio que queda con cierta capacidad de movilización son los sindicatos, que en Europa aún tienen alguna importancia —aunque mucha menos que antes—, pero en Estados Unidos están casi destruidos: solo quedan los sindicatos de los trabajadores públicos, como los de profesores, que son los más perseguidos y abominados, como toda la educación pública.
Volviendo a Cataluña: solía decirse que el nacionalismo es de derechas.
Estamos confundiendo cosas. En primer lugar, es difícil definir qué es eso de “nacionalismo”. Por ejemplo, en este momento hay tres planos diferentes. Por un lado, los que se manifestaron el 11 de septiembre como una respuesta popular bastante espontánea, estimulada por el malestar general ante la crisis pero que retomaban, evidentemente, un sentimiento identitario. Este sentimiento existe, no lo han creado ni la escuela ni los partidos, y está ahí desde el siglo XVIII. Una de las cosas que señala el historiador Pierre Vilar es la repetición en la historia de Cataluña de momentos en que, ante diversas circunstancias, los catalanes tienden a afirmar su identidad. Un caso concreto: cuando en 1840 se produce el primer derrumbe de las murallas de la Ciudadela [la fortaleza creada por Felipe V para dominar Barcelona tras la Guerra de Sucesión] y Espartero reacciona bombardeando la ciudad, surge un grupo de miembros de las Milicias que protestan y explican que han demolido la Ciudadela porque era una acción de la tiranía que usurpó unos terrenos que pertenecían a la gente y acaban diciendo: “Lo hemos hecho porque somos libres, porque somos catalanes.” Por lo tanto, hay un plano que es este: la existencia de un sentimiento de identidad, al cual la incomprensión por parte de la mayor parte de los estamentos dirigentes de la política española no hace más que ofender continuamente.
Después está el plano del uso de todo esto de cara a unas elecciones. Este es otro plano, sin otra finalidad que conseguir la mayoría absoluta partiendo de unas afirmaciones que no se creen quienes las efectúan. Lo digo porque estos días he tenido ocasión de hablar con un dirigente importante de uno de los dos partidos [de la coalición Convergència i Unió] y acabó reconociendo que lo máximo que se podía esperar, se hiciera lo que se hiciera, era ganar algunos derechos. Pero evidentemente a las elecciones se va con un mensaje equívoco, para que los próximos cuatro años transcurran entre negociaciones sobre alguna forma de consulta con la absoluta certeza de que no se podrá ir más allá.
Y un tercer plano consiste en un planteamiento serio de la opción de ir hacia la formación de un Estado [catalán], si es que eso tiene sentido en estos momentos en que, hablando de independencia, uno tiene dudas muy serias de que España sea un país independiente. Si el presidente del Gobierno español anuncia una semana y otra determinados propósitos y a la semana siguiente ha de rectificar porque así se lo mandan… ¿qué medida de independencia es esta? Dejando esto de lado, se puede partir del hecho de que existe una doctrina del derecho de autodeterminación que se supone que está escrita en las listas de derechos reconocidos por las Naciones Unidas, pero que nadie ha dejado nunca que funcionara excepto cuando les convenía. Lo ofensivo es que durante la Transición tanto el PCE como el PSOE se llenaban la boca…
Con el “derecho a la autodeterminación de los pueblos de España”.
Es una de las cosas más sangrantes. Habría que hablar de eso. Hace poco se publicó un libro de memorias de un exdirigente de los servicios de inteligencia donde se explicaba que, en la época en que el PSOE negociaba su legalización, Felipe González dejó claras dos cosas: que de ninguna manera permitiría un concierto económico para Cataluña, porque era algo que según él solo interesaba a la alta burguesía catalana, y que nunca toleraría un partido socialista catalán que fuera independiente del PSOE. Eso lo decía en privado mientras en público defendía el derecho de autodeterminación.
En gran medida la Transición fue eso: un juego de doble lenguaje.
En realidad lo es habitualmente toda la política, de manera que uno se pregunta: “¿Qué debemos creernos?” Yo tengo tendencia a creer muy poco.
Si las fuerzas políticas dominantes en Cataluña creen que esto no tiene un más allá y determinadas circunstancias indican que, efectivamente, es difícil que vaya más allá, ¿no se corre el peligro de generar más frustración, tanto en la sociedad catalana como en gran parte de la sociedad española?
Quienes más hablan saben que no hay nada que hacer, pero existe un pequeño grupo de la izquierda, con menos intereses oscuros, que sí cree. Aquellos para quien esto puede ser importante, muy especialmente CiU, son perfectamente conscientes de que tendrán que inventar una forma de negociar sobre la consulta que les dure unos cuantos años para, por un lado, resultar incómodos y presionar al Estado; y, por otro lado, conseguir alguna cosa sin dejar de aparecer como víctimas porque no se quiere atender una propuesta tan simple como la consulta. Y vivirán de esto durante una buena temporada esperando que el tiempo cambie y las cosas se presenten mejor. El ejercicio de engaño que se ha practicado con el tema de Escocia es alucinante. Esto de explicar a la gente que el Gobierno británico ha aceptado que en Escocia se haga un referéndum vinculante… es una absoluta mentira. Seguramente, si nos fijamos bien, nadie lo ha acabado de decir de manera clara y concreta, pero se ha dejado entender que era así dentro de una especie de fábula que venía a decir que tenemos que hacer lo mismo y conseguir un referéndum cuyos resultados nos permitirán negociar cómo separarnos.
El caso de Escocia es diferente porque sigue siendo un reino distinto al de Inglaterra, aunque compartan reina.
Sí, pero en estos temas los orígenes históricos son difíciles de utilizar como instrumento legitimador. La historia sirve para recordarla y se usa como conviene. No creo que este sea el problema. El problema auténtico y real es que no hay nada más que la propuesta de un referéndum, que supongo que los ingleses confían en que levante tantos miedos que quede en nada. Cuando en los últimos tiempos de la Unión Soviética, ya con Gorbachov, se planteaban cómo organizar consultas de este tipo de cara a la independencia de los países bálticos, las reglas que se querían usar exigían no solo un referéndum con una alta aprobación, sino también una aprobación por parte del resto de los ciudadanos de la Unión Soviética. Se supone que un acuerdo de este tipo tendría que ser consentido por ambos bandos. Todo ello implica un grado tal de complejidad que resulta difícil tomárselo en serio. Aparte de que si estás metido en unos sistemas como son la Unión Europea y la OTAN, los grados de independencia son más bien de escasa entidad.
¿Por qué España ha fracasado en su intento de homogeneizar nacionalmente su territorio, a diferencia de Francia, que supo hacerlo muy bien?
Cuando se produce la anexión (cosa que ocurre después de 1714, porque hasta aquel momento el Principado era un Estado que tenía leyes propias y un sistema político diferente al de la Corona de Castilla, que funcionaba con unas Cortes que aprobaban las leyes con algo muy moderno como era una Hacienda que controlaban las instituciones y no el monarca), se hace entre sociedades que tienen grados de desarrollo diferentes.
Cataluña en aquel momento no era soberana.
Hasta 1714 es un Estado que forma parte de una monarquía dentro de la cual la única cosa en común es el soberano.
Pero el Estado de aquella época no es el Estado como lo entendemos ahora.
No, pero el país funciona como un Estado. No es una provincia, es un Estado que vota y tiene sus leyes. En las Cortes las leyes se votan en principio de acuerdo con el rey y con los estamentos, pero así como Castilla funciona con Reales Órdenes Pragmáticas, en Cataluña no existe eso, sino que la legislación se negocia. Además es un proceso que se ha ido democratizando y transformando en las últimas décadas del siglo XVII. En los últimos momentos de la Guerra de Sucesión los planteamientos ya son netamente republicanos. Se llega a decir que lo importante es el voto en las Cortes y que eso del rey no cuenta para nada. Otro asunto es que lo que se pretende en la guerra es extender este sistema [catalán] al conjunto del territorio español. En los momentos más duros del final de la guerra aquí se dice que se combate por España y por la libertad de todos los españoles. La evolución de Castilla hacia una forma de sociedad más avanzada fue estrangulada por la monarquía. En los siglos XVI y XVII, cuando la monarquía necesitaba dinero, Cataluña era muy poca cosa y Castilla era el lugar de donde se podía sacar dinero, de manera que mientras que allí se les apretaba y el sistema de representación por Cortes queda fosilizado, a los catalanes se les dejaba bastante tranquilos. Es decir, que cuando se produce la anexión estas sociedades ya son relativamente diferentes. Eso explica que durante todo el siglo XVIII, una sociedad catalana que está implicada en formas de comercio internacional con la exportación de aguardiente y que tiene un mercado interior complejo y articulado, desarrolla un crecimiento agrario considerable y puede iniciar la industrialización, porque funciona en un marco social diferente. Aunque ya hubiera unas leyes comunes, lo que define el funcionamiento de una sociedad no es el poder real. Por ejemplo, aquí la enfiteusis permite que las tierras sean cultivadas y da trabajo a muchos brazos, pero desde la Corona de Castilla esto se entiende tan poco que se inventa el mito de la laboriosidad de los catalanes. Comienzan a decir que los catalanes trabajan mucho. Incluso surge aquel dicho que reza: “El labriego catalán de las peñas saca pan”, cosa que demuestra que no entendían nada. Lo que sacaba no era pan, era vino. No entienden nada de lo que pasa. Hay un momento en que las condiciones que podrían haber generado un proceso de desarrollo global fallan y la industrialización solo afecta a Cataluña. Es más, hasta bien entrado el siglo XIX los políticos españoles son contrarios a la industrialización. Lo consideran un mal que genera vicios y ansias revolucionarias. Piensan que afortunadamente España es un país agrícola donde la gente es moderada, consume poco y no pide cosas extrañas, y se resignan a que la industrialización sea una cosa para Barcelona y poco más. Existe toda una literatura anticatalana durante los siglos XIX y XX, y que continúa el XXI, en la base de la cual está la absoluta imposibilidad de entender que hay una gente que realmente es distinta.
Anecdóticamente, el nacionalismo sabiniano vasco también rechaza la industria.
Eso es retórica. La idea anti industrializadora solo es propia de sociedades agrarias que no quieren admitir cambios sociales. Un nacionalismo puede ser perfectamente industrialista. El primer nacionalismo claro que existe en Europa seguramente es el británico. Son los primeros que en el siglo XVIII tienen un auténtico himno nacional, el Rule Britannia. Por lo tanto, la industrialización y la nación funcionan perfectamente bien juntas.
No funciona cuando existen sociedades diferentes con culturas diferentes y las partes tienen dificultad para entender esas diferencias. En el siglo XIX, el historiador Joan Cortada escribe el folleto Cataluña y los catalanes en el que se esfuerza en explicar que los catalanes son diferentes, cosa que no quiere decir ni superiores ni inferiores, y que lo que quieren es convivir tranquilamente. Pero esta posibilidad es mal vista y negada, y llegamos a momentos como el actual, con un analfabetismo que permite que ABC y medios así publiquen afirmaciones como esa de Esperanza Aguirre, según la cual la nación española deriva de la Prehistoria, o que ya son 500 años de historia en común, confundiendo una unión de soberanía sobre territorios dictada por un matrimonio con la existencia de una nación. Entre la boda de Fernando e Isabel [1469] y 1714, Cataluña dispone de unas leyes, una lengua, una moneda y un sistema político propios. Incluso en la legislación castellana hay unas leyes que perduran hasta la Novísima Recopilación, un código de leyes del siglo XIX, que prohíben, por ejemplo, llevar vino cuando se cruza la frontera entre los reinos de Aragón y de Castilla con unas penas que establecen la confiscación del vino, la confiscación del carro y los caballos si hay reincidencia, y en caso de acumulación de delitos, la pena de muerte. Esto de la nación española se inventa en el siglo XIX. Y es lógico, porque “nación” es un concepto que no tiene sentido más que con un tipo de gobierno liberal parlamentario, ya que lo anterior es un poder que emana de Dios y es transmitido al soberano. La idea de nación nace cuando no hay súbditos, sino ciudadanos que se supone que son iguales. No son realmente iguales porque durante todo el siglo XIX, excepto durante la revolución de 1868, el sufragio es censatario, es decir, solo votan los que tienen dinero para votar y son muy pocos. En 1835, en las Cortes de Madrid, se afirma que lo que debe hacer España es convertirse en nación, porque hasta ese momento no lo ha sido nunca.
¿Y por qué se fracasa? Vuelvo al caso de Francia.
Francia ha tenido algo, la revolución, que establece unas condiciones diferentes. Una de ellas, fundamental, es que en Francia, a diferencia de lo que pasará en Inglaterra o España, los campesinos salvan una parte más grande de su propiedad. Durante todo el siglo XIX, Francia es un país de pequeños propietarios, cosa que determina cambios considerables.
Por ejemplo, cuando la agricultura latifundista fracasa a finales del siglo XIX, millones de alemanes, italianos, españoles o ingleses tienen que emigrar a América. En Francia no se da esta ola migratoria, es un país diferente. Y Francia, que debía de ser una de las monarquías más heterogéneas porque en la época de Luis XIV solo una tercera parte de la población hablaba francés, hace un esfuerzo deliberado para homogeneizar con un instrumento tan importante como la escuela. Francia utiliza la escuela como un sistema de asimilación. Aquí, en el siglo XIX, la escuela pública dependía aún de los ayuntamientos y no había nada que se pareciera a un esfuerzo de escolarización. Los niveles de analfabetismo eran considerables y todo el sistema educativo sufría una pobreza miserable. Los franceses, que quizá son más conscientes que nadie del problema de las diferencias, hacen un esfuerzo muy serio para nacionalizar mientras que en España no se preocupa nadie. Aquí el problema de la diferencia de los catalanes se ve como una molestia, como una rareza, y se dice que lo que se debe hacer es pasarlos por la piedra. Esto se agudiza después de 1898, cuando se pierde Cuba. Hay textos de la época que dicen que entre las aspiraciones nacionalistas españolas no solo está la asimilación total de Cataluña, sino también la anexión de Portugal, algo que los falangistas siguieron reivindicando en la época de Franco. Estos textos decían que había que prohibir el portugués, porque no era más que un dialecto del gallego y no merecía ningún respeto. Lo único que parecen entender algunos pensadores castellanos, y no sé si es porque el suyo es un país de conquista, es la imposición.
También París impuso el francés en la parte norte de la Marca Hispánica, la Cataluña que quedó en su territorio.
En Francia ha sido más importante la escuela que las prohibiciones.
Si nos ponemos en el lugar de una persona de Zamora, por ejemplo, podemos interpretar que las autoridades catalanas piden un pacto fiscal, es decir, hablan de dinero. Y que cuando eso se les niega pasan inmediatamente a reclamar una consulta sobre la independencia.
Esa persona de Zamora, si no se trata de alguien con una poderosa inteligencia crítica, lleva más de dos siglos sufriendo un lavado de cerebro y escuchando: “Allí hay personas que solo quieren apoderarse del dinero de todos porque es gente avara”. Hace un tiempo leía unas memorias no publicadas de un militar castellano que, en los años de la República, se mostraba totalmente indignado porque estaba convencido de que el dinero de que disponía el Estado español se dedicaba totalmente a satisfacer las necesidades de Cataluña y el País Vasco. Y una buena parte de los ciudadanos españoles actuales creen más o menos lo mismo. Creen que existe una situación privilegiada que en realidad es una situación que deriva de pedir más que nadie y recibir más que nadie. De manera que aquí hay muchas cosas que son complicadas. Supongo que al pacto fiscal se llega por un conjunto de incidentes determinados. Pero quiero subrayar eso que se plantea el 1976, cuando se desarrollan las conversaciones entre Felipe González y el teniente coronel Casinello: González afirma que de ninguna manera admitirá un concierto económico para Cataluña. Es decir, que el sistema aceptado y lícito en el País Vasco es inaceptable en el caso catalán.
Esa excepción vasca, ¿se debe a la tradición foral, a la presión de la violencia…?
Se debe a diversas cosas. La primera, que el peso de la posible contribución vasca a la fiscalidad española es muy inferior al peso de la fiscalidad catalana. Es decir, que de aquello se puede prescindir, pero de esto no. Existe el argumento de que durante la guerra civil Navarra es “leal” y por lo tanto no se le quitan los privilegios, pero el País Vasco no había sido nada “leal”. Seguramente aquí también se equivocaron cuando negociaban en la Transición, pero da igual, no habrían conseguido nada porque, insisto, desde el momento fundacional no estaban dispuestos a ceder en este tema. Por lo tanto, efectivamente se puede generar la idea de que Cataluña solo va a por la “pela” y que una vez no se consigue el pacto fiscal se amenaza con la secesión.
Es que Artur Mas pasó de una cosa a otra en cuestión de días.
Sí, pero no hace falta preocuparse demasiado porque hay más de 200 años de literatura catalanofóbica basada en malentendidos perfectamente asentados. Por ejemplo, cuando estábamos negociando con el Gobierno el tema de los papeles de Salamanca y yo formaba parte de la Comisión de Archivos (después Esperanza Aguirre me echó), había gente, como Santos Juliá, que encontraba lógico y correcto el traslado de documentos a Cataluña, y había otros, como un par de individuos, catedráticos de universidad, que boicoteaban el acuerdo. Uno de ellos me dijo: “Me opongo porque cuando a los catalanes les dan algo se lo quieren llevar todo”. Y este era un catedrático, un humanista. Da igual lo que diga Artur Mas porque harían falta siglos de pedagogía para disipar los malentendidos. Y hay muy poca predisposición por la otra parte a aceptar la diferencia. Me refiero a que en ambas partes hay imbéciles, podríamos intercambiarlos.
No me estará hablando de deportaciones mutuas.
Hombre, si pudiéramos exportar a nuestros imbéciles para que hicieran daño en cualquier otro sitio tampoco estaría mal, pero no estoy pensando en cosas de este tipo ni en nada que se le parezca. Estoy diciendo que la comprensión mutua no es fácil. Y muy posiblemente muchas veces nosotros, los catalanes, no la hacemos fácil. En una ocasión un grupo de amigos míos propuso que me invistieran doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Barcelona y fui vetado por razones políticas. Unos meses más tarde me hicieron doctor honoris causa en la Universidad de Valladolid. Y no es que yo haya dado muestras de afinidad con el PP o con Ciutadans.
Ahora dejemos al señor de Zamora y pongámonos en la piel de un señor de Sant Celoni que ha sido toda la vida de izquierdas y que habla catalán, pero no tiene ganas de votar con la bandera catalana como único valor político. ¿A quién puede votar?
En principio, en lo que queda de la izquierda no todo el mundo está planteando las cosas en esos términos. Como es lógico, yo ya he tenido suficientes decepciones. La primera de ellas fue la decepción de la Transición. A mediados de los años 50 me apunté a un partido clandestino de izquierdas, y lo hice porque los partidos tenían programas que decían cosas. Cuando llegó el momento de la Transición los partidos se olvidaron por completo de lo que habían estado prometiendo, de los principios por los que mucha gente había asumido riesgos muy graves, y pactaron por mucho menos. Yo entendía perfectamente que las circunstancias que se daban en 1976, 1977 y 1978 no permitían realizar los objetivos que planteaban aquellos programas, pero me parecía lógico y decente que mi partido siguiese defendiendo los mismos principios y luchando para que algún día, si no todos, al menos una parte de esos principios pudieran conseguirse. En cambio, se arrinconó lo esencial.
¿De qué partido hablamos?
No había más que uno, el PSUC [el Partido Comunista en Cataluña], los otros eran grupitos de amigos. Uno se sintió traicionado, y eso no solo nos afectó a los del sector intelectual y catalanista, sino a una infinidad de militantes obreros. Es necesario recordar que quienes participaban en las manifestaciones del 11 de Septiembre en los últimos años del franquismo, en Sabadell y Terrassa, eran básicamente trabajadores inmigrantes, y que esa gente gritó lo de “Llibertat, amnistia i estatut d’autonomia”. Ellos también fueron traicionados. Una vez, cuando el pobre Gregorio López Raimundo [histórico dirigente del PSUC] iba ya en silla de ruedas, dije que había que distinguir muy claramente entre lo que había sido la conducta de los dirigentes y lo que había sido la conducta de los militantes. Y que la conducta de los militantes comunistas durante el franquismo merecía todo el respeto. Gregorio tuvo la habilidad de decirme que no se había molestado porque le había criticado como dirigente pero le había elogiado como militante. Dicho eso, Gregorio era de los más decentes que conocía de entre ese personal. Se puede ser perfectamente de izquierdas y ser partidario de una libertad en convivencia: libertad para ti y libertad para los otros. Por eso mismo yo ahora me niego a participar en cualquier tipo de apuesta que tenga como objetivo plantear cuestiones que en estos momentos no tienen más que una dimensión preelectoral que no me interesa. Por lo tanto, si hay que votar, se puede votar, mal que mal, a ICV [Iniciativa per Catalunya-Verds], que son relativamente moderados. No es que me provoquen entusiasmo. De la gente de la CUP [Candidatures d´Unitat Popular, independentistas], pese a ser jóvenes y seguramente honestos, me preocupa mucho que se planteen ya temas como el de los Países Catalanes. Vamos por partes, es una cuestión que a mí me causó disgustos cuando se me ocurrió decir que primero lo que se ha de hacer es preguntar a los otros. Parecía que eso era una traición. Una cosa es la identidad cultural, que efectivamente existe, y otra es lo que piensa la gente. Debemos tener en cuenta, además, que desde un punto de vista histórico, cuando hablo del desarrollo de un Estado, este proceso avanzado que ha ido creando una especie de cultura y sociedad diferentes solo estaba presente en el Principado. Un aspecto muy importante de esta cultura cuando pierde sus instituciones es el auge de las formas de asociación horizontal, un asociacionismo que genera grupos de interés. La vida política de este país hasta 1936 en buena medida se desarrolla en entidades que son clubes, centros y ateneos. Estas características se dan también en cierta medida en el País Valenciano pero son, sobre todo, importantes en Cataluña. Insisto, hay que preguntar a los otros qué quieren.
Hablando de consultar y preguntar, hay quien considera que la parte soberanista de Cataluña en estos momentos habla mucho y, en cambio, la parte no soberanista habla muy poco.
La parte soberanista tiene un mensaje. La otra tiene recelos, miedos y dudas, y eso no es un mensaje, por lo tanto no invita a hablar de la misma manera que lo hace el tenerlo. Decir “Independencia” es un mensaje. Decir “Queremos ser un Estado” es un mensaje.
Decir “Amo España” es un mensaje.
Sí, pero es un mensaje muy difícil en un contexto en el que las reticencias al nacionalismo español son considerables y justificadas. La primera vez que vi la bandera española fue el 25 de enero de 1939, cuando en la casita de Valldoreix donde estaba con mi madre entró un moro con un fusil en la mano haciéndonos abrir los armarios. A partir de entonces, para mí aquella bandera está identificada con los 40 años del franquismo. De manera que pedirme que lleve la bandera española o cosas así es obsceno.
Acotémoslo más. Ahora se plantean unas elecciones catalanas plebiscitarias en las que básicamente se formula una pregunta sobre la hipótesis soberanista. Pero hay un sector de la población catalana que tradicionalmente no vota en las elecciones autonómicas y que ahora, posiblemente, seguirá en silencio.
Ahora estarán más desconcertados. Yo no diría que en 1975 o 1976 una actitud de desinterés fuese demasiado general ni en el “cinturón rojo” de Barcelona ni en ningún otro sitio.
Hablo de estos últimos años.
Sí, ahora es distinto. Supongo que lo que hará una gran parte de esta gente es abstenerse, pero lo que afortunadamente no hará será votar al PP o Ciutadans. Yo siempre he creído que a votar se tiene que ir siempre, pero no para votar a favor sino para votar en contra. Se tiene que ir a votar para que el PP y esa gente no tengan más votos. Ya les votarán las monjas.
Ignorando el tema de las banderas, ¿no cree que hay muchas similitudes ideológicas entre el PP y CiU?
De entrada, con todos sus defectos, Jordi Pujol fue a la cárcel mientras Manuel Fraga encarcelaba. Es una diferencia. Digamos que en el origen hay diferencias.
Pero si hablamos de cuadros intermedios encontraremos mucha gente que medraba en el franquismo, en un lado y en el otro.
Seguro. Pero yo no recuerdo haber votado jamás a CiU, de manera que no tengo problemas. Entiendo perfectamente que un partido de derechas es un partido de derechas, que se parecen mucho el uno al otro y que ambos utilizan las banderas. No niego que puedan tener conciencia, pero normalmente utilizan las banderas para lo que les conviene. En realidad estas elecciones me parecen de una importancia minúscula. Son importantes solo por una cuestión que se ha visto ya en Galicia y en el País Vasco y que se verá aquí: la destrucción del PSOE. Es el fin del sistema político de la Transición. Aquel sistema se establece sobre la base de que el PSOE acepta ejercer como alternativa de izquierda a las fuerzas de derechas, que son las que heredan el franquismo. Este sistema ha funcionado bien bastantes años, pero ahora se ha derrumbado. La cuestión es qué pasará. Y es un problema porque se parece a lo que ocurrió durante los años 20 del siglo pasado, cuando se agotó el sistema de turnos de la Restauración entre conservadores y liberales. Entonces se aguantó unos años con una dictadura militar pero llegó un sistema nuevo con la República.
¿Hasta qué punto las fuerzas políticas hegemónicas (en Cataluña lo ha sido CiU desde la Transición) tienen responsabilidad en este aparente desengaño?
Hay muchos culpables. El primero es que el sistema del Estado autonómico español es una trampa que se establece sobre la base de prometer derechos que después no se conceden y se recortan o recuperan a cambio de permitir un uso descentralizado del dinero, lo que crea entusiasmo en todas partes. Es lo que ha permitido que las ciudades se rehagan, que haya teatros o equipamientos deportivos que no existirían si no hubiera habido esta descentralización del dinero. El entusiasmo dura hasta que se acaba el dinero. Entonces se ve que hay sitios, como Castilla-La Mancha, donde dicen que se cargarán la autonomía porque no sirve para nada. Desde el punto de vista de los que se lo han tomado en serio y han creído que podía ser un camino para ir consolidando derechos, es evidente que el sistema ha resultado un engaño.
¿Qué hicieron mal quienes aceptaron esto? Pujol a veces ha dicho que se equivocaron al no basarse en la reclamación de los derechos históricos, como vascos y navarros. Es una revisión que se tendrá que hacer para saber si podrían haber conseguido más cosas y en cuántas cosas se equivocaron. Evidentemente, la situación política del país depende en gran medida del cambio que provocó la crisis de 2008. La crisis de 2008 no fue, como todavía se dice, el resultado de un exceso de gasto público, porque la deuda del Estado era insignificante. Fue culpa de un enorme gasto privado especulativo hecho sin ningún control. Aquí sí se tendrán que depurar responsabilidades. Por lo que sea, esto no ha sido un problema en el País Vasco. Seguramente porque aquello tampoco se prestaba a burbujas inmobiliarias.
Pocos alemanes pasan allí sus veranos.
Ni tan siquiera los vascos, que se van a veranear a Santander. En cualquier caso, resulta que estamos pagando esta deuda privada por las tonterías que se hicieron. Es verdad que como en Caja Madrid no se hicieron en ningún sitio, pero…
¡Hombre, en Caixa Catalunya tampoco eran mancos!
También, sí, pero no creo que hicieran cosas como dar 1.000 millones de crédito a Martinsa-Fadesa, que después se esfumaron. No sé, es un proceso que debe estudiarse con mucha atención y yo no lo he hecho. Desde el punto de vista de querer saber qué pasó yo me he quedado en la Transición. El resto no lo he estudiado, y si no lo estudias ni entras a fondo…
Entonces lo dejamos para los historiadores del futuro.
Sí, que intenten ellos explicar qué ha pasado.
[Publicado en Jot Down]
19/11/2012
Manuel Fernández-Cuesta
Spinoza y la necesidad de lo colectivo
"Escupid sobre esta tumba. Aquí yace Spinoza".
Epitafio sobre su fosa común
Golpeado con saña por el neoliberalismo, el Estado de bienestar se tambalea. Las leyes, antiguas garantes de las libertades, son maniatadas por decretos de urgencia. La pérdida gradual de derechos laborales y prestaciones sociales rompe la cohesión social. Un argumento justifica la lógica política de esta guerra no declarada: la crisis económica obliga a tomar medidas excepcionales. Los gastos (nunca se habla de inversión) del Estado de bienestar, la parte social, no se pueden asumir, repiten cual tétrica letanía. Las partidas presupuestarias destinadas a las clases populares —aquellas para las que Robespierre reclamaba ayuda y asistencia— se reducen. Parece claro que su finalidad es desmontar el estado de bienestar. Sin embargo, van más lejos. El capitalismo pretende destruir el estado: la última frontera, al menos a priori, del principio de igualdad. Instaurado el librecambio financiero sin control estatal, dominando los intereses privados la esfera de lo público, entregados los recursos colectivos a los designios del mercado y fragmentada la vida social, el objetivo final del neoliberalismo aparece: el control ideológico de las emociones y, por extensión, sobre la incertidumbre proyectada en los ciudadanos. Instrumental para pulir vidrios, unos cuantos libros pequeños, un abrigo verde turco y un pantalón; otro abrigo de color, cuatro sábanas, siete camisas, una cama y una almohada, diecinueve cuellos, cinco pañuelos, dos cortinas rojas, una colcha, un pequeño cobertor de cama y dos hebillas de plata. Spinoza, el temido pensador de la subversión, falleció el 21 de febrero de 1677 y fue enterrado el día 25. Tenía 44 años. Dejó deudas, muy pocas, y una obra política y filosófica singular que cobra actualidad. Al barbero, Abraham Kervel, le debía un trimestre de afeitado: 1,90 florines.
Antes de la aceleración expansiva del modelo capitalista, la tensión social —la lucha política organizada de la clases sociales y la multitud— había conseguido que el Estado de bienestar estuviera respaldado, al menos en parte, por la ciudadanía, haciendo de lo común, de los elementos colectivos (sanidad, transporte, justicia, educación, igualdad de oportunidades), parte integrante, con matices, de la vida cotidiana. Ese apoyo, basado en el sentimiento de convivencia y pertenencia a una comunidad, era el mecanismo de contención frente a la ambición de los grupos de interés. Este juego de contrapoderes funcionó, al menos en Europa, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta los primeros años ochenta (por fijar fechas). La extremada aceleración del modelo, proceso conocido como globalización o mundialización, ha producido, impulsado por la capacidad tecnológica, la ruptura del tejido social y la ausencia de la idea de pertenencia. En la actualidad, individuos aislados, atemorizados por la pérdida de la felicidad y la inestabilidad (como explica Richard Sennett), vivimos (casi) en un estado natural, “prepolítico”, donde apenas influimos en las decisiones que afectan a la vida diaria de la comunidad.
Baruch Spinoza (1632-1677), asistió, en la República de las Provincias Unidas, cuyo motor era Holanda, a una situación parecida a la actual. A mediados del siglo XVII, ese pequeño territorio, gobernado por Johan de Witt, era lo más parecido a una sociedad civil de libertades, refugio de pensadores y artistas, sostenida por un floreciente comercio. Eran libres, conscientes, y negaban, unidos, pese a sus diferencias, cualquier autoridad, monárquica o civil, que no fuera electa y consensuada. La experiencia duró poco. Volvió la Casa de Orange, manu militari, con su represión de espadas y valores, igual que ahora vuelve el neoliberalismo (la versión 3.0 del individualismo), bajo el pretexto de la recesión mundial, para terminar con el estado (social), heredero del pacto capital-trabajo. Demasiados derechos y un “mercado laboral rígido” impiden el desarrollo económico, sostienen. Flexibilizar, desmontar el tejido social, es la consigna: romper el estado y, por extensión, partir por la mitad la columna vertebral, incluso, de esta imperfecta e insuficiente "democracia de superficie".
"El hombre que se guía por la razón es más libre en el Estado, donde vive según leyes que obligan a todos, que en la soledad, donde solo se obedece a sí mismo". Así argumentaba Spinoza (Ética, IV, LXXIII) su defensa del Estado como engranaje político de convivencia asociado al progreso humano frente a un "estado de naturaleza", anterior al pacto social. Coetáneo de Hobbes, del que se diferencia, y antesala de lo que luego será la teoría del contrato social de Rousseau (hasta llegar a Rawls y Habermas), esta senda de progreso civil es la que hoy está recorriendo, en sentido inverso, el neoliberalismo. Defensor de lo público, entendido como lo común, lo colectivo, es decir, lo que une por la base a los individuos entre sí en una sociedad, la reivindicación del pensamiento político de Spinoza, su idea de la necesidad de una colectividad crítica (aquí su engarce con Maquiavelo) se hace más necesaria que nunca en sociedades de hiperconsumo donde el único vector social es la satisfacción instantánea. Spinoza piensa en un Estado firme y seguro, soberano, apoyado en las decisiones populares, defensor de los individuos (y sus libertades) que vele, a su vez, por el destino de la multitud (y sus derechos). Esta doble misión, protección de las libertades individuales y colectivas, y pervivencia del Estado como garantía de estos derechos, es lo que hace imprescindible la revisión detenida de sus obras.
La pérdida paulatina de la soberanía nacional, traspasada a entes supranacionales, no todos electos, ha causado estragos tanto en la capacidad gubernamental para dirigir el futuro de la nación (toma de decisiones), como en la posible respuesta colectiva (presión popular). Maniatados los Gobiernos, la impotencia de la contestación se hace palpable. Nuestra experiencia (y nuestra capacidad, por tanto, para combatir la injusticia) mutará en mercancía intercambiable ya que —sostiene J. Rifkin— en el capitalismo sin producción la mano de obra —tal cual la conocemos— será residual en unas décadas (La era el acceso, Paidós, 2000).
Las naciones soberanas (aunque formen, en el mundo global, entidades supranacionales) son aquellas cuya soberanía popular está viva y reconstruye, con el control sobre las instituciones, su identidad política. Solo una multitud creativa y espontánea, libre, puede formular, dotándose de instituciones fuertes pero flexibles, una verdadera teoría democrática del poder que incluya, necesariamente, una teoría de la subversión. Spinoza marcó los límites con dramática precisión en su Tratado político, cap. 4, p. 6: "No cabe duda que los contratos o leyes, por los que la multitud transfiere su derecho a un Consejo o a un hombre, deben ser violados, cuando el bien común así lo exige".
Cuando el Gobierno da la espalada a la ciudadanía, a las clases más desfavorecidas, es lícito romper los acuerdos de cesión del poder. Las elecciones (generales o autonómicas, en nuestro caso) son el instante de expresión de la soberanía, argumentarán los partidarios del sistema de partidos y de la democracia de mercado. Sabido es que el hastío que siente el cuerpo social hacia las formas políticas tradicionales hace de este "momento democrático" una rutina más dentro del sistema político. Baste citar, en el caso español, la injusticia de ley electoral en vigor para demostrar cómo la soberanía se expresa en un marco de "libertad vigilada", o la importante abstención en las elecciones de EE.UU. (42,63% en las últimas presidenciales, 2008, pese al efecto Obama).
Resulta paradójico contemplar, en la actualidad, la frustración emocional que conlleva en la ciudadanía, esencialmente en los países de Europa del Sur, después de veinte años de frenético consumo, la imposibilidad material de acceso a los bienes y cómo el descrédito de la política (como actividad pública) y de los partidos políticos y sindicatos (vehículos de esa actividad) puede estar asociada con esa frustración. La pérdida de derechos adquiridos, la precariedad laboral y la reducción drástica de elementos claros de armonización pública parecen, en sociedades anestesiadas por los medios de comunicación, elementos menos graves que la imposibilidad material de consumir. Nadie fija la mirada en los dirigentes en tiempos de (falsa y aparente) bonanza. Crisis e inestabilidad política han sido, a lo largo de la historia, basta repasar el siglo XX, claros antecedentes de soluciones caudillistas o dictatoriales. "Por lo demás, aquella sociedad, cuya paz depende de la inercia de unos súbditos que se comportan como ganado, porque sólo saben actuar como esclavos, merece más bien el nombre de soledad que de sociedad", recuerda Spinoza, mediados del siglo XVII, enfurecido ante las diferentes formas de apatía social y política, en su Tratado Político, cap. V, 4.
Una vuelta a una especie de "estado de naturaleza", al que el neoliberalismo quiere arrastrar a las sociedades modernas, es el nuevo campo de batalla, el sorprendente espacio de acción donde los cantos de sirena de la plural subjetividad desaparecen y la identidad, la pertenencia a un sujeto histórico determinado (hoy múltiple), debe adquirir, renovada, la dimensión de discurso político. Sólo en la Historia, entendida como narración de la experiencia y acción, puede la ciudadanía recuperar su ser, su potencia soberana. Y es en esta reconstrucción de las relaciones afectivas entre mujeres y hombres libres e iguales, entendidas como relaciones políticas, al decir de Spinoza, donde se encuentra el tejido social-emocional —armazón de la soberanía popular— desaparecido bajo la jerarquía de valores (y trampas) del capitalismo. "De una sociedad cuyos súbditos no empuñan las armas, porque son presa del terror, no cabe decir que goce de paz, sino más bien que no está en guerra" (Tratado Político, cap. V, 4). Spinoza, pese a sus sucesivas derrotas (sufrió un intento de asesinato, fue expulsado de la Sinagoga por ateo, sus libros fueron prohibidos), insistía en la cohesión como único antídoto contra la molicie. "No son las armas las que vencen los ánimos, sino el amor y la generosidad".
Este holandés de lejano origen ibérico, cuyas ideas parecen escritas para esta crisis, destaca por materialista frente a propuestas religiosas o místicas; por radical, frente a la tibieza del cálculo del consenso y por revolucionario, puesto que plantea una formulación de la multitud, la comunidad consciente, como soberanía vigilante. De ahí su importancia, teórica y práctica, para devolver, en tiempos de secuestro, la democracia a la ciudadanía.
[Fuente: www.eldiario.es]
21/11/2012
Manuel Ballbé y Yaiza Cabedo
El ataque alemán desahucia a España
Los economistas reiteran hasta la saciedad que la imposición merkeliana de austeridad es un error, pero siguen sin entender que se trata de una truculenta estrategia del Gobierno y la banca alemana para desvalijar al sur de Europa con el fin de tapar el enorme agujero financiero alemán. Este expolio es posible debido a una desregulación jurídica que desde 2000 ha desplazado el capitalismo productivo por un “mercado casino” sin supervisión administrativa, en el que ha quedado suprimido el delito de información privilegiada y que funciona mediante apuestas en las que no hay que identificarse. Esta bolsa privada y sin transparencia, localizada en Nueva York y Londres, está en manos de un cartel compuesto por seis megabancos norteamericanos y seis europeos, todos quebrados y rescatados por sus Gobiernos, es decir, por los contribuyentes.
Este es el verdadero origen de la crisis: un nuevo capitalismo de casino y de apuestas en productos financieros tóxicos —como las hipotecas subprime—, que ahora especula con la deuda soberana de los países del sur. La causa de la crisis, pues, no es ni la burbuja inmobiliaria española, ni el endeudamiento —las deudas inglesa y alemana eran superiores—, ni la indisciplina fiscal. La burbuja ha sido hipotecaria: de titulizar y revender hipotecas tóxicas en el mercado. Precisamente, el Deutsche Bank fue uno de los mayores implicados, según reveló el Senado americano. Este banco ha colocado productos a sus clientes a sabiendas de que perderían dinero, tanto en Norteamérica (paquete “Gemstone VII”) como en Alemania, donde el Tribunal Supremo le condenó en 2011. Los ciudadanos alemanes fueron las primeras víctimas de la voracidad de sus bancos.
Alemania, además, es quien promovió las apuestas contra la deuda del sur. El Deutsche Bank fue uno de los artífices de este nuevo Merk-ado de deuda soberana —y de su índice de precios Markit— que disparó los ataques especulativos. Goldman Sachs asesoró a Grecia para ocultar su deuda y así logró entrar en el euro, después, con esta información privilegiada, apostó junto con Deutsche Bank que Grecia se hundiría. Atacar a países del sur fue la fórmula del Gobierno y bancos alemanes para recuperar las pérdidas de sus bancos ludópatas.
Semejante giro depredador contra la propia zona euro lo motivó la filtración del informe confidencial del supervisor financiero alemán, el BaFIN (confirmado por otro de Merrill Lynch), que valoraba en 800.000 millones los activos tóxicos del país en 2009. Dichos datos delatarían que una Alemania especulativa había reemplazado a su reputado capitalismo industrial. En vez de procesar a los responsables, cerraron filas e iniciaron el descrédito del sur para desviar la atención y sojuzgarlos.
Las Bankias alemanas han sido muchas: Hypo Real Estate fue rescatado con más de 100.000 millones de euros y en 2009 fue nacionalizado en un 90%; el Industriebank (IKB), con 10.000 millones de euros; los Landesbank (cajas autonómicas), como el Baden-Württemberg, el West o el Sachsen, recibieron unos 150.000 millones de euros; el Dresdner Bank, segunda entidad del país, quebró y fue absorbido por el Commerzbank, que a su vez recibió un rescate de 100.000 millones y cuyo 25% todavía está en manos del Gobierno de Merkel. El caso del Commerzbank es ilustrativo, pues el año pasado devolvió parte del rescate al Gobierno, 14.000 millones de euros. ¿De dónde sacó tan cuantiosos beneficios, si no es apostando en el casino con información privilegiada proporcionada por el propio Gobierno?
Este es el cambio clave del nuevo capitalismo de casino: los rescates y nacionalizaciones han transformado a los Gobiernos alemán, británico, suizo y norteamericano en cobanqueros que ahora disculpan la prolongación de ataques especulativos porque necesitan que estos bancos tengan beneficios rápidos y puedan devolver el dinero inyectado.
Además de estos rescates, Alemania —que se opone a que el BCE ayude a España— oculta que el Deutsche Bank recibió, solo en 2008, 20.000 millones de la Reserva Federal norteamericana junto con 60.000 millones para Credit Suisse y UBS (Unión de Bancos Suizos) a un tipo de interés regalado del 0,01%.
Se entiende cómo funciona un ataque especulativo tomando el paradigmático caso del imperio mediático alemán, Kirch. En 2001 los directivos de Deutsche Bank (Ackermann y Baumann) difundieron rumores falsos de que el grupo no podría pagar su deuda y que no conseguiría financiación. (¿Les suena de algo?) Provocaron la mayor quiebra contemporánea para apoderarse de él. En 2011 la justicia alemana esclareció el asunto y el presidente Ackermann, íntimo amigo de Merkel, dimitió y propuso una indemnización de 1.000 millones de euros para silenciar el escándalo. Como se ve, antes de Grecia, ya estaban curtidos en especulación contra empresas alemanas.
Idéntico sistema se está utilizando para desacreditar al sur. ¿Cómo se beneficia Alemania de este ataque a España?
1. Genera rumores para disparar el interés que pagará España cuando pida prestado dinero. 2. Impone privatizaciones de empresas rentables (aeropuertos, AVE, lotería…) que, de no resistir el Gobierno, pasarán a manos del norte a precio de ganga. 3. Provoca asfixia crediticia para devaluar las acciones de las multinacionales (Telefónica, Iberdrola, Repsol, Gas Natural…), con lo cual pueden apoderárselas grupos alemanes. 4. Pero lo más rentable al propagar pánico financiero —que es delito— es la huida de dinero por miedo a un corralito. De España en ocho meses de 2012 han salido 330.000 millones de euros (a los que hay que sumar su equivalente en Grecia e Italia), que van a parar a bancos de Suiza, Luxemburgo, Holanda y Alemania, cifras “sin precedentes”, según Bloomberg. El austericidio reporta grandes beneficios…
Bajo el disfraz de la “(in)dependencia”, Jens Weidmann, presidente del Banco Central alemán, ha contribuido a este pánico cuestionando cada test favorable a España. Sigue la línea de su predecesor, Axel Weber, quien el mismo año en que dejó el Bundesbank (2011) fue “premiado” por hostigar al sur con la presidencia de UBS, uno de los bancos privados del eje alemán que se beneficia de la deportación de miles de millones provenientes del sur.
El escándalo del líbor-euríbor y Barclays es la última prueba de las prácticas fraudulentas y especulativas de este cartel, el cual alteraba el precio al que se presta el dinero e incrementó el coste de las hipotecas de los europeos. Entre los implicados están el Deutsche Bank, Credit Suisse y UBS junto con Lloyds y Royal Bank of Scotland (RBS) —son las Bankias del Gobierno inglés, nacionalizados en un 40% y 80%—.
En cambio, nuestros principales bancos, Santander, BBVA y La Caixa, no están implicados en semejantes prácticas. Tampoco han necesitado rescate y el Santander es el mejor banco del mundo según Euromoney. Son un apetecible botín de guerra.
La Comisión Europea no ha detectado el cartel del líbor, ni el entramado especulativo sobre la deuda griega oculta, ni destapa el club bancario que controla el mercado casino de Londres (denunciado todo por la prensa norteamericana). Tampoco indaga quiénes son los beneficiarios del ataque especulativo que está desahuciando a los Estados del sur. ¿Seguirán la UE y el comisario Almunia haciendo la vista gorda a esta manifiesta vulneración del derecho de la competencia? Lo que sí sabemos es que su antecesor, lord Brittan (diseñador del mercado casino con Thatcher), se colocó como vicepresidente de UBS. Otro vicepresidente de la UE, Solbes, es hoy asesor de Barclays.
El Gobierno alemán, el gran desahuciador, pretende apropiarse del capital del sur hasta las elecciones de 2013. España tiene que resistirse al rescate draconiano y reaccionar para desenmascarar esta política perversa de austeridad con movilizaciones y demandas judiciales. El Tribunal de la UE (caso Sint Servatius, 2009) declaró justificada la restricción a la libre circulación de capitales si “socava el equilibrio financiero de las políticas sociales”. Más aún, si tal especulación socava la soberanía económica y la estabilidad de un país miembro. Presenciamos pasivamente la destrucción del mercado único europeo y la imposición de un mercado único euro-alemán.
Thomas Mann ya nos alertó: en vez de una europeización de Alemania, se está implantando una alemanización económica de Europa.
[Manuel Ballbé es catedrático de Derecho de la UAB y Yaiza Cabedo, abogada. Fuente: El País]
29/11/2012
Documentos
Francisco Pi y Margall
Discurso en defensa de la federación republicana (1869)
En un momento en que palabras como “nación” y “nacionalismo” están marcando —desde luego, abusivamente dado el contexto de crisis económica— nuestra agenda política, es bueno volver a leer a un clásico de nuestra tradición progresista como Francisco Pi y Margall (1824-1901). Su idea de federalismo republicano todavía nos puede enseñar mucho acerca de una idea de España en las que todas sus componentes nacionales decidan adherirse libremente a un proyecto común, republicano, plurinacional y solidario que avance por la senda del progreso social. Tal vez sea por eso por lo que su nombre no es citado por la clase política de hoy en día y que su notable legado intelectual es tan difícil de encajar en el debate territorial actual, caracterizado por esencialismos ramplones y tópicos costumbristas. Mientras tanto presenta aquí su “Discurso en defensa de la federación republicana”, pronunciado en 1869 ante las Cortes Constituyentes de la I República, como homenaje al gran político barcelonés.
Discurso en defensa de la federación republicana
24/11/2012
Foro de webs
Huelga de hambre en Telefónica
huelgadehambreentelefonica.blogspot.com.es
Blog dedicado a la lucha de los cinco trabajadores de Telefónica que, durante más de veinte días, estuvieron en huelga de hambre para protestar contra el despido improcedente e injusto de uno de ellos (Marcos). En él el lector podrá encontrar todos los materiales necesarios para informarse acerca de los motivos de la protesta y apoyar la justa lucha de nuestros compañeros de Telefónica.
30/11/2012
Colectivo Prometeo de Córdoba
http://colectivoprometeo.blogspot.com.es
Constituido en 2002, este colectivo del que forman parte Julio Anguita y personas implicadas en los distintos movimientos sociales en Córdoba, lleva a cabo actividades de debate y reflexión públicas sobre temas sociales y culturales mediante conferencias, jornadas, talleres... En la actualidad respaldan y acogen en su web la propuesta del Frente Cívico Somos Mayoría.
30/11/2012
Contro la crisi
Portal digital italiano que alberga noticias, artículos e informaciones de conflictos sociales y de luchas populares en tiempo real. Con enlaces a numerosas páginas de resistencia italianas y posibilidad de suscribirse gratuitamente para recibir en el correo su newsletter diaria.
30/11/2012