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Pascual Serrano

COP26: los ricos defienden el planeta viajando en jets privados y los pobres lo destruyen al morir

Hasta el 12 de noviembre, gobiernos de todo el mundo se reúnen en Glasgow en la cumbre del clima. Su mensaje será que los países deberán tomar medidas urgentes para frenar el cambio climático y que es responsabilidad de todos actuar. Pero la realidad es que algunos han viajado a la cumbre en jets privados mientras millones apenas pueden sobrevivir.

El 1 de noviembre comenzó en Glasgow (Reino Unido) la COP26 (las siglas COP en inglés se refieren a la Conferencia de las Partes). Allí se han reunido los casi 200 países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

La convención nació en 1992 y establecía que los gases de efecto invernadero que emite el ser humano en su actividad cotidiana están contribuyendo al cambio climático y, por lo tanto, se fijó que los firmantes debían reducir esos gases. Para desarrollar ese tratado se celebran las COP, en las que participan los delegados y ministros de los países que la integran.

La primera COP se desarrolló en Berlín en 1995 y la número 26 se debería haber celebrado en Glasgow hace un año, pero la pandemia obligó a aplazarla 12 meses. La anterior COP, la de 2019, se desarrolló en Madrid.

En estos acontecimientos se aprecia el tono de unanimidad y consenso que caracteriza al poder y el recurso a sus promesas para tranquilizar a la ciudadanía. Además, en el caso del cambio climático el mensaje es el de corresponsabilizar por igual a todos, países pobres o ricos, ciudadanos multimillonarios del primer mundo o parias del Tercer Mundo, de la situación en que se encuentra el planeta.

Países y personas

En los debates siempre se aborda la disminución de las emisiones por países, se habla de diferentes emisiones entre unos países y otros, pero las diferencias no son entre países, son entre ciudadanos. Ya analizamos en Sputnik la diferencia de emisiones entre ricos y pobres.

Por ejemplo, Bill Gates, uno de los defensores del medio ambiente más destacados del mundo, realizó 59 vuelos en 2017, cubriendo una distancia de alrededor de 343.500 km. Gates viajó más de ocho veces por todo el mundo, generando más de 1.600 toneladas de gases de efecto invernadero.

Según un estudio del investigador sueco Stefan Gössling, multimillonarios como Bill Gates, Mark Zuckerberg o Paris Hilton emiten con sus vuelos más de 10.000 veces más que un ciudadano medio.

Un informe de OXFAM del año 2020 revela que el 1% más rico de la población mundial ha sido responsable de más del doble de la contaminación por carbono que los 3.100 millones de personas que conforman la mitad más pobre de la humanidad durante un período de 25 años en el que las emisiones han alcanzado niveles sin precedentes. El 5% más rico de la población mundial es responsable de más de una tercera parte del incremento total de las emisiones.

Energía de las criptomonedas

Es decir, son los ricos los que están destruyendo el planeta. Otro dato. Según el Bitcoin Electricity Consumption Index de la Universidad de Cambridge, se estima el mercado de las criptomonedas en bitcoin consume aproximadamente 143 teravatios por hora (TWh) de electricidad al año, más que muchos países y alrededor del 0,65% del consumo mundial de electricidad. Una comparación realizada por Visual Capitalist muestra también que consume mucha más energía que algunas de las mayores empresas tecnológicas del mundo.

En comparación, Noruega consume unos 124 TWh de electricidad, mientras que Chile consume 74 TWh anuales. De hecho, si el bitcoin fuera un país, sería la 27ª nación con mayor demanda energética del planeta.

Y es que uno de los aspectos más llamativos de las monedas digitales es la cantidad de electricidad necesaria para que las transacciones de compraventa se puedan llevar a cabo. En estas, que se realizan a través de un proceso conocido como minería, internautas voluntarios registran los movimientos del mercado de forma descentralizada gracias a la tecnología Blockchain.

Es este el proceso causante de que el consumo de energía del bitcoin sea superior al de muchos países industrializados. Podemos imaginar que el consumo de energía de millones de ciudadanos empobrecidos del mundo nunca llegará a alcanzar el consumo de energía del negocio de los bitcoins.

Cien compañías, las más contaminantes

Y si hablamos de empresas, el informe The Carbon Majors señala que tan solo cien compañías son responsables de más del 70% de las emisiones de GEI globales lanzadas a la atmósfera en el período 1988-2015. Es más, solo las primeras 25 compañías están detrás de la mitad de las emisiones.

Sin embargo, en la COP26 de Glasgow no se habla de ni de esas empresas, ni de bitcoins, ni de multimillonarios como responsables del calentamiento global, señalarán a países y harán promesas que no se cumplirán porque no se atreverán a señalar a los culpables.

Los líderes del G20 reunidos en Roma el 31 de octubre acordaron mantener el techo del calentamiento global en 1,5 grados. Unos gobernantes que no son capaces de limitar los beneficios de las compañías eléctricas ni el precio de la electricidad para sus ciudadanos, que no han sido capaces de frenar las corrupciones y crisis bancarias, dicen que han aprobado en su reunión cuál será la temperatura del planeta.

Es todo tan hipócrita que en la cumbre de Glasgow se han comprometido a «detener y revertir» la deforestación en 2030, lo mismo a lo que se comprometieron en 2014, y en verano de 2021 se ha batido el récord de deforestación del Amazonas.

A la cumbre del clima en jets privados

Precisamente unos líderes que llegaron a la cumbre del clima en 400 jets privados, según informó Daily Mail, Jeff Bezos, el fundador de Amazon, fue en un avión Gulfstream de más de 60 millones de euros, el príncipe Carlos habría llegado en un jet MOD, Joe Biden se presentó con una flota de cuatro aviones, el helicóptero Marine One y una enorme caravana que incluye el blindado que llaman The Beast y numerosos vehículos SUV (los automóviles urbanos con aspecto de todoterreno que llevan los adinerados).

Incluso el primer ministro británico, Boris Johnson, decidió ir de Londres a Glasgow en avión y el príncipe Carlos en un jet, en lugar de ir en unas horas en tren.

Cadáveres ecológicos

Y mientras tanto intentan convencer a la gente de sencilla que están contaminando el planeta hasta cuando se mueren. Para actuar contra las emisiones, algunas autoridades estudian el diseño de ataúdes ecológicos para las incineraciones. Y como parece que la incineración de un cuerpo humano emite 27 kilos de CO2 a la atmósfera, proponen la criogenización o hidrólisis alcalina para que no emita gases a la atmósfera. También proponen entierros con los cadáveres deshidratados para que su descomposición no deje huella ecológica.

Total, que los ricos pueden vivir viajando en su jet, pero los pobres destruyen el planeta muriéndose.

 

[Fuente: Sputnik]

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2021

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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