
Número 133 de marzo de 2015
Notas del mes
Por La Redacción
Por Albert Recio Andreu
Por Juan-Ramón Capella
¿Quién teme a la deuda griega?
Por Ramon Boixadera i Bosch
Guía sencilla para entender la “lista Falciani"
Por Miguel Ángel Mayo
2015, las dos aguas de Fukushima
Por Miguel Muñiz
Por Antonio Antón
La educación y los privilegiados
Por José Manuel Barreal San Martín
Por Joan Busca
Ensayo
José María Agüera Lorente
El extremista discreto
El Lobo Feroz
Los 24 ex políticos en el sector eléctrico
La Biblioteca de Babel
Juan Iturralde
Franz Neumann
Capitalismo y turismo en España. Del "milagro económico" a la "gran crisis"
Ivan Murray Mas
En la pantalla
eldiario.es
Plataforma de Afectados por la Hipoteca
Joan Guerrero
Intervenció de Jaume Reixach al Parlament de Catalunya
De otras fuentes
Agustín Moreno
La democracia en la época de las pasiones tristes
Antoni Aguiló
Las mentiras del PP sobre el dinero prestado a Grecia
Ernest Urtasun
Panorama de la corrupción en Catalunya (1990-2014)
Carlos Jiménez Villarejo
Documentos
Grecia tras las elecciones: no es una amenaza, es una oportunidad
Foro de webs
Carta de la Redacción
La Redacción
Nota: reproducimos aquí la carta de la redacción del último número impreso de la revista mientras tanto.
Lector, lectora:
Éste es el último número de mientras tanto en su edición impresa. Así se ha publicado desde diciembre de 1979 hasta diciembre de 2014: durante treinta y cinco años redactores y lectores hemos logrado sostener una publicación político-cultural independiente de toda institución: sólo con trabajo voluntario de sus redactores y colaboradores, con las aportaciones de lectores y suscriptores y con la ocasional generosidad de algunos amigos, que nos ayudaron a arrancar y convirtieron en hacederas iniciativas imposibles de financiar sin ellos.
Mientras tanto no desaparece: se ha desdoblado desde hace once años al crear una publicación digital mensual, gratuita, sostenida solamente por el trabajo y las aportaciones del colectivo editor.
La edición impresa se abandona ahora debido al contexto social y a ciertos cambios en los hábitos de lectura entre los jóvenes politizados, muchos de los cuales tienen dificultad, en este tiempo de crisis, para asumir el coste de una suscripción a una revista en papel y que, más en general, pertenecen a una generación que lee y se forma con textos publicados en formato digital. Esto es algo que el núcleo redactor de mientras tanto ha podido comprobar claramente en la última década. Y, sobre todo, somos conscientes de que el medio digital tiene una agilidad de la que hoy carece un medio impreso que sólo aparece unas pocas veces al año.
Creemos que en los treinta y cinco años de su recorrido la revista mientras tanto ha batallado por cumplir, con desigual fortuna, con los diversos aspectos de la tarea que se asignó a sí misma en la Carta de la Redacción de su primer número: trabajar por una humanidad justa en una Tierra habitable. Se trataba de renovar la tradicional alianza del movimiento obrero con la ciencia; de conseguir movimientos ecologistas con capacidad política; de procurar que los movimientos feministas se fundieran con las demás fuerzas emancipatorias; y que las organizaciones revolucionarias clásicas se depuraran a través de la autocrítica, de su deslumbramiento por los ricos. Esa tarea, de modo laberíntico e intrincado, y parcial, se ha realizado en nuestra publicación.
Mientras tanto nació en medio de una crisis económica importante y en un ambiente de cambio de chaquetas. El mundo de la izquierda culta, por decirlo así, no la acogió como a su predecesora Materiales. Hubo quien, en la propia izquierda verdadera, la consideró izquierdista y alarmista (Vázquez Montalbán ironizó sobre nuestra iniciativa en una novela; más tarde rectificó); era también el tiempo en que tantos intelectuales que habían sido de izquierdas se pasaban masivamente al PSOE, el partido que toda la socialdemocracia europea auparía al poder. Y empezaba la era de Reagan y Thatcher, la época en que se inició un reforzado ataque simultáneo sobre la URSS y sobre las conquistas seculares de las clases trabajadoras europeas que ha durado hasta hoy.
En este ambiente se desplegaron los colores de la revista, rojo, verde, violeta y finalmente blanco.
El feminismo encontró en los trabajos de Giulia Adinolfi, en los primeros números, la teorización de la diferencia, la consciencia de que la búsqueda de la igualdad política y social no podía arrojar por la borda los valores femeninos tradicionales, sino que se trataba, más bien, de feminizar el sujeto revolucionario, en feliz expresión de Manuel Sacristán. A pesar de desencuentros lamentables con un grupo feminista barcelonés, y también a pesar del hecho de que la redacción de mientras tanto ha sido muy mayoritariamente masculina, los desencuentros se superaron y los análisis y las tomas de posición antipatriarcalistas han sido constantes en la revista, que ha dedicado varios números monográficos al cometido que se expresa con el color violeta.
El ecologismo y el análisis ecológico, que expresa el color verde, ha sido una preocupación evidenciada en casi todos los números de mientras tanto. Creemos que en este orden de cosas mientras tanto ha contribuido a poner de manifiesto el desinterés de gobiernos y corporaciones por las cuestiones ecológicas en nuestro país, y a lo largo de los años se ha percibido socialmente un cierto cambio de tendencia. Por supuesto, han sido las movilizaciones y acciones de los activistas ecologistas los responsables de este cambio, aún insuficiente; pero el trabajo de investigación en este campo publicado por nuestra revista no ha dejado de hacerse sentir.
En verdad, la renovación de la alianza del movimiento obrero con la ciencia, esto es, el darse la mano las instituciones de este movimiento con la ciencia crítica de nuestro tiempo, que expresa la consciencia ecológica, no ha sido completa. Ciertamente, el sindicato CC.OO. ha mostrado cierta sensibilidad, y el principal de los partidos identificados con los trabajadores en España, Izquierda Unida, ha incluido en su definición simbólica los colores verde y violeta, que además del rojo son los colores iniciales de mientras tanto. Pero también es desdichadamente cierto que en caso de conflicto entre las necesidades del empleo y las ecológicas, los trabajadores aún suelen preferir sacrificar estas últimas, y no se ha conseguido evitar esta contraposición sistemáticamente en condiciones difíciles. De todos modos, preciso es decir que el empresariado, que es quien dispone de medios para reducir el impacto ecológico de su actividad, se ha caracterizado siempre por explotar los recursos naturales con tanto ahínco como a los trabajadores. Por otra parte en el número inaugural de Mientras tanto, que como es natural se ha definido siempre como revista roja, un importante artículo de Manuel Sacristán puso las bases esenciales para la renovación autocrítica del pensamiento de la tradición revolucionaria.
Sin embargo el significado de esa autocrítica, que hubiera desarrollado el comunismo democrático, ha tropezado con el derrumbamiento de la URSS en 1993 y la ofensiva cultural generalizada, caspitalista y neoliberal, contra todo lo rojo. El término 'comunista', gracias a esa ofensiva en materia de significados sociales, ofensiva que disponía de grandes medios de masas y audiovisuales, y de un buen adiestramiento en el período lleno de mentiras y verdades a medias de la guerra fría, ha sido tergiversado y vuelto casi irreconocible entre la población. Hasta el punto de que hoy muchas personas de las clases trabajadoras son comunistas democráticos sin saberlo. Mientras tanto ha estado atento a los movimientos alternativos y a los Foros sociales que, hasta el advenimiento de la crisis presente, fueron la expresión más clara del color rojo crítico y autocrítico de nuestra revista.
Si volvemos la mirada atrás, en seguida advertimos que mientras tanto ha sido una revista verdaderamente militante o si se prefiere activista. En los primeros tiempos ese activismo alternativo se manifestaba incluso en las prácticas del grupo redaccional, que rompía con la división del trabajo en intelectual y manual al dedicarse él mismo a las tareas materiales de administración, y las de ensobrar los ejemplares de los suscriptores, llevarlos a correos, e incluso a distribuir la revista en los principales kioskos barceloneses. Y el activismo hubo de hacer frente, en el plano social, a la historia que nos tocó vivir.
Desde la formación del primer gobierno del PSOE mientras tanto hubo de contraponerse al ingreso de España en la OTAN y a las políticas neoliberales que introdujo este partido; la revista se dedicó a apoyar y en cierto modo a impulsar un poderoso movimiento pacifista que se opuso al proyecto norteamericano de librar en Europa lo que sus estrategas llamaban una guerra de teatro, esto es, una guerra en el teatro de operaciones europeo, para la que fabricaron los medios bélicos adecuados, o sea, bombas atómicas "limpias" (pequeñas, que matarían a las personas pero no destruirían las instalaciones industriales) y proyectiles de alcance medio (los Cruise, y su contrapartida soviética, los SS-20). A uno y otro lado de Europa se levantaron movimientos contra este horror hoy prácticamente olvidado pero que durante los años ochenta del pasado siglo soliviantó a las buenas gentes. En mientras tanto fue publicado el panfleto de E. P. Thompson Protesta y sobrevive, que sirvió de inspiración a los activistas del oriente y del occidente europeos. Y con él, infinidad de artículos sobre el armamentismo y la amenaza de guerra.
Otro olvidado hoy, pero que sin duda los historiadores estudiarán algún día, fue el movimiento de objeción de conciencia al servicio militar en España, y de desobediencia civil, que dió lugar a los que fueron llamados objetores insumisos, que preferían la cárcel predispuesta para ellos a realizar las prestaciones obligatorias ideadas por el gobierno del PSOE para los objectores al servicio militar. Aquel gran movimiento triunfó en casi todas sus vertientes: los objetores insumisos o iban a la cárcel y en torno a ellos se manifestaba la solidaridad social, o no iban porque jueces y fiscales hallaban medios para librarles de la prisión; en cuanto a los objetores no insumisos, fueron tantos que muchos evitaron las prestaciones sustitutorias y otros las realizaron con tareas de gran valor para los ayuntamientos democráticos. El movimiento acabó en España con el ejército de leva, aunque no, ¡ay!, con el ejército profesional que el PSOE puso a disposición de la OTAN tras haber planteado un referéndum con los dados marcados para pseudolegitimar esta opción.
Desde mientras tanto se teorizó la desobediencia civil, la objeción, la insumisión, al tiempo que la mayoría de la redacción, que venía de diversas tradiciones políticas, adoptó también el cultivo del pacifismo, finalmente, con todas sus consecuencias. Ahora nadie quiere acordarse, entre la intelectualidad del régimen, de cuáles fueron sus tomas de posición ante el ingreso en la OTAN —mientras tanto en cambio se opuso a ello, p.ej. con la publicación especial de un número 25 y medio—, y, luego, con la desobediencia, la objeción y la reflexión nos opusimos a la participación en las sucesivas guerras de la OTAN: contra Iraq, contra Serbia, contra Afganistán, de nuevo contra Iraq... Sabíamos, sí, que quienes nos contraponíamos activamente a todo esto éramos muy débiles frente al despliegue de todo el aparato de dominación, pero no nos desnaturalizamos y mantuvimos nuestra voluntad de resistir y de no renunciar a una sociedad no desigualitaria, más justa, y de democracia verdadera. No por azar las primeras reflexiones críticas sobre la constitución de 1978 fueron publicadas en nuestra revista.
En estos treinta y cinco años hemos sufrido pérdidas notables: la primera, la de Giulia Adinolfi, inolvidable; más adelante, en 1985, la de Manuel Sacristán; y luego las de María Rosa Borràs y Paco Fernández Buey, así como las de colaboradores tan importantes y destacables como Octavi Pellissa, Neus Porta y Rosa Rossi. El mero listado de sus nombres nos indica la magnitud de estas pérdidas para la revista; tan grandes que parece un milagro que hayamos sabido sobrevivir. Más si se tiene en cuenta que a lo largo de los años algunas polémicas internas del consejo de redacción no han podido mantener duraderamente la unidad —en la diversidad— de éste, traduciéndose en abandonos de la redaccion por parte de personas muy valiosas a quienes tampoco podemos ni queremos olvidar.
Hemos de agradecer a nuestros lectores y sobre todo a nuestros suscriptores su fidelidad. No hemos tenido capacidad para mantener con estos últimos las reuniones anuales de suscriptores ni los círculos de discusión que caracterizaron la vida de los primeros años de la revista. Nuestra energía no daba para más, sobre todo si se tiene en cuenta que el trabajo intelectual de los redactores se doblaba con su acción activista; en algunos casos ese activismo arrastró fuera de la redacción a personas de talento.
En definitiva, con este número doble 122-123 cerramos una etapa de nuestra aportación a la política y la cultura de la izquierda de este país justamente cuando se inicia una etapa nueva. Previmos el cambio, y desde hace más de once años publicamos mensualmente lo que al principio era un modesto boletín digital con el que queríamos cubrir los huecos que dejaba la cada vez más modesta periodicidad de la revista. Hoy mientras tanto.e se ha convertido en una verdadera revista político-cultural mensual que aprovecha los instrumentos de la tecnología digital. Un crecimiento que no ha terminado y que aspiramos a mejorar substancialmente.
En lo sucesivo mientras tanto en edición digital estará presente en la nueva etapa que se abre de intervención popular en la política. En una etapa en la que es preciso derribar dogmas y construir nuevos significados sociales alternativos. Hay que crear otra vez trincheras móviles, pero sólidas, de defensa de la multitud. Los que aspiráis a un orden y un tiempo nuevos buscadnos en www.mientrastanto.org
Cordialmente,
La Redacción
25/2/2015
Grecia y la nueva política
Cuaderno de estancamiento: 18
Albert Recio Andreu
I
Lo que ocurra en Grecia tiene una importancia vital para el devenir de la Unión Europea, para la hegemonía neoliberal y para la izquierda en todas partes. El capitalismo es un sistema económico que opera a escala global, pero a menudo lo que ocurre en un país tiene influencia que supera sus fronteras y que cambia o refuerza dinámicas.
Los ejemplos abundan. Desde los más radicales, empezando por las grandes revoluciones nacionales —la inglesa, la francesa o la rusa— hasta procesos en países más pequeños o episodios nacionales de mayor calado. Por ejemplo el aplastamiento del experimento socializante del Chile allendista fue, en clave de política nacional, el primer experimento económico neoliberal y al mismo tiempo influyó en un notable cambio de orientación de los partidos comunistas del sur de Europa. La corta y fallida experiencia del primer gobierno Mitterrand no sólo constituyó el último intento de aplicar una política keynesiana de izquierdas sino que se utilizó profusamente para justificar la inexistencia de alternativas al neoliberalismo. Por eso lo que ocurra en Grecia no sólo tendrá una incidencia enorme para la población griega, también constituirá un poderoso referente en otros muchos lugares y, especialmente en los países del Sur de Europa que, en muchos aspectos, se encuentran en una situación parecida.
Grecia tiene graves problemas, difíciles de subsanar a corto plazo. La estructura productiva griega es aún más débil que la española, por cuanto su evolución histórica, su tamaño y su situación geográfica han propiciado una menor capacidad industrial y un sistemático desequilibrio exterior. Su amplio sector público ha convivido con un nivel de fraude fiscal y una organización fragmentaria de los servicios sociales mayor que el español. Estas debilidades estructurales y el proceso de financiarización que posibilitó la introducción del Euro facilitaron al mismo tiempo una enorme expansión del consumo y la inversión pública y un creciente endeudamiento exterior, que la crisis de 2008 convirtió en trampa mortal. Las reformas estructurales y los ajustes exigidos por la Troika han agravado muchos problemas a niveles insoportables sin dar ninguna oportunidad a un cambio estructural. La unión monetaria ha quitado al país la capacidad de maniobra en este terreno y ahora el Gobierno griego asiste impasible a la huida de capitales sin capacidad autónoma de imponer medidas que eviten la sangría.
En este contexto el margen de maniobra griego es muy pequeño. Seguir con los programas de ajuste insoportables es el suicidio a medio plazo. Salirse del euro tiene también enormes problemas en un país que necesita importar gran parte de los bienes básicos y que no tiene una base industrial propia que atenúe el problema. Es un margen muy estrecho para cualquier Gobierno y el que Syriza difícilmente puede escapar. La propuesta inicial de Syriza era la de renegociar la deuda y promover una política de crecimiento en la que juega un papel central un fuerte aumento de la recaudación fiscal en base a obligar a tributar a todas las rentas que escapan al fisco.
Lo que ha ocurrido en el primer embate era previsible. Los líderes de la UE han salido en tromba a parar las demandas griegas. Al bloque “duro” en torno a Merkel (Holanda, Suecia, Finlandia...) se han sumado además algunos gobiernos del Sur, con especial intervención del ínclito De Guindos, más preocupados porque el éxito de Syriza pudiera dar alas a sus oposiciones internas que interesados en explorar un cambio de políticas comunitarias que también favorecería sus intereses nacionales. Los medios y numerosos comentaristas han corrido a glosar la “derrota” de Syriza, su repliegue, su cesión a las exigencias de Bruselas. Un recordatorio interesado para seguir reforzando la idea de que “no hay alternativa” y quitar toda posibilidad de éxito a cualquier opción “radical”. La consigna dominante parece ser la de Grecia “se ha rendido”.
Hay, sin embargo, una visión diferente, que es la que ofrecen, por ejemplo, los materiales que ha publicado Sin Permiso y que incluyen artículos de Varufakis y de gente cercana a él, como el economista estadounidense James K. Galbraith. Lo que trasciende de estos trabajos es que los líderes griegos sabían de antemano que debían llegar a compromisos y que lo que han hecho ha sido, según ellos con éxito, tratar de encontrar una respuesta que les permitiera convencer a sus interlocutores sin quebrar las líneas rojas de su programa. Para calibrar hasta qué punto esto es verdad he leído con detalle los puntos de la propuesta griega, finalmente aceptada por la UE. Y lo que se saca de su lectura es que realmente se ha hecho un esfuerzo de esquivar el zarpazo aunque, como no podía ser de otro modo, no se han podido evitar algunas concesiones de calado.
Entre las cuestiones de fondo parece quedar claro que el núcleo de la propuesta se adecúa a la estrategia básica de Syriza: que el ajuste fiscal fundamental pase por un aumento de la recaudación fundamentalmente basada en eliminar la colosal evasión fiscal relacionada tanto con la falta de control sobre las bases imponibles como a los propios agujeros del sistema impositivo. Reforma fiscal y eficiencia de la Administración deberían servir para aumentar los recursos públicos y posibilitar una extensión de los derechos sociales a los que no se renuncia (como tampoco se renuncia explícitamente a evitar los desahucios). Muchas de las políticas de racionalización del gasto público, de la seguridad social, de la financiación a los partidos, son reformas que posiblemente cualquier gobierno alternativo tendría que hacer (pensando en España no consigo entender con qué lógica los funcionarios públicos no sólo tenemos un sistema diferenciado de Seguridad Social —la Muface— sino que además éste posibilita que una gran parte del personal público alimente los ingresos de las aseguradoras sanitarias privadas, y pienso que una reforma que unificara el sistema sería justa). La cuestión no está en aceptarlas sino en ver en qué se concretan.
Donde se advierten más cesiones es, a mi entender, en dos planos. Uno, el de las privatizaciones; ahí se ha bajado claramente el tono inicial (pues de facto se acepta incluso tirar adelante las privatizaciones que ya están en marcha), aunque trata de crearse barreras a nuevas privatizaciones. La otra es el anuncio de una nueva reforma laboral (y la renuncia implícita al aumento automático del salario mínimo). La cuestión fundamental estriba en qué reforma laboral se va a realizar, aunque todos sabemos que los grandes organismos laborales tratan de imponer por doquier meras desregulaciones de derechos laborales y promueven “un mercado laboral competitivo” que no es más que un mercado monopolístico en manos de los empresarios. Ahí las autoridades griegas han tratado de hacer un quiebro indicando que en todas estas reformas se tengan en cuenta los dictámenes de la OIT, sabedores que esta es la única organización internacional donde predominan dictámenes técnicos a menudo opuestos a las propuestas neoliberales dominantes en la OCDE, el FMI o la misma Comisión Europea. Queda por ver si ello constituirá una protección esencial.
En suma, me parece que el Gobierno griego ha tratado de hacer frente al primer embate tratando de salvar algunas posiciones esenciales y esperando ganar tiempo. Dada la correlación de fuerzas, la dramática situación del país, no me parece una mala táctica. La alternativa era posiblemente el suicidio a corto plazo en forma de colapso económico inmediato, máxime cuando es un Gobierno que acaba de entrar y seguramente aún no controla muchos resortes del poder local. Lo peligroso de esta estrategia es que descansa en gran parte en una propuesta —la de mejorar la base fiscal del país y mejorar la eficiencia del Estado— que por mejor llevada que esté requiere tiempo. Y cuatro meses es un periodo demasiado corto para que se avancen resultados. Sobre todo porque hay que esperar la resistencia de los poderes económicos y los sectores sociales que han hecho de la evasión fiscal la normalidad. Y, a la vez, un tiempo demasiado largo para que los afectados puedan percibir mejoras sustanciales en su situación. La táctica por tanto requerirá del Gobierno griego tomar medidas efectistas en uno y otro sentido. Medidas que sirvan para ganar credibilidad exterior o, por lo menos, evitar que la alianza merkeliana pueda seguir presentando a los griegos como unos pasivos demandadores de ayuda. Medidas y políticas que refuercen la cohesión y la fuerza de los sectores sociales que les dan apoyo. Y necesitan que en el exterior cunda el convencimiento de que no se puede seguir retorciendo a Grecia y de que el fracaso griego tendrá costes para todos.
II
En Grecia jugamos todos. No sólo por una cuestión elemental de solidaridad. El fracaso de Grecia puede generar otro “efecto Mitterrand”. Durante años cualquier crítica al neoliberalismo era abortada con el soniquete de “en Francia ya se comprobó que no había alternativa”. El giro derechista de la socialdemocracia se incubó en las puertas giratorias y en las facultades de economía, pero esta experiencia se usó eficazmente para colonizar muchas cabezas y hacer tragar la píldora neoliberal. Ahora que la crisis había empezado a generar algunas respuestas de izquierda en algunos países, un fracaso de Syriza tendría, posiblemente, un efecto parecido. Y por todo ello hay que empezar ya a empezar a aprender de esta experiencia.
Lo que resulta claro (casi siempre lo ha sido pero con la ilusión lo perdemos de vista) es que una victoria electoral de la izquierda no posibilita grandes cambios a corto plazo. Y aquí se plantea un conflicto entre la necesidad de promover un discurso alternativo, que incluya propuestas concretas de mejora, que anime a la movilización, y la capacidad de llevarlo a cabo “el día después”. Especialmente cuando se trata de una propuesta que se enfrenta a una colosal fuerza enemiga (en volumen, recursos, mecanismos) que no está dispuesta a ceder el más mínimo terreno. El campo de los cambios es el de una lucha sostenida y tenaz a largo plazo, con inevitables victorias y derrotas, con giros que a menudo despistan hasta a los actores principales. Y que requiere por parte de las fuerzas impulsoras una capacidad de comunicación, información, formación de sus propias bases. Una tarea que debe enfrentarse casi siempre no sólo con la presión insoportable de los poderes económicos y mundiales, sino también con una ruidosa crítica de izquierda, que reúne a los impacientes y a los que siempre tienen la verdad (que casi siempre se predica desde algún púlpito).
Lo que debería resultar también claro es que en el momento presente cualquier lucha y acción política debe desarrollarse tanto en el plano nacional como el internacional. Es una obviedad que ya conocían los viejos marxistas. Hoy, más que nunca estamos confrontados a una estructura de poder que constituye una verdadera red con niveles diversos: locales, nacionales, comunitarios, globales, que combina estructuras diversas —empresariales, institucionales, mediáticas, académicas— y que ha desarrollado una asimismo compleja estructura social internacional que refuerza su capacidad de dominación. Y que no permite esperar que de pronto surja una respuesta global y coordinada para acabar con el neoliberalismo e impulsar algún tipo de sociedad poscapitalista. Seguiremos abocados a procesos nacionales contradictorios, limitados, ambiguos. Por eso es tan necesario que la izquierda griega, más allá de sus propios méritos, tenga alguna posibilidad de salir mínimamente airosa del envite. Y por eso es tan necesario que también aquí consigamos desarrollar un proyecto que permita aunar resistencia, propuesta, socialización de masas y acción internacional. En Grecia se ha desarrollado el primer desafío mínimamente reconocible al neoliberalismo que ha tenido lugar en Europa. Aunque la voz del Gobierno griego a veces resulte exagerada y a veces esté a punto de quebrarse, hay que darle una oportunidad. Desarrollando proyectos paralelos, generando reflexión y acción global.
28/2/2015
Una vergüenza
Juan-Ramón Capella
El Partido Popular en el gobierno ha querido reimplantar en España la cadena perpetua. Esa es la verdad a pesar del nebuloso e indeterminado adjetivo de "revisable".
El Psoe, como siempre, ha acudido a echar una mano a la implantación de esta aberración. Sus principios morales estaban en contra, pero sus principios materiales, es decir, su temor a perder votos por la derecha —de los que está muy necesitado, porque por la izquierda sigue haciendo lo que puede para perderlos todos— priman sobre los morales. Se ha corresponsabilizado vergonzantemente de la cadena perpetua.
Y con eso está desbrozando el camino para el siguiente paso represivo del PP: modificar la constitución para reintroducir la pena de muerte. Pues por ese camino se va a ese lugar.
Deseo formular algunas preguntas:
Primera: ¿Alguien cree que la cadena perpetua resultará más disuasoria que las largas condenas previstas en el Código Penal por los delitos asociados al terrorismo?
Segunda: Más en general: ¿alguien cree que cualquier pena previsible es disuasoria para alguien decidido a cometer un delito?
Tercera: ¿Sabe alguien de algún etarra —por ejemplo— que haya vuelto a cometer delitos de sangre tras cumplir una condena larga?
Quienes apoyan la cadena perpetua, ¿son personas capaces de imaginar qué es, en la vida de cualquiera, pasar treinta, veinte, e incluso diez o cinco años, en la cárcel? ¿Saben cómo cambia la sociedad y la vida para todos, a lo largo de esos años, menos para quienes, como los presos, cada uno de cuyos días es igual a cualquier otro? ¿No son capaces de ver que lo que ya hay en el Código Penal es más que suficientemente brutal, despiadado y generador de trastornos mentales?
Las penas no son disuasorias: son castigos, aunque el tratamiento penitenciario tenga como fin la reeducación del delincuente para que no vuelva a delinquir. Pues una cosa son los castigos —los años de cárcel—, y otra el tratamiento penitenciario. Por eso la Constitución del 78 dice lo que dice, eso en lo que se ciscan PP y Psoe con la reimplantación de la cadena perpetua.
Las penas, en la modernidad, se entienden como castigos, no como venganzas. El apoyo a la pena de muerte y a la muerte en vida que es la cadena perpetua procede de personas que anteponen la venganza al castigo. Que lo que en realidad quieren es venganza.
Es comprensible que las víctimas del terrorismo deseen venganza. Pero justamente el invento social del Derecho moderno sirve o tendría que servir para contener la venganza. El Estado no debe admitir la venganza ni convertirse en agente o instrumento suyo. Si el Estado se vengara nos mancharía a todos con su venganza. No se lo permitimos. Sólo le permitimos castigar, dentro de ciertos límites, a los que violan reglas muy claras. Pero con los nuevos cambios legislativos el Estado se escapa de nuestras manos
Por eso es ilegítimo, aunque haya sido aprobado por procedimientos legítimos, el restablecimiento de la cadena perpetua. Los procedimientos no bastan para legitimar o justificar las normas jurídicas. Si la observancia de los procedimientos bastara quedarían justificadas aberraciones incluso peores que la que estamos considerando: las de Hitler, por ejemplo.
Vergüenza para los partidos que han aprobado esa indignidad; vergüenza para sus votantes; vergüenza para quienes la apoyan, vengan de donde vengan.
21/2/2015
¿Quién teme a la deuda griega?
Ramon Boixadera i Bosch
Como nos recuerdan varios políticos locales, entre los acreedores del estado helénico se encuentra el Gobierno de España: 6.650 millones de un primer préstamo en 2010, y algo más de 18.000 en garantías del Fondo Europeo de Rescate (FER) en 2011.
Poco importa que ambas intervenciones las forzara el BCE al negarse a acudir en apoyo de Grecia frente a los especuladores, sin consideración alguna por la estabilidad económica o financiera; o que las tendencias centrípetas de la actividad productiva en la UE justifiquen y aun requieran de mecanismos redistributivos para ser sostenibles. Todas estas cuestiones se resuelven en una sola: si Atenas no paga, Atenas nos roba.
Con subalternidad característica, contrastan la insolidaridad griega con su propia responsabilidad: la de comprometerse a devolver los 41.300 millones que el Mecanismo Europeo de Estabilidad, sucesor del FER, prestó en 2012 para rescatar el sector bancario (deuda doblemente odiosa, en realidad, por haber servido a concentrar la actividad financiera en unos pocos bancos privados, saneando el sector a base de socializar las deudas de la burbuja).
Conviene señalar que el total adeudado, unos 25.000 millones de euros, es una cifra de magnitud similar a la caída del impuesto de sociedades desde que empezó la crisis, sin que en cada liquidación ningún ministro español acusara a las empresas de impedir la sostenibilidad de las pensiones o del Estado del Bienestar; y es menos de la mitad de lo perdido anualmente con el fraude fiscal.
Y resulta confuso atribuir a Syriza la voluntad de impagarla en su totalidad, y menos aún unilateralmente. En el medio plazo, Tsipras aspira a una repetición de la Conferencia de la deuda alemana de 1953 (que supuso una quita del 50%, en circunstancias políticas más favorables); en el corto plazo Grecia ha aceptado ya, en sus negociaciones con “las instituciones”, el pago íntegro de la deuda —conclusión incluso menos generosa que la del acuerdo con el FMI de 2011-2012, en el que se planteó una reducción del 30%—.
Además, parece improbable que, aun de producirse un impago, éste tuviera efecto alguno en el gasto del Estado. Con Mario Draghi dispuesto a mantener la liquidez a los países fieles al proyecto neoliberal y a unas reglas de déficit que la Comisión Europea relaja con idéntico criterio, la condonación de la deuda griega no tendría razón de imponer un ajuste mayor que el que ya está comprometido.
De ahí que las palabras de nuestros ministros y tertulianos parezcan más una nueva ocasión de consolidar el discurso dominante que una referencia concreta a las negociaciones con Grecia, sometida a sus propias presiones por la fuga de depósitos y la caída en la recaudación fiscal. Simplemente, vienen a decirnos, no hay derechos superiores a aquellos “libremente” reconocidos en un contrato mercantil, base objetiva de la moral burguesa: las deudas deben pagarse, por más desahucios, miseria y recortes causen. Amén.
[Ramon Boixadera i Bosch es economista]
27/2/2015
Guía sencilla para entender la “lista Falciani"
Miguel Ángel Mayo
Es bastante bueno que la gente de la nación no entienda nuestro sistema bancario y monetario, porque si lo hicieran, creo que habría una revolución antes de mañana por la mañana.
Henry Ford (1863-1947), industrial estadounidense
¿Quién es Hervé Falciani?
Hervé Falciani (1972-) es hijo del paraíso fiscal europeo por antonomasia, Montecarlo (Principado de Mónaco). Casado dos veces y reconocido apasionado del póker, estudió informática en el parque tecnológico francés “Sophia Antípolis” y fue croupier de casino entre los años 1992 y 2000.
Después de finalizar sus estudios, se incorporó como informático en la filial suiza del banco HSBC donde, entre los años 2001 a 2008, trabajó en la reorganización de la base de datos de la entidad para reforzar su seguridad. Con seis años de antigüedad, y aprovechando su posición de informático de élite, este franco-italiano de entonces cerca de cuarenta años, sustrajo datos de más de 100.000 cuentas cifradas. Ello significaba, por una parte, destripar las vergüenzas de las operaciones realizadas por el banco HSBC en Suiza; y por otra, señalar sin margen de error los nombres de sus clientes, muchos de ellos importantes evasores fiscales.
En un primer momento, fue detenido en Suiza; pero aprovechando su inicial puesta en libertad, se escapó a Francia en un coche de alquiler. Una vez allí, entregó su explosivo material informático a la fiscalía francesa, la cual decidió abrir de inmediato una investigación contra los defraudadores, además de compartir su información con varias jurisdicciones adyacentes, entre las que se encontraba España.
Se convirtió así en el enemigo público número uno en Suiza. En este escenario, las autoridades suizas dictaron una orden de detención internacional contra su persona, ya que estaba en juego el principal valor financiero del país helvético: el tan protegido y regulado secreto bancario.
Dicha orden dio lugar a la detención de Hervé Falciani en Barcelona en el año 2012, bajo la acusación de revelar secretos financieros suizos. Además del robo y revelación de secretos bancarios, las autoridades suizas le acusaron reiteradamente de intentar comercializar y enriquecerse con los datos sustraídos. Al fin, el dilema jurídico internacional se cerró con la libertad de Falciani, puesto que la Audiencia Nacional de nuestro país dictaminó su no extradición. Sus argumentos fueron: la probada colaboración con la justicia española y francesa; el hecho de no existir en España el secreto financiero como figura legal y considerar que —bajo el secreto comercial— no podían esconderse actividades ilícitas. En palabras del propio Tribunal “la información que facilitó Falciani se refiere a actividades sospechosas de ilegalidad y de infracción penal gravemente irregulares”. Desde entonces, Hervé Falciani está protegido por las autoridades españolas, que le han proporcionado asilo, protección y trabajo dentro de nuestro país.
¿Qué es el HSBC?
Los datos sustraídos por Hervé Falciani correspondían a la sucursal de una entidad financiera, el HSBC Private Bank, que operaba en Suiza. El HSBC (The Hong Kong and Shanghai Banking Corporation) tiene su sede central en Londres, siendo una de las mayores organizaciones de servicios bancarios y financieros del mundo. Su historia ha estado siempre ligada a los privilegios de las élites financieras. Diversas fuentes señalan que fue fundado en el siglo XIX con los beneficios del expolio chino en las guerras del opio.
Asimismo, en 2012, un informe de 340 páginas del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de los Estados Unidos de América desveló que, durante años, el HSBC había lavado dinero de los cárteles mexicanos y de otras organizaciones criminales de Rusia, Irán, Arabia Saudita y Bangladesh. También esquivaba las sanciones comerciales de Estados Unidos contra Cuba, Sudán, Myanmar, Irán y Corea del Norte. El banco británico finalmente reconoció los errores, aceptando pagar una multa de 1.920 millones de dólares para evitar cargos en la investigación criminal.
Por su parte, en 2014 la fiscalía de Bruselas acusó a la filial suiza de HSBC de fraude fiscal, blanqueo de dinero, organización criminal y ejercicio ilegal de intermediación financiera. Y en febrero de 2015, la justicia del cantón de Ginebra anunció la apertura de una investigación por lavado de dinero agravado contra la filial suiza del banco HSBC. En relación a este proceso se llevó a cabo la mañana del 18 de febrero de 2015 el registro de las oficinas del establecimiento en Ginebra.
Lo que parece claro es que no está al alcance de cualquier mortal ser cliente de esta entidad. A tenor de la información facilitada por Hervé Falciani, para abrir una cuenta en la filial Suiza del HSBC había que ingresar una cantidad mínima de 3 millones de dólares en metálico.
¿Qué contiene la lista Falciani?
La lista Falciani es un documento filtrado en 2008 que contiene el nombre de 106.000 clientes con cuentas opacas residentes en 203 países distintos. Entre ellos figuran personajes de primer nivel del mundo empresarial, de la nobleza y del espectáculo. Pero también figuran traficantes de droga, diamantes e incluso señores de la guerra cuyas ganancias estaban a buen recaudo gracias al secretismo bancario suizo. En total, las personas que figuraban en la lista acumulaban algo más de 102.000 millones de dólares. Según fuentes policiales, la información extraída de HSBC ha sido clave para tirar de la manta en la red de blanqueo de capitales de Gao Ping, la trama Gürtel o los papeles de Bárcenas.
Respecto a nuestro país, la lista contiene unos 2.700 clientes reales de nacionalidad española, entre los cuales se encuentran los hermanos Emilio y Jaime Botín, Ana Patricia o el piloto Fernando Alonso. También hay que citar los casos del futbolista Diego Forlán, la modelo Elle MacPherson, la estrella de rock David Bowie o el propio rey de Marruecos, Mohamed VI, que aparecen en dicha lista. O los del empresario de Fórmula 1 Flavio Briatore, el piloto de MotoGP Valentino Rossi, el piloto Michael Schumacher, el diseñador de ropa Valentino, la cantante Tina Turner, el rey de Jordania Abdalá II y el fotógrafo Helmut Newton.
¿Cuál era o es la operativa?
No queremos perder el hilo argumental explicando en profundidad la complejidad de entramados y testaferros que permite el blanqueamiento de capitales y la opacidad del sistema financiero. En el asunto de la lista de Falciani, lo interesante es el instrumento y el objetivo. Pues bien, el instrumento de toda la operativa es el más férreo secreto bancario, esto es, la total ausencia de controles a la hora de identificar al cliente y comprobar el origen de los fondos. El objetivo último del secreto bancario es, claro está, captar clientes con inmensas sumas de dinero para gestionar libremente sus patrimonios mediante el cebo de prometer guardar su privacidad a toda costa. En palabras del propio Falciani: “La banca se aprovecha de los beneficios de una riqueza que no ayuda a crear. No son bancos como los que están junto a tu casa, son bancos diseñados para tratar con clientes de otros países”.
En resumen, para ocultar a toda costa la identidad real de los dueños del capital, se crea un entramado de testaferros y sociedades pantalla en paraísos fiscales. Una sola fortuna puede tener dinero o propiedades a nombre de hasta cientos de empresas falsas regentadas por hombres de paja. Estas empresas están ubicadas en paraísos fiscales que también protegen la identidad de los supuestos inversores internacionales. Nos encontramos, pues, con una multiplicidad de empresas cascarón y correlacionadas al modo de “matrioska rusa”, donde cuando abres una, descubres que la empresa es “nada” o a su vez es una nueva matrioska con idéntico resultado.
La mayor regularización fiscal de la historia de nuestro país
Una copia del listado que estaba en manos de Francia llegó a la Hacienda española a comienzos de 2010, cuando Elena Salgado encabezaba ese departamento. Contenía 3.000 nombres, ascendiendo los importes a más de 1.800 millones de euros opacos depositados en Suiza. Una vez filtrada y depurada la lista, se optó por requerir a los comprobados su regularización voluntaria, en vez de pasar por una comprobación inspectora, que habría podido dar pie a denuncias por delitos contra la Hacienda pública. “Primaron dos criterios”, recuerda Javier Peláez, inspector de Hacienda del Estado: “el de hacer caja rápido, y, probablemente, el hecho de ver el nivel de algunas de las personas que aparecían en la lista”.
A raíz de estas actuaciones, la Hacienda española pudo recuperar 260 millones de euros en liquidaciones de bienes no declarados. Se trató del “proceso de regularización más importante en España”, en palabras del Secretario de Estado de Hacienda Carlos Ocaña, y eso que la cifra podría haberse triplicado al no incluir las sanciones que hubieran podido producirse.
Pero lo que realmente está claro es que, pese a su enorme impacto mediático, los nombres de la lista Falciani son sólo una distracción. Lo que se hace público con dicha lista, también denominada “Swiss-Leaks”, es el verdadero problema existente a escala global: el funcionamiento de los bancos y los procedimientos de ingeniería fiscal al alcance de unos pocos para decidir sobre el reparto de la riqueza de todos.
[Miguel Ángel Mayo es colaborador de mientrastanto.e y coordinador en Cataluña del Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha)]
27/2/2015
2015, las dos aguas de Fukushima
Miguel Muñiz
Japón es un país húmedo, la cordillera de montañas que constituye la columna vertebral del archipiélago y el océano Pacífico, que lo envuelve, garantizan precipitaciones abundantes de lluvia y nieve. En Honshu, la mayor isla, el promedio mensual de días de lluvia no baja nunca de 10, y el de precipitaciones anuales supera los 1.000 milímetros [1]. Japón no tiene grandes ríos con amplios cauces —la geología no lo permite—, pero un flujo continuo de agua desciende desde las montañas y desemboca en el mar durante todas las estaciones. No hay sequías. En Japón, la abundancia de agua ha sido siempre una bendición.
La abundancia de agua es, en el caso de Fukushima, una maldición para el mundo.
Por economía, y para garantizar la refrigeración, los 50 reactores atómicos de Japón fueron construidos a orillas del mar [2]. La central de Fukushima, además, se construyó sobre un auténtico río subterráneo, que fluye a unos 24 metros de profundidad bajo la estructura [3].
El “síndrome de China” es una expresión que se remonta a los primeros años de la energía atómica. Una exageración norteamericana que definía el proceso por el cual el núcleo de un reactor en fusión incontrolada podría penetrar en la corteza terrestre y, fundiendo capa tras capa geológica, emerger en China atravesando el centro del planeta.
No existirá nunca un “síndrome de China”, pero de los tres reactores de Fukushima cuyos núcleos se han fundido (los números 1, 2 y 3), el del reactor 1, el que se cree que ha tenido una fusión completa, sí se está hundiendo en el subsuelo. No se sabe nada con certeza, porque se trata de una zona en la que, aunque hayan pasado cuatro años, nadie ha podido mirar, ni siquiera mediante cámaras transportadas por robots; se calcula que el núcleo se encuentra ya a unos 25 metros de profundidad, y por lo tanto los materiales radiactivos de alta actividad ya han entrado en contacto con la corriente de agua subterránea.
Así que, desde hace aproximadamente 1.340 días, un flujo mínimo de unas 300 toneladas diarias de agua queda contaminado radiactivamente y desemboca en el océano Pacífico. Contabilicemos. Son 300.000 litros de agua diarios, 402 millones de litros desde que comenzó la catástrofe, en la valoración más prudente.
Todos los intentos de resolver el problema se han saldado con fracasos. Fracasó la construcción de un muro de hormigón subterráneo; fracasó el intento de realizar un “by-pass”, un canal de captación del agua antes de que llegase a la zona radiactiva para su posterior desvío; fracasó el llamado “muro de hielo”, una fantástica obra de ingeniería-ficción en la que se congelaría el subsuelo para evitar el paso del agua (con el consiguiente despilfarro energético)... Mientras, el agua, imperturbable ante las ideas de ingenieros y planificadores, se sigue abriendo paso.
Fracasos técnicos, pero éxitos económicos. Un río de agua radiactiva se vierte en el Pacífico, pero un río de miles de millones de yenes de dinero público se vierte en los balances de Tepco, empresa propietaria de Fukushima, y en otras empresas que participan en las obras. El trigésimo sexto ingreso de fondos públicos a Tepco se dio a conocer el 25 de enero pasado, 7.830 millones de yenes, provenientes de la “Nuclear Damage Compensation and Decommissioning Facilitation Corporation” [4]; se calcula en unos 4,53 billones de yenes el total ingresado desde que comenzó la catástrofe. Además, el 30 de enero Tepco anunció que los ingresos contables por su actividad empresarial se habían incrementado un 20%, llegando a los 227 millones de yenes [5]. Parece que una catástrofe nuclear puede ser incluso un mejor negocio que la propia generación de electricidad.
Agua contaminada, muy contaminada. Entre miles y miles de datos, algunos recientes: 120.000 Bq/m3 (becquerelios por metro cúbico), 810.000 Bq/m3 y 860.000 Bq/m3 de tritio en tres pozos de control cercanos al reactor 2 el pasado 21 de febrero [6]; 590 millones de Bq/m3 el pasado 6 de febrero, y 31 millones de Bq/m3 de estroncio-90 el 27 de enero [7], y se puede seguir y seguir.
Pero en Fukushima hay una segunda agua contaminada. Desde el comienzo de la catástrofe se siguen vertiendo miles de litros sobre los reactores que están en fusión para intentar enfriarlos; esa agua se recoge posteriormente y se intenta almacenar en tanques. En marzo de 2014 se habían construido 1.200 de dichos tanques en los alrededores de la zona devastada, y algunos estaban ya bastante deteriorados. En ellos se depositaban (entonces) 300.000 toneladas de agua, y se calculaba que se podían llegar a almacenar 800.000 toneladas [8]. ¿Y luego? Los núcleos en fusión no se enfrían, no se sabe cuándo lo harán. ¿Convertir regiones de Japón en inmensos depósitos? ¿Y qué se hará con esa ingente cantidad de agua durante los 240 años que necesita el tritio (el elemento menos activo) para pasar a ser inocuo?
Otro caso más en el catálogo de fracasos que son buenos negocios: la propuesta de separar el tritio del agua radiactiva y convertir el “agua tritiada” (radiactiva) en “agua tratada” tampoco se materializó. Por eso, desde hace un año, se especula con la posibilidad de dejarse de guardar las apariencias y pasar a efectuar “vertidos controlados” al Pacífico de esa segunda agua contaminada; la posibilidad la enunció la OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica) el pasado 17 de febrero; pero ya se había mencionado antes, el 21 de enero. Se trata de elevar a la categoría de “normal” algo que se había realizado de manera “excepcional” en varias ocasiones, la última el 14 de diciembre de 2014.
Verter directamente al Pacífico fue la opción que se planteó ya en noviembre de 2013; el continuo goteo de informaciones sobre “escapes” y “vertidos puntuales controlados”, ¿persigue preparar el terreno para la “decisión inevitable”? En marzo de 2014, la doctora Helen Caldicott denunciaba que esta sería la decisión final que se tomaría, pues no había otra.
Las aguas no solo se abren paso, muestran el carácter irresponsable y la mentira del “control” de la catástrofe.
Efectos de dicha agua sobre los seres vivos, sobre la fauna. Durante el mes de febrero, se multiplicaron las denuncias de aparición de animales enfermos, diversos tipos de mamíferos, focas y lobos marinos, arrastrados a las costas de California, la mortalidad entre las crías aumenta y se extiende a los adultos (el fenómeno también se observó en 2013 y 2014, y ahora se incrementa); las sardinas y los cangrejos también disminuyen alarmantemente. Son noticias que provienen de centros de cuidados de animales marinos enfermos, de grupos de seguimiento en Estados Unidos y Canadá [9]. ¿Se trata de Fukushima, o es acaso la manifestación de otra de las facetas de la devastación ambiental en curso?
Sobre las personas. Aquí no hay dudas: a finales del pasado enero se descubrió que se entregan a los ciudadanos dosímetros para medir la radiación calibrados de manera que solo mostraban un 60-70% de la dosis real; la propia empresa que los fabrica lo ha reconocido [10]. Tranquilidad social e incitación a la complicidad con el engaño.
Ante este panorama intentamos comprender, informar, ayudar y actuar. Por eso, el próximo miércoles 11 de marzo, cuarto aniversario del inicio de la catástrofe en curso, de 19 a 21 horas, en el centro cívico de las Cotxeres de Sants, informaremos y pensaremos qué se puede hacer para que los ocho reactores atómicos que tenemos en España, tres de ellos en Cataluña, no pasen de Fukushimas en potencia a Fukushimas en acto.
Notas
[1] http://www.japan.climatemps.com/; http://www.worldweatheronline.com/Kyoto-weather-averages/Kyoto/JP.aspx
[2] http://www.world-nuclear.org/info/Country-Profiles/Countries-G-N/Japan/
[4] http://fukushima-diary.com/2015/01/tepco-received-36th-financial-support-78-3-billion-yen/
[6] http://fukushima-diary.com/2015/02/tritium-density-reached-highest-level-3-bypass- wells/
[7] http://fukushima-diary.com/2015/02/590000000-bqm3-strontium-90-measured-groundwater-reactor-2-seaside/?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter y http://fukushima-diary.com/2015/01/31000000-bqm3-strontium-90-measured-nearest- boring-well-reactor-2/, respectivamente.
[8] http://www.theguardian.com/environment/2014/mar/10/fukushima-operator-dump-contaminated-water-pacific sobre los “vertidos controlados”; http://es.ipcdigital.com/2015/02/18/desmantelamiento-de-planta-nuclear-de-fukushima-registra-progresos-significativos/; http://blogs.wsj.com/japanrealtime/2015/01/21/fukushima-watch-regulator-calls-on-tepco-to- discharge-tritium-water/; http://tass.ru/en/world/759657; http://www.abc.net.au/news/2013-11-20/fukushima27s-contaminated-water-will-eventually-be-dumped-in-o/5104584 y http://enenews.com/caldicott-fukushima-be-pouring-radioactive-water-pacific-rest-time-forever-simply-anyone-about-nuclear-industry-covering-because-truth-comes-will-be-nuclear-power-audio
[9] Algunas muestras en: http://www.dailybreeze.com/environment-and-nature/20150119/san-pedros-marine-mammal-care-center-sees-uptick-in-starving-animals; http://fox5sandiego.com/2015/02/09/seal-and-sea-lion-rescues-way-up-high-surf-not-helping/#ooid=loYTc5czoXyR8YsdSCuBmmvz8ZTzSUMi; http://enenews.com/tv-shellfish-disappearing-along-west-coast-turned-systemic-crisis-getting-pacific-oysters-scallops-next-impossible-recently-local-scallops-all-supply-gone-chef-getting-oysters-easy-problem; más en: http://resumenesdesdefukushima.blogspot.com.es
[10] http://fukushima-diary.com/2015/01/dosimeter-fukushima-citizen-counts-40-lower- actual-maker-admits/
[Miguel Muñiz es miembro de Tanquem Les Nuclears-100% EER, y mantiene la página de divulgación energética http://www.sirenovablesnuclearno.org. Este artículo no se hubiese podido redactar sin el paciente e imprescindible trabajo de seguimiento desarrollado por los compañeros y compañeras del blog http://resumenesdesdefukushima.blogspot.com.es]
27/2/2015
Podemos no es antipluralista
Antonio Antón
La derecha política y mediática está embarcada en una campaña de acoso político contra Podemos. Una de sus acusaciones favoritas es la de ser un partido político populista y totalitario que seguiría el modelo supuestamente dictatorial del gobierno venezolano. Diversos dirigentes socialistas e intelectuales afines han desarrollado también una crítica hacia esta fuerza política, con su identificación con el populismo y su supuesto carácter antipluralista. Nos centramos en este plano político-ideológico, evaluando el sesgo tergiversador y sectario de ese descrédito infundado.
Se pueden mencionar dos textos significativos, de carácter teórico, publicados en el diario El País. Uno de José Álvarez Junco: “Virtudes y peligros del populismo” (11-11-2014), donde refiriéndose al populismo señala que “su afán por eliminar las cortapisas democráticas abre un peligroso camino a la tiranía”. Otro de José María Ruiz Soroa: “El peligro de una sociedad sin divisiones” (9-1-2015), donde expone que “Podemos no reconoce diversas opciones sino que coloca fuera de juego a quienes considera sus adversarios, de forma que contradice el pluralismo democrático y en ese sentido preciso es totalitario”. Como veremos, esas descalificaciones a Podemos, afirmando un carácter antidemocrático y autoritario, son injustificadas.
Este texto tiene dos partes. Primero evalúa algunas opiniones críticas sobre Podemos en el plano ideológico y critica su vinculación, como un todo, con el Frente Nacional francés y el populismo neofascista europeo. Segundo, explica la superioridad ética y democrática de las fuerzas alternativas en España respecto de las élites dominantes. Un amplio análisis del populismo se puede ver en: http://www.uam.es/personal_pdi/economicas/aanton/publicacion/otrasinvestigaciones/Acerca_populismo.pdf
El supuesto carácter antipluralista de Podemos
Aunque más explícita en los primeros autores citados, otra valoración negativa de la orientación político-ideológica de la dirección de Podemos, como antipluralista y tendente al totalitarismo, la encontramos en Eugenio del Río, “¿Es populista Podemos?” (Página Abierta, n.º 236, enero-febrero de 2015).
El comienzo del texto es un justo y emotivo rechazo al fascismo cruel, excluyente y totalitario de Le Pen y el Frente Nacional francés, referencia, según se dice, de los populismos europeos. Se destaca la nefasta experiencia de la ultraderecha europea, definida acertadamente por su totalitarismo (aparte de otros rasgos como el nacionalismo y la xenofobia). La búsqueda de complicidad emocional del lector, al extenderse al conjunto, es inapropiada ya que se realiza como introducción y marco de un documento dedicado a enjuiciar a Podemos, cuyas características se asocian con esa corriente reaccionaria y autoritaria. El desarrollo del texto vincula los planteamientos ideológicos de Podemos con los de esa experiencia totalitaria. Ambas experiencias se meten en el mismo saco y se pone el acento en sus rasgos comunes y su misma denominación. Señala en qué consiste la identidad populista y sus componentes ideológicos y políticos (dicotomía, autoritarismo hegemonista) que serían compartidos por ambas realidades, sin destacar los elementos antagónicos de fondo que hay entre ellas.
Admite la existencia de cierta diversidad entre distintos populismos. Pero su insistencia en calificar a Podemos como populista, el hacer hincapié en su conexión o pertenencia común al populismo europeo, cuando se acaba de denunciar (merecidamente) el totalitarismo del Frente Nacional francés y afirmar que es la referencia principal del conjunto, sirve para destacar la semejanza con esa experiencia odiosa y rechazable de la fuerza política española y descalificarla ideológicamente. Así, se induce al lector a la predisposición injustificada y prejuiciada contra ella, cuando el componente principal de su identidad se basa en una actitud emancipadora y democrática.
Por otro lado, el texto reconoce algunos méritos políticos de esa organización y constata consecuencias ‘estimulantes’ para el proceso político e institucional; en ese sentido señala una dinámica positiva, un campo práctico común.
En los textos citados se da un salto injustificado de emparentar al partido liderado por Pablo Iglesias con la dinámica política representada por Marine Le Pen, el Frente Nacional francés y el populismo de derechas del neofascismo xenófobo o ultra-conservadurismo europeo. Se apoyan en aspectos secundarios y discursivos, cuando la distancia sustantiva con ellos es todavía mayor que con el poder establecido o la casta.
La lógica interpretativa dominante en los medios de comunicación es la unir los ‘extremos’ (de derecha e izquierda) frente a la supuesta centralidad del establishment y el consenso liberal-conservador-socialdemócrata. Ambas tendencias, desde las dos orillas contrapuestas, presionan al poder establecido, pero ese emparejamiento desconsidera el aspecto sustantivo de que el significado y la dirección en que lo hacen, el por qué y el para qué, son de signo contrario. Su sentido político es antagónico: en un caso es reaccionario y opresivo, y en el otro, progresista y emancipador. Unos observan la complicidad con los poderes fácticos, aun con demagogia populista, y otros pretenden su transformación en beneficio real de las capas populares.
Con la selección y la exposición enfática de algunos rasgos comunes de Podemos con el populismo (muchos compartidos con otras corrientes liberales y socialistas, como el hiperliderazgo personal o la centralización organizativa) se asimila todo a una misma dinámica. Los rasgos autoritarios del populismo derechista se muestran para caracterizar al populismo; en ese conjunto se incluye previamente a Podemos, aunque sea democrático-radical, y su imagen queda descalificada con la misma crítica de antipluralismo.
La combinación de esa lógica con la dinámica sustantiva reaccionaria del Frente Nacional francés u otros populismos regresivos y excluyentes sí conforma una tendencia autoritaria. Pero es contraria al significado globalmente positivo, desde el punto de vista democrático, igualitario y emancipador, del movimiento cívico español y la representación social y política alternativa. Al insistir en nombrar a éste o una parte relevante del mismo con la misma denominación de populista, con similar sesgo autoritario, se produce una manipulación. El resultado es, por una parte, la descalificación de fuerzas alternativas democráticas, y por otra parte, la legitimación y el embellecimiento de las actuales élites dominantes, con su prepotencia autoritaria y su estrategia antisocial.
Se magnifican algunos rasgos negativos de Podemos y se asocian con ese modo populista, dicotómico y hegemonista. Pero la posición de promover la movilización popular frente a las élites dominantes y la aspiración a ganar la mayoría social, no necesariamente es simplificadora y totalizadora. Lo contrario sería renunciar al conflicto social, no confrontar con los poderosos y desistir de influir o conquistar el poder. Es decir, llevaría al reforzamiento del actual bipartidismo.
Desde posiciones de ‘centro’ o tercera vía se olvida que las buenas tradiciones de las izquierdas transformadoras no son comunes a las de las derechas, sino su más rotundo y persistente rechazo. El actual consenso liberal-socialdemócrata de la austeridad y la gestión política prepotente pretende descalificar la oposición popular crítica: intenta apropiarse de la representación de los valores democráticos, de fuerte sentido simbólico, cultural y de legitimación, y adjudicar los valores antidemocráticos y la vinculación con la extrema derecha a las fuerzas auténticamente igualitarias y de progreso. En consecuencia, hay que tener una actitud crítica rigurosa para impulsar la igualdad, la libertad y la participación cívica y democrática, y no caer en la deformación y el sectarismo.
Superioridad ética e ideológica de las fuerzas alternativas
El establishment defiende el mantra del consenso y la paz social para asegurar su continuismo en el control del poder económico y político. Reaccionan visceralmente contra un modo de hacer política basado en la participación popular en el conflicto social y que busca un cambio de ese equilibrio desigual. Para los poderosos esa pretensión transformadora contra las ventajas y privilegios al poder establecido, siempre es totalitaria, restringe ‘su’ libertad de seguir dominando. Aunque existen experiencias históricas con rasgos populistas de derecha (el nacional-socialismo, o el neofascismo actual), cuyo acceso al poder supuso la implantación del totalitarismo, podemos afirmar que no toda pugna popular frente al poder establecido lleva necesariamente un contenido totalitario o excluyente, ni tampoco liberador. Depende de su sentido ético.
Es evidente que la visión liberal indiferenciada (y la postmoderna fragmentada) de la sociedad y el consenso social y político han servido para legitimar una prolongada hegemonía de unas oligarquías basadas en una fuerte desigualdad y una posición de subordinación popular. En otros casos, con relevante participación cívica se han conformado sociedades democráticas, integradas y menos desiguales.
El populismo europeo dominante, por su carácter reaccionario, regresivo y autoritario, está más emparentado con la derecha conservadora y las élites dominantes de la UE. Podemos es afín al conjunto de movimientos sociales y fuerzas alternativas, democráticos y de izquierda, empezando por el movimiento 15-M y las mareas ciudadanas hasta la Izquierda Plural y Syriza. Poner a Podemos bajo el mismo el rótulo de populismo que al Frente Nacional francés o al neofascismo europeo, cuando son antagónicos en su significado sustantivo fundamental, tergiversa lo fundamental de la realidad, que es su diferencia. Sirve para descalificar y neutralizar las dinámicas alternativas progresistas y democratizadoras; supone sectarismo ideológico y político hacia unas tendencias emancipadoras y anti-oligárquicas. Sobredimensiona los errores de las posiciones críticas por la izquierda o alternativas y prioriza su rechazo. Al mismo tiempo, relativiza las deficiencias y el necesario cuestionamiento de las estrategias impopulares del poder establecido.
En la teoría populista el para qué se infravalora, y Podemos tiene todavía un limitado desarrollo programático. Pero no se puede decir que el presente y el futuro de esa organización y su impacto institucional están tan abiertos o indefinidos como para permitir una evolución en sentido totalitario o reaccionario. El discurso y el proyecto de Podemos, de sus dirigentes, sus activistas y sus bases sociales, es mucho más progresista (claramente a la izquierda o con los de abajo) que las clases gobernantes actuales, incluida la cúpula socialista (que estaría con los de arriba y con posiciones comunes con la derecha). Y así lo ven sus potenciales electores, muchos con una leve pertenencia ideológica respecto de este eje izquierda-derecha, pero definidos frente a los poderosos y corruptos.
En España se ha fortalecido el carácter social, progresista y democrático de la ciudadanía indignada, a través de su experiencia contra la austeridad y los recortes sociales y la prepotencia política de las élites gobernantes, así como por su cultura cívica y de justicia social. Se ha consolidado una ciudadanía activa con una participación democrática en la protesta social y la acción sociopolítica con unos objetivos clave: democracia, derechos sociales… El discurso de Podemos ha enlazado con ello y está más claro y es más democrático y progresista que la gestión del bipartidismo del PP y PSOE. Es decir, su inserción en este contexto de pugna sociopolítica contra este poder establecido antisocial y prepotente, así como las características progresistas del movimiento popular y las élites asociativas, son la base de este fenómeno y le imprimen gran parte de su carácter. El significado del discurso del cambio y de ganar las instituciones para implementarlo tiene un sentido liberador y de progreso, frente a las tendencias realmente autoritarias y regresivas existentes. Por ello y para ello han tenido un importante respaldo cívico a su representación.
Los ejes iniciales de su programa (Más derechos, más democracia), su oposición a la casta por sus políticas de recortes y austeridad, su prepotencia y su corrupción, junto con sus proyectos de transformación socioeconómica, de orientación socialdemócrata clásica, y política, democratizadores y participativos, añaden a esa forma de hacer política un perfil nítido social y democrático. La polarización sociopolítica y la hegemonía cultural, con el objetivo de ganar la mayoría en las instituciones, adquieren un sentido emancipador. En el plano político e ideológico son más progresistas y respetuosos con los derechos humanos y sociales que el partido socialista y no digamos que la derecha. Y conllevan una dinámica democratizadora, más firme y consecuentemente opositora, contra las tendencias autoritarias, antisociales y reaccionarias de las élites dominantes.
La ambigüedad ideológica, en términos clásicos de izquierda-derecha (y centro), de su esquema político es relativa. Es oportuna para evitar la asociación con el partido socialista y su gestión antipopular, desligarse de las peores tradiciones comunistas o burocráticas y atraerse apoyos de sectores descontentos con la deriva regresiva del bipartidismo y auto-ubicados ideológicamente en el centro o la derecha. Pero sus objetivos de defender y representar las demandas de los de abajo, con mayor igualdad y democracia, lo vinculan con lo mejor de las izquierdas transformadoras.
En definitiva, la reafirmación en la defensa de la gente, hoy expresada en una ciudadanía indignada y crítica, y la incorporación de la cultura cívica de los derechos humanos, sociales y democráticos, presente en la ciudadanía activa y el tejido asociativo español, le dan a estas fuerzas alternativas un perfil igualitario y emancipador frente a la dinámica prepotente y antisocial de las élites poderosas. La representación de esa dinámica de cambio político hacia un modelo más social y democrático confiere a las fuerzas alternativas una mayor legitimidad ciudadana. La vinculación parcial con el populismo, incluido el nombre, no les beneficia, sino que les perjudica, ofreciendo un flanco débil ante sus adversarios, con inmenso poder mediático.
La lógica del conflicto social frente al actual poder establecido y la construcción democrática y participativa de un sujeto popular que aspira a representar a la mayoría social, deben estar íntimamente imbricadas con las demandas populares progresistas, su experiencia y su cultura cívica, el respeto a su diversidad interna y un proyecto igualitario y emancipador. En ese sentido, Podemos y las fuerzas alternativas en España, construidas sobre una base popular progresista necesitan reforzar su talante democrático y la dinámica emancipadora. Pero, comparativamente, mantienen una superioridad no solo política sino también ética e ideológica respecto de la derecha y la socialdemocracia, cuya gestión gubernamental impopular ha incumplido sus compromisos sociales y ha demostrado la fragilidad de sus valores cívicos y democráticos.
[Antonio Antón es profesor honorario de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid]
24/2/2015
La educación y los privilegiados
José Manuel Barreal San Martín
Desde diversas tribunas, a la izquierda del sistema, es común el reconocimiento de que la situación política, económica y social que estamos viviendo en estos últimos años implica la descentralización y pérdida de protagonismo de la clase trabajadora en beneficio del estamento empresarial, financiero y eclesiástico. Sin duda, es así. Las actuaciones que la oligarquía española, en connivencia con la europea, y la bendición y colaboración del gobierno actual (también de los anteriores) está llevando a cabo en todos los ámbitos de nuestra vida tienen como meta un nuevo contrato social que imponga sin debate, y acríticamente, su hegemonía de clase.
Este trayecto hacia su absoluto dominio está abonado, en mi opinión, por el sometimiento a que el capitalismo mantiene, laminándolos, los derechos sociales y laborales colectivos, así como individuales, con el trauma causado por despidos y deslocalizaciones y la falta de perspectiva futura. Todo, servido en la mesa del amedrentamiento colectivo y la sumisión social lograda durante los últimos años mediante el llamado, y ahora olvidado, pensamiento único.
Se persigue un diseño social en el que el dominio de los privilegiados sea inapelable. Combinan varios aspectos estratégicamente establecidos, el primero es crear las condiciones sociales que hagan posible esa hegemonía de una clase sobre la otra. La pobreza y el paro son dos aspectos, entre otros, utilizados para la sumisión y la resignación.
Sin embargo, para afirmar ese poder se necesita una herramienta clave: la educación. Con creces cumplen esa función las diferentes leyes educativas de los estados. Qué mejor que ese paso previo (desde la infancia) para moldear las mentalidades y las personas. Una escuela pública, laica y democrática, es sustituida por la escuela del adoctrinamiento. El camino está marcado.
Decía Rousseau «que el más fuerte no lo es nunca suficiente para ser siempre el amo, si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber». Y, en efecto, esa transformación, esa función, que es la del Estado, exige ser corroborada por una acción educativo-persuasiva, que de conformidad al cuerpo social entero con lo que el Estado se proponga; acción tal que pueda hacer aparecer los intereses, los objetivos, los valores del grupo social dominante, como los intereses, las concepciones, los objetivos, los valores del grupo social dominado, dando forma a la estructura social del momento.
Gramsci dejó escrito «que el Estado no es solamente el órgano de coerción penal, jurídica o policiaca (sociedad política) sino que comprende igualmente, como base "ética", la sociedad civil, ese gran complejo de instituciones "educativas" (escuelas, editoriales, bibliotecas, etc.) que tienden a crear, difundir, a universalizar la ideología propia de la clase poseedora del Estado, a extender y a inculcar al conjunto del cuerpo social la moral, los gustos, las costumbres, los modos de vida, la religión, todo ello, de la clase dirigente».
Así, cuando ese trabajo de uniformización ideológica se impone a la mayoría de los miembros del cuerpo social, su adherencia espontánea a la concepción difundida por las ideas dominantes de la época, está garantizada; que como dice Marx, son las ideas de la clase dominante, que detentaba ya el poder coercitivo. De este modo, la clase privilegiada se hace dirigente, se apodera de la dirección intelectual y moral del país y establece de esa manera su hegemonía, es cuando el poder del Estado está ya en sus manos.
El privilegio, y los privilegiados, se imponen en detrimento de la mayoría social. Esto está ocurriendo en nuestro país en los últimos años; para ello y como premisa para llevar a cabo el recorrido, es necesario que la educación pública se desmantele y los grupos privados sean los protagonistas; tanto en la base educativa, como en la Universidad. Así, la actual Ley de Educación del PP, en mi opinión, obedece a los parámetros expuestos aquí: la actualización del privilegio, el dominio de los privilegiados, vía educativa, con la proyección de una hegemonía sobre la mayoría ciudadana.
No es pesimismo, no es irreal, es tan real como que se está vaciando de recursos a la enseñanza pública, todo con la pérdida de competencias entre un profesorado ninguneado y subvalorado. Un adoctrinamiento en el que el neocatolicismo, como punta de lanza de la clase burguesa, transversaliza toda la educación: matrimonio heterosexual, control del útero femenino mediante la futura ley del aborto, vuelta de la mujer a la cocina; desaparición de cualquier conato de educación crítica o emocional; enseñanza de las finanzas y del manido y engañoso emprendimiento; la disciplina entendida unidireccionalmente, es decir, del alumnado hacia el profesor o profesora; y más: La educación en el conformismo, en la obediencia a los valores del poder establecido; a la jerarquía; a la ética empresarial; dejando al pairo a las clases menos favorecidas, la mayoría. Se intenta hacer ver que el que quiere sale adelante; son los y las que mandan. El resto, las clases subalternas, las menos pudientes, están en esa escala porque no sirven, son las que les toca obedecer.
El campo de juego está trazado y marcado. En un área, con su sistema educativo como ariete; en fuera de juego continuo están los privilegiados a los que el árbitro no les pita falta, está con ellos, además de otros que le hacen la ola. En la otra área, con la razón y la esperanza como balón de oro, el pueblo, que intentará, aunque lesionado, ganar un partido que de momento pierde/perdemos por goleada. Veremos.
24/2/2015
¿Moverse hacia dónde?
Comentarios prepolíticos: 23
Joan Busca
Que en la izquierda hay movimiento es evidente (me refiero al espacio más allá del PSOE que hace años es, como mucho, la izquierda del neoliberalismo). La irrupción de Podemos, por méritos propios y ajenos, ha tenido el valor de generar una serie de dinámicas que han movido a todo el espectro social. Lo que no está claro es hacia dónde acabarán confluyendo.
Hay una situación general de fondo que dificulta la construcción de un buen proyecto social. Ésta no es otra que, por una parte, la evidencia de los muchos fracasos o desastres que acumulan las sociedades capitalistas y su versión neoliberal. Desastres que generan males corrientes a mucha gente y que vía crisis ecológica, promueven mayores males en el futuro. Hay, en la mayoría de activistas y en mucha gente no movilizada, una urgencia por transformaciones profundas, por cambios constatables a corto plazo que claramente afectan a intereses y poderes, a estructuras básicas de las sociedades capitalistas. Pero, al mismo tiempo, el entramado institucional, político y social tejido en los últimos cincuenta años hace muy difícil promover estos cambios con alguna posibilidad de éxito. No me refiero sólo, aunque es crucial, a los mecanismos que emanan de los grandes organismos internacionales, a la Unión Europea, a las instituciones nacionales, sino también a la existencia de capas sociales situadas en los diversos engranajes del sistema y que constituyen los sectores sociales que permiten consolidar, incluso por vía democrática, esta dominación social.
Mi punto de observación habitual es el campo de los científicos y los académicos, un mundo por una parte cada vez sometido a sistemas de evaluación, carrera competitiva, financiación de proyectos y movilidad internacional (entre instituciones iguales) que los convierte en un subgrupo social global, desgajado del resto del mundo. Y aunque en su interior se refuerza una enorme división social entre una superélite y una tropa crecientemente precarizada, prevalecen mecanismos de socialización que refuerzan el funcionamiento de este subsistema social. Seguro que hay otros parecidos, pero uno tiende a hablar de lo que conoce un poco. El resultado es que la revolución, o la reforma profunda, es cada vez más difícil cuando cada vez es más necesaria.
Y esta disonancia entre lo necesario y lo posible es fuente de numerosos problemas. Acrecentados por una cuestión adicional: la inexistencia de un proyecto coherente de alternativa al capitalismo tras el fracaso de la propuesta soviética. Una cuestión que la consideración de la crisis ecológica no ha hecho más que complicar. Que quede claro, soy optimista en cuanto a la posibilidad de desarrollar un modelo social de referencia que haga compatibles democracia, igualitarismo básico, eficiencia social y sostenibilidad. Y hay ideas en muchos sitios que ayudan a pensar esta reconstrucción. Pero aún existe mucha confusión al respecto y a menudo mucha fragmentación a la hora de pensar proyectos que tengan un mínimo de coherencia y viabilidad, al menos en un plazo inmediato.
El resultado de esta confusión e incertidumbre es a mi modo de ver la base estructural que está debajo de los movimientos que estamos presenciando en diferentes puntos del país. Podemos, el actor principal, es un reflejo de esta urgencia por el cambio. En su constitución parecen confluir dos almas —expresadas en las dos corrientes internas— que tienen en común el voluntarismo por el asalto al poder, aunque difieren bastante en muchos aspectos colaterales no menores. El problema principal es que esta urgencia se está traduciendo demasiadas veces en un intento tan rápido de alcanzar el poder que los movimientos tácticos se convierten en la estrategia, y en el que los modos de actuación levantan ampollas en gente próxima. Y donde se pasa por alto la construcción, mejor el trabajo en apoyo, de un verdadero tejido o estructura social, en pos de la victoria electoral. El peligro es que esta política sólo vale si se produce el triunfo, si se pierde se puede generar un enorme desánimo entre una base poco madurada y los desplantes que se han realizado a minorías y aliados potenciales pueden pasar factura. Lo peor, con todo, es que se acabe practicando un tipo de actuación tan sectario como el que se ha criticado a muchos partidos.
El caso de Izquierda Unida y su entorno es distinto. Aquí lo que predominaba era un cierto anquilosamiento político, social e institucional. Y la irrupción de Podemos ha generado dos procesos paralelos: ha avivado una crisis interna, largo tiempo larvada, y ha abierto el peligro de quedar reducida a un espacio marginal (que es un factor que habitualmente agrava la intensidad de la crisis interna). En este proceso existe una oportunidad —la de que la crisis sirva para acabar con el anquilosamiento, promueva nuevos liderazgos, abra debates fundamentales— y un peligro —no hace falta nombrarlo por obvio—. Superarlo implica un enorme esfuerzo de adaptación que pasa incluso por aceptar que se va a pasar un periodo de penuria institucional, por abrir de una vez por todas la estructura a gente nueva o cercana, por ofrecer un modelo organizativo y político más reflexivo en lo estratégico. Sin perder de vista la posibilidad de una refundación con otras fuerzas (todas las que ya aparecen en algunos de los espacios de confluencia) que supusiera un cambio de dimensión político y organizativo. Hay que reconocer que al menos la opción que ha realizado ICV-EUiA en Barcelona al integrarse con mucha generosidad en Guanyem va en esta dirección (o, en otro campo, las propuestas de Alberto Garzón) y por esto hay que intentar que la experiencia (llena de contradicciones, fallos de aprendizaje, alguna incomprensión) sea en conjunto buena, pues a partir de buenas experiencias locales va a ser más fácil reconstruir un proyecto común.
En Cataluña tenemos además una tercera expresión de este malestar, el de la CUP. Más allá de la cuestión nacional catalana, un campo siempre minado que afecta transversalmente a toda la izquierda, lo que diferencia a la CUP es el convencimiento de que el sistema es irreformable y que lo único que vale es la crítica antisistema. Algo muy parecido a lo que conocimos en la década de los sesenta. El capitalismo es sin duda indeseable. Y el campo de las instituciones está lleno de trampas. Pero la crítica abstracta es sólo moral y ninguna izquierda que se precie tiene derecho moral a jugar al todo o nada. Por pequeño que sea el avance, todo lo que permita mejorar las condiciones de vida, la dignidad, los derechos de la gente, merece ser peleado. Es evidente que también en esta lucha está implicada mucha gente de este espectro pero a menudo las construcciones políticas se dedican más a producir espacios sectarios que a tender puentes con lo próximo.
El próximo ciclo electoral promete cambios. En algunas ciudades se experimentarán estas primeras coaliciones “alternativas”. El resultado electoral puede acabar, cuando menos, con el absolutismo imperante. Pero los problemas de construcción de alternativas estarán ahí. Más allá de la opción particular de cada cual lo que nos debería preocupar es lo que considero estructuralmente básico y que puede resumirse en tres cuestiones fundamentales. Primero, cómo abrir alguna vía de escape a la fortaleza neoliberal y mejorar la situación material y social de la gente (incluida la protección frente a la crisis ecológica). Segundo, cómo generar espacios de organización y socialización donde pueda implicarse mucha gente, especialmente la más necesitada de autoconstruirse como sujeto social. Y tercero, cómo empezar a construir una estrategia que permita alguna viabilidad entre la urgencia y la impotencia y que abra ideas viables para un futuro deseable.
28/2/2015
Ensayo
José María Agüera Lorente
La Ilustración desvalida
Cuando actualmente hablamos de civilización occidental damos por supuestas multitud de ideas —de las que mayormente no somos conscientes— sobre las que los europeos de hoy hacemos nuestras vidas, y que se traducen en normas y creencias que apenas se discuten; salvo en los momentos de crisis.
Uno de los más significativos componentes del humus cultural en el que hunde sus raíces la civilización occidental lo constituye el legado de la Ilustración. En su Contestación a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?, el filósofo alemán Inmanuel Kant escribió: «Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es el culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía del de algún otro. Sapere aude! ¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración». En efecto, esto supuso la ilustración para los intelectuales de los diversos países europeos que ya habían entrado en relación dialéctica con el Nuevo Mundo y que desde el siglo XVII empezaba a valorar la racionalidad y el conocimiento como fundamentos de la civilización y su progreso orientado al fin legítimo de la felicidad (terrenal) del ser humano. Las palabras de Kant eran la expresión consecuente de la toma de conciencia del valor de la autonomía del entendimiento humano libre ya de tutelas multiseculares, sobre todo de carácter religioso, que habían constreñido, si no censurado sistemáticamente, el libre ejercicio del pensamiento. Durante todo ese tiempo, que el llamado siglo de las luces quiere dejar atrás, la idea de progreso en la historia del saber es tabú; sólo cabe la preservación de aquellas “verdades” que cristalizaron tiempo ha en dogmas, así como la prevención ante cualquier propósito de investigación que los ponga en entredicho. El ilustrado no encuentra excusas para justificar que el hombre, en posesión de tal conciencia, permanezca en ese estado de minoría de edad a sabiendas de que eso implica el mantenimiento de tutelas ajenas a su propio entendimiento interesadas siempre en elevar su heteronomía a la categoría de idiosincrasia. Por eso concluye su texto el citado filósofo alemán con esa exhortación al uso del propio entendimiento libre de censuras autoritarias. Si hubiese que comprimir en una idea (diríase en un tuit, para estar a la moda) todo lo legado a la cultura europea por la ilustración me atrevería a afirmar que cabe en esa exhortación.
De ella se han ido derivando una serie de corolarios que han tenido su asiento en las diversas parcelas de la que actualmente reconocemos como cultura occidental, verdadero epifenómeno histórico de la europea. Uno de esos corolarios, seña de identidad del ideal del Estado moderno, presente incluso en los textos constitucionales de los países más asentados en la democracia a uno y otro lado del atlántico, es la laicidad del Estado. No podía ser de otro modo, pues en lo relativo a la religión, era ineludible el conflicto desde el principio, dada su demostrada propensión desde tiempo inmemorial a la persecución del librepensamiento. Al mismo tiempo, la confusión entre poder político y eclesiástico había tenido efectos apocalípticos para la población europea con continuos episodios más o menos prolongados en los que se había llevado a buena parte de la misma a la exanguinación; piénsese, si no, en lo que supuso en los albores del Siglo de las Luces la guerra de los Treinta Años (1618-1648). El proceso europeo de laicización se consolidó políticamente cuando en 1905 la Cámara de los Diputados de la República de Francia proclamó la Ley de separación del Estado de las religiones el 9 de diciembre. Se trataba, en definitiva, de desactivar el asunto religioso como detonante de conflictos, salvaguardando la libertad de conciencia, en la que se incluye la libertad religiosa, y reservando el dominio político al debate racional de ideas dotando así a las instituciones de las condiciones necesarias para el gobierno democrático. Es esta, no obstante, una pugna inconclusa que se halla en situación diversa dependiendo del país del que se trate; no se reconoce ni se practica igualmente la laicidad en Francia que en España. Aunque, en cualquier caso, y en los diversos países europeos en los que la Ilustración fijó su impronta, la secularización, mal que bien, se ha acabado imponiendo. Porque era lo razonable.
Pero no basta con tener razón. Ésta carece del poder aglutinante que poseen todas las religiones, incluso esas religiones embrionarias que son las sectas. La razón conlleva el deber de la duda, como se hizo evidente en la filosofía de René Descartes, uno de los padres del pensamiento moderno; y la duda es un potente agente dispersor de rebaños. La modernidad ha sido tan diligente en el ejercicio de la duda que, en el último tramo del siglo pasado, dio lugar a la sospecha posmoderna que ha llegado a aplicarse, incluso académicamente, sobre la propia razón, a la que se llegó a tachar de eurocéntrica, poniendo en solfa el discurso racional, relativizándolo y colocándolo a la misma altura de veracidad que cualquier dogma. Esta deslegitimación de la racionalidad promovida desde ciertos sectores políticos e intelectuales pertenecientes, sobre todo, al ámbito de las ciencias sociales, ha ocurrido pareja a la transformación del paisaje social europeo resultante de una poderosa corriente migratoria global que ha devenido en la realidad insoslayable de la multiculturalidad, la cual ha encontrado respuesta, en el descrito contexto intelectual de acentuado sesgo relativista, en el multiculturalismo, postura que ha llegado a padecer de cierta rigidez ideológica cuando se torna ciega a su problematicidad; pues el conflicto es ineludible cuando se plantea colocar el respeto de las diversas tradiciones étnicas por encima de los mínimos que exige la convivencia cívica en el Estado democrático forjado con los ideales liberales de la Ilustración. En esta coyuntura nos hallamos en el tiempo presente: a las diversas comunidades que conforman los pueblos de Europa no les queda más remedio que dar con el modo de ser sentidas como lugares de pertenencia, como patrias para todos aquellos derivados de otras comunidades de identidades de matriz cultural distinta que no deben sentirse extraños, que tienen que sentirse vecinos que se reconocen como tales en su relación cotidiana con sus vecinos. Para lo que necesitamos fomentar un sentimiento de comunidad y forjar en los individuos un sentido identitario vinculado a la misma. Ante este desafío histórico el espíritu ilustrado ha de mostrar su temple, y desde la razón debe proyectarse más allá de la lógica abstracta a la concreción práctica.
Ya tenemos experiencia en la historia europea de lo que ocurre cuando esa fuerza aglutinadora que ejercía la religión cristiana la pasa a tener el nacionalismo, el fascismo o cualquier totalitarismo, que explotan perversamente esa necesidad humana de pertenencia a una comunidad sobre la que se afianza la identidad del sujeto y que el discurso racional por sí solo no satisface en la mayoría de los que componen una colectividad cultural (¿no era Chesterton quien advertía que dejar de creer en Dios podía llevar a creer en cualquier cosa?). Son las fuerzas que llevaron al despeñadero del delirio genocida a buena parte de los pueblos de Europa —desde la península ibérica hasta la inconmensurable Rusia— en el siglo XX, cruzando ampliamente las fronteras de la demencia, desatada en todo su horror de forma conspicua por última vez —de momento— en la Guerra de los Balcanes, en la que religión y nacionalismo volvieron a confundirse. Inagotable en el número de formas que puede adoptar ahora ha mutado en ese terrorismo que ha encontrado coartada ideológica en el Islam, y que recluta a sus ángeles de la muerte entre los mismos nacidos en las mismas ciudades que habitan sus potenciales víctimas, como se ha puesto en evidencia en los crímenes cometidos en París en el mes de enero.
Por eso, una vez extinto el incendio político y mediático que ha causado este como otros atentados acontecidos en suelo europeo, hemos de reflexionar con rigor y desde el entendimiento, que puso en valor como principal herramienta de emancipación la filosofía de la Ilustración. Porque queda latente el rescoldo, siempre fulgen amenazantes las brasas de la barbarie, incluso en las entrañas de la civilización. Y no contribuye a enfriarlas las declaraciones de guerra de nuestros líderes desde la cubierta de un portaviones (ridículo émulo Hollande del guerrero Bush) lanzando soflamas patrioteras y maniqueas que no hacen sino sumirnos en obnubilaciones; ni son efectivos esos pactos que rezuman represión indiscriminada enmascarada de lucha contra el terrorismo, hoy por hoy una muy lábil etiqueta para uso arbitrario del poder (¿es terrorismo un escrache, como se ha apuntado desde algún partido político?).
Reconozcámoslo, pues: a nuestra civilización no le basta con tener razón; cabe decir: no le basta con la filosofía y la ciencia, no le basta con su discurso ilustrado sobre ciudadanía y derechos humanos, ni con mantener en cintura a la religión, no le basta con su crítica desmitificadora. Siendo todo ello herencia preciosa que debemos preservar a toda costa, hay quien viviendo en su seno no la aprecia, nada le dice; si no, no mataría a quien ejerce el libre pensamiento y su derecho a la libre expresión. Los que compartimos la cultura de la convivencia razonable tenemos que practicar una fraternidad ilustrada con esos que se sienten extraños a nuestro lado, demostrándoles que desde la razón cabe la compasión, ganándoselos para la civilización, impidiendo que sus almas se precipiten en el albañal sin fondo de la barbarie y el fanatismo. De alguna manera hemos de cultivar una religiosidad (en su sentido de ligazón) laica, valga el oxímoron.
Recordemos en este punto las palabras de otro ilustrado reconocido, esta vez francés, Voltaire: «Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable». En efecto, como fracaso cognitivo que es, tal como lo define el filósofo José Antonio Marina, una vez instalado el fanatismo en la mente del individuo su resistencia a toda evidencia contraria a los dogmas que ordenan su conducta es inquebrantable. Por eso es decisiva una profilaxis pedagógica y ejemplar mediante el debido proceso de socialización que discurre por dos sendas paralelas y porosas: la intelectiva y la emotiva; siendo la segunda la que más íntimamente compromete la conducta de los hombres. Cualquiera que conviva con nosotros susceptible de ser abducido por ese siniestro canto de sirenas que le arrastrará al martirio absurdo de la yihad será inmune a él si desde el entorno de su vida cotidiana son cultivados los vínculos de empatía que le conectan afectivamente a aquellos que, aunque profesen otras religiones o ninguna, aunque se rijan por otros valores morales, aunque en ciertos respectos muestren una sensibilidad distinta, son sin embargo reconocidos por él en la fraternidad transcultural que define la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de ascendencia ilustrada sin duda, y que es la encarnación ético-política del ideal de progreso que alumbró la razón.
Hay, pues, que mostrar calidez desde el corazón cívico de las sociedades europeas, quitándole argumentos a quienes predican desde el fanatismo religioso (que no hay que olvidar que no es patrimonio exclusivo del Islam) que ese espantajo llamado Occidente es Satán, que carece de alma. Y es imperativo hacerlo patente en la convivencia cotidiana, desde el reconocimiento de la igualdad fundamental que hermana a los que forman parte de las comunidades humanas; pero sin soslayar el imperio irracional de la ambición del mercado global, que corroe los lazos de esa convivencia mediante el reemplazo de los dogmas del oscurantismo por los de la religión del capital. De modo que es vital dar con la forma de situar la solidaridad en el primer lugar de entre las virtudes políticas a través de las instituciones que han de constituir una verdadera y efectiva infraestructura de la solidaridad, de tal modo que se ceda el menor margen posible a la irrupción de la anomia . Ésta es incompatible con la cohesión social —como ya advirtió el primero en definirla, el sociólogo Émile Durkheim— y sume a quienes la sufren en la más peligrosa desorientación ética. Quien cae en ella lo hace por mor de la injusticia que duele cuando uno se ve discriminado o ve maltratados a los suyos, de modo que los fines y principios colectivos que articulan las sociedades democráticas se ven como ajenos al no estar disponibles los medios necesarios para realizarlos; y así el individuo se siente alienado y dispuesto a agredir a la comunidad que ya percibe como extraña. Si, por el contrario, reconoce en ella el amparo de su propio bienestar y el de los suyos, desactivamos una de las espoletas que puede hacer estallar el fanatismo terrorista, pues nadie en su sano juicio va a sabiendas en contra de aquello que tiene por causa cierta de su felicidad.
21/2/2015
El extremista discreto
El Lobo Feroz
Perlas
Sumario: Lingüística - ¿Quién paga el pato? - Cultura social - La Asamblea de Andalucía
Lingüística
El lingüista catalán Pau Vidal sostiene públicamente que el bilingüismo es socialmente malo, y teme que la lengua catalana se pierda "por disolución" (cosa que no ha sucedido con el náhuatl, quechua, aimara, mapuche, etc., también en contextos bilingües castellanos).
Es cierto que el catalán, como el castellano, está padeciendo cierto acoso: el de los anglicismos, importados por la aculturación de masas y el consumismo de masas. Y ese es su principal mal. Por lo demás, la lengua catalana jamás había contado con tantos hablantes como hoy, ni con tanta protección institucional. Eso sí: el catalán se ha desnaturalizado, por decirlo de algún modo: cada vez se habla más el catalán de las televisiones, que es el de los lingüistas de clase media, en detrimento de la lengua popular, que se contamina de aquel. Es el triunfo lingüístico de la burguesía urbana sobre los campesinos y los trabajadores (también a la lengua le afecta la lucha de clases, ¿qué os creíais?)
Apresuraos a buscar las viejas ediciones de Solitud, o de Salvat Papasseit, de Mercè Rodoreda, de Pla (sí, de Pla) o incluso de Pere Quart. Ese excelente catalán escrito pronto será sustituido, en las nuevas ediciones —lo está siendo ya—, por la catarata de mejoras que va introduciendo el laboratorio lingüístico del Institut d'Estudis Catalans.
* * *
Hablemos ahora del castellano, cada vez más contaminado de anglicismos, con la Academia Española impasible el ademán: ni limpia, ni fija, ni da esplendor.
Que no fija es evidente: los últimos veinticinco o treinta años han contemplado un inusitado despliegue de cambios gramaticales, tantos que hacen pensar en una política de renovación continua de las ediciones del Diccionario de la Lengua y de las gramáticas, esto es, acaso, en el negocio, que no es menor. A diferencia de lo que ocurría en el pasado con la lengua escrita, definida por los grandes escritores, ahora quienes la definen son los técnicos y correctores de las empresas editoriales, talibanes que prescriben con mano de hierro las innovaciones sugeridas por la docta corporación.
De la limpieza de la lengua casi no es necesario hablar. Claro que no se puede poner puertas al campo del habla común, pero también es cierto que la Academia tiene cierta responsabilidad sobre la limpieza de los usos oficiales, por decirlo así, de la lengua. Por ejemplo: pase que en la simbología viaria el "Alto" fuera sustituido por el "Stop" en un país turístico. Menos pase tiene que los aparcamientos, señalizados en América latina con una "A", sean publicitados en España con una "P" (se supone que por "Parque de estacionamiento", pese a lo antinatural de la justificación, ya que todo el mundo sabe que esa "P" está por parking). Por otra parte levanta ampollas la proliferación de palabras terminadas en "ing" (puenting, por ejemplo), abandonando los usos tradicionales del castellano (en el ejemplo, sería puenteo). Las dobles consonantes finales aparecen frecuentemente en los términos técnicos sin que nadie se moleste en buscarles una acomodación correcta a nuestra lengua.
Aunque no todo es culpa de la Academia ni de las instituciones. La aculturación está en la calle. Podemos verla en la proliferación de nombres propios procedentes directamente de la adoración por todo lo anglosajón: ahí están los Kevin Costner, los Clever, las Jennifer, etc., con que padres aculturados adornan impunemente a sus hijos. No digo yo que haya que volver al santoral de los abuelos (aunque no estaría mal), pero sí que en los nombres propios procedentes de la Naturaleza o de la Antgüedad hay sabios depósitos de raíces culturales a los que recurrir. Desde las Rosa, Violeta, Margarita, Jazmín, Vera o Clara a los Alejandro, Héctor, Patroclo, Adriano, Saturnino, Jasón, etc. Dicho sea porque una población aculturada, que tiende a perder sus raíces, está lista para contribuir a la perdición de la belleza de la propia lengua.
La Academia española tampoco da esplendor. Lo haría si fuera capaz de sugerir de verdad usos castizos (de casta) del lenguaje. Ahí tenemos p.ej. el término "Led", en realidad un acrónimo, cuyo plural suele presentarse incorrectamente como "leds" (p. ej., en "televisión de leds"), aunque lo señalado por la Academia es castizamente ledes. El fracaso en el uso social de "ledes" muestra la incapacidad de la Academia para dar esplendor de veras.
De modo, hablantes, que estamos aviados.
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¿Quién paga el pato?
Resulta que el escándalo de Caja Madrid y el timo de la salida a Bolsa de Bankia los pagará el Estado, o sea, la Hacienda Pública, o sea, los contribuyentes, o sea, los que pagan el iva (que no siempre son ciudadanos) y el irpf (que también). Por mucho que el juez Andreu fije una elevada fianza solidaria a los responsables de la salida a Bolsa de Bankia, ésta no cubrirá todas las pérdidas ni el daño causado al Estado, a todos. Y de momento están quedando al margen de la exigencia de responsabilidades el Gobernador del Banco de España y los responsables económicos del gobierno. El de Rajoy parece un Robin Hood al revés, que despoja a los pobres para dárselo a los ricos.
Y Blesa, el amiguete y colocado por Aznar, el responsable con Rato de la mayoría de los desaguisados derivados de Caja Madrid, de momento casi de rositas.
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Cultura social
Que una parte sustancial de la base social de Podemos apoye la pena de muerte revisable es para echarse a temblar. Parece que esta parte substancial de Podemos tampoco tiene raíces culturales. Desilustrados es lo que son. Por suerte no podrán ir a ninguna parte sin el apoyo de las instituciones de las clases trabajadoras, aunque al parecer no lo saben.
Pero en realidad lo de Podemos no se aparta de lo que opina la mayoría de la población, ahora incapaz de distinguir entre castigo y venganza, y que además está de acuerdo en que el ejército español debe intervenir en el extranjero y olé.
Nadie se acuerda ya de las Tesis sobre Feuerbach de Marx, mencionadas aquí por aquello de que el educador ha de ser educado a su vez. Está por ver si el partido Podemos está por la educación de masas o por el politicismo puro y duro.
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La Asamblea de Andalucía
Es elogiable la Asamblea de Andalucía, que reiteradamente está realizando actividades importantes contra el TTIP, el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones que pretende crear la zona de libre comercio mayor del mundo. Y como es natural son los grandes lobbies empresariales norteamericanos y europeos los que deciden las posiciones de los gobiernos en unas negociaciones prácticamente a puerta cerrada, sin acceso para las poblaciones involucradas. Tratan de meter un gol importante a las personas que trabajan, y la izquierda andaluza parece ser la primera en tomarse muy en serio esa posibilidad.
21/2/2015
Los 24 ex políticos en el sector eléctrico
20/2/2015
Una comparación
15/2/2015
La Biblioteca de Babel
Juan Iturralde
Días de llamas
Prólogo de Carmen Martín Gaite
¿Está permitido reseñar un libro publicado hace casi treinta años? En mientras tanto sí, pues esta sección bibliográfica tiene por objeto informar a los lectores acerca de libros que vale la pena leer y de libros que es preferible no leer. En este caso se trata de una gran novela que vale la pena leer.
Una novela que pasó desapercibida en su primera edición, y casi desapercibida en esta segunda, a pesar de contar con un prólogo nada menos que de Carmen Martín Gaite que hubiera debido ser un aviso para navegantes. Juan Iturralde es el pseudónimo, no el nombre, del autor, José María Pérez Prat, un abogado del estado salmantino y residente en Salamanca, nacido en el año revolucionario de 1917, que vivió la guerra civil española con apenas veinte años. Y que empleó su tiempo en escribir una obra literaria grande. Pérez Prat falleció en 1999.
Su novela es probablemente la mejor que se haya escrito ambientada en la guerra civil española, y más específicamente en el Madrid asediado de 1937. El horror desatado en todas direcciones es transmitido al lector sin contemplaciones y, sin embargo, a pesar de eso, estas páginas se pueden leer porque nada humano parece serle ajeno al autor de la obra. No es una visión romántica o titánica o épica de la guerra y la tragedia civil la que se encontrará aquí, sino una más propia de personas corrientes, en la que en todo caso la heroicidad se escribe con minúscula.
Con tan poca memoria institucionalizada —porque falta el respeto esencial de este Régimen a los asesinados por los "nacionales" y a los reprimidos por ellos—, y con tan pocas ganas de tener memoria los aculturados consumistas adictos a los iconos publicitarios del modo de vida americano, este libro es, para los buenos conciudadanos, de lectura casi obligatoria, como La Regenta, los Episodios de Galdós o los poemas de don Antonio Machado.
J.-R. C.
21/2/2015
Franz Neumann
Behemoth
Pensamiento y acción en el nacional-socialismo, 1933-1944
Anthropos, 2014, 485págs.2014
El 8 de mayo se cumplirá el setenta aniversario del final del nazismo y de la segunda mundial en Europa. Aprovechando la proximidad de este acontecimiento, la editorial Anthropos ha publicado por vez primera en castellano la segunda edición inglesa de la obra maestra del iuspublicista y politólogo alemán afincado en los Estados Unidos Franz Neumann: Behemoth. Pensamiento y acción en el nacionalsocialismo, el primer estudio sistemático y completo del régimen nazi en ver la luz. El libro de Neumann sentó los cimientos sobre los cuales se ha construido toda la investigación histórica en torno al régimen político nazi desde los años sesenta, a pesar de que algunas de las tesis expuestas en él no han resistido el paso del tiempo y otras, únicamente apuntadas o esbozadas, sólo han podido ser desarrolladas con exhaustividad por la historiografía posterior.
El estudio de Neumann se propone, fundamentalmente, tres tareas: en primer lugar, identificar y caracterizar los grupos dirigentes del régimen nazi y las relaciones que se establecen entre los mismos; en segundo lugar, analizar los principales mecanismos de dominación empleados por el liderazgo nazi para mantenerse en el poder; y, en tercer y último lugar, delimitar los contornos del proyecto sociopolítico nazi.
En cuanto a la primera de las tareas indicadas, Neumann explica la dinámica de funcionamiento del régimen nazi como el producto de las relaciones de consenso y conflicto entre cuatro grupos con una idiosincrasia y composición muy distintas entre sí y con intereses sólo en parte coincidentes: los propietarios y gerentes de los oligopolios industriales alemanes, los altos mandos militares, la cúspide de la administración civil y los jerarcas del partido nazi y sus organizaciones auxiliares. Las tensiones entre estos grupos eran constantes, en el contexto de una constante lucha por el predominio en la distribución del poder y la riqueza. El único elemento que mantenía cohesionados a estos grupos dirigentes, además del común temor a la insubordinación de las clases sometidas, lo constituía la figura del líder carismático encarnada en Adolf Hitler. Éste se convirtió en el árbitro incuestionable de las disputas entre los grupos dirigentes. De ahí la intensa personalización y “desinstitucionalización” del poder político que caracterizó al Tercer Reich. Por consiguiente, frente a los teóricos del totalitarismo de la época de la guerra fría y su visión de la dictadura nazi como un ente monolítico, sin grietas, en el cual únicamente los líderes nazis jugaban un papel relevante, los historiadores más competentes formularon inspirándose en Neumann la tesis de la policracia o poliarquía autoritarias, la descripción de un mundo político fragmentado y contradictorio, pero autoritario. Esta tesis mostró que el pluralismo de grupos de poder no contribuye necesariamente a una mayor participación política, libertad o igualdad, ni mucho menos. En contraste con el reconocimiento en este punto de la deuda hacia las ideas de Neumann, la historiografía de las últimas décadas ha argumentado de modo convincente que atribuía un excesivo protagonismo a los intereses de la gran industria en el entramado del poder nazi como consecuencia de su formación marxista. Sin embargo, la lectura atenta de Behemoth evidencia que el autor alemán tenía plena consciencia de que los líderes nacionalsocialistas no estaban subordinados a los industriales (ni al capital financiero), tenían sus propios intereses y aspiraban a ser dueños absolutos de la sociedad alemana mediante la infiltración de las organizaciones nazis en todas las organizaciones sociales subsistentes.
Por lo que respecta a los principales mecanismos de dominación, Neumann se centra en dos: el terror y la propaganda. Para Neumann, ambos son dos formas de violencia igualmente imprescindibles para el régimen nazi, si bien de distinta naturaleza: una consistente en la coerción física, la otra en la manipulación de las mentes. El terror nazi fue el resultado de la liquidación de todo vestigio de las reglas del estado de derecho, en particular, del principio de legalidad de la actuación de los poderes públicos, del control judicial independiente de esa misma actuación y de la garantía de los derechos fundamentales. El derecho público desapareció en tanto que instrumento de regulación efectiva de la actuación coercitiva del estado y fue sustituido por la decisión arbitraria y oportunista, coyuntural y particularista, del funcionario del estado o del partido. La expresión paradigmática del terror nazi es el campo de concentración, donde se podía recluir por tiempo indefinido toda persona que, según el parecer de la autoridad policial de turno, constituyera una amenaza, potencial o real, para la sociedad, el estado o el partido, hubiera o no recaído una sentencia condenatoria e, incluso, una vez cumplida la condena.
Neumann singulariza dos rasgos esenciales de la propaganda nazi: por un lado, su versatilidad, su casi ilimitada flexibilidad; por otro lado, su modernidad tecnológica, su inusitada capacidad para utilizar los modernos medios de comunicación y movilización de masas en provecho propio [1]. Para los líderes nazis, el discurso ideológico era sobre todo un medio de manipulación psicológica al servicio de la conquista, conservación y acrecentamiento del poder por el poder mismo. Así que podía y debía revestir los contenidos más diversos en función de las necesidades del momento y del público al cual fuera dirigido. Este es un punto en que se manifiesta con mucha claridad, según Neumann, la duplicidad y el cinismo del liderazgo nazi. Eso no significa que, para Neumann, el nacionalsocialismo careciera de un núcleo mínimo irrenunciable. Pero este se limitaba a dos elementos irracionales contrarios, a juicio de Neumann, a la tradición ilustrada y sus herederos: la existencia de una comunión mística entre el líder carismático y su pueblo y el racismo cientificista —presuntamente derivado de las leyes de la biología contemporánea—. Este núcleo duro de la ideología nacionalsocialista ha sido uno de los aspectos del nazismo que más bibliografía ha suscitado en los últimos treinta años. En resumidas cuentas, cabe afirmar que la esquizofrenia nazi combinaba el relativismo más absoluto con el dogmatismo más intransigente [2].
La tercera tarea que se propuso emprender Neumann con su libro fue, como se ha recordado más arriba, delinear los contornos del proyecto político nazi. La expresión que acuña para designarlo es la de imperialismo racial. El imperialismo racial propugnaba el sometimiento absoluto y completo del continente europeo y sus pueblos a los intereses y el dominio de Alemania. Los nazis creían que todos los problemas, contradicciones y conflictos padecidos por la sociedad alemana de las últimas décadas quedarían solventados cuando los alemanes considerados arios se vieran a sí mismos como miembros de una raza superior de señores, de amos, encargada de ejercer el dominio político y económico sobre toda Europa. El racismo “biologizante” antes mencionado debía estructurar el ejercicio de ese dominio sobre Europa. Los nazis distribuyeron las poblaciones de la Europa ocupada en una pirámide racial compuesta de una multiplicidad de escalones, en cuya cúspide se colocaban a los alemanes “arios” y asimilados y en cuyos escalones inferiores se insertaban los indeseables político-sociales, los polacos, los rusos, los gitanos “no puros” y los judíos. El trato a dispensar a una persona dependía de la posición que se le asignase en la jerarquía racial del Tercer Reich. La exclusión, el trabajo esclavo y la supresión física era el destino final para quienes se encontraban al final de esa jerarquía.
La meta última que subyacía al proyecto imperial nazi, una ingeniería social radical encaminada a moldear la sociedad en todos sus ámbitos y hasta el último detalle conforme a postulados racistas y socialdarwinistas, apenas fue esbozada por Neumann, lo cual es lógico pues en el momento de la aparición de su libro todavía desconocía la existencia de los campos de exterminio y la desquiciada experimentación médico-eugenésica realizada en dichos campos [3]. Pero Neumann pudo intuir esa meta a partir de lo que ya se sabía en aquel entonces sobre las políticas antisemitas y eugenésicas nazis (por ejemplo, el programa Aktion T-4 para la eliminación de internos en instituciones psiquiátricas).
Con lo comentado hasta ahora ha quedado demostrado que el ensayo de Neumann conserva, no obstante algunas insuficiencias debidas a la temprana aparición del texto, toda su fuerza analítica para comprender la naturaleza del Tercer Reich. Pero las virtudes de la obra de Neumann van mucho más allá del estudio del fenómeno nazi. En efecto, muchas de sus páginas arrojan una esclarecedora luz sobre aspectos fundamentales de las sociedades del siglo XX: la burocratización de la sociedad, el solapamiento organizativo y funcional entre lo público y lo privado, la instrumentación consciente del “capital simbólico” para generar poder, la concentración del poder económico en la esfera privada, la separación relativa entre propiedad y gestión y el consiguiente fin de la “democracia accionarial” en el mundo de los negocios, la ambigüedad del intervencionismo estatal, cuya finalidad primordial puede ser perfectamente favorecer los oligopolios empresariales [4], la creciente “atomización” del individuo, la mentalidad narcisista y tecnocrática de las nuevas clases medias profesionales…
No quisiera concluir esta recensión sin manifestar dos inquietantes reflexiones entrelazadas acerca de las sociedades contemporáneas que la obra de Neumann me ha sugerido. La primera de esas reflexiones es esta: el nazismo intentó llevar hasta sus últimas consecuencias la tendencia propia de esas sociedades desde el último tercio del siglo XIX a transformar en marginación o exclusión sociales a gran escala —y, en su caso, exterminio— la inadaptación o desajuste de los individuos a los patrones socioculturales y estilos de vida hegemónicos construidos o respaldados por el estado en conjunción con otras poderosas organizaciones sociales [5]. El denominado Welfare State fue un intento de contrarrestar en parte esta inclinación hacia la exclusión y sustituirla por una orientación integradora y no por casualidad tuvo su mayor desarrollo en una Europa escarmentada por la experiencia nazi-fascista. La segunda reflexión se relaciona muy estrechamente con la anterior y tiene dramáticas implicaciones éticas. El nazismo ha ejercido desde hace décadas una notable atracción morbosa y ha excitado la imaginación de mucha gente porque suscita un insidioso y soterrado temor a que nuestras sociedades altamente tecnificadas y con elevadas capacidades de organización se muten en eficaces maquinarias de exclusión social e, incluso, exterminio masivos en las cuales sólo cabe ocupar dos posiciones: o bien ser pieza del engranaje de esa maquinaria y, por consiguiente, colaborar de un modo u otro en su infernal funcionamiento, es decir, ser verdugos o cómplices de los verdugos; o bien ser meros objetos de procesamiento de dicha maquinaria, esto es, ser víctimas. Este temor es también un temor moral, que pone en tela de juicio la buena conciencia e imagen de uno mismo, pues la inmensa mayoría sabe oscuramente que, siempre que haya oportunidad de elegir, preferirá lo primero a lo segundo, por mucho que esa elección se contrapusiere a las reglas morales más básicas. Por eso es tan reconfortante la descripción del nazismo como un régimen monstruoso producto de la acción maquiavélica de un liderazgo psicópata que engañó hábilmente al honrado, desprevenido e inocente “ciudadano medio” para conquistar el mundo y exterminar a los judíos y nada más que a los judíos.
Notas
[1] En las conocidas palabras del maestro de la propaganda que fue Goebbels, “repetid una mentira cien, mil, un millón de veces y se convertirá en una verdad”.
[2] La continua degradación de la discusión pública en manos de los grandes medios de comunicación de masas y de los dirigentes de los partidos políticos de hoy en día es uno de los terrenos en que la política actual más recuerda al nazismo.
[3] Los campos de exterminio eran campos de concentración cuya finalidad única o preponderante consistía en el asesinato masivo de millones de personas, el procesamiento de sus pertenencias personales y la desaparición de sus restos mediante la aplicación de métodos “industriales”, esto es, inspirados en el taylorismo y la cadena de montaje. Los campos de exterminio fueron cinco: Chelmno/Kulmhof, Treblinka, Sobibor, Majdanek y Auschwitz-Birkenau. Muchos regímenes políticos han recurrido a los campos de concentración, pero sólo el estado nazi llegó a montar campos de exterminio propiamente dichos.
[4] Es decir, Neumann anticipa la idea de que la llamada “liberalización” de la economía no implica una menor intervención estatal —de hecho, el intervencionismo estatal puede acrecentarse con la “liberalización”—, sino un cambio en la orientación de esta intervención (y en sus formas).
[5] La exasperación de esta tendencia se detecta también en regímenes políticos surgidos de experiencias genuinamente revolucionarias o tenidas por tales y no sólo en los fascismos: los dirigentes de la Unión Soviética hasta los años cincuenta, de la China de Mao o de la Camboya de Pol Pot, pongamos por caso, fueron responsables de la exclusión social y la eliminación física de millones de personas a causa de su origen social, procedencia étnica o comportamiento “antisocial”.
Ramón Campderrich Bravo
28/2/2015
Ivan Murray Mas
Capitalismo y turismo en España. Del "milagro económico" a la "gran crisis"
Prólogo de Macià Blàzquez Salom
Turismo y capitalismo en España. Del "milagro español" a la "gran crisis" aborda el papel central que ha jugado el negocio turístico en la economía española. La cuestión turística ha sido considerada a menudo como algo de escasa relevancia, e incluso hay quien sostiene que las bases morales de la dictadura se erosionaron gracias al turismo. Sin embargo, mediante la expansión turística se consiguió salvar financieramente el régimen y también se asentaron las bases del modelo neoliberal español. Las zonas turísticas del litoral español se convirtieron en laboratorios desde donde se difundirían las estrategias espaciales del capital. Así pues, se perfiló como eje de expansión el nexo entre el sector financiero-inmobiliario y el turístico. Es por ello que el tsunami urbanizador ha azotado con gran intensidad el litoral turístico. Por otro lado, el hecho de que el estado sea una de las primeras potencias turísticas del mundo, ha favorecido la aparición de gigantes empresariales turísticos que han protagonizado la colonización turística de nuevas periferias, especialmente en el Caribe. Pero más allá de los relatos eufóricos sobre las andanzas del capital, el capitalismo hispano ha ido dejando unas enormes huellas ecológicas tras su paso, y tras las promesas del progreso, se ha cronificado el subdesarrollo social que situaba a la sociedad española a gran distancia respecto de los demás miembros de la eurozona. Después del reciente período de euforia del ladrillo, y también turística, la economía española se ha encallado en la Gran Depresión. Paradójicamente, las élites plantean como medicina, entre otras, nuevas dosis de cemento y turismo.
Alba Sud
21/2/2015
En la pantalla
eldiario.es
Las muertes de Ceuta
Las muertes de Ceuta es un proyecto de investigación periodística llevado a cabo por eldiario.es en el que se ponen al descubierto las mentiras, contradicciones y versiones manipuladas que ofreció el Gobierno de España sobre lo ocurrido en la frontera entre Marruecos y Ceuta hace un año. En aquella tragedia muerieron 15 personas, algunas de las cuales todavía no han sido oficialmente identificadas por estamentos gubernamentales. El caso está ahora siendo investigado en sede judicial y ya son 16 los guardias civiles imputados por las 15 muertes de El Tarajal. Sin embargo, la repercusión política del caso ha sido prácticamente nula, y ningún alto cargo de los cuerpos de seguridad o del ministerio ha presentado la dimisión.
Joan Ramos Toledano
20/2/2015
Plataforma de Afectados por la Hipoteca
#BlackstoneEvicts
Vídeo-mensaje de integrantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca a Blackstone, fondo de inversión inmobiliaria estadounidense. Esta empresa se ha hecho con paquetes de viviendas con grandes descuentos y facilidades (contrariamente a las familias necesitadas) y presiona para que se ejecuten las hipotecas sin ofrecer alternativas viables a las familias que no pueden pagar.
24/2/2015
Joan Guerrero
Recuerdos de Puerto Real
Recuerdos de Puerto Real es un trabajo del retratista social Joan Guerrero en el que se recrean algunos de los lugares de su niñez. La ternura, la nostalgia y la añoranza son algunos de los sentimientos que transmite la bonita obra de este fotógrafo.
22/2/2015
Intervenció de Jaume Reixach al Parlament de Catalunya
Declaració del periodista Jaume Reixach i Riba a la Comissió d'Investigació sobre el Frau i l'Evasió Fiscal i les Pràctiques de Corrupció Política (CIFEF) del Parlament de Catalunya, que tracta sobre la corrupció al voltant de la família Pujol.
7/2/2015
De otras fuentes
Agustín Moreno
La decencia del sindicalismo
Son las 7:30 horas de la mañana, voy a coger el metro y un militante de CCOO me entrega una octavilla en los pasillos de la estación de Atocha. Es un llamamiento a una manifestación en defensa de las libertades y el derecho de huelga, que se celebrará en Madrid el 18 de febrero. En la hoja se recuerda que hay 300 sindicalistas imputados por ejercer el derecho de huelga, algunos de ellos con condena firme y a la espera del ingreso en prisión. Hay procesos tan escandalosos como el de ocho trabajadores de Airbus de Getafe a los que les pide la fiscalía 64 años de cárcel por una Huelga General; o los cinco obreros de Acelor de Asturias con 24 años de petición de prisión. Hay que recordar que la huelga es un derecho fundamental que está recogido en la Constitución Española de 1978 (artículo 28) y que define la existencia —o no— de democracia en un país. Sin embargo, este derecho se intenta limitar con la intimidación y la represión o por empresarios desaprensivos que no la respetan en muchas ocasiones. Por eso es muy importante la sentencia de la Audiencia Nacional que declara que los directivos de Coca Cola vulneraron el derecho de huelga en el actual conflicto.
La fiscalía está solicitando penas totalmente desproporcionadas y sin justificación, en aplicación del artículo 315.3 del Código Penal. Lo mismo que las sanciones que establece la nueva Ley de Seguridad Ciudadana o “ley mordaza”. Con ella, se podrán interponer multas de 30.000 a 600.000 euros por el ejercicio del derecho de huelga; de 600 a 30.000 euros por encierros; otras cantidades por perturbar la tranquilidad ciudadana, por resistencia pacífica, por grabar a la policía…. ¡hasta de 600 euros por colocar una pegatina en un bien público o privado! Es decir, que habrá que jugársela para hacer sindicalismo y defender a los trabajadores.
Este mismo día nos desayunamos con la comparecencia de algunos sindicalistas en la Audiencia Nacional imputados por el uso de las tarjetas black de Caja Madrid. Y seguimos con El País que titula en primera página: “CCOO de banca gastó 14 millones en comidas y viajes en cinco años”. El día anterior el titular era: “CCOO de banca pagó 3.7 millones en sobresueldos a sus delegados”. El interés del periódico puede ser cualquiera, desde la simple información al ataque directo al sindicato o al intento de engrasar el nuevo pacto de moderación salarial que se está negociando. O todo a la vez. Pero, lo cierto, es que más allá de las imprecisiones que pueda tener, parece bastante documentado y refleja unas prácticas sencillamente impresentables.
Por ejemplo, define mal cuando habla de “delegados” porque la información refleja que son los dirigentes del sindicato, una pequeña nomenclatura que goza de los privilegios que aparecen. Sobresueldos, como los llama El País, o el eufemismo de “retribuciones complementarias” como lo denomina CCOO de Banca (Comfia), pero que no son otra cosa que un salario más que reciben (además del salario que cobran de la empresa los liberados) y que alcanza a cantidades nada despreciables, de hasta 20.000 euros al año en algunos casos. Pueden ser hasta legales, ¿pero justos y éticos? El montante es de 3,7 millones de euros en total de complementos salariales de 2008 a 2012, años de crisis en los que se destruyeron 45.000 empleos en el sector. Seguro que habrá gastos justificados en viajes y acción sindical, pero aquellos de comidas en restaurantes selectos (alguno propiedad de exdirigentes de Comfia) y otros sin justificar recuerdan la barra libre de las tarjetas black. Y tampoco está claro de dónde sale la financiación para cubrir estos dispendios. Muy mal si es de la cuota de los afiliados y peor si sale de las entidades financieras, y no está claro el concepto.
Lo más grave de todo esto es que el tema se podía haber detectado e impedido hace años. En 2007 saltó a la prensa la inexplicable e inexplicada fortuna amasada por la entonces secretaria general de banca de CCOO. A pesar de las peticiones de investigación y la exigencia de adoptar medidas contundentes que se hicieron (a nivel público y en los órganos de dirección), se taparon las cosas por la dirección oficialista. Si no se hubieran puesto tantas manos en el fuego para justificar lo injustificable y se hubiera actuado de inmediato, quizá CCOO se podría haber ahorrado el actual escándalo y el de las tarjetas black de Caja Madrid, que también afectó a la pareja de la exsecretaria general. Ha habido demasiada complicidad porque Comfia ha sido un puntal del aparato y de los secretarios generales posteriores a Marcelino Camacho.
Mal asunto si toda la explicación es como la entrevista de El Intermedio con las patéticas respuestas del secretario general de Comfia, basada en la lógica del yo me lo merezco porque trabajo mucho, había que motivar o repartíamos porque había para repartir. La campaña en las redes sociales para quitar filo a los hechos hace ruido pero no es nada convincente. Como tampoco vale el argumento de que si nos votan es que está bien hecho todo lo que hacemos. Es la reacción típica y tópica de los viejos aparatos políticos cuando resultan cogidos en renuncio.
Lo fundamental es responder a estas preguntas: ¿los dirigentes sindicales tienen que tener privilegios respecto a los afiliados y a los trabajadores? ¿Es ético recibir financiación de las empresas? Para mí la respuesta es clara: No, en absoluto, y creo que opinan lo mismo la inmensa mayoría de los afiliados y afiliadas. El daño que hacen estos escándalos y conductas a la credibilidad de CCOO es enorme. Por eso, la siguiente pregunta es: ¿a qué espera la dirección confederal del sindicato para dar explicaciones, actuar contundentemente y limpiar la casa? Porque la decencia del sindicalista que está repartiendo hojas a las siete de la mañana, la de aquel que está pendiente de cárcel por una huelga o la de la plantilla de Coca-Cola de Fuenlabrada, por poner un buen ejemplo, es incompatible con la falta de decencia de unas pocas personas. Interesadas “penélopes” que deshacen el trabajo que la mayoría construye honestamente. Y no se nos olvide algo muy obvio: nada puede cambiar el que imita lo mismo que dice combatir.
[Fuente: Cuarto Poder]
18/2/2015
Antoni Aguiló
La democracia en la época de las pasiones tristes
Acaban de cumplirse 338 años de la muerte de Spinoza. La plena vigencia de su legado nos brinda la oportunidad de relacionarlo con los debates actuales sobre legitimidad democrática y democracia radical. A la luz de las vicisitudes por las que atraviesa la democracia (desafección creciente respecto a la política convencional, ascenso de formas de participación más allá de los partidos, elevada abstención electoral, etc.), ¿cuáles son las principales contribuciones de la filosofía política de Spinoza para construir poder popular desde abajo e impulsar las energías democráticas de la sociedad?
El pensamiento de Spinoza abre horizontes para una acción política radical basada en el esfuerzo vital (conatus) de cada persona por dar lo mejor de sí. Para el filósofo, el ser humano se realiza a través de la acción. Tiende por naturaleza hacia lo que incrementa su capacidad de actuar y rechaza lo que la limita o reprime: “El alma se esfuerza, cuanto puede, en imaginar las cosas que aumentan o favorecen la potencia de obrar del cuerpo”, escribe en su Ética. Lo interesante radica en que el poder de actuar mantiene un estrecho vínculo con el conatus presente en cada individuo: “Obrar, vivir o conservar su ser (estas tres cosas significan lo mismo)”. En otras palabras: nuestra vitalidad se relaciona de manera dinámica con las experiencias que propician o entorpecen el desarrollo de nuestras potencialidades. Cuando la vida nos sonríe, nuestra fuerza vital se despliega, mientras que cuando nos golpea, se repliega y estanca. En virtud de ello, la ética de Spinoza enseña a cultivar las pasiones alegres, aquellas que fortalecen nuestro poder de acción y estimulan nuestras ganas de vivir, en oposición a las pasiones tristes, que las coartan y debilitan, puesto que “la alegría es la transición del ser humano de una menor a una mayor perfección”, mientras que “la tristeza es el paso de una mayor perfección a otra menor”.
Al incidir en la acción individual y colectiva, las pasiones revelan su extraordinaria fecundidad política. Y aquí la aportación de Spinoza al enriquecimiento de la democracia es clave. La democracia surge de la lucha contra lo que disminuye o perjudica la fuerza del conatus, impidiéndole devenir un sujeto de cambio. Los dictados y abusos del poder provocan una indignación (el “odio hacia aquel que ha hecho mal a otro”) que actúa como materia prima para generar un poder popular multitudinario y transformador. Por eso Spinoza nos invita a pensar la democracia no desde las coordenadas de la política representativa liberal dominante, sino como una práctica radicalmente participativa mediante la cual las personas involucradas aumentan su capacidad de autogobierno. En este sentido, la democracia es un ejercicio de autonomía, resistencia e incluso desobediencia a los poderes que oprimen, explotan y nos roban la alegría (o la dignidad, por usar un término más en boga); es el desarrollo de nuestra potencia de actuar a través de las pasiones alegres o, dicho de otro modo, es la lucha contra la tristeza, la docilidad y el miedo infundidos en la sociedad. Por ello no resulta extraño que en el Tratado teológico-político Spinoza caracterice la democracia como el “más natural de los regímenes políticos”.
Frente a la frialdad de la racionalidad política instrumental privilegiada por la modernidad occidental, Spinoza incorpora también una sabiduría de los afectos que permite avanzar en los caminos de la nueva política para una democracia real surgida en calles y plazas. Se trata de una sabiduría para la transformación y la liberación que abre espacios para la afectividad y persigue otras formas de construcción de la política que no se diluyen en categorías abstractas (clase obrera, pueblo, etc.), sino que invitan a comprometerse con la vida y a acompañar las luchas emancipadoras. Es una sabiduría terrena que no separa el sentir del pensar y cuyas prácticas políticas implican un alto grado de reciprocidad y empatía. Por eso la filosofía de Spinoza constituye un faro de referencia para los activismos que buscan reconectar la política con las preocupaciones emocionales y prácticas de la vida diaria: los que rodean congresos y bancos, los que paran desahucios, los que agitan las manos para buscar consensos, los que tienen el coraje de decir no y de gritar “¡ya basta!”, los que forman mareas humanas de camisetas verdes y blancas, los que cantan en medio (y a pesar) de las cargas policiales, los que se desnudan y exhiben la fragilidad del cuerpo golpeado por los recortes, los que ante las porras amenazantes se sientan pacíficamente en el suelo para pedir la paz y la palabra, los que disparan versos en obsequio al público, etc. Quien ha presenciado un desahucio comprende mejor que nadie el poder movilizador y emocional de un abrazo, lo que pone de relieve el potencial político de los afectos, prácticamente suprimidos del espacio público por un orden que les niega su politicidad. Una democracia radical que no valore la capacidad de tocar y sentir no merece que se luche por ella.
Pero vivimos en una época marcada por el predominio de las pasiones tristes, que las élites dominantes utilizan para fomentar la pasividad y generar impotencia frente a lo que se presenta como inevitable. Por ello, mientras el poder popular sea un brote efímero, y no ese conatus que nos impulsa a seguir luchando de manera constante y apasionada allí donde sea necesario, la democracia radical estará más cerca de la tristeza que de la alegría.
[Antoni Aguiló es filósofo político y profesor del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra]
[Fuente: eldiario.es]
20/2/2015
Ernest Urtasun
Las mentiras del PP sobre el dinero prestado a Grecia
Estos días hemos asistido a un bochornoso espectáculo de declaraciones sobre el dinero que España ha prestado a Grecia y la supuesta firmeza que Rajoy y los suyos aplicarán para recuperar hasta el último céntimo de los "26.000 millones de euros". Ello alcanzó su cénit con las declaraciones de Margallo afirmando que sin ese préstamo las prestaciones de empleo en España habrían subido un 50% o las pensiones un 38%.
Este artículo pretende dos cosas. La primera, explicar la verdad sobre las modalidades del crédito dado a Grecia y la cifra real, escondidas tras las mentiras del Gobierno. Y la segunda, explicar por qué la estrategia de Rajoy y de De Guindos estos días en el Eurogrupo es la carretera más recta para que España pierda todo el dinero.
En el año 2010 se concluyó el primer paquete de rescate a Grecia, por un valor de 110.000 millones de euros de los que 80 correspondían a créditos bilaterales concedidos por los Estados Miembros y 30 al FMI.
Eran créditos otorgados a través de un acuerdo firmado entre Grecia, el FMI, y los estados miembros acreedores, entre ellos España. De los 80.000 millones, a 1 de enero de 2015 se han desembolsado 52.900. En el esquema, España aporta el equivalente a su suscripción en el capital del Banco Central Europeo, es decir el 8,3%. Por lo tanto, de los 52.900 millones de euros, España ha desembolsado hasta ahora 6.650.
El tipo de interés aplicado a Grecia para estos créditos fue de entre el 5% y el 7%, un tipo muchísimo más alto que lo que pagaban entonces los Gobiernos por financiarse en los mercados. Este tipo fue posteriormente reducido en una de las reestructuraciones de la deuda griega, pero los Estados Miembros ganaban y siguen ganando dinero con la operación. Vale la pena recordar la valoración de la misma que hizo Zapatero en abril de 2010 en el Congreso, usando como base de cálculo la última subasta de bonos a 3 años realizada entonces:
"Grecia pagaría por el préstamo alrededor de un 5 por ciento anual; la parte que correspondería en principio a España serían 183 millones de euros anuales, que nos pagaría Grecia, frente a los 73 millones que nos generaría de gasto a nosotros. El impacto global sobre las cuentas públicas sería positivo por valor de 110 millones de euros cada uno de los tres años que se espera se mantenga vivo el préstamo".
No parece que podamos hablar de un esquema muy solidario. Además es importante señalar que la gran parte de este dinero no fue a parar a los griegos. La mitad del dinero prestado fue destinado a pagar vencimientos de deuda griega con las principales instituciones financieras europeas (principalmente bancos franceses y alemanes). Es decir, el dinero que salió de nuestros bolsillos no terminó en manos de los griegos, terminó en los balances de la gran banca europea. Eso sí, ahora nos los deben los griegos. El programa de rescate del 2010 no fue un programa de rescate para los griegos. Fue un programa de rescate encubierto al sistema financiero europeo. No lo olvidemos.
Estos 6.650 millones de euros, por lo tanto, es todo lo que ha pagado España hasta ahora a Grecia, con los tipos de interés usureros señalados. ¿Por qué el Gobierno habla entonces de 26.000 millones?
El 14 de marzo de 2012 se decidió un segundo rescate para Grecia, se añadieron 130.000 millones al programa. Esta vez sin embargo el esquema no fueron créditos bilaterales, sino que se utilizó un mecanismo, el EFSF (European Financial Stability Facility) creado en 2010. En este caso, el EFSF toma prestado dinero en los mercados financieros con garantías de los Estados Miembros, y presta a su vez el dinero, hasta hoy a Grecia, Portugal e Irlanda. En el caso Griego, a 1 de enero de 2015 se han desembolsado 141.800 millones de euros de este segundo paquete. Las garantías españolas que le corresponden al mecanismo son un 12,8%. Eso significa que España ha aportado garantías a este segundo rescate a Grecia por valor de 18.150 millones de euro. Pero ojo, son garantías, ¡España no ha pagado de esta cantidad ni un sólo céntimo! Además, es importante señalar que las garantías se aportan a inversores privados que una vez más harán negocio a costa de los griegos, asumiendo el riesgo el resto de haciendas nacionales.
Resumiendo, España ha aportado al rescate griego 6.650 millones de un crédito bilateral a un tipo de interés del 5% (lo único desembolsado hasta ahora), con el que ganará dinero. Y ha aportado garantías a través del EFSF por valor de 18.150 millones, del que no se ha tenido que hacer de momento ni un solo pago. ¿Le debe Grecia 26.000 millones de euros a España? Falso.
Ahora bien (y este es el segundo punto del artículo), el rescate griego sí puede acabar costándole más de 20.000 millones de euros a España. Sucederá si el Eurogrupo continúa, como está haciendo estos días liderado por Alemania y apoyado por España, empujando a Grecia hacia la bancarrota y la salida del euro. Si ello sucede, Grecia impagaría sus obligaciones financieras al declararse en bancarrota, España perdería gran parte de los 6.650 millones prestados y se ejecutarían las garantías dadas al EFSF y entonces sí debería España desembolsar los 18.150 millones.
Grecia ya ha dicho que quiere devolver la deuda, que quiere tiempo. Ante ello España tiene dos opciones: tenderle la mano, y darle oxígeno para no perder el dinero, o empujarla como hace estos días De Guindos hacia la bancarrota y perderlo todo.
Conclusión: el PP miente con las cifras, y además hace con Grecia lo contrario de lo que predica. Defiende estos días sus intereses políticos, no el dinero prestado. Su principal objetivo es evitar que otro Estado miembro endeudado realice con éxito una política económica distinta a la suicida y socialmente depredadora seguida en España. Nada más. Y al perseguir este objetivo, poniendo a Grecia contra las cuerdas, están también poniendo en riesgo el dinero prestado y las garantías españolas en el EFSF, y de paso haciendo saltar por los aires cualquier concepción de lo que debería ser la solidaridad europea.
[Fuente: eldiario.es]
17/2/2015
Carlos Jiménez Villarejo
Panorama de la corrupción en Catalunya (1990-2014)
“Alguien que hubiera escuchado solo la sesión matutina del debate de Política General de ayer habría llegado a la conclusión de que la corrupción no existe en Cataluña”. Así titulaba un diario de Barcelona el 27 de septiembre de 2013 el clima que se respiró el día anterior en el Parlament de Catalunya durante un debate de política general. El contexto actual no es exactamente el mismo.
Sobre todo, desde la declaración autoinculpatoria de Jordi Pujol el 25 de Julio de 2014 [1] sobre su actividad defraudatoria desde 1980 y la causa penal incoada contra el mismo, Marta Ferrusola y cuatro de sus hijos. Cómo, ciertamente, es de extraordinaria trascendencia, más allá de sus resultados, la constitución de la Comisión de Investigación en el Parlament sobre el fraude fiscal y la corrupción política, mas conocida como Comisión del “caso Pujol”.
Precisamente ante estos hechos y la realidad creciente de la corrupción, consideramos necesario hacer un balance judicial [2] de la misma para ilustrar a la ciudadanía, balance siempre cambiante que ofrece una imagen aproximada de conductas que, si bien no están explicitadas, reflejan a un tiempo abuso de poder, una completa ausencia de ética pública y, cuando concurre, una desmedida codicia.
Nos parece oportuno referirnos a ciertos antecedentes, necesarios para comprender el tratamiento institucional de apoyo que el Gobierno del Estado (PSOE) prestó a la corrupción de los gobiernos de Pujol.
1.- Lluís Prenafeta, investigado por la Fiscalía en 1990 por razón de su incompatibilidad, como consejero de Iberia de Seguros, con el cargo de Secretario General de Presidencia, asesorado por Piqué Vidal. El fiscal general del Estado prohibió el ejercicio de acciones penales. Denunciado por particulares ante los juzgados de instrucción de Barcelona, el caso, con el asesoramiento del letrado Piqué Vidal, fue archivado por el juez Pascual Estevill.
2.- En el caso Caric (Comisión de Ayuda a la Reconversión industrial de Catalunya), investigada por la Fiscalía, por un delito de malversación de caudales públicos, el fiscal general prohibió el ejercicio de acciones penales contra los responsables del mismo, que entre otros, eran once consejeros de los gobiernos de Pujol.
3.- Proceso contra Lluís Pascual Estevill y Joan Piqué Vidal y otros por delitos de detención ilegal, cohecho y otros. Causa penal 76/1996 del TSJC. Sentencia condenatoria firme.
4.- Proceso por la trama de corrupción y fraude fiscal en la Delegación de Hacienda de Barcelona. Diligencias Previas 4566/1999 del Juzgado de Instrucción nº 33 de Barcelona. Sentencia condenatoria firme. Por delitos, fundamentalmente, de prevaricación, cohecho y falsedad documental. Los condenados fueron José Mª Huguet, Juan José Folqui, José Luis Nuñez Navarro y José Luis Núñez Clemente, Sanchez Carreté, Eduardo Bueno y otros.
5.- Proceso y condena, ya firme, en el caso Turisme de Catalunya (Unió Democrática de Cataluña). P. A. 468/2003 del Juzgado de Instrucción nº 11 de Barcelona. Delito de malversación de caudales públicos
6.- Proceso por el caso Adigsa (CiU). Diligencias Previas 5864/2005 del Juzgado de Instrucción nº 3 de Barcelona. Formulada acusación fiscal por los delitos de malversación de caudales públicos y falsedad documental.
7.- Proceso y condena, ya firme, por el caso Pallerols. Diligencias Previas 1219/1999 del Juzgado de Instrucción nº 9 de Barcelona. Unió Democrática de Catalunya fue condenada como “partícipe a título lucrativo” (al igual que de lo que están acusados el PP en Gurtel y CDC en el caso Palau de la Música). Delitos de Fraude de subvenciones, malversación de caudales públicos y falsedad documental.
8.- Proceso y condena, ya firme, por el caso Ferrocarrils de la Generalitat. Diligencias Previas 2340/2007 del Juzgado de Instrucción nº 22 de Barcelona. Delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos.
9. -Proceso por el expolio del Palau de la Música, pendiente de juicio oral. Contra Félix Millet, Jordi Montull, Daniel Osácar y Jaume Camps (CDC) y otros. Diligencias Previas 3360/2009 del Juzgado de Instrucción nº 30 de Barcelona. Embargo judicial de la sede principal de Convergencia Democrática de Catalunya en tanto que “partícipe a título lucrativo”. Pendiente de juicio oral. “La financiación ilícita de Convergència Democràctica de Catalunya, pues se ha podido vincular importantes cantidades satisfechas aparentemente como aportación al Palau por la contratista Ferrovial con porcentajes de comisión en la adjudicación de obras públicas muy significativas del gobierno autonómico a dicha entidad cuando estaba ejercido por responsables de CiU, coalición en la que se integra CDC (construcción de la Ciudad de la Justicia, Línea 9 del metro de Barcelona, y algunas adjudicaciones de menor entidad)” [3]. Pendiente de juicio oral.
10.- El proceso contra el exalcalde (PSC) de Santa Coloma de Gramanet, Prenafeta y Alavedra y otros por el caso “Pretoria”. Diligencias Previas 372/2009 del Juzgado Central nº 5. Formulada acusación fiscal contra los exconsejeros de Pujol por los delitos de tráfico de influencias y blanqueo de capitales.
11.- Proceso contra responsables de la “Operación Mercurio” (PSC). Diligencias Previas 470/2010 del Juzgado de Instrucción nº 1 de Sabadell. En fase de instrucción. Delitos urbanísticos y de corrupción y, además, una Pieza separada contra altos cargos del PSC por la percepción presuntamente irregular de “sobresueldos” en tanto que miembros de la Federació de Municipis de Catalunya.
12.- Proceso por el intento fraudulento de construcción de un hotel junto al Palau de la Música. Diligencias Previas 2613/2010 del Juzgado de Instrucción nº 10 de Barcelona. Dictada Sentencia condenatoria contra Félix Millet y Jordi Montull −por un delito de tráfico de influencias− y absolutoria respecto altos cargos del PSC del Ayuntamiento de Barcelona.
13.- Proceso, en fase de instrucción, por el caso Innova, contra exaltos cargos del Departament de Salut en el actual Gobierno de CiU. Diligencias Previas 121/2012, del Juzgado de Instrucción nº 3 de Reus, contra José Prat Doménech, Carles Manté Fors y José Miguel Pérez Segura (PSC), exalcalde de Reus. Por delitos, entre otros, de prevaricación y malversación de caudales públicos.
14.- Proceso contra Assumpta Escarp, concejal del Ayuntamiento de Barcelona (PSC) y otros. Diligencias Previas 940/2012. Juzgado de Instrucción nº 20 de Barcelona. Delito contra la ordenación del territorio. Formulada acusación fiscal, pendiente de juicio oral.
15.- Proceso contra altos cargos de la Associació Catalana de Municipis (ACM). Diligencias Previas 1334/2013 del Juzgado de Instrucción nº 17 de Barcelona. Formulada acusación por el Ministerio Fiscal por delitos de malversación de caudales públicos y falsedad documental contra Josep Mª Matas y Francesc Xavier Solà (CiU).
16.- Proceso contra el diputado de CiU Xavier Crespo y otros por la relación con la mafia rusa. Querella 2/2013 del TSJC. Formulada acusación fiscal por los delitos de prevaricación y cohecho.
17.- Proceso contra el Diputado del PSC Daniel Fernández y el exalcalde de Sabadell Manuel Bustos. Causa penal 4/2013 del TSJC. Delito de tráfico de influencias. Juicio oral celebrado, pendiente de sentencia.
18.- Proceso contra la diputada del PSC Montserrat Capdevila. Por un delito de malversación de caudales públicos. Causa Penal 6/2014 del TSJC.
Las causas contra la familia Pujol
19.- Juzgado Central nº 5. Diligencias Previas 141/2012, contra Jordi Pujol Ferrusola y Mercé Gironés Riera por fraude fiscal y blanqueo de capitales.
20.- Juzgado Central nº 1. Diligencias Previas 78/2014, contra Oleguer Pujol Ferrusola por fraude fiscal y blanqueo de capitales.
21.- Juzgado de Instrucción nº 9 de Barcelona. Procedimiento Jurado 3/14-A contra Oriol Pujol Ferrusola y otros por cohecho y falsedad (Caso ITV).
22.- Juzgado de Instrucción nº 31 de Barcelona. Diligencias Previas 3163/2014, contra Jordi Pujol Soley, Marta Ferrusola Lladós y Jordi, Marta, Pere y Mireia Pujol Ferrusola por fraude fiscal y blanqueo de capitales.
Y, además de todo esto, están los catalanes de las clases económicamente dominantes, mas los políticos poderosos, que evaden su riqueza para ocultarla en los paraísos fiscales que, antes y después de la lista Falciani, se extienden impunemente por todo el planeta, con inclusión de la Unión Europea, como Luxemburgo, Liechtenstein, Andorra o Suiza. Todos ellos, solo hacen que perjudicar gravemente a sus conciudadanos en cuanto les privan del capital necesario para distribuirlo equitativamente entre el conjunto de la población, impidiendo dolosamente el bienestar y la prosperidad de los ciudadanos mas justos y mas necesitados.
P.S. En primer lugar, dejar constancia de que no pretende ser exhaustivo pues el acceso a las fuentes no siempre es fácil. Se incluyen los fraudes fiscales, particularmente los cometidos desde el ejercicio de la función pública, en cuanto representan un beneficio económico ilegal en perjuicio de los intereses generales, y los delitos urbanísticos en cuanto expresan un abuso de poder en perjuicio del interés público.
Notas
[1] Fecha de la comparecencia de Jordi Pujol Soley, Marta Ferrusola Lladòs y Jordi Pujol Ferrusola en la Comissió d’Investigació sobre el Frau i l’Evasió Fiscals i les Pràctiques de Corrupció Política.
[2] Para mantener el carácter de síntesis de este balance se ha omitido, con carácter general, individualizar los delitos y la extensión de las penas solicitadas o impuestas a cada acusado.
[3] Texto de la Memoria de la Fiscalía Especial contra la Corrupción de 2014.
[Fuente: la lamentable]
22/2/2015
Documentos
Grecia tras las elecciones: no es una amenaza, es una oportunidad
Manifiesto sobre Grecia de los sindicatos alemanes
El desplazamiento político de Grecia es una oportunidad, no solo para este país dañado por la crisis sino, fundamentalmente para una reconsideración y una revisión de la política económica y social de la UE.
Queremos subrayar de nuevo la crítica que los sindicatos hemos realizado en diversas ocasiones, las condiciones impuestas a Grecia a cambio de ayuda financiera no pueden calificarse de “reformas”. Los miles de millones de euros que ha recibido Grecia se han empleado básicamente para estabilizar al sector financiero. Y al mismo tiempo se ha llevado al país a una profunda recesión a causa de los brutales recortes del gasto público que no han impedido que Grecia sea el país más endeudado de la UE. El resultado es una crisis social y humanitaria que no tiene precedentes en Europa. Un tercio de la población vive en condiciones de pobreza, el estado de bienestar ha sido gravemente debilitado, el salario mínimo rebajado en un 22% y el sistema de negociación colectiva y otro tipo de medidas protectoras están en vías de desmantelamiento. La tasa de paro se sitúa en el 27% y la del paro juvenil supera el 50%. Muchas personas carecen de ingresos para cubrir sus gastos de alimentación, electricidad, calefacción y vivienda. Una elevada parte de la población se ha quedado sin seguro médico y sólo puede acudir al sistema sanitario para situaciones de urgencia. El resultado de las elecciones constituye una impugnación generalizada a una política fracasada.
Nada de lo que se hecho tiene ninguna relación con la necesidad de resolver los problemas de Grecia. No se ha resuelto ninguno de los problemas estructurales del país y, en cambio, se han creado muchos de nuevos. Unas reformas estructurales dignas de este nombre deberían posibilitar la emergencia de nuevas posibilidades de desarrollo económico en lugar de forzar a la emigración a una juventud altamente cualificada. Una verdadera reforma estructural debería incluir medidas severas para acabar con la evasión fiscal. Una verdadera reforma estructural debería atacar el clientelismo y la corrupción que afecta a los suministros públicos. El nuevo gobierno griego debe enfrentarse al reto de desarrollar su propio plan de reconstrucción y desarrollo, que debe formar parte del “Plan de Inversión Europea” que insistentemente han reclamado los sindicatos, y crear las condiciones para que este plan fructifique.
Deben retomarse nuevas negociaciones con el Gobierno griego, para abrir al país nuevas posibilidades de económicas y sociales tras el fracaso de las políticas de austeridad. Esto afecta especialmente a las ruinosas obligaciones acordadas con el anterior gobierno, y ahora rechazadas por los votantes, como prerrequisitos para el pago de los préstamos internacionales. Europa no puede persistir en la continuidad de una política, realizada a expensas de la población, que ha sido manifiestamente rechazada por la mayoría de votantes griegos. ¡No es aceptable seguir como si nada!
El rechazo en las urnas griegas de los responsables de la anterior política es una decisión democrática que debe ser respetada. El nuevo gobierno merece una oportunidad. Cualquiera que exija que las cosas sigan igual, y le llame a esto una “senda de reformas, simplemente está negando a la población griega el derecho democráticamente legitimado a cambiar su política. Y si se dice que este cambio sólo es posible si Grecia deja la Unión Europea, ello equivale a decir que las instituciones europeas son incompatibles con las decisiones democráticas que se adoptan en sus estados miembros. Estos argumentos simplemente dan un balón de oxígeno a los movimientos nacionalistas en toda Europa.
Los déficits de legitimación democrática de la Unión Europea, habitualmente lamentados pero no superados, no pueden superarse mediante la restricción de la democracia en sus estados miembros. Por el contrario, como muchos de nosotros ya subrayamos en el llamamiento de 2012 “Refundar de nuevo Europa” la democracia en la UE solo se reforzará si el proyecto europeo gana credibilidad. El proyecto europeo no puede sostenerse por imposiciones de austeridad sino sólo por iniciativas democráticas desde la base en pro de una regeneración económica y una mayor justicia social.
Ahora esta iniciativa debe hacerse en apoyo de la población griega. Y, al mismo tiempo, puede posibilitar la puesta en marcha de un proceso de cambio político en el conjunto de Europa. La convulsión política griega debe convertirse en una oportunidad para establecer una Europa democrática y social,
Primeros firmantes
Reiner Hoffmann, DGB; Frank Bsirske, ver.di; Robert Feiger, IG Bau; Alexander Kirchner, EVG; Michaela Rosenberger, NGG; Marlis Tepe, GEW; Michael Vassiliadis, IG BCE; Detief Wetzel, IG Metal.
Dirigentes sindicales de otros países
Erich Foglar, OGB (Austria); Wolfgang Katzian, GPA-djp (Austria); Joan Carles Gallego, CCOO de Catalunya; Jyrki Raina, Generalsekretar von IndustriAll Global; Ulrich Eckelmann, Generalsekretar IndustriAll European Trade Union; Paul Rechsteiner SGB (Suiza)... y siguen ocho mil firmas de sindicalistas y académicos.
20/2/2015
Foro de webs
Carta Maior
Como sucede en otros muchos lugares, el dinamismo de la sociedad brasileña no alcanza la repercusión deseable en la llamada “opinión pública”, atenazada singularmente en este país por los significados de lo político elaborados en el mercado y expandidos por unos medios de comunicación de propiedad altamente concentrada. Uno de los alternativos que más hace por romper esta dinámica es Carta Maior, revista electrónica nacida bajo el impulso del Fórum Social Mundial de Portoalegre, en 2001. Carta Maior se ocupa de los aspectos clásicos de la emancipación a través de colaboradores de primer nivel y en asociación con revistas latinoamericanas y europeas.
Antonio Giménez Merino
27/2/2015