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El Lobo Feroz

Actualidades actuales

En funciones

Este Lobo no acaba de entender la prisa con que periodistas, contertulios, tertulianos, diarios, locutores de radio y demás parque jurásico han querido acabar con el gobierno en funciones. «¡Necesitamos un gobierno de verdad! —gritaban como monaguillos de Susana Díaz—. ¡Hay que acabar con esto!». Y, sin embargo, la vida política es a mi juicio menos agria con un gobierno en funciones, con un gobierno que no puede hacer demasiadas cosas, que no puede introducir más recortes salariales y en las pensiones, que no puede hacer guarradas con las leyes de procedimiento penal o administrativo, etc. Un gobierno en funciones se parece un poco a un gobierno en minoría; incluso si se trata de un gobierno en funciones como el de Rajoy, que arrogantemente se ha negado a dar explicaciones en el parlamento acerca de las decisiones que ha tomado, algunas de las cuales rozan la ilegalidad si no están instaladas en ella.

Con el gobierno en funciones hemos comprobado la verdad de que el mejor gobierno (de la derecha, claro es) es el que gobierna menos. Hemos de exigir de los gobiernos que nos dejen en paz. Que no se dediquen, como parece ser su oficio desde hace años, a amargarnos la vida.

Estabilidad

«Rajoy presenta al PP como el partido de la «estabilidad» y la «seguridad» tras la crisis del PSOE»

Es ciertamente estable, pues siempre hay alguno robando; puedes tener esa seguridad.

Abucheo a González

Con El País a la cabeza, toda la prensa escrita se ha pronunciado en contra del abucheo a Felipe González en la Universidad Autónoma de Madrid.

Sin embargo los estudiantes defendían un viejo principio: en la universidad no puede hablar cualquiera: hay que estar invitado por la universidad real, o ser estudiante, o ser profesor. No vale que te inviten cuatro derechistas. De otro modo los charlatanes invadirían la universidad.

Por lo demás, a González habría que abuchearle en todas partes. Ya tiene él guaridas donde reponerse en los salones de la derechona. En el diario de Cebrián puede decir lo que le pasa por la cabeza. Para él, ir a la universidad era como ponerse un abrigo guapo: una cuestión de imagen.

Los ingenuos creen que se limitó la libertad de expresión de González, cuando en cierto modo, según se mire, los estudiantes abucheadores hasta le hicieron un favor.

Cebrián

Otro que tal baila, desde que entró en Pueblo de subdirector o redactor jefe, que lo mismo daba. Era el hijo de su papá, importante dirigente de la prensa del Movimiento, en la que el joven hizo su casi innecesario meritoriaje: el oficio le viene de casta.

La pregunta del millón

En las próximas elecciones, sean cuando sean, ¿cuántos votos tendrá que obtener IU/Podemos para conseguir un diputado? Y ¿cuántos votos necesitará para lo mismo el PP?

Contra las bases

Las bases del Psoe y sus dirigentes son, por voluntad de estos últimos, como el agua y el aceite: no se pueden juntar. El rechazo a las bases, la negativa a recurrir a la opinión de los militantes, la decisión de impedir que se puedan expresar en su institución, es casi lo más llamativo de la crisis que experimenta el Psoe. Son un curiosum político estos demócratas antidemocráticos que lo gobiernan ahora. Y se escribe casi lo más llamativo porque todavía es peor que el Psoe siga sosteniendo una política económica neoliberal.

Las bases, claro está, no parecen comprender que si hubiera nuevas elecciones ahora el descalabro del Psoe sería mayúsculo. Un descalabro creado por los dirigentes derechistas del Psoe, como tiene que ser: antes que el territorio hay que preservar la parcela, la parcelita de poder.

Maduro

Los jóvenes aprendices de brujo que le bailaron el agua a Maduro están muy calladitos ahora. Maduro, que desde luego no es Chavez, fía su salvación en el incremento de los precios del petróleo; cada vez está más que maduro pero no acaba de caer. Triste sino el de Venezuela, con el gobierno que tiene y con la oposición que tiene, con la derecha que tiene y con la corrupción que tiene. Más le valdría no tener.

Estatuas de Barcelona

Irreflexivos jóvenes al parecer nacionalistas acabaron cargándose la decapitada estatua ecuestre del invicto caudillo que el ayuntamiento barcelonés había expuesto —en todos los sentidos de la palabra— en el malhadado entorno del Born. En cierto modo lo ocurrido ha sido una lástima: el caballo era de Viladomat, un buen escultor, y con el tiempo y con otra cabeza hubiera podido servir para homenajear, por ejemplo, a Macià. Por eso va lo de irreflexivos.

Mientras tanto el consistorio barcelonés no se ha decidido a retirar la estatua-homenaje al Negrero de la plaza Antonio López, como su mismo nombre indica, y por otra parte sigue incólume en la Via Laietana barcelonesa el busto del prócer Francesc Cambó, quien no sólo financió —entre otras cosas menos sanctas— las ediciones de los clásicos de la Fundació Bernat Metge sino también la compra de los llamémosles artefactos que la aviación italiana lanzó sobre Barcelona durante la guerra civil. Conste que el Lobo que suscribe no quiere dar ideas: las cosas se han de hacer con orden, institucionalmente. Es mucho mejor.

25 /

10 /

2016

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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