Skip to content

El Lobo Feroz

Grandes rebajas 2011

Animal perplejo

Dicen que hay que crecer para crear empleo.

Pero la crisis ecológica aconseja parar de crecer.

Para incrementar la producción hay que innovar tecnológicamente.

Pero innovar tecnológicamente significa informatizar, automatizar, o sea, destruir puestos de trabajo.

O cambiar la calidad de los puestos de trabajo: trabajo más cualificado. Pero ¿no tenemos ya montañas de graduados en paro o infraempleados?

¿De veras el incremento de la producción produce el decremento del paro?

Si en el futuro la producción corriera principalmente a cargo de sistemas de autómatas, entonces nunca habría puestos de trabajo para todos los seres humanos en una economía capitalista.

A un sistema productivo muy automatizado, ¿se le podría llamar sistema capitalista? ¿Cuál sería entonces su mecanismo de explotación?

Si en una economía capitalista hubiera que pagar todo bien o servicio habría que pagar por los suyos a las madres (y a los padres no machistas), a las abuelas y los abuelos…

¿Es malo que el trabajo de madres, padres y abuelos en el cuidado de los niños esté fuera del mercado? ¿Que esté fuera del mercado el trabajo de los hijos en el cuidado de los padres ancianos?

Los trabajos de cuidado a personas dependientes, ancianos que no pueden valerse en todo, por ejemplo —y no digamos ya el cuidado de personas handicapadas—, ¿han de hacerse recurriendo al mercado? ¿Al mercado subvencionado públicamente? ¿A la solidaridad?

Si la economía productiva no puede emplear a todo el mundo, ¿qué hacer con el mundo que no puede emplear? ¿Qué puede hacer el mundo no empleado?

¿No será que hay que sacar algunas cosas del mercado?

Y estas perplejidades, ¿no se deberán a que una producción altamente socializada como la del presente no puede estar completamente privatizada?

¿No será que tenemos que inventar el verdadero socialismo en todos los países?  ¿No será que tenemos que defendernos y recuperarnos en la lucha de clase que nos hace el empresariado en esta crisis?

Pastores

Los pastores de la iglesia católica holandesa abusaron sexualmente de decenas de miles de menores entre 1945 y 2010, según datos oficiales al respecto. La iglesia belga le ha ido a la zaga. Y la irlandesa. La conclusión del Lobo es que la clerecía parece un buen refugio para los paidófilos prácticos. La jerarquía eclesial suele tapar los abusos.

¿Y en España? Aquí a los menores en los internados religiosos se les repartía sobre todo hostias. Quien más, quien menos, puede dar fe. Algunas monjas tenían además un negociete de tráfico de recién nacidos: se aficionaron a eso en la postguerra, con los hijos de las presas políticas, y al parecer el negocio todavía seguía en la transición, entonces quitando los niños con engaños a madres jóvenes y solas. En cuanto a abusos y acosos sexuales, cualquiera que haya sido educado en un centro religioso sabe algo de la cosa. Si hubiera una buena magistratura, eso que llaman administración de justicia, los pastores lo tendrían crudo. Unos por autores y otros por encubridores.

Renovaciones

La gran renovación del Psc ha consistido en elegir otro secretario general. La prensa no apunta una sola línea de cambio de programa. La retórica sí la cambiarán, por poco listos que sean. Pero cambiar de programa no pueden: primero, porque las cabezas están llenas de neoliberalismo y pijería. No tienen proyecto ninguno. Y segundo por otra razón muy importante. Héla aquí:

El Psoe, como organización, ha dejado de ser un partido para convertirse en una gran empresa de servicios políticos. Una empresa y una marca que ha funcionado entre una grey de analfabetos políticos (la base del Psoe no se puede definir de otra manera, si cree que el Psoe es un partido de izquierda cuando dejó de serlo por completo ya con Felipe González) y de intelectuales oportunistas ansiosos de mamar de la ubre del Estado. La empresa Psoe se encuentra ahora con que se ha quedado sin clientela, esto es, sin poder dedicarse al negocio propio de la empresa. Y la primera preocupación de los empleados es conservar el puesto de trabajo o la expectativa de volver a tener uno si lo pierden ahora. No les importa la línea política que se acabe propugnando, pero sí, y mucho, la alta dirección de la empresa, pues saben que su futuro depende de dónde coloquen sus lealtades. Les pasa como en los grandes bancos cuando hay un cambio en la directiva: poco importa lo que en el pasado le hayas aportado a la empresa, pues en el momento del cambio lo único que cuenta es haberse ubicado en el bando que resultará vencedor.

En cuanto al programa, mejor será llamar a las cosas por su nombre: el Psoe no tiene programa —es una empresa oportunista, y lo que haga dependerá siempre de la oportunidad—;  tiene, en cambio, publicidad. Un gran aparato de retórica publicitaria es imprescindible para la marca. Y ya nos conocemos los ingredientes: un poquito de lagrimita, un poquito de paridad, un poco de verde, un porquitín de igualdad de oportunidades, un poco de por favor para las clases trabajadoras, un poquito de monarquía y un muchito de Otan, que la empresa no es demasiado fuerte y hay que contar con el sol que más calienta.

Los sirios

Algunas personas creen ver la mano de la CIA en las revueltas contra el régimen sirio. Podría ser, sin duda (¿dónde no está la CIA?). Pero cuando un régimen se dedica a ametrallar a la gente que protesta, ya sabemos de qué lado hemos de estar.

Los egipcios

Parecen de aquí, los egipcios. Quien tiene el poder no lo suelta, y reprime a los manifestantes a lo bestia. ¿Por qué parecen de aquí? Porque también nosotros tendremos que volver a ocupar las plazas.

Los iraquíes 

Los americanos dicen que se retiran de Iraq. Ya han demostrado que son capaces de asolar un país para conseguir un cambio de régimen y contratos petroleros.

Los muertos, heridos, hambrientos, enloquecidos y desesperados, sin embargo, son de verdad. La división de la sociedad iraquí también es de verdad. Los contribuyentes norteamericanos no les ponen pegas a los presupuestos del pentágono y de la Cia, y por eso las armas pueden devastar un país entero.

Los afganos

Ahí los gringos lo tienen crudo. Y las tropas españolas también. Los españoles de izquierda lamentamos que el PPPSOE haya metido al ejército en ese berenjenal. Pertenecer a la Otan obliga a cosas inmundas, como venimos diciendo.

El conseguidor…


Presunción de inocencia y secreto del sumario

En manos de la prensa estos conceptos sirven, sobre todo, para un garantismo jurídico especial: el garantismo de los poderosos. Con los que no lo son se emplean otros términos, como «presunto»: el presunto autor, por ejemplo.

Sin embargo tanto la presunción de inocencia como el secreto del sumario son conceptos técnico-jurídicos muy específicos que conviene aclarar para el gran público y para muchos periodistas perezosos. La presunción de inocencia significa únicamente que nadie está obligado a probar su inocencia, sino que es quien acusa quien debe probar la culpabilidad del acusado en un proceso.

En cuanto al público ajeno a éste, puede pasar cualquier cosa:  a veces encuentra un culpable y se empeña en que sea condenado sin pruebas, lo que no puede ser. A veces ese presunto culpable resulta inocente, ya sea porque nadie puede demostrar su culpabilidad, ya porque aparece un candidato mejor cualificado para la autoría. Y otras veces el presunto culpable es, como el público lo ve a todas luces —suele ser el caso de los famosos y poderosos— claramente culpable, por todo lo que se sabe del caso; pero mediante argumentos y trucos procesales se consigue que al culpable nadie le pueda declarar jurídicamente culpable a tiempo.

Por eso conviene que la prensa recurra menos a consideraciones sobre la culpabilidad y la inocencia y más a la necesidad de una administración de justicia inmediata y eficaz, sin retrasos indebidos, que buena falta hace.

En cuanto al secreto del sumario, significa simplemente que el sumario, el expediente donde están todas las declaraciones, autos, etc., de un procedimiento penal, no puede ser visto por las partes, acusadora y defensora, hasta que el juez decrete lo contrario. El secreto proteje una investigación en curso. Pero eso que dicen tantos acusados y sus defensores de no querer o no poder hablar  para no interferir en el secreto del sumario es una excusa para ignorantes: todo el mundo puede contar todo lo que sabe de un proceso; lo único que no puede hacer al respecto es examinar fraudulentamente un sumario declarado secreto y darlo a conocer.

De todos modos, el público debe estar atento a otros aspectos de la administración de «justicia»: a los traslados de jueces, por ejemplo; a la valentía de éstos cuando han de enfrentarse a gente con poder. A las promociones de los jueces en su carrera, que no siempre están determinadas por sus méritos sino por sus simpatías políticas. También los jueces deberían hablarle más al público de estas cosas.

Una renovación a fondo del poder judicial va a ser necesaria cuando pactemos una nueva constitución.

Gobierno impresentable

No, no; todavía no. De momento se trata del gobierno de la Generalitat catalana.

Es obvio que su tarea principal consiste en dañar los servicios asistenciales del Estado y desmantelarlos si puede: los servicios de salud y los de educación, ante todo.

En su afán de presentar una supuesta situación catastrófica de tesorería atribuida, naturalmente, a «Madrid», y con toda probabilidad falsa, ahora descuenta a sus funcionarios el irpf de la paga de navidad que no ha pagado. Luego dicen que es por un error informático o dan otras excusas de mal pagador, lo que en este caso viene al pelo.

Carecen de vergüenza.

Convendría que este tipo de gobiernos locales —satrapillas como Mas, Boi Ruiz, Puig i Godes, Mas-Culell, Rigau, Pujol— no administraran los servicios destinados a satisfacer nuestros derechos. No puede ser que se inventen «obligaciones» para los usuarios —como pagar un impuesto por receta— fuera de toda legalidad, pero anunciándolo que fa fort para aterrorizar al personal y que ceda en sus derechos.

No puede ser que los ciudadanos tengamos más o menos derechos, más o menos deberes, según el lugar de residencia. Y que quienes tienen deberes para con nosotros, para cuya satisfacción cobran sueldos que no se merecen, pretendan hacer con ellos de mangas capirote.

Al ataque contra esa derechona saqueadora. Los catalanes somos muchos y de múltiples procedencias. Pero la burguesía catalana, esa, se conserva incorrupta: ya el torero Juan Belmonte señalaba sorprendido que los catalanes —ésos— sacaban tabaco para ellos solos.

Curiosidades de la ciencia

El estornudo alérgico se desarrolla claramente en dos tiempos: 1) at, y 2) chisss. En medio, un intervalo de silencio muy breve que en seguida queda despejado.

Pues bien: en esta crisis políticamente hemos dejado atrás el 1), at y estamos en el intervalo que corre de Navidad a los Reyes Magos, pero en seguida vendrá el 2), chisss.

Porque ahora el empresariado, es decir el capital, tiene ya un gobierno que le es plenamente afín, no sólo afín renuentemente y en cierto modo a su pesar, como el gobierno anterior. Y volverán banderas victoriosas…

No hay que dejarles pasar ni una. La crisis, amigos, ha desnudado la lucha de clases, bien disfrazada por la posmodernidad. Quieren liquidar los sindicatos, cambiar la contratación para poder despedir barato ahora y volver a contratar en peores condiciones. Quieren crear un sistema privado de salud para los ricos y una sanidad adelgazada y en precario para pobres. Liquidar las ayudas para personas dependientes. Reafirmar el autoritarismo social y el control de la iglesia católica reformando a su gusto la ley del aborto. Y no quieren que los ricos paguen más, ni que aparezca el dinero negro, ni que sean combatidos los paraísos fiscales. Ni que se reforme la ley electoral, ni la constitución para que la monarquía, si subsiste, sea al menos responsable ante la ley.

Nada debe ser anónimo. Hay que saber quién está detrás de cada decisión, qué enemigo del pueblo impulsa cada medida antipopular.

Y a por ellos, oé.

29 /

12 /

2011

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

+