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Miguel Guillén

¿Quién ha ganado con la guerra este último año?

Se cumple un año de la invasión de Ucrania por parte de Rusia y muchas personas se siguen preguntando por qué, casi transcurrido un cuarto del siglo XXI, nuestra especie aún debe dirimir sus asuntos a porrazos, siempre bajo la batuta del imperio. La paz ni está ni se la espera y la exploración de vías diplomáticas y pacíficas para alcanzar un alto el fuego no se contempla seriamente desde los ámbitos de poder. Es más, a quienes reclaman estas vías se les tacha poco menos que de cándidos, ignorantes e incluso inconscientes. Siglo XXI, recuerden. Hace unos días el ex-Jemad Julio Rodríguez ofrecía una interesantísima entrevista en elDiario.es hablando de este tema y de la necesidad perentoria de explorar vías diplomáticas para la resolución del conflicto. Una voz autorizada que se soslaya convenientemente. Y deberíamos escucharla con atención, les invito a ello.

Una pregunta pertinente, un año después del inicio de la guerra, es quién sale ganando con todo esto. Cierto es que la cabeza visible del imperio sigue siendo el presidente de Estados Unidos, pero no nos llevemos a engaño: la trama de corporaciones y poderes de diferente tipo que consiguen pingües beneficios con la producción de armamento va mucho más allá del poder político estadounidense o la alianza militar de la OTAN.

¿Qué pasa, pues, con las grandes empresas armamentísticas? Si atendemos a los datos publicados por el portal Defense News, podemos observar cómo entre las diez primeras (en términos de facturación en 2021) encontramos seis estadounidenses, tres chinas y una británica. Son las siguientes: Lockheed Martin (64.458 millones de dólares de facturación), Raytheon Technologies (41.852,20), Boeing (35.093), Northrop Grumman (31.429), General Dynamics (30.800), Aviation Industry Corporation of China (30.155,22), BAE Systems (25.775,20), China State Shipbuilding Corporation Limited (18.517,72), China North Industries Group Corporation Limited (17.711,93) y L3Harris Technologies (14.924). Pero hay un importante matiz: las tres corporaciones chinas dedican entre un 20 y un 37% de su actividad a “defensa”. Boeing dedica un 56% y Raytheon Technologies un 65%, pero en el resto de casos prácticamente toda la actividad de la empresa va dirigida a la producción armamentística. La primera empresa española en el ranking es Navantia, en la 72.ª posición, con una facturación de 1.163,32 millones de dólares en 2021 (el 75% en “defensa”). También encontramos Indra en la 90.ª posición (752,35 millones de dólares de facturación, si bien dedica un 19% a «defensa»). Fíjense que estamos hablando de un sector que factura mucho dinero.

 

Fuente: Defense News

 

Como se puede observar en el cuadro, las facturaciones de estas empresas van desde los 14.924 millones de dólares de L3Harris Technologies a los 64.458 millones de dólares de Lockheed Martin, líder absoluta del sector que dedica un 96% de su actividad a “defensa”. ¿Quién gana, pues, con las guerras? ¿Qué ha pasado con la cotización de estas empresas en bolsa en el último año? Creo que exponer estos datos es interesante, por más que se pueda objetar que no solamente la cotización bursátil sirve para saber quién gana con las guerras. Cierto es, pero los datos son muy claros y debemos tenerlos en cuenta. Saquen sus propias conclusiones al respecto.

Si nos fijamos por ejemplo en Lockheed Martin, la empresa número uno del ranking, podemos observar cómo en el último año su cotización ha aumentado un 24,08%. ¿Tendrá algo que ver la guerra de Ucrania?

 

Fuente: Google Finance

 

Respecto al resto de empresas, se puede observar cómo en el último año todas ellas, excepto L3Harris Technologies (-2,98%) y Aviation Industry Corporation of China (-8,57%), han experimentado notables subidas en bolsa: Raytheon Technologies (7,60%), Boeing (3,41%), Northrop Grumman (21,30%), General Dynamics (7,70%), BAE Systems (50,98%), China State Shipbuilding Corporation Limited (8,39%) y China North Industries Group Corporation Limited (28,83%).

No olviden los nombres de estas empresas, porque aunque a veces quienes aparecen en los medios de comunicación son unos, los que se embolsan extraordinarios beneficios son otros, ávidos de discursos belicistas tornados en sentido común, en consenso. Discursos que repiten miméticamente los grandes líderes mundiales “occidentales”, mientras los accionistas de las empresas-ventrílocuo que hemos citado se frotan las manos, poniendo chinchetas en sus mapamundis. Estos beneficios de los que hablamos proceden de dinero público que convenientemente pasa a manos privadas. Como siempre ha sido, aunque nos sigan hablando de emprendeduría, mérito, esfuerzo y colaboración público-privada. Incluso de pacifismo o seguridad. A estas alturas, y menos aún cuando estamos hablando de miles de vidas humanas en juego, que no nos sigan engañando, por favor.

22 /

2 /

2023

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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