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Juan Laborda

Banco de España debería explicarse

Según el diario económico Wall Street Journal, utilizando como fuente el banco estadounidense Morgan Stanley, el Banco de España es la única filial del BCE que está comprando bonos de multinacionales europeas, no en el mercado secundario, sino en colocaciones privadas en las que se ofrecen bonos emitidos ad hoc. Según estas fuentes, Banco de España habría adquirido 500 millones de euros de bonos emitidos por la petrolera española Repsol el 1 de julio, y alrededor de 200 millones de euros que la eléctrica española Iberdrola vendió en primario el 10 de junio, dos días después de que el programa de compra de bonos privados del BCE, en teoría en mercado secundario, se pusiera en marcha.

La noticia es lo suficientemente preocupante como para que se pidan explicaciones públicas en el Congreso de los diputados al gobernador de Banco de España. Banco de España, el adalid de la deflación salarial y del rigor presupuestario, se dedica ahora a financiar a empresas privadas que emprendieron expansiones de sus balances alrededor de otra burbuja paralela a la inmobiliaria, la de la expansión internacional. Se trata de empresas que no producen bienes exportables, simplemente realizan actividades en los países donde invierten; y en el caso de aquellas que sí tienen que ver con la producción de bienes exportables, la han externalizado. Eso sí, los consejos de administración de las mismas fueron raudos y veloces a la hora de atribuirse mayores remuneraciones.

La política monetaria es otra cosa

Según la Teoría Monetaria Moderna, las diferentes filiales del BCE podrían utilizar la capacidad de emisión de moneda de éste para financiar los déficits fiscales de los Estados miembros de manera que pudieran fomentar el crecimiento y el empleo en sus economías nacionales sin encontrarse con las restricciones que los mercados de bonos privados ejercen en sus gastos. Pero tanto Alemania como la propia Comisión Europea, y el BCE y sus filiales se han opuesto. Pero hete tú que no hay ningún problema para financiar y defender a determinados sectores privados, al margen de  la ciudadanía. Ya es hora de que empiecen a responder democráticamente ante los ciudadanos. Es hora de abrir un debate profundo en la sociedad sobre cómo debe actuar el Banco Central y cómo debe de ser la política fiscal y monetaria que permita acercarnos al pleno empleo. Obviamente lo que se está haciendo hasta ahora es insuficiente y en algunos casos mezquino.

Resulta muy interesante entender cómo se hacen estas compras en mercado primario porque no tiene nada que ver con ciertas tonterías que se leen en los periódicos o en ciertos blogs de opinión. Para prestar dinero a estas empresas simplemente se utiliza un ordenador que aumenta el tamaño de la cuenta que dicha empresa tiene en un banco comercial, incrementando el tamaño de la cuenta que dicho banco tiene en el Banco Central. Los Bancos Centrales “teclean” millones de reservas prestando y comprando títulos de deuda soberanos o privados. Dicho tecleo no tiene límites y las reservas no existen hasta que el Banco Central las teclea. Pero la pregunta clave es otra, ¿no sería mejor gastar una parte de todo esto en rescatar a la gente, a los desempleados, en incentivar procesos de inversión públicos masivos, dada la parálisis de la inversión privada? La respuesta obvia es sí.

Mientras que niegan la posibilidad de financiar al Tesoro vía Banco Central para expandir el crecimiento económico y alcanzar el pleno empleo, resulta que financian negocios de sectores privados que son oligopolios ligados a antiguos monopolios naturales. Eso es de nota. El consenso sobre la austeridad no se basa en ninguna comprensión lógica del sistema monetario moderno e ignora deliberadamente muchas de las opciones reales que están a disposición de los gobiernos emisores de moneda “fiat”.

Pensamiento gregario e intereses de clase

El pensamiento gregario dominante tiene un carácter destructivo al imponer recetas cuyos supuestos macroeconómicos fundamentales no se basan en la realidad. Es falso que los gobiernos estén sujetos a restricciones presupuestarias como los hogares y empresas. Es falso que los déficits presupuestarios sean malos y una carga para la economía. Es falso que los déficits públicos aumenten los tipos de interés, desmantelen el sector privado y provoquen inflación. Es falso que los déficits públicos confisquen ahorros que podrían ser destinados a la inversión. Es falso que los déficits públicos supongan una deuda para las generaciones futuras. Es falso que los déficits públicos de hoy impliquen impuestos más altos mañana. Por mucho que ciertas afirmaciones estén asumidas en la psique colectiva, en realidad no tienen validez alguna en al caso de países emisores de su propia moneda.

Desde el momento en que los emisores de dinero, los Estados, empezaron a ser gobernados democráticamente, las élites político-financieras decidieron sin titubear crear y difundir mitos que se han ido extendiendo, y que en el momento actual están muy arraigados en la intuición colectiva. El objetivo no era otro que mantener sus privilegios convirtiendo la economía en una especie de religión. Y en esa estamos todavía, esperemos que por poco tiempo.

 

[Fuente: Vozpópuli]

27 /

8 /

2016

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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